Cuba: el comienzo de una nueva era [Marcelo Cantelmi]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Feb 24 10:50:24 GMT+2 2008


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correspondencia de prensa - boletín solidario  
Agenda Radical
Edición internacional del Colectivo Militante
24 de febrero 2008
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Cuba

El comienzo de una nueva era en el país caribeño

Los grandes desafíos que se abren con el relevo de Fidel Castro 

Hoy se reúne la Asamblea Nacional para designar al sucesor del líder histórico. El amplio favorito es su hermano Raúl, un pragmático que apunta a impulsar cambios sin precedentes en la isla comunista. 

 
Marcelo Cantelmi 
Clarín, Buenos Aires, 24-2-08
http://www.clarin.com/


Este domingo Fidel Castro pasará totalmente a la historia. No hay llano para individuos de esta estirpe, pero no puede negarse que hay una sensible diferencia entre ejecutar el poder desde la cima e influir, cómo lo hará, desde sus textos.

La Asamblea Nacional se instala hoy con sus 614 diputados, entre los cuales hay pastores evangelistas, para designar al sucesor de Castro en la presidencia del país y la comandancia de las FF.AA. El candidato más firme, es el pragmático hermano menor de Fidel, Raúl Castro de 76 años que desde que ocupa ambos cargos interinamente, a partir de julio de 2006, ha demostrado que no es una figura precisamente influenciable. 

No es un dato menor notar que Raúl Castro dirige además desde siempre el ministerio de Defensa en un país en donde el ejército gestiona 844 compañías, genera el 64% de la recaudación total de divisas y explica el 60% del producto. Ese y no precisamente el relevo presidencial, es el principal dato de esta impresionante movida que conviene observar hacia adelante atento al racimo de desafíos colosales que enfrentará la nueva conducción de la isla comunista.

Con un tono inusual para los límites de esta revolución que en enero cumplirá 50 años, Raúl Castro ha diagnosticado con franqueza los problemas internos y no tanto externos que amenazan a Cuba. Los económicos al tope de todos. Y desde ellos, la sed de inversiones que requiere el país. Pero también figuran ahí cuestiones menos habladas, desde la disidencia, a la libertad de prensa o actividades partidarias.

"Cuba no tiene mayor desafío que el combate por la eficiencia del sistema económico", dijo el año pasado y remató con una frase que impulsa un nuevo paradigma que muchos observadores colocan en el espejo de las experiencias en los países comunistas de Asia, China o Vietnam: "habrá que introducir los cambios estructurales y de conceptos que resulten necesarios".

Veamos de qué habla. En Cuba los salarios rondan los 15 dólares o unos 300 pesos cubanos que son gravemente insuficientes aún para los parámetros de la isla donde además conviven dos monedas, el peso nacional que es el medio de pago de la mayoría de los cubanos y el convertible o CUC con una paridad de 83 centavos de euro o 24 pesos de la otra moneda nacional. 

Una persona con ese ingreso tiene gastos de electricidad de unos 150 pesos y el resto se esfuma en una sola compra de alimentos. En un país donde el acceso gratuito a la universidad está franqueado para todos, muchos graduados en profesiones clave como ingeniería se vuelcan a conducir taxis porque el contacto con los turistas, la propina o el propio pago de los viajes les deja un promedio diez veces mayor que lo que gana un médico.

Raúl Castro lo razona con realismo al reconocer que esos salarios son insuficientes para satisfacer las necesidades básicas: "Por eso se generalizan las manfestaciones de indisciplina social y la tolerancia con las actitudes antisociales".

Las actitudes antisociales, puede sospecharse, pasan por un activo mercado negro, abusos contra los consumidores o en un grado menor la decisión de muchos cubanos de dejar sus empleos porque les cuesta más llegar a ellos debido al calamitoso sistema de transporte que lo que les pagan.

Pero Cuba tiene también problemas estructurales que se complican por el absurdo embargo económico norteamericano. La isla importa mucho de sus ali mentos y está afectada por el impacto de la escalada del precio de los commodities y el petróleo. Un ejemplo oficial: en 2004 el precio de la leche en polvo que importa Cuba era de US$ 2.100 la tonelada, en 2007 fue de 2.450 dólares y hoy está en 5.200.

El gobierno, en esta transición desde la enfermedad de Fidel, promovió una consulta popular para que la gente planteara sus visiones. Ese aluvión soltó el otro reconocimiento del próximo presidente respecto a que el país vive "un exceso de prohibiciones" anacrónicas e irritantes como el impedimento para que los cubanos usen los hoteles para extranjeros o accedan a internet. "Detrás de cada prohibición incorrecta, búsquese un buen número de ilegalidades", resume Castro.

La demanda general es por una flexibilización del trámite migratorio, desaparición de la obligación de pedir permiso para salir del país; libre comercialización de los autos particulares o las viviendas y libertad para contratar una línea celular o el acceso a internet. Para muchos observadores buena parte de esa nómina será parte de los cambios que se verán más temprano que tarde a partir de este domingo histórico.

El proyecto es apuntar a que se levante el embargo tras las elecciones norteamericanas de noviembre. Y comenzar un juego de gestos con el mundo para facilitar el camino a una apertura que no haga al país solo depender de Venezuela, que explica hoy inversiones anuales por US$ 3.000 millones. La liberación unilateral reciente de siete disidentes buscó una distensión con Europa y el resto del mundo en un tono de cambio de perfil. Le seguirá la unificación monetaria y la habilitación de una incipiente pero dinámica actividad privada en la isla.

Sin embargo y para calmar las aguas, el propio Raúl Castro advirtió que no todos los cambios se pueden realizar a la velocidad que se pretende, en lo que pareció un mensaje hacia adentro y hacia arriba. En Cuba, como sintetizó hace poco Manuel Vincent en El País de Madrid, hay una división entre "reformistas" e "inmovilistas". Y esa diferencia cruza la estructura de poder hasta sus vértices más altos.

¿A quién le habla Fidel Castro cuando además de repudiar a Washington por las demandas de modificaciones internas, proclamó hace pocas horas incluso que la isla jamás cambiará? Lázaro Barredo, el director del órgano oficial del Partido Comunista cubano, el diario Granma, en un irritado editorial salió a frenar esas demandas en un tono escandalizado: "Qué cambios estructurales o qué transición tendría que hacer Cuba después de la que hizo en enero de 1959", sostuvo.

En el duelo entre estos dos sectores, uno que teme que los cambios dañen la identidad de la revolución y los otros que entienden que no se puede eludir la modernidad y que la estrategia de apertura económica y atracción de inversiones es clave para salvar el modelo y resolver las contradicciones del ingreso, está la clave del proceso que se abre en Cuba. Las designaciones y relevos de las próximas horas indicarán hasta qué punto se consolida la línea de Raúl, un comunista duro por cierto decidido a no ceder poder, sobre la otra nada pragmática y distante de su mirada.

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