Colombia/ Zonas de reverva campesina: entre el estigma y la oportunidad [Juanita Vélez]]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mie Dic 21 12:57:39 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

21 de diciembre 2016

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Colombia

Zonas de reserva campesina: entre el estigma y la oportunidad

Juanita Vélez

La Silla Vacía, 21-12-2016

http://lasillavacia.com/

El impulso que le da el Acuerdo con las Farc a las zonas de reserva
campesina ha sido bienvenido por organizaciones sociales en las regiones más
tocadas por la guerra, pero volvió a despertar duras críticas de políticos
de derecha contra esas zonas y algunos de sus líderes han sido asesinados
desde el cese bilateral del 26 de agosto. Todo eso muestra que el fantasma
de que sean “pequeños caguancitos” sigue vivo y que no va a ser tan fácil
aterrizar ese punto del Acuerdo.

Esas zonas buscan garantizar que los pequeños campesinos mantengan sus
formas de vida. Dentro de ellas los campesinos hacen sus propios planes de
desarrollo y formulan proyectos agrosostenibles y, sobre todo, queda
limitada la cantidad de tierra que puede tener una familia dentro de ellas.

Por eso, cuando la Agencia Nacional de Tierras (ANT) aprueba una nueva zona,
también recibe la función de comprar o expropiar predios que superen esos
topes. Y desde ese momento nadie puede comprar tierra por encima de ese
límite.

Aunque existen por ley desde 1994 y según ANT hay 29 solicitudes de
constitución represadas, solo hay seis constituidas y siete están en proceso
de constitución. Ese trancón es el que puede acabar el Acuerdo.

Esa cantidad de solicitudes que no avanzan se debe a que que desde que se
crearon han cargado con el estigma de ser zonas de las Farc y especialmente
a que durante el gobierno de Álvaro Uribe, el ministro de Agricultura Andrés
Felipe Arias intentó que solo se pudieran hacer donde había baldíos con su
ley de Estatuto de Desarrollo Rural de 2007, que tumbó la Corte en 2009 por
falta de consulta previa.

El estigma

El expresidente Uribe las ha tildado de “emporios del terrorismo”, de
“enclaves de las Farc” U y ha dicho que funcionan como antesala de la
llegada del castrochavismo. Además, en su página oficial publicó una columna
que las equipara a los soviets,  los consejo sobreros que constituían los
fundamentos del Estado soviétiico en sus primeros años, y que desde sun
título alude de nuevo al comunismo.

Esas críticas han ganado fuerza porque en cuatro de las seis zonas de
reserva que existen (la de Cabrera, en Cundinamarca; El Pato, en Caquetá;
Calamar, en el Guaviare, y el valle del río Cimitarra, en el Magdalena Medio
antioqueño y bolivarense) las Farc han hecho presencia desde hace décadas.
Por eso no ha sido fácil quitarse de encima ese estigma, incluso para las
otras dos.

En parte en respuesta a ese estigma y en parte debido a la falta de voluntad
política para ponerlas a andar, las seis zonas que existen se asociaron en
el 2000 en la Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina, Anzorc.

Esa asociación ha reinvindicado a las organizaciones campesinas que pelean
por constituir esas zonas, y se ha ido convirtiendo en un actor importante
del movimiento social organizado en la Cumbre Agraria y que ha compartido
posiciones con las Farc.

De hecho, al inicio de las negociaciones de La Habana esa guerrilla que las
zonas tuvieran casi la misma autonomía que un resguardo indígena. El
Gobierno se opuso y al final quedó acordado que habrá un impulso del Estado
para aprobar la constitución de nuevas zonas, pero que no tendrán la
autonomía que pedían las Farc.

En concreto, en el Acuerdo de La Habana el Gobierno se compromete a
concertar y definir con los campesinos la constitución de nuevas zonas y sus
áreas, para luego formalizar la propiedad sobre sus terrenos, algo que ha
reforzado la organización del movimiento campasino que promueve las zonas,
como contó La Silla Santandereana.

Sin embargo, la lucha por crearlas y sostenerlas no ha dejado de ser un
peligro para su líderes. Prueba de eso es que varios de los líderes sociales
asesinados este año eran de organizaciones que venían trabajando de tiempo
atrás por crear o defender zonas de reserva.

Los casos

De las 31 historias de los líderes asesinados desde el cese bilateral del 26
de agosto que La Silla reconstruyó hace tres semanas, cuatro eran de líderes
campesinos que luchaban por constituir zonas de reserva.

Uno de esos procesos es el de la zona de reserva entre los ríos Losada y
Guayabero,en La Macarena, Meta, donde desconocidos asesinaron a Erley Monroy
y Didier Losada, líderes de a la Asociación Campesina Ambiental
Losada-Guayabero, Ascal-G, que lidera esa constitución.

Esa asociación la crearon hace veinte años campesinos y ganaderos de 67
veredas de La Macarena para pelear por la defensa de los recursos naturales
en su territorio.

Monroy fue presidente de Ascal - G y de la junta de acción comunal de Puerto
Losada. Uno de sus últimos eventos públicos, según dos personas de la región
con las que habló La Silla, fue participar en la audiencia para constituir
la zona de reserva que es uno de los pasos previos para que la Agencia
Nacional de Tierras saque la resolución para crearla formalmente.

“Erley era el impulsor de esa zona y la situación estaba complicada porque
comenzaron a decir que todo era para que fuera un condominio de las Farc
luego de entregar las armas”, dijo a La Silla una persona que hace parte de
una red de organizaciones sociales de San Vicente del Caguán.

No es la primera ni la última vez que Ascal-G ha sido tildada de tener
vínculos con esa guerrilla, algo que nunca se ha podido confirmar pero que
refuerza o muestra el estigma de las ZRC.

En eso ese señalamiento se despertó en julio, cuando comenzó a circular un
manual de convivencia de Ascal-G para los habitantes de la futura la zrc, y
que el alcalde de San Vicente del Caguán, Humberto Sánchez Cedeño, le dijo a
Noticias Rcn, que ese manual “era de las Farc”.

Otro caso es el de Caloto, Cauca, donde hay una zona de reserva “de hecho”,
es decir,

Allá fueron asesinados en noviembre Jhon Jairo Rodríguez Torres y José
Antonio Velasco  miembros de la Asociación de Trabajadores Pro Constitución
de Zonas de Reserva Campesina, adscrita al movimiento Marcha Patriótica y
que lleva varios años presionando para que les den el título.

Las razones del estigma

Hay por lo menos cuatro razones que explican por qué las zonas de reserva
campesina son tan amenazantes.

La primera son los recursos naturales que hay en esos territorios: como al
crearse se prohíben actividades que perjudiquen la economía campesina, eso
puede incluir la minería o la industria petrolera. Y eso puede interferir en
proyectos de ese tipo.

Por ejemplo, justo donde los de Ascal-G quieren constituir la zona de
reserva queda el bloque petrolero Serranía. La petrolera Hupecol obtuvo los
derechos a explorarlo en la Ronda Colombia 2014 que organizó la Agencia
Nacional de Hidrocarburos y en abril de este año obtuvo una licencia
ambiental de la Anla para hacerlo y que finalmente fue revocada.

Ascal-G, según dos fuentes de La Macarena con las que habló La Silla, fue la
organización que más se movió para evitar que Hupecol entrara y Monroy, el
líder asesinado, habló en todos los medios que podía criticando ese
proyecto. Es decir, una zona aún no constituida logró frenar una explotación
petrolera, un poder que seguramente sería mayor de haber estado constituida.

La segunda razón, según otro experto en tierras, es que al crear una Zona de
Reserva los acumuladores de tierras la tienen mucho más difícil. Para ellos
es más fácil entenderse con pequeños propietarios diseminados, como ha
ocurrido en los Llanos, que desbaratar una zona de reserva campesina ya
constituida.

Y no solo por los obstáculos jurídicos para tumbar una decisión del Estado,
sino porque significa enfrentarse a organizaciones sociales arraigadas, como
las que se conforman en una zona de reserva, que probablemente le harían
oposición a esa iniciativa.

A esas razones, que existen desde hace años, se suman dos nuevas con los
Acuerdos.

Una es que promueve el empoderamiento de organizaciones sociales, todo en
las regiones más afectadas por el conflicto.

Como en varias de ellas hay zonas de reserva (como, por ejemplo, en Cabrera,
el municipio de Cundinamarca que es vecino de La Macarena) o hay iniciativas
para constituirlas (como en el Catatumbo), ese empoderamiento puede ayudar a
que crezcan liderazgos que entrarían a competirle a las élites locales.

“Las zonas de reserva promueven la organización política campesina porque
para constituirlas los campesinos tienen que ponerse de acuerdo en unas
reglas, en unos tiempos. De esa organización pueden salir liderazgos que
para políticos de carrera representan competencia”, explicó a La Silla un
experto en tierras.

Por ejemplo, personajes como Andrés Gil, que fue uno de los fundadores de la
Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra, Acvc, una de las primeras
del país y que representa a más de 30 mil campesinos.

Gracias a ese liderazgo logró un protagonismo nacional y hoy, es uno de los
líderes más visibles de la Marcha Patriótica.

O César Jeréz que siendo dirigente de Anzorc, se ha vuelto un intercolutor
clave para el Gobierno.

Si esos liderazgos se crearon antes del acuerdo, ahora puede ser más fácil
para otros lograrlo.

La última razón es que, al ser zonas de presencia histórica de las Farc y al
estar esta guerrilla en proceso de desmovilizarse, quedará un vacío de poder
que pueden ocupar las organizaciones campesinas que las lideran.

Ese empoderamiento ya se está viendo: Anzorc le está apostando a crear
guardias campesinas a la imagen de la guardia indígena del Cauca.

La idea es que esos grupos, armados con bastones de mando, sirvan como
mediadores de conflictos y creen una red de informantes para evitar que tras
la salida de las Farc, otros grupos lleguen a sus territorios.

Si se cristaliza esa idea, las zonas no solo estarían saliendo del
congelamiento actual para multiplicarse, sino que ganarían más fuerza y
autonomía. Algo que, paradójicamente, podría reforzar el estigma. Por eso,
aunque el Acuerdo de La Habana les cambia el panorama, no significa que vaya
a ser fácil que las peticiones que están andando se conviertan en más zonas.

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