Paraguay/ "el de Lugo nunca fue un gobierno de izquierda" [Elizabeth Duré y Marcelo Martinessi]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Ago 5 11:52:52 UYT 2012


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boletín solidario de información
Correspondencia de Prensa
5 de agosto 2012
Colectivo Militante - Agenda Radical
Montevideo - Uruguay
redacción y suscripciones: germain5 en chasque.net

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Paraguay


 "El de Fernando Lugo nunca fue un gobierno de izquierda"

La restauración 

 
En muy pocas semanas de gestión el gobierno de Federico Franco logró desmantelar los pocos espacios alternativos que su predecesor había laboriosamente levantado. Elizabeth Duré, militante feminista e integrante durante unos meses del gabinete de Fernando Lugo, y Marcelo Martinessi, ex director de la Tevé Pública, pintan para Brecha el panorama en el Paraguay actual. Integrante de Feministas Radicales de Izquierda de Asunción (Frida), Duré tuvo un breve pasaje por el gobierno de Fernando Lugo. En esta entrevista con Brecha relata la rapidez con que la derecha paraguaya -"una de las más conservadoras de América Latina", dice- retomó las riendas del poder.


Daniel Gatti
Brecha, Montevideo, 3-8-2012
http://www.brecha.com.uy/


El de Fernando Lugo nunca fue un gobierno de izquierda. Abrió ciertos pliegues hacia los sectores más populares, instaurando políticas sociales, sobre todo en el área de la salud, que fue donde más se avanzó al asegurarse gratuidad en el acceso a la salud de mucha gente, pero no pudo hacer ninguna modificación de fondo en el problema central de Paraguay, que es la concentración de la tierra. Tampoco pudo revertir eso que en Paraguay llamamos las "tierras mal habidas", las enormes extensiones que la dictadura entregó a sus amigos en condiciones de extrema ilegalidad. 

No hay que olvidar que el famoso enfrentamiento de Curuguaty, que produjo 17 muertos y fue la excusa para el juicio político final a Lugo, se dio en el origen por el reclamo de un grupo de campesinos que querían acceder a tierras mal habidas en posesión del terrateniente y caudillo colorado Blas Riquelme.

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Curuguaty marcó un antes y un después. Nunca había habido un nivel de violencia tan grande y tantos muertos en un enfrentamiento. Un supuesto enfrentamiento, por otro lado, porque no es tradición de los campesinos paraguayos recurrir a la vía armada. Fue muy evidente que allí se fraguó algo para permitir el juicio político. 

Tras Curuguaty se gestó un terror que se evidencia en lo cotidiano, en el miedo que tienen algunos sectores a protestar, también en una criminalización de la lucha desde el Estado, tanto en el plano discursivo como en la práctica. Se empezaron a escuchar acusaciones de "bolche", "zurdo", "chavista" ("putas", a nosotras las feministas) que hacía tiempo no se oían, en el discurso habitual de sectores que se habían moderado pero que han sacado a relucir toda su prepotencia después del golpe. 

Yo tuve una fugaz participación en el gobierno. Fui parte durante unos seis meses de la Secretaría de Acción Social, que tuvo a su frente a un referente de la izquierda paraguaya, del partido Convergencia Socialista. 

Se complica hacer cambios en estas estructuras de poder. Y a decir verdad, cambios estructurales de fondo en el gobierno de Lugo no hubo en ningún terreno. Paraguay sigue siendo un país con un porcentaje muy alto de pobreza e indigencia, por encima del 30. Las políticas de compensación, de transferencia de dineros hacia los sectores más desfavorecidos, sí se llevaron a cabo, y con Lugo se pasó a asistir a 100 mil personas, de las 15 mil que recibían subsidios antes; pero son políticas que sirven apenas para aliviar situaciones. Por algo son preconizadas por el Banco Mundial. 

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Lo que sí se logró desde 2008 fue que las políticas de asistencia fueran acompañadas de procesos de participación, por ejemplo de las mujeres. Que se instalara un discurso diferente y que se debatieran temas que nunca antes se había debatido. 

Respecto a los que se han llamado derechos sociales de tercera generación (matrimonio igualitario, aborto), en lo que más se avanzó fue en la visualización de aquellos grupos, organizaciones, que estaban absolutamente marginados, casi en la clandestinidad. Pero no se pasó de allí. La ley de matrimonio igualitario de Argentina la vivimos en Paraguay por los coletazos en sentido contrario que dio la Iglesia, con una virulencia tremenda. La ofensiva católica fue tal que logró impedir incluso que se implementara la educación sexual en el sistema escolar. Esos temas ni siquiera pudieron ser puestos en la agenda. 
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