Uruguay/ a la derecha de la izquierda está el centro, y más acá el capitalismo [Rodrigo Alonso]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Ene 22 10:02:59 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

22 de enero 2016

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Uruguay

A la derecha de la izquierda está el centro, y más acá el capitalismo 

Este mes se desató una polémica con el economista Fernando Isabella sobre el
quehacer económico y político en nuestra realidad nacional. Su primer
artículo, “¿A la izquierda del crecimiento económico?” (1) publicado en La
Diaria el pasado 31 de diciembre, tuvo respuesta de mi parte en la edición
del 8 de enero de Brecha (“¿Compromiso por el crecimiento o tomar las
riendas de la economía?” (2). Ésta a su vez tuvo una contrarrespuesta en La
Diaria del jueves 14 de enero (“El hombre que estaba a la izquierda del
crecimiento económico” (3). En esta columna pretendo responder al último
aporte de Isabella.

Rodrigo Alonso

Brecha, Montevideo, 22-1-2016 

http://brecha.com.uy/

Entiendo que el debate de fondo refiere en primer lugar a las preguntas ¿qué
está pasando y qué puede pasar tendencialmente con el proceso económico en
Uruguay? Y sobre esa base, ¿qué se debe hacer?

En cuanto al método, el camino debe ser poner el foco en la realidad
concreta uruguaya y su entroncamiento con el resto del mundo. Recurrir a un
despliegue abrumador de citas y referencias de todo tipo, aparentando una
sucesión demoledora de ejemplos convergentes en la legitimación de nuestro
planteo, acaba resultando en un debate lleno de ruido y con su cerno perdido
entre la pirotecnia.

En principio creo que el problema del enfoque de Isabella comienza en el
diagnóstico. No atendiendo a la distinción entre lo orgánico y lo
coyuntural, acaba sobrestimando las posibilidades reales de nuestra actual
formación socioeconómica para satisfacer las necesidades sociales. Si bien
los años de crecimiento excepcional que tuvieron casi toda América Latina y
Uruguay en la última década han cambiado sustancialmente el paisaje de
superficie, no han alterado los fundamentos de nuestras economías.

¿Qué hay detrás de esa “virtuosidad” económica de los años progresistas que
permitió crecer a un promedio de poco más de 5 por ciento al año, aumentar
el salario real promedio anual 4,7 por ciento con un acumulado en diez años
de 50 por ciento, incluir y contener parte de la población sobrante que
había consolidado el neoliberalismo con una combinación de nuevos empleos y
políticas sociales, al mismo tiempo que aumentaban las ganancias del
empresariado y se remitían sin problemas los dividendos e intereses del
capital internacional? En lo fundamental: 1) una fase alta en el flujo de
renta de la tierra que recibimos del resto del mundo por la exportación de
bienes con fuerte componente primario; 2) la llegada de un fuerte flujo de
capital externo empujado por una fase de bajas tasas de interés de los
países centrales.

Es natural que quien ha sido el referente político colectivo de ese proceso
intente atribuirse este período ascendente como un logro propio “de la
gestión”, y sin dudas que existen importantes méritos en este sentido, pero
en lo fundamental las determinantes que lo explican no son del orden de las
“nuevas reglas de juego” sino en el empuje que le da a un país pequeño y
primario-exportador un ciclo de altos precios de las materias primas. Prueba
de ello es el nuevo escenario económico que ya se hace presente ante
nosotros a caballo de la reversión de los factores 1 y 2 ya señalados.

Detenernos aquí, ver la evidente relación entre crecimiento, salarios,
inclusión social y consensos sociopolíticos, y concluir entonces que de lo
que se trata ahora es de seguir dinamizando el crecimiento, parece tan
tentador como básico, y estéril para entender el conjunto de vectores en
juego.

Isabella concuerda con mi afirmación relativa a que “somos un país ‘ni-ni’:
ni alta productividad ni mano de obra barata”, y acto seguido dice: “ante
tan correcta constatación, supondríamos que luego explicaría las vías para
lograr un aumento sostenido de la productividad”, “sin embargo, lejos de
eso, opta por un recitado lleno de mística”. Lo hace en referencia a mi
afirmación sobre la necesidad de “avanzar sobre el metabolismo del capital”.
Aquí creo que ocurre algo similar al apresuramiento analítico descrito en el
párrafo anterior. Toma un elemento parcial (somos un país ni-ni) y pretende
de allí extraer una conclusión tan evidente como apresurada (hay que apostar
por la productividad), que nuevamente deja fuera al conjunto de factores en
juego. El núcleo central de mi argumento no es la afirmación de un rasgo
estático (país ni-ni) sino el movimiento que entraña esta condición puesta
en juego con el resto de los factores internos y externos. Con “movimiento”
me refiero a la relación por la cual el flujo de renta de la tierra que
recibimos del mercado mundial acaba oficiando como mecanismo de compensación
para la supervivencia de todo un entramado de capitales que ni tienen la
productividad de los países centrales ni operan a la escala mundial, y
además emplean una fuerza de trabajo que no tiene la baratura de otros
enclaves capitalistas. De esa lógica es que se desprende que cuando se
retrae el flujo de renta y se retraen los flujos de capitales (ambas cosas
están ocurriendo), el capitalismo uruguayo debe comenzar una fuga hacia
adelante suplantando la renta que ya no recibe con el uso de reservas
internacionales y el endeudamiento externo; y, cuando esto ya no es posible,
los capitales que aquí se valorizan, para continuar con su reproducción y
márgenes de ganancia, deben empujar hacia abajo el precio de la fuerza de
trabajo y el gasto público en general, porque parte de la base de
recaudación del Estado es la propia renta agraria. Este es el contenido del
llamado “ajuste estructural”. Ante este planteo Isabella responde que me he
“creído la prédica de la derecha de que el problema del país es una fuerza
de trabajo muy sindicalizada que gana demasiado y un Estado que cobra
demasiados impuesto”. Y dice: “No estoy de acuerdo”. La verdad es que no se
trata de estar o no de acuerdo, eso es irrelevante. La lógica del
capitalismo uruguayo no le va a preguntar a Isabella ni a nadie si está de
acuerdo con que ocurra lo que para él es una necesidad de su metabolismo. La
derecha o quien sea que promueva o administre el ajuste sólo opera como una
mediación entre una necesidad orgánica y su realización.

Detrás de ese movimiento descrito oscila también el tamaño de la clase
trabajadora, que el capitalismo uruguayo necesita para su reproducción.
Cuando sube la renta de la tierra con ella crecen los salarios y el empleo,
cuando baja ocurre lo contrario. En el fondo, a nuestro precario capitalismo
le sobran uruguayos. Nuestra población obrera sobrante es vasta, por más que
se camufle bajo la forma de vendedores ambulantes, mendigos, cuentapropistas
precarizados, receptores de un plan de asistencia estatal u obreros
asalariados de un capital que sólo sobrevive con subsidios y otras
compensaciones.

Es desde este diagnóstico general que entiende que está en el propio
metabolismo del capitalismo uruguayo desembocar en ajustes antipopulares,
que se desprende como orientación histórica general la “necesidad de avanzar
sobre el metabolismo del capital”, expresión que parece provocarle cierto
fastidio a Isabella.

Yendo a otros aspectos menos centrales del debate, cuando hago referencia “a
los uruguayos que vivimos de nuestro trabajo” no me estoy autoproclamando
representante de nadie, sino identificando un sujeto. Isabella prefiere usar
otra demarcación social y –llevando los supuestos al límite– presenta a una
improbable y vasta “clase media” (60 por ciento de hogares con ingresos
entre 45 mil y 180 mil pesos líquidos) para decirnos que hoy en día hablar
de “arriba-abajo” u “oligarquía-pueblo” es una “curiosa banalización”. ¿Qué
dirán de estos números los casi 700 mil uruguayos (cerca de la mitad del
total de ocupados) que a 2014 percibían ingresos mensuales menores a 15 mil
pesos? (500 dólares) (4) Una estudiante que vive con dos amigas y que
trabaja en un supermercado por 12 mil pesos (400 dólares) y luego completa
con tareas de moza los fines de semana es una ascendente clasemediera con un
promedio de cinco horas de sueño diario. Ya se ha dicho que si torturas a
las estadísticas ellas dicen lo que quieras.

Según la Cepal, el 10 por ciento de mayores ingresos se queda con cerca del
30 por ciento, ¿será que no hay margen para políticas de redistribución con
independencia de si crecemos 5, 3 o 1 por ciento? ¿Habrá relación entre la
enorme desigualdad y el hecho de que aún en Montevideo tres de cada diez
niños menores de 6 años está bajo la línea de pobreza? (5) Si hablar de
arriba-abajo o de clases es de trasnochado, ¿ser omiso a la fractura y el
antagonismo de qué es? De socialista seguro que no. En Uruguay el 1 por
ciento con mayores ingresos se apropia del 14 por ciento de la torta, (6)
¿hasta qué percentil de ingresos llega el “marco de alianzas necesario”?

Isabella critica la falta de concreción y de posibilidades reales de la
orientación que defiendo. Naturalmente que algo de eso hay. La reflexión que
se pretende poscapitalista, por definición, tiene una pata en la realidad
actual y otra en un terreno indefinido e inexplorado. Si se dice que “no hay
recetas”, luego no se puede reclamar una. Por otra parte, la validez o no de
lo que se presenta como una orientación general no está dada por si se
avanza o no en su concreción, sino por los argumentos que la fundamentan.

Más allá de estas breves escaramuzas entre contendientes, lo importante es
empujar colectivamente una reflexión de suficiente calado que, avanzando
sobre las formas aparentes, nos permita demarcar con claridad las actuales
coordenadas históricas. Sólo desde esa base será posible el despliegue de un
pensamiento estratégico que oriente nuestra acción política como clase
trabajadora. Mar adentro puede estar en gestación un tsunami, no basta
discutir qué color de malla vamos a usar. Como la esfinge, la realidad
avanza y devora a aquellos que no puedan descifrarla.

Notas

1.http://ladiaria.com.uy/articulo/2015/12/a-la-izquierda-del-crecimiento-eco
nomico/

2.http://brecha.com.uy/compromiso-por-el-crecimiento-o-tomar-las-riendas-de-
la-economia/

3.http://ladiariacom.uy/articulo/2016/1/el-hombre-que-estaba-a-la-izquierda-
del-crecimiento-economico/

4.Instituto Cuesta-Duarte.

5.Ine.

6.Iecom.

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