Gaza/ la infancia palestina y la evocación del Holocausto [Pablo Gentili]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Ago 9 00:02:49 UYT 2014


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Correspondencia de Prensa

boletín informativo – 9 de agosto 2014

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l’encontre – La Breche

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Gaza

La infancia palestina y la evocación del Holocausto  

Pablo Gentili * 

Brecha, Montevideo, 8-8-2014

http://brecha.com.uy/

Gaza es un enorme gueto, una ciudad sitiada, amurallada, que sobrevive, como
Cisjordania, en un régimen carcelario que se agrava cada vez que Israel,
bajo el argumento de su autodefensa, inicia un proceso de destrucción masiva
de la ya deteriorada infraestructura urbana palestina. Escuelas y
hospitales, edificios públicos y calles, la red eléctrica y las cañerías son
destruidas sistemática e intencionalmente por las bombas israelíes. Los
ataques dejan a cielo abierto los desagües y vertederos, acabando con el
agua limpia, siempre escasa, de los territorios. Las consecuencias del
ataque seguirán cuando terminen las bombas. Algún día los tanques israelíes
se retirarán, esperando el nuevo ataque. Pero en Palestina seguirán muriendo
niños y niñas por enfermedades que podrían haberse evitado. La muerte
permanece en Gaza y Cisjordania. La muerte permanece, siempre.

El viernes pasado el embajador israelí en Washington sostuvo que el Estado
de Israel merecía el premio Nobel de la paz. El primer ministro, Biniamin
Netaniahu, expresó su derecho a producir muerte y dolor. Dijo: “No hay
guerra más justa que esta”. Mientras tanto comenzaba en el mundo islámico la
fiesta del fin del Ramadán, el Eid al-Fitr.

En Gaza no hubo festejos. A las cinco de la tarde un dron israelí disparó un
misil contra un grupo de niños que jugaban en el campo de refugiados de
A-Shati, asesinando a ocho de ellos. Hamas no perdió el tiempo y declaró que
se trataba de un Eid a-Shuhada, el “Eid de los Mártires”. Israel asesina
niños, Hamas los vuelve mártires, como si su muerte justificara la necesidad
de dar continuidad a la guerra que libra contra la existencia misma de un
Estado judío. Israel asesina niños y niñas indefensos. Hamas se alimenta del
dolor irreparable generado por esta violencia, sembrando sobre los escombros
de Gaza su filosofía de muerte y destrucción.

La delirante y fracasada estrategia militar de Hamas muestra un repudiable
desprecio a la vida dentro y fuera de sus territorios. La organización
yihadista descarga su arsenal de cohetes Qassam y bm-21 contra la población
civil israelí. Algunos han impactado en su propio territorio, aumentando el
número de muertes infantiles. Diversas organizaciones han denunciado la
muerte de niños en accidentes producidos por la construcción de túneles
hacia el territorio israelí.

Pero Hamas es el enemigo que Israel necesita. La justa y necesaria lucha por
la construcción de un Estado palestino soberano no puede sustentarse en una
estrategia militar que trágicamente pretende repetir, con menos fuerza y
eficacia destructiva, la del ejército enemigo. Hamas aspira a exterminar
toda y cualquier posibilidad de existencia del Estado de Israel. El Estado
de Israel aspira a eliminar toda y cualquier posibilidad de existencia de un
Estado Palestino libre, soberano y autónomo. Hamas cree que ganará la guerra
cuando destruya cualquier vestigio de vida israelí sobre la tierra. Israel,
cuando destruya a Palestina y a los palestinos, adueñándose finalmente de
una tierra que cree suya por herencia divina.

Los cohetes disparados por Hamas siembran terror en la población civil
israelí, aunque pocos llegan a su macabro destino. El eficiente sistema de
defensa aérea construido del otro lado del muro lo evita. De los 2 mil
cohetes lanzados por el grupo islámico, no más de una docena han impactado
en territorio israelí: tres civiles han muerto. Por su parte, Israel siembra
terror en la población civil palestina. Sus misiles sí llegan al macabro
destino que le han trazado: escuelas, hospitales, barrios indefensos, campos
de refugiados. Matan a los que nunca pensaron vivir matando a sus hermanos.
No matan a los brutales terroristas cuya coartada Israel continuará
necesitando. Matan a niños y niñas, a mujeres y ancianos, despedazan
familias, destruyen el futuro. Para acabar con Palestina, Israel necesita
destruir en el imaginario palestino la posibilidad de atreverse a pensar, a
soñar, a que en el futuro habrá otra cosa más que escombros. Israel quiere
la tierra palestina. Y para eso debe matar a Palestina por su infancia.

En el conteo de muertes, Israel saca una ventaja espantosa. Gana su guerra
“justa” apoyado en la aparente superioridad moral que le concede su pasado,
pero manchando de ignominia su futuro. Gana su guerra, destrozando una
población reducida a escombros. Desde que se ha iniciado la operación
militar Borde Protector, Israel ha alcanzado más de 3 mil objetivos civiles
en Gaza. No ha errado ni un solo tiro, ni un solo misil, ni un solo disparo
de tanque. Todos han debilitado a los palestinos, los han humillado y
doblegado. La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de
Palestina y Oriente Próximo sostiene que Gaza podría dejar de ser un lugar
habitable en 2020. Israel gana su guerra, la guerra justa. Hamas pierde su
guerra santa.

Las afinidades delictivas de Hamas y el ejército israelí no pueden hacernos
ignorar que la responsabilidad de uno respecto al otro es significativamente
diferente. El poderío militar de Israel debería atribuirle una
responsabilidad mucho mayor por el uso de la fuerza contra una población
civil indefensa. Estamos asistiendo a una historia repetida. En los 22 días
que duró la Operación Plomo Fundido, entre diciembre de 2008 y enero de
2009, murieron 1.931 palestinos, cerca de la mitad de ellos eran civiles
indefensos (759). Cerca de un tercio de los muertos en aquellos trágicos
días fueron niños y niñas palestinos. Sólo en 2009, 315 niños fueron
asesinados por el ejército de Israel. Entre tanto, del otro lado del muro,
durante los ataques de la Operación Plomo Fundido, murieron nueve israelíes,
tres de ellos civiles, y seis soldados. En la actual ofensiva militar, la
proporción de civiles muertos ha aumentado significativamente y ya llega al
75 por ciento.

La única lección que parece haber aprendido el ejército israelí es que puede
ser brutal y sanguinario, pero el nombre de las operaciones militares debe
tratar de ocultarlo. Cinco años después de Plomo Fundido nacía Borde
Protector. Los asesinatos siguen siendo los mismos. El dolor de los
palestinos, también. 

* Docente e investigador social argentino, secretario ejecutivo de Clacso y
coordinador del Observatorio Latinoamericano de Políticas Educativas,
radicado hace 20 años en Rio de Janeiro.

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