China/ desaceleración económica y luchas obreras [Kevin Lin]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Oct 11 13:07:49 UYST 2015


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Correspondencia de Prensa

boletín informativo –  11 de octubre 2015

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A l’encontre – La Breche

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China

Desaceleración económica y luchas obreras

Kevin Lin

Solidarity, Estados Unidos

http://www.solidarity-us.org/

Traducción de Viento Sur

http://www.vientosur.info/

La desaceleración económica de China, y en particular la caída de sus
exportaciones, constituye el marco de la reciente ola de conflictos
laborales en el sector industrial. Siete años después de la crisis
financiera internacional, China se ha visto confrontada con la inestabilidad
de sus mercados de exportación en Norteamérica y Europa. Mientras el
gobierno cifra la tasa de crecimiento económico en un 7 % constante, hay
signos evidentes de declive económico, que se refleja en la disminución de
la actividad industrial. Y no se ve ninguna solución fácil. En efecto, el
gobierno esperaba potenciar la producción industrial y hasta cierto punto
cerró los ojos ante el declive de la producción de baja tecnología para la
exportación.

Esta situación favorece una tendencia a largo plazo a la deslocalización del
capital industrial tanto en el interior de las mismas regiones industriales
como de la costa meridional al interior del país, o incluso al sudeste
asiático. Debido al aumento de los salarios y de la conflictividad laboral,
en particular a lo largo de la última década, algunas fábricas simplemente
han cerrado. La consecuencia inmediata ha sido la proliferación de huelgas y
manifestaciones combativas en los últimos dos años en los casos en que las
empresas han tratado de evitar el pago de indemnizaciones por el cierre o el
traslado. Los trabajadores reclaman la indemnización por despido y una
compensación por el impago durante años, a veces incluso decenios, de los
seguros sociales y de las contribuciones al fondo para la vivienda, tal como
obliga la ley a las empresas.

Durante la mayor parte de los tres últimos decenios, la seguridad social y
las contribuciones al fondo para la vivienda no figuraban entre las
principales preocupaciones de los trabajadores chinos. Sin embargo, la
combinación del envejecimiento de los trabajadores y la demanda de la parte
que en justicia les corresponde han situado estas reivindicaciones en el
centro de algunas huelgas recientes. En un artículo anterior hablé de una de
estas huelgas/1: centenares de trabajadores migrantes de la empresa de
calzado Lide se declararon en huelga a finales de 2014 después de que
llegaran rumores de un traslado de la fábrica. Muchos de ellos no estaban
dispuestos a trasladarse y, a cambio, esperaban el pago de una indemnización
por despido y otras compensaciones. La legislación laboral china contempla
una serie de compensaciones de este tipo, pero como no se aplica, quien
decide qué reciben y qué no reciben los trabajadores es la patronal. En el
caso de Lide, la negativa inicial de la dirección a negociar honestamente
dio lugar a una serie de huelgas y negociaciones que duraron muchos meses.

La huelga de Lide es un caso singular. Mientras que la mayoría de huelgas
terminan en cuestión de días y pocas veces duran más de un par de semanas,
los trabajadores de Lide no consiguieron que la patronal aceptara la mayor
parte de sus reivindicaciones hasta mediados de 2015. Durante el mismo
periodo, otra huelga, en muchos aspectos similar a la de Lide, saltó a los
medios de comunicación a raíz de una campaña de solidaridad que reveló que
la empresa era contratista de la compañía de confección japonesa Uniqlo, una
marca popular que cuenta con más de 400 tiendas en China. La Shenzhen
Artigas Clothing and Leather Company, conocida localmente por el nombre de
Qingsheng, se fundó en 1992 con capital de Hong Kong, poco después de que
Deng Xiaoping acelerara la apertura de China a la inversión extranjera
directa y, principalmente, estaba orientada a la exportación. En 2014 se
propuso trasladarse a otro polígono industrial sin consultar ni negociar
previamente con la plantilla, lo que desencadenó una huelga de nueve días de
duración en diciembre, a la que puso fin por la fuerza de la represión
policial.

El 9 de junio de este año, cuando la empresa trató de cerrar la fábrica y
llevarse la maquinaria, más de 900 trabajadores iniciaron la protesta
ocupando los talleres para impedir que la dirección echara el cerrojo.
Reclamaron que se negociara la indemnización por despido y otras
compensaciones. En particular, los impagos a la seguridad social se
convirtieron en una cuestión significativa de dichas huelgas, ya que muchos
obreros llevan trabajando durante más de una década en la misma fábrica.
Algunos trabajadores iniciaron una huelga de hambre para presionar todavía
más a la patronal. La plantilla tuvo que soportar duras medidas represivas,
incluido el acoso y la detención por parte de la policía local.

Tan solo después de tres semanas de ocupación persistente de la fábrica, la
dirección aceptó finalmente sentarse a negociar. No obstante, se negó a
mantener una negociación colectiva y pretendió tratar únicamente con cada
trabajador a título individual. Los trabajadores rechazaron este intento de
la empresa de dividirles y mantuvieron la huelga. Cuando esta parecía
hallarse en un punto muerto, unos 200 trabajadores viajaron a Guangzhou y se
manifestaron repetidamente ante el gobierno provincial de Guangdong. Después
de manifestarse durante varios días y dormir en un parque cercano, intervino
la policía para disolver el grupo y detener brevemente a sus componentes. La
empresa también incrementó la presión sobre los demás trabajadores, que
seguían ocupando la fábrica, cortando el suministro de agua y luz.
Finalmente, con ayuda de la policía local consiguió desalojar a los
trabajadores de la fábrica.

En contraste con la huelga de Lide, que logró imponer la mayoría de las
reivindicaciones de los trabajadores, la de Qingsheng finalizó sin conseguir
forzar a la empresa a negociar. Estos dos casos, y otros similares de los
últimos meses, son reflejo del efecto negativo de la caída de las
exportaciones para los trabajadores industriales. Las empresas que operan
con un escaso margen de beneficio han decidido trasladarse, reducir la
producción, recortar la plantilla y proponer a los trabajadores una
modificación del contrato.

Movilización y organización

Frente a estos ataques a sus puestos de trabajo y su base de sustento, las
protestas de los trabajadores han adoptado la forma más radical de paros
repetidos, ocupaciones de fábricas y negociaciones colectivas con la empresa
a lo largo de varios meses. No todas las huelgas acaban con un resultado
positivo, y de hecho se observa que la policía ha incrementado la represión
sobre las huelgas más importantes.

La característica clave de estas huelgas estriba en el desarrollo de una
movilización constante y una organización disciplinada durante un prolongado
espacio de tiempo. Los trabajadores tienen que crear una organización
específica e informal con representantes elegidos partiendo de cero y
sostenerla durante meses sin perder la confianza del conjunto de la
plantilla. Dado que además la ley no les protege, cuanto más tiempo dura una
huelga, tanto mayor será el riesgo para los dirigentes de la misma. Sin
duda, la ayuda de las ONG laborales chinas aporta experiencia y asistencia
jurídica a los organizadores, pero la fuerza motriz de estas huelgas son
siempre los propios huelguistas y no cualquier influencia externa. Cuando la
empresa y la policía local actúan conjuntamente para forzar a los
trabajadores a volver al trabajo, la movilización y la solidaridad de la
plantilla son cruciales para la resistencia.

Un factor clave para la movilización es una firme convicción de tener
derecho a lo que se reivindica por haber trabajado tantos años en la misma
empresa, lo cual proporciona a los trabajadores una sólida razón moral y
legal para actuar con decisión. En estas huelgas suele ocurrir que los
trabajadores ponen el acento en el hecho de que la empresa se ha apoderado
del fruto de su trabajo, situando de este modo su acción dentro de un marco
de derecho tanto moral como legal. Además, el hecho de que muchos
trabajadores se enfrenten a la rescisión de su contrato o prefieran irse de
la empresa puede haber contribuido a su disposición a asumir riesgos. Y dado
que el empleo industrial sigue siendo boyante, nadie tendrá muchos problemas
para encontrar trabajo en otra empresa.

Seguramente, las huelgas relacionadas con el traslado y cierre de fábricas
proliferarán en el sector industrial a lo largo de los próximos meses. Este
fenómeno plantea una cuestión más general sobre la evolución del movimiento
obrero chino. Los estudios sobre las acciones colectivas de los trabajadores
señalan que en la última década, más o menos, a medida que los obreros han
adquirido conciencia de sus derechos y su fuerza colectiva, el movimiento de
la clase obrera migrante ha pasado de ser un movimiento principalmente
defensivo frente a los atrasos en el pago de los salarios para convertirse
en un movimiento ofensivo que reivindica aumentos salariales y en algunos
casos la democratización de los sindicatos de fábrica, que suelen estar
controlados por la patronal. Aunque esta formulación es por fuerza una
generalización –de hecho, la demanda de salarios impagados sigue siendo el
principal motivo subyacente de la mayoría de conflictos laborales actuales–,
resulta útil para discernir una importante tendencia del movimiento.

¿Significa esto que la reciente ola de huelgas relacionadas con el pago de
indemnizaciones por despido y otras compensaciones suponga un retroceso de
la actitud ofensiva a una lucha defensiva? ¿O se trata acaso de una breve
interrupción de la tendencia a largo plazo descrita? ¿Se debilitará la
confianza de los trabajadores en la lucha por salarios más elevados al verse
forzados a afrontar la realidad del declive industrial y plantearse que la
indemnización por despido es lo mejor que pueden conseguir? ¿Se perderá la
combatividad que ha ido adquiriendo la clase obrera en las dos últimos
décadas, ahora que la desaceleración del crecimiento económico cierra el
espacio a las luchas ofensivas y que el Estado redobla la represión?

Hay motivos para el pesimismo, pero también para el optimismo. En realidad,
el hecho de que los trabajadores formulen reivindicaciones relativas a los
seguros sociales y las contribuciones al fondo para la vivienda que las
empresas no han pagado y que legalmente se les debe es igual de importante
que su lucha por un aumento salarial. Dado que la contribución a la
seguridad social y al fondo para la vivienda a cargo de la empresa está
consagrada desde hace tiempo en la legislación laboral, reclamarla
constituye un paso adelante importante. Es cierto que los trabajadores
migrantes han sido reacios a la seguridad social porque ellos también han de
pagar una cotización que se descuenta de sus magros salarios y tampoco están
seguros de que se beneficiarán de las prestaciones cuando sean viejos. Sin
embargo, dado que muchos de ellos ya se acercan a la edad de jubilación,
esta cuestión está cobrando cierta urgencia para ellos.

Además, los trabajadores han planteado entre sus reivindicaciones la de la
baja de maternidad pagada y el plus de altas temperaturas, entre otras
cuestiones. Aunque la patronal suele pasarlas por alto en las negociaciones,
estas demandas reflejan la mayor conciencia de los trabajadores de sus
derechos laborales. El amparo legal permite a los trabajadores invocar con
profesionalidad y habilidad táctica el texto de la ley en su negociación con
la patronal. Esta es otra razón por la que no sería justo calificar estas
huelgas de defensivas. No es más fácil luchar a favor de estas demandas que
por un aumento salarial, y además es ofensivo en el sentido de que amplía la
plataforma reivindicativa que puede negociarse con la patronal. En la
mayoría de los casos incluso puede ser mucho más difícil, ya que el pago en
concepto de indemnización por despido y la contribución a la seguridad
social y al fondo para la vivienda puede ascender fácilmente a millones y en
algunos casos a decenas de millones de yuanes. Además, estas huelgas también
comportan la movilización y la representación y deliberación democrática,
así como la negociación y el regateo, por lo que constituyen una experiencia
similar a la que se da en las huelgas ofensivas.

Claro que no debemos olvidar que el deterioro de las condiciones económicas
puede comportar mayores retos para el movimiento obrero. Sería ingenuo
pensar que este pudiera seguir una evolución lineal. El hecho de que el
movimiento obrero chino haya protagonizado acciones colectivas cada vez más
intensas a lo largo de los dos últimas décadas, en particular desde la
huelga de los trabajadores de la fábrica de automóviles Honda en 2010 –que
muchos consideran un hito en su proceso de maduración–, puede haber
contribuido a esta visión lineal, tal vez excesivamente optimista. En la
práctica, la capacidad de organización y la conciencia de los trabajadores
siempre han sido desiguales desde el punto de vista geográfico y sectorial.
Las huelgas de la industria transformadora se han concentrado en dos
regiones: el delta del río Yangtsé y el delta del río Perla. La situación
actual a que se enfrentan los trabajadores de la industria transformadora
tampoco puede generalizarse al conjunto del movimiento obrero, en el que los
sectores no manufactureros y de servicios también se han mostrado más
activos.

Es probable que la desaceleración del sector exportador continúe, y el
gobierno considera que el abandono de la dependencia de las exportaciones es
esencial para reequilibrar la economía china. La deslocalización y la
reestructuración del capital en la industria transformadora seguramente
pondrá en tela de juicio algunas de las conquistas obreras que tanto ha
costado obtener. Comportará el desplazamiento de mano de obra y también
puede desorganizar y fragmentar hasta cierto punto el naciente movimiento
obrero. La aparición de nuevas luchas y nuevas redes tanto en los lugares
nuevos como en los antiguos necesitará tiempo para desarrollarse. Sin duda
esta es una experiencia inevitable y necesaria para un movimiento obrero
todavía joven. Tal vez la experiencia actual de los trabajadores en la
organización y la movilización resulte muy valiosa de cara a las luchas
futuras.

Nota

1/ Véase en Viento Sur el artículo La huelga de Lide, de Kevin Lin:
http://www.vientosur.info/spip.php?article10290
<http://www.vientosur.info/spip.php?article10290> 

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