Argentina/ Cristina "volvió": entre Mao y Pablo Iglesias [Pablo Stefanoni]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mie Abr 20 14:21:03 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

20 de abril 2016

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Argentina

Entre Mao y Pablo Iglesias

Pablo Stefanoni *

Perfil, Buenos Aires, 17-4-20161

http://www.perfil.com/

Y un día Cristina “volvió”. En el peronismo, el significante “vuelve” está
cargado con la larga historia de la lucha por el retorno de Perón, y la V de
la victoria es también la de “vuelve”. Y la vuelta ya es en sí misma una
victoria. Como muchos antikirchneristas sospechaban, la débil causa judicial
por el dólar futuro era un buen momento y lugar para escenificar el regreso
y, ello se hizo con una multitud de seguidores. Si Cámpora le dijo a un
comisario que quería custodiarlo que “a mí me cuida el pueblo”, la ex
presidenta dijo tener “los fueros del pueblo” para enfrentar a la
corporación judicial. Y a un juez poco presentable como Bonadio.

En el momento culminante, Cristina fue Pablo Iglesias, el español que sobre
la base de los “indignados” conmovió al sistema político español. Sólo le
faltó denunciar a “la casta”, aunque eso hubiera sido complicado en boca de
una presidenta que, junto a su esposo, estuvo una década en la cúspide del
poder. Quizás más que Iglesias, Cristina fue Mao, apelando a sus “guardias
rojos” juveniles para una revolución cultural contra las estructuras
establecidas de un peronismo que habría defeccionado en la lucha contra la
derecha macrista. Y contra esa derecha macrista.

El llamado a un frente ciudadano busca lo que la escritora María Pía López
llamó “salir de la cueva” (en un juego de palabras que incluía dejar atrás
las imágenes de los financistas contando plata como centro de la política).
También el historiador Javier Trímboli escribió, en tono autocrítico, que
“lo que nos complica es que el tipo de movilización que animó el
kirchnerismo –su pico en el Bicentenario y con la muerte de Néstor, quizás
también el 9 de diciembre último– no está siendo eficaz a la hora de
intervenir en la situación actual. No asusta a nadie...”. El frente
ciudadano, en este marco, buscó dar una respuesta a la falta de una brújula
que vive el kirchnerismo, marcar un rumbo, retomar las riendas y la
iniciativa política. Volver.

Sin duda, la movilización kirchnerista puso a la ex presidenta en las
primeras planas. Pero, al mismo tiempo, mostró la soledad del kirchnerismo
respecto del peronismo. Y ahí yace la debilidad de los análisis que leen la
coyuntura actual como el “revanchismo de la derecha”. El problema del FpV no
es tanto el macrismo (al fin de cuentas, kirchnerismo/macrismo se alimentan
mutuamente) sino el propio peronismo. Si Macri puede ser “revanchista”
respecto del kirchnerismo (usar el Nunca más contra el gobierno anterior,
como escribió María Pía López) eso no ocurre en virtud de la fuerza propia
de la derecha sino de la vuelta del peronismo a una identidad más clásica,
separada de la “anomalía” del peronismo de centroizquierda que representa el
kirchnerismo. Por eso es tan difícil comparar esta coyuntura con la
Revolución Libertadora, como insinuó Cristina desde el palco.

Por otro lado, el llamado al frente ciudadano, con una liturgia tan nac &
pop, tan replegada sobre sí misma y tan declinada en clave “populista”
apareció contradictoria con cualquier interpelación en clave “ciudadana”. No
basta con haberles pedido a los militantes que no gritaran improperios
contra los traidores –“Así no van a convencer a nadie”–. El kirchnerismo
debe volver a convencer. Pero las caras del acto (Aníbal, De Vido, Moreno,
Boudou) no parecen las más adecuadas para pensar en una articulación
política de la “indignación”; no convencen hoy a mucha gente. Con esa “banda
de los cuatro” (como la que en China libró la batalla) no parece posible
ninguna “revolución cultural” en la Argentina post K. Habrá que ver aún si
la movilización es un efecto retardado épico-emotivo de la década ganada o
un piso para retomar la iniciativa. Y qué lugar puede ocupar el
kirchnerismo.

Un poco de kirchnerismo podría servir para reactivar cierta “mística”
macrista –al final, el macrismo es en esencia antikirchnerismo–. Demasiado
kirchnerismo ya sería otro cantar.

*Jefe de redacción de Nueva Sociedad.

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