Uruguay/ sobre la "defensa nacional": quién necesita soldados [Mario Arregui]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Nov 8 12:29:58 UYST 2014


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Correspondencia de Prensa

boletín informativo – 8 de noviembre 2014

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A l’encontre – La Breche

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Uruguay

Sobre la defensa nacional

Quién necesita soldados

¿Uruguay necesita fuerzas armadas? Depende de cómo se defina la defensa
nacional, que es tanto civil como militar. Los recursos naturales y el
creciente tráfico marítimo agregan una nueva dimensión. 

Mario Arregui

Que Pasa, Montevideo, 8-11-2014

http://www.elpais.com.uy/que-pasa/

Un pequeño y rudimentario tanque M3 Stuart, que ya estaba superado cuando
empezó a producirse en 1941, destaca en el exterior del Regimiento de
Caballería Mecanizado Nº 9. En realidad, en Santa Clara de Olimar, una villa
de 2.500 pobladores del departamento de Treinta y Tres, sobre la cuchilla
Grande, que decae desde hace más de medio siglo, casi nada destaca, salvo
las tumbas de Aparicio y "Chiquito" Saravia y el fantasma de Juana de
Ibarbourou, quien vivió allí un tiempo, tras casarse en 1913 con el capitán
Lucas Ibarbourou.

Pero el traslado del Regimiento de Caballería Nº 9, que durante un siglo
estuvo en Piedras Blancas, Montevideo, le dio un poco de aire y vida:
viviendas renovadas para las familias de la tropa, escuelas repletas,
almacenes mejor provistos y prostíbulos renacidos.

La mudanza realizada en 2012 forma parte de un redespliegue de varias
unidades militares que antes estaban metidas en plena trama urbana de
Montevideo. Los regimientos se trasladaron a Durazno, Sarandí del Yi y Santa
Clara de Olimar, más cerca de las fronteras y donde es más fácil captar y
retener tropa. "Con pleno empleo y pagando los salarios más bajos de la
administración central, al Ejército se le hace muy difícil conseguir
reclutas", dice a Qué Pasa Eleuterio Fernández Huidobro, ministro de Defensa
Nacional.

Gasto militar en contexto

El presupuesto militar en América Latina promedia el 1,3% del Producto Bruto
(PBI). Los que gastan más en proporción a sus PBI son Cuba, Ecuador, Panamá,
Colombia y Chile. Los que gastan menos son los países de América Central,
Argentina y Uruguay. Eso no significa que el gasto uruguayo sea exiguo, pues
su Producto Bruto es muy superior al de los países de América Central. Más
aún: Uruguay tiene el PBI per capita más alto de América Latina (en torno a
US$ 17.000), seguido por Chile (menos de US$ 15.000 por persona), Brasil
(US$ 11.000) y Argentina, que ha decaído mucho en el largo plazo. Uruguay
además tiene un porcentaje relativamente alto de su población (0,66%)
integrado a las Fuerzas Armadas, cifra sólo comparable a las de Cuba y
Venezuela.

Pero en términos absolutos, en dinero puro y duro, el mayor presupuesto por
lejos es el de Brasil, que sólo en 2014 destinará a Defensa unos 31.600
millones de dólares. Le siguen Colombia, México, Venezuela y Chile, de
acuerdo al informe 2014 de la Red de Seguridad y Defensa de América Latina y
el Caribe. 

Chile, Venezuela, Brasil, Colombia, Perú y Nicaragua son los que destinan el
mayor porcentaje del gasto a inversión o compra de armamentos, en tanto el
gasto de los otros países —en particular el de Uruguay, Paraguay y
Argentina— está dominado por el pago de salarios y pasividades.

Todo se transforma

En el caso de Uruguay, alrededor del 80% del gasto es para retribuciones y
pensiones, en tanto sólo el 20% se destina a funcionamiento e inversión. Por
eso, porque hay poco dinero para comprar cosas, los viejísimos y casi
inútiles tanques M3 Stuart, como el que adorna el frente del Regimiento de
Santa Clara de Olimar, fueron usados más allá de lo razonable y luego
guardados por las dudas. Ahora los tanques de "primera línea" son un puñado
de viejos T-55 soviéticos, capturados y remodelados por Israel en sus
guerras con los árabes de 1967 y 1973, y los livianos y antiquísimos M-41
Walker Bulldog y M-24 Chaffee, con más de 60 años de uso, además de algunos
EE9 Cascabel sobre ruedas comprados a Brasil en 1981.

En las Fuerzas Armadas uruguayas nada se destruye y todo se transforma.

En 30 años el dinero destinado a la Defensa ha crecido casi siempre por
debajo del Producto Bruto Interno e, incluso, de la inflación. En el largo
plazo es una caída abrupta y un empobrecimiento cierto. Refleja una política
de Estado de reducir el presupuesto y la cantidad de personal y equipo de
las Fuerzas Armadas, que había alcanzado un alto nivel en torno a 1980, en
plena dictadura militar.

En la última década Uruguay ha destinado entre el 1% y el 1,5% del Producto
Bruto Interno (PBI) a la Defensa nacional, o alrededor del 7% del
presupuesto del Estado. En 2014 se prevé que el gasto sea del 1,1% del PBI
(y de 2,5% si se incluye también la Seguridad, que involucra al Ministerio
del Interior y a la Policía).

El Ejército uruguayo cuenta con unos 15.400 efectivos, hombres y mujeres; la
Armada alrededor de 4.650 y la Fuerza Aérea unos 2.500. Total de efectivos
militares: 22.550. Hay además cerca de 1.500 empleados civiles, desde
Sanidad Militar hasta Meteorología.

El armamento procede de las más variadas fuentes: de cada pueblo un paisano,
todo un lío logístico y técnico.

De hecho Uruguay no participa en una guerra contra otro estado desde la
Guerra de la Triple Alianza contra Paraguay, en 1865-1869. Declaró la guerra
a Alemania y Japón en febrero de 1945, cuando la derrota de ambos países era
un hecho, y fue una acción meramente simbólica. En torno a 1950 las
relaciones con la Argentina de Juan Domingo Perón fueron en extremo tensas.
Uruguay adquirió material moderno a Estados Unidos, excedente de la Segunda
Guerra Mundial, desde aviones a fusiles, y estrechó su alianza política con
Washington.

La última guerra civil data de 1904, aunque los militares intervinieron para
sofocar intentos de revueltas políticas en 1935 y contra la guerrilla de los
Tupamaros y otros grupos a partir de 1971.

Es cierto que las misiones de paz en el exterior, en las que Uruguay tiene
una participación muy amplia en proporción a sus fuerzas, permiten matar
varios pájaros de un tiro. Hay 1.190 efectivos en la República Democrática
del Congo y 615 en Haití. Ganan un buen dinero extra, mantienen cierto nivel
de entrenamiento y se adquiere algún armamento relativamente moderno. La
joya es el fusil de asalto austríaco Steyr AUG, que comenzó a utilizarse en
2008. Pero también cuentan con cerca de 40 transportes blindados de personal
Mowag Cougar, sobre seis ruedas motrices, comprados a Canadá y restaurados
en Chile, que permitieron pasar a retiro a un montón de trastos muy usados
que se compraron a precio vil a ejércitos de los ex países socialistas del
Este de Europa.

El lío que se va a armar

Pero la defensa nacional es un asunto bastante más complejo que la compra de
fusiles y blindados y el entrenamiento para una defensa heterodoxa.

En América Latina no se registran conflictos armados directos entre Estados
vecinos desde la década de 1990, cuando Perú y Ecuador se tomaron a los
golpes por última vez. Las tensiones fronterizas no han desaparecido, ni por
asomo, pero la lucha contra el narcotráfico, el terrorismo y la defensa de
los recursos naturales marcan un nuevo escenario de la defensa de la región.

De hecho Uruguay tiene un montón de obligaciones en su plataforma oceánica
que no está en condiciones de cumplir: asistencia y defensa de las
plataformas de prospección petrolera que ya están trabajando, control de la
pesca clandestina, auxilio al tráfico marítimo, control del tráfico ilegal y
hasta lucha contra la piratería.

La situación de la Armada uruguaya es más bien desastrosa. Su moral fue
minada por los escándalos de corrupción sin fin que llevaron a la cárcel a
varios oficiales y a un ex comandante en jefe, mientras otros continúan bajo
investigación. El presupuesto es exiguo, el nivel de entrenamiento muy bajo,
y las viejas fragatas de origen luso-francés, con casi medio siglo de uso,
no están en buenas condiciones y no son muy adecuadas para sus tareas.

En términos relativos al resto de los países del continente, el Parlamento
uruguayo tiene un fuerte control sobre las Fuerzas Armadas, ya que aprueba
el presupuesto y la designación de oficiales superiores.

En junio la Comisión de Defensa del Senado, integrada por referentes de los
principales partidos políticos, resolvió recomendar al próximo gobierno la
compra de "patrulleros oceánicos adecuados". Se habló de tres unidades
nuevas, capaces de llevar misiles y helicópteros para controlar el enorme
territorio marítimo uruguayo (ver recuadro en esta página).

"Les va a volar la bata cuando se discuta el próximo presupuesto nacional.
¿Sabe lo que sale eso, no? Comprar algo que sirva para el control del
territorio marítimo cuesta algunos centenares de millones de dólares; lo
otro es mentira", dice Fernández Huidobro. En tanto ministro, él es el
conductor político de la defensa nacional. "Ahora estamos discutiendo qué
vamos a hacer con las plataformas de prospección petrolera —dice—. Tenemos
responsabilidades internacionales por las perforaciones. Un derrame por
impericia o falta de seguridad puede causar un desastre que afecte también a
países vecinos".

"En la entrada de los canales de navegación que conducen a Montevideo,
Buenos Aires y Nueva Palmira tenemos ciudades flotantes en espera. Además
recibimos 240 cruceros por verano, con 600.000 personas a bordo. Es como el
cruce de Giannattasio con la Interbalnearia pero sin un policía que toque el
pito", ironiza.

Una patrullera de zona marítima (OPV: offshore patrol vessel) de última
generación, de entre 1.500 y 1.750 toneladas de desplazamiento, cuesta entre
50 y 100 millones de dólares, y los helicópteros que las equipan (por lo
menos el AS365 Dauphin, similar al que posee la Fuerza Aérea Uruguaya para
servicio médico y transporte presidencial) suman al menos otros 10 millones
por unidad. Total: entre 200 y 330 millones de dólares, sin contar el
entrenamiento de la tripulación, la compra de misiles y municiones,
repuestos y mantenimiento.

El sueño F-5. Si el uso y mantenimiento durante décadas de los viejos
tanquecitos M3, como ese que engalana la puerta del Regimiento de Santa
Clara de Olimar, fue una hazaña, qué decir del mantenimiento de los aviones
de ataque de la Fuerza Aérea Uruguaya (FAU), modelos que no se producen
desde hace décadas.

Los pequeños jets Cessna A-37 Dragonfly han volado durante 40 años y podrán
hacerlo durante dos o tres más gracias a la donación de repuestos y algunos
fuselajes que realizó Ecuador. Los Pucará comprados a Argentina en torno a
1980 son sencillos biturbohélices COIN (Contra Insurgencia, o guerrilla)
cuyos motores de origen francés no se fabrican más.

Pronto Uruguay contará con cobertura radar de todo su territorio, incluyendo
el marítimo, gracias a una red de radares fijos y móviles. Pero no dispone
de aviones rápidos como para interceptar un pequeño aparato, como los que
usan contrabandistas y narcotraficantes, desde que es detectado traspasando
la frontera hasta que se retira tras dejar su carga. Los A-37, los Pucará o
los entrenadores Pilatus PC-7 tampoco podrían amenazar seriamente a un barco
que ingrese en aguas territoriales, a 300 o 600 kilómetros de la costa.

Desde hace décadas la Fuerza Aérea Uruguaya sueña con los caza-interceptores
Northrop F-5. Es relativamente sencillo y fácil de mantener pero tiene
prestaciones supersónicas. Se produjo en la década de 1960 y, en plena
Guerra Fría, el gobierno de Estados Unidos fomentó su venta a naciones
aliadas bajo del nombre de Freedom Fighter ("Caza de la Libertad"). Brasil y
Chile cuentan con ellos, entre otros países de la región.

Uruguay alcanzó un principio de acuerdo para comprar a Suiza una decena de
F-5 a un costo total de unos 100 millones de dólares. "Son sencillos,
indestructibles y están muy bien —explica el ministro Fernández Huidobro—;
son Ford A mantenidos por los suizos: se puede almorzar sobre sus motores".

Sin embargo, según informó el 4 de noviembre el portal Infodefensa, el
Ministerio de Defensa suizo emitió un comunicado en el que desmintió
cualquier tipo de negociación pues toda transferencia de armas debe ser
resuelta por el Parlamento. De hecho, hace unos meses los suizos rechazaron
en un referéndum la compra a Suecia de los modernos cazas Saab 39 Gripen
(que sí adquirió Brasil), por lo que su fuerza aérea deberá estirar el uso
de los F-5.

"La Aviación, vanguardia de la Patria", el lema de la Fuerza Aérea Uruguaya,
tiene mucho de espejismo.

Pequeño contra gigantes

A lo largo de la historia Uruguay se respaldó en Gran Bretaña o Estados
Unidos cuando sintió en riesgo su integridad territorial. Poco después del
900, cuando Argentina bajo el canciller Estanislao Zeballos se mostró muy
agresiva, se recostó en Brasil; y cuando Brasil miró para otro lado a partir
de 2003 durante las diferencias por la fábrica de Botnia, tanto Jorge Batlle
como Tabaré Vázquez acudieron a George W. Bush.

La posibilidad de un conflicto bélico por ese asunto fue sondeada por la
Embajada de Estados Unidos en Buenos Aires en 2007, según cables
confidenciales divulgados por WikiLeaks en 2011. También en 2011 Tabaré
Vázquez admitió que, cuando las diferencias por la fábrica de Botnia se
agravaron, solicitó apoyo político a Washington. Vázquez recibió a Bush en
Uruguay en marzo de 2007. “Si me necesitas, llámame”, le dijo Bush, y
también afirmó en público: “Si Uruguay necesita alguna cosa sólo tiene que
levantar el teléfono y pedirlo, porque cuenta con Estados Unidos”. Esa
cercanía también se dió en torno a 1950, durante el gobierno de Juan Domingo
Perón.

Militares uruguayos se entrenan en técnicas de guerrilla para enfrentar
conflictos con países más poderosos: una “resistencia nacional” que una a
civiles y militares. Los ejemplos son variados: argelinos contra Francia,
Vietcong contra estadounidenses, chechenos contra rusos y más.

Una nueva frontera

Las aguas territoriales uruguayas se extienden hasta 200 millas náuticas de
la costa (370 kilómetros). Suman más de 120.000 kilómetros cuadrados, que
equivalen a casi el 70% de la superficie terrestre del Estado, y puede ser
extendida hasta las 350 millas, un territorio enorme cuyo límite exterior
estaría a 650 kilómetros de la costa.

La probable existencia de grandes yacimientos de gas y petróleo bajo el
océano aumenta considerablemente su valor estratégico. Se requieren nuevas
unidades navales y aéreas.

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