Uruguay/ trabajadoras domésticas: más desempleo y frenazo salarial [Paula Barquet]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Feb 14 10:53:21 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

14 de febrero 2016

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germain5 en chasque.net

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Uruguay

Más desempleo y frenazo salarial

Negociación trancada para el servicio doméstico

Trabajo duro. El desempleo golpeó especialmente en el trabajo doméstico y la
pérdida de puestos laborales aparece como un argumento para no realizar
aumentos salariales sustanciales. En el sector sienten que, por primera vez,
el gobierno les suelta la mano tras siete años de conquistas y avances.

Paula Barquet

El País, Montevideo, 13-2-2016

http://www.elpais.com.uy/

En 2015 se perdieron 7.300 puestos en el trabajo doméstico. Aunque esto
ocurrió en un contexto de deterioro general del mercado laboral uruguayo —el
desempleo pasó de 6,5% a 7,5%, y hay 28.000 puestos menos—, el de las
domésticas es el segundo sector más afectado, luego de la industria
manufacturera. En 2014 se calculaba que había unas 100 mil trabajadoras, de
modo que la disminución representa cerca del 7% de ellas.

El dato surge de un informe de la consultora Deloitte en base a cifras del
Instituto Nacional de Estadística (INE). La información, difundida hace una
semana, proviene de las encuestas que el INE hace mes a mes en los hogares,
es decir, de lo que declararon los uruguayos. Incluye tanto a las
trabajadoras regularizadas en el Banco de Previsión Social (BPS) como a las
que están "en negro".

¿Cuál puede ser la explicación? En estos días se manejaron distintas
hipótesis, desde los escollos que supone la formalización de un trabajo que
buena parte de la sociedad aún no ha aceptado como tal, hasta la posibilidad
de que el aumento salarial conquistado en los últimos años resulte hoy
desmedido para la capacidad de los empleadores.

Lo cierto es que el dato tiene sus implicancias. El grupo 21, que desde 2008
reúne a las partes involucradas en el trabajo doméstico —el Sindicato Único
de Trabajadoras Domésticas, por las trabajadoras, y la Liga de Amas de Casa,
por los patrones, con delegados de la Dirección Nacional de Trabajo en el
rol de mediadores—, es uno de los que todavía no ha llegado a un acuerdo en
los Consejos de Salarios. Y, según supo El País, la pérdida de puestos
laborales tiene su que ver.

Distintos integrantes que están participando de la negociación colectiva
contaron que el sindicato, asesorado por el Pit-Cnt, presentó una propuesta
de aumento muy superior a la que planteó el Poder Ejecutivo. El argumento
del gobierno —y no de la Liga de Amas de Casa— fue, según las fuentes, que
un aumento salarial importante podría impactar y profundizar la
desocupación.

En el sindicato la reacción fue de sorpresa. Varias de las delegadas
sintieron que por primera vez el gobierno no estaba de su lado. Hasta ahora
la puja había sido con quienes han asumido la representación de la parte
empleadora y el Ejecutivo había amparado a las trabajadoras. Consultada por
El País, la presidenta del sindicato, Lucía Gándara, no quiso confirmar esta
información pero tampoco la negó, amparándose en que lo que se habla en los
Consejos es confidencial.

El mismo motivo esgrimió la directora del Observatorio del Ministerio de
Trabajo, María José González, para no revelar el análisis que esa unidad ha
hecho respecto al dato proveniente del INE. "Por ahora son insumos internos
para el trabajo del ministerio", dijo, aunque sí confirmó que es información
en su poder y agregó que la unidad "ha transferido información a varios
grupos" a modo de "asesoramiento", entre ellos el grupo 21.

Incluso, González explicó que la cantidad de puestos laborales perdidos es
el único cálculo posible sobre 2015 con la información disponible a la
fecha. Recién en abril se podrá profundizar en otros aspectos como la
remuneración, las edades o la distribución geográfica de quienes se
desempeñaron en el trabajo doméstico el año pasado.

El abogado Juan Ceretta, que por un convenio entre el BPS y la Udelar dirige
un consultorio que asesora jurídicamente a las domésticas, se manifestó
contrario a "frenar un aumento salarial medianamente razonable en un sector
históricamente postergado" por una disminución de la oferta de empleo. "En
sectores que todavía están muy sumergidos no se puede utilizar ese argumento
porque es como decir que como no hay trabajo, tenemos que tener trabajadores
en situaciones indignas, solo para mantener la fuente laboral. Así podríamos
justificar la esclavitud. No podemos razonar así en este caso. La pérdida de
puestos de trabajo, ¿se evita pagando salarios de hambre a más
trabajadoras?", lanzó.

En definitiva, el acuerdo salarial en el sector sigue pendiente. Mabel
Lorenzo, presidenta de la Liga de Amas de Casa, dijo que confía en una
pronta resolución del asunto y destacó que el convenio anterior venció
recién el 31 de diciembre. Según supo El País, hasta ahora han tenido cinco
reuniones y la próxima es el miércoles 17. El plazo máximo que había
previsto el gobierno para cerrar las negociaciones en todos los grupos era
el 15 de este mes.

Los motivos

Más allá de la negociación salarial, los involucrados ensayaron distintos
motivos para explicar la pérdida de puestos de trabajo.

Uno es la pérdida de poder adquisitivo de los empleadores que, como bien
resalta Lorenzo, en su mayoría son también empleados. En la Liga de Amas de
Casa se inclinan por este argumento: estos empleadores-empleados se
encontraron con menos ingresos en 2015, lo cual afectó su capacidad de
contratar gente.

Para Ceretta también es "razonable" pensar que la desaceleración de la
economía incidió, ya que el servicio doméstico "es algo de lo que
habitualmente uno puede prescindir". De todas formas, advirtió que es un
sector en el que la pérdida de puestos laborales no necesariamente es algo
negativo, ya que puede haber habido un traspaso a otros rubros.
Históricamente, agregó, cuando a la industria manufacturera le fue mejor,
bajó la cantidad de trabajadoras domésticas.

Otra hipótesis es que el salario haya aumentado en forma "desmedida" en
estos años y ya no esté al alcance de una parte de la sociedad. En 2008,
antes de que se acordara el primer convenio colectivo, el salario mínimo del
sector era $ 3.550. Luego de la negociación pasó a $ 4.260. Siete años
después, en enero de 2015, el mínimo se fijó en $ 11.945. Siempre nominales
y por 44 horas semanales. El salario mínimo nacional es $ 11.150 mensuales
(370 dólares al cambio actual).

En definitiva, entre 2008 y 2015 la remuneración de las trabajadoras
domésticas creció 180% y triplicó el crecimiento del nivel general de
precios de la economía (medido por IPC). A precios de 2015, aquel salario de
2008 sería $ 6.825. Al comparar ese valor con el salario mínimo actual,
resulta que la capacidad de compra de las empleadas domésticas más
sumergidas aumentó 75%.

Para Gándara, del sindicato, el crecimiento salarial no constituye un
argumento válido. "Sabemos que si despiden a una, contratan a otra que
trabaje menos horas o que pida menos plata", alegó.

Un motivo que reúne más consenso es la formalidad hoy requerida para tener
una empleada doméstica. Lorenzo reconoció que si bien están "contestes" del
proceso que se ha dado a favor de los derechos de las trabajadoras, "muchas
veces al empleador le cuesta asimilar un montón de cosas que se han sumado"
desde la aprobación de la ley de trabajo doméstico, en 2008: la formulación
del recibo de sueldo cada mes, el pago de una prima por antigüedad, otra
prima por presentismo, entre otras cosas. "No es que el empleador no se
quiera ocupar. Es que a veces persiste la dificultad de conocer a pleno las
obligaciones y responsabilidades de cada uno", aclaró Lorenzo.

De las cifras del BPS no se desprende que las trabajadoras hayan pasado a la
informalidad. De hecho, las domésticas que aportan a la seguridad social han
aumentado progresivamente año a año. En 2008 había 35.000 y hoy ascienden a
73.000. De todas formas, no se sabe qué proporción representan del total de
trabajadoras domésticas porque la cantidad de empleadas informales es un
dato incierto. Según las cifras que maneja el Observatorio del Ministerio de
Trabajo en un informe de 2015, las domésticas (incluidas cuidadoras de niños
y ancianos) son unas 100 mil en total. El sindicato, en cambio, estima que
hay hasta 200 mil en todo el país. Y también desconfían que se hayan perdido
7.300 puestos laborales en 2015, como revelan las encuestas del INE. Al fin
y al cabo, ellas mismas han visto mentir a sus patrones en esas instancias.
(Producción: Felipe González)

El gremio dice que no tienen libertad sindical

En el Sindicato Único de Trabajadoras Domésticas están convencidas de que en
su sector hay despidos indirectos por participar de las actividades del
sindicato. Lucía Gándara, su actual presidenta, aseguró que todas las que
han sido delegadas, a la larga, se han quedado sin trabajo "por salir a la
prensa". 

De hecho, ella hoy está desempleada. Las que asumen la representación de las
otras no tienen fueros sindicales, o sea que no pueden dedicarse 100% a las
tareas. Todo esto repercute, a su entender, en una escasa difusión de los
derechos que tienen como trabajadoras, sobre todo en el interior. "Muchas
arreglan sus asuntos y se olvidan del sindicato", lamentó. Por otra parte,
Gándara destacó el reconocimiento que tiene Uruguay en el mundo por la ley
de trabajo doméstico.

Las cifras

15% de las mujeres ocupadas en el período 1998-2014 se han dedicado al
trabajo doméstico. En 2014 eran el 13,6%. Es un sector extremadamente
femenino: el 99% son mujeres.

100.000 trabajadoras domésticas hay en Uruguay, según estimaciones del
Ministerio de Trabajo en base al INE. En el sindicato de trabajadoras
domésticas calculan que son entre 150 y 200 mil.

73.000 son las trabajadoras que están inscriptas en el BPS. En 2008 eran
35.000, la formalización ha aumentado progresivamente año a año aunque
faltan decenas de miles.

44% llegaron a completar educación primaria solamente. En el resto de las
personas ocupadas este porcentaje es prácticamente la mitad. A su vez, el
40% son jefas de hogar.

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