Brasil/ denuncian "limpieza social" de los sin techo [Agencias]

[Ernesto Herrera]

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boletín solidario de información
Correspondencia de Prensa
30 de abril 2013
Colectivo Militante - Agenda Radical
Montevideo - Uruguay
redacción y suscripciones: germain5 en chasque.net

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Brasil
 
Una operación de "limpieza social" de los sin techo por la celebración del Mundial de fútbol

Escuadrones organizados en Sao Paulo


Agencias


El Centro Nacional de Defensa de los Derechos Humanos, un organismo patrocinado por la Conferencia Episcopal de Brasil, se ha mostrado preocupado por una posible "limpieza social" de las personas sin techo, con motivo de la celebración del Mundial de Fútbol del próximo año.

Junto a esta asociación ha expuesto también sus temores al Gobierno, el Consejo Nacional de Procuradores Generales (CNPG). Representantes de ambos organismos se han encontrado ya con el ministro de la Secretaría General de la Presidencia, Gilberto Carvalho, para alertarle sobre sus temores. Se están observando especialmente las ciudades que acogerán los partidos de la Copa.

Las organizaciones temen que la llamada, "higienización" de los que viven en la calle por motivos diferentes, sea un eufemismo para dar mano suelta a los verdugos de las personas indefensas, invisibles para la sociedad, pero que podrían ser vistas por los millones de turistas que lleguen a Brasil el año que viene. Sin contar que el papa Francisco llega a Río dentro de tres meses y que estarán presentes en la capital carioca más de dos millones de personas con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud.

En los últimos 15 meses han sido asesinados 195 vagabundos, la mayoría quemados por anónimos, como Jorge Affonso, de 49 años, asesinado este domingo en Jacupiranga, en el interior de São Paulo.

A Goiãnia ha sido enviada una comisión del Ministerio de Derechos Humanos para analizar los últimos 29 asesinatos de personas sin hogar.

Según datos oficiales del IBGE (Instituto Brasileño de Geografía y Estadística) existen en Brasil no menos de 1,8 millones de personas viviendo en calles y plazas de las ciudades, y menos del 25% de las ciudades tienen políticas para ellas.

Sólo en São Paulo se calcula que unas 15.000 personas no tienen casa, 5.000 más que hace diez años. A pesar de que en 2009, el Gobierno del entonces presidente Lula da Silva lanzó el programa de Política Nacional a favor de los vagabundos, las autoridades suelen cerrar los ojos ante esa cruda realidad.

Y sin embargo, para el sociólogo Mauricio Botrel, del Centro Nacional de Derechos Humanos, son imprescindibles las políticas locales a favor de estas personas para evitar una "limpieza social" llevada a cabo generalmente en la oscuridad de la noche y aplaudida en silencio por las personas de bien.

El Fiscal General del Estado de Río Grande do Sul, Eduardo Veiga, presidente del Grupo Nacional de Derechos Humanos, ha afirmado que los Ministerios Públicos de los Estados están siendo orientados a fiscalizar la implantación de comités municipales a favor de los sin techo en todo el país.

Que los temores de obispos y fiscales no son infundados lo revela además el precedente de Rio, cuando reporteros del diario Folha de São Paulo descubrieron en 2009 a la alcaldía de Rio recogiendo a vagabundos deprisa y corriendo en el trayecto de la comitiva de la Comisión del Comité Olímpico (COI) responsable de dar un parecer sobre la presencia del Mundial en la capital carioca.

María Cristina Bore, presidenta nacional de las Políticas de la Calle, ha afirmado que una operación de limpieza social de los sin techo "está en la pauta del día", con motivo del Mundial.


Policías paulistas sospechosos de "limpieza social"

Investigadores de Sao Paulo creen que las últimas masacres de indigentes sin techo pueden ser obra de "escuadrones de la muerte" que intentan eliminar a los más de 10 mil mendigos que viven en las calles de la mayor ciudad de Brasil.

Con muchas hipótesis pero sin pistas claras, los investigadores de la ciudad brasileña de Sao Paulo intentan resolver el dramático puzzle de los últimos asesinatos de indigentes sin casa que mantienen conmocionada a la urbe y que hace temer que escuadrones de la muerte estén realizando macabras tareas de "limpieza social" en las calles paulistas. 
  
Por primera vez desde que se iniciaron las investigaciones hace poco más de una semana, el comisario Luiz Fernando Lopes Teixeira incorporó a policías y a guardias de seguridad entre los sospechosos de los brutales ataques perpetrados en la capital económica y financiera de Brasil, que han dejado a doce mendigos muertos en las últimas semanas. 
  
Hasta ahora, tres hipótesis eran las que se barajaban para explicar los ataques: jóvenes neonazis o cabezas rapadas, matones contratados por comerciantes del centro de la ciudad para deshacerse de los indeseables mendigos o una disputa interna entre los propios indigentes.
 
Pero en las últimas horas la idea de que se trata de grupos de "limpieza social" integrados incluso por policías y guardias de seguridad ha cobrado más fuerza. 
 
Escuadrones organizados
 
Está claro que se trata de un crimen de un "grupo organizado", lo que exige mayor protección social a los habitantes de la calle, porque no es una acción aislada, comentó Pedro Montenegro, defensor general del pueblo (Ombudsman) de la Secretaría Nacional de Derechos Humanos.
 
La hipótesis cobra fuerza considerando que los casos de Sao Paulo se diferencian de los asesinatos de mendigos en las calles de otras ciudades brasileñas, porque estos últimos casi siempre tienen el carácter de aislados e intermitentes. La masacre de la urbe paulista tuvo mayor impacto por la cantidad de víctimas en pocos días, en atentados claramente planificados. 
 
Hechos similares ocurrieron en la década del '90 en Río de Janeiro, donde cientos de niños y adolescentes fueron asesinados cada año por escuadrones de la muerte, compuestos en muchos casos por agentes de policía fuera de servicio, contratados por los comerciantes locales para "limpiar" la zona de presuntos delincuentes y personas que perpetraban delitos menores.
 
Actualmente, las autoridades de la mayor ciudad de Brasil -con 10,5 millones de habitantes- están temiendo que dichas prácticas homicidas se estén instalando allí donde viven unos 10 mil 400 Sin Casa, según cálculos de la católica Pastoral del Pueblo de las Calles en Sao Paulo. 
 
Pero la inquietud paulista se extiende a otra zonas, como la meridional Porto Alegre, donde existe el temor de que grupos de fanáticos repitan atentados, como explicó Clarina Glock, periodista que coordina la publicación de un periódico hecho por residentes de la calle "Boca de rua" (Boca de la calle). 
 
En esa ciudad del sur del país no existen los grupos tradicionales de Sao Paulo, que discriminan y atacan a los procedentes del Noreste, la región que es fuente de la mayor migración interna de Brasil. Pero "sí hay grupos de skinheads (cabezas rapadas)", y la demora en identificar a los criminales de Sao Paulo puede estimular ataques similares en otras partes, agregó.
 
Además de los casos de Sao Paulo, otros dos mendigos fueron asesinados la semana pasada en el estado de Pernambuco (noreste) por hombres que los tirotearon desde un vehículo en marcha. 
 
La policía sospecha de que estos dos homicidios fueron cometidos por una banda de "exterminio" que actúa en la ciudad de Recife, capital de Pernambuco, y que ya es investigada por otros ataques a personas sin techo.
 
Así, el panorama de los más desposeídos en Brasil -y en Latinoamérica en general- es cada vez más dramático, porque a la pobreza y el desamparo se suman ahora los odios "sociales" que hacen a muchos erigirse en jueces y tomarse la justicia en sus manos. 
 
En junio de 1990, Amnistía Internacional publicó un informe sobre las violaciones de derechos humanos perpetradas en las principales ciudades brasileñas, el que llegaba a la conclusión de que la policía había respondido a la creciente violencia social tomándose la justicia por su mano. Este documento alertaba por las prácticas como la ejecución extrajudicial de niños y adultos por parte de la policía y los escuadrones de la muerte, el empleo de la tortura por los agentes de seguridad y el tratamiento inhumano que recibían los presos. Catorce años más tarde, las violaciones de DD.HH. relacionadas con la violencia urbana siguen siendo un problema que es preciso afrontar. 

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