Ecuador/ ¿reducción de la jornada laboral o del salario? [Tomas Rodríguez León]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mie Mar 2 14:49:50 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

2 de marzo 2016

Boletín Informativo

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Ecuador

¿Reducción de la jornada laboral o del salario? 

Ya era regresiva la política laboral del gobierno, ahora es francamente
neoliberal y corresponde a los esquemas del capitalismo salvaje.

Tomas Rodriguez León

La Línea de Fuego, Quito, 1-3-2016 

http://lalineadefuego.info/

“La producción capitalista no es simplemente la producción de mercancías: es
esencialmente la producción de plusvalía”. Karl Marx

La burguesía oligárquica se confabula con la burguesía burocrática en contra
de los intereses y derechos de la clase trabajadora. Se pretende una
contundente precarización del trabajo, excluyendo la sindicalización y la
protesta. Se procura que los trabajadores no sean más factores de conflicto
des-gremializando las formas de contratación, y se individualiza y fragmenta
las relaciones sociales de producción a conveniencia de los empresarios. El
modelo sucio de acumulación ha entrado en crisis  y corre ya sin tapujos ni
empujos  hacia la derecha.

La crisis fiscal actual, que no afecta a la clase capitalista, deja atrás la
pordiosera acción social, en tanto el gobierno incapaz quiere endosar a la
clase trabajadora la responsabilidad o el manejo de sus consecuencias. El
debacle jamás causado por los inocentes es presionado contra ellos por los
culpables. Se repite la vieja receta burguesa; extraer más sangre
proletaria, el guisado, saltar los episodios de recesión con sacrificios. Se
mixtura otra vez la plusvalía absoluta con la plusvalía relativa. La misma
cocina, los mismos ingredientes, cambia solo el chef llegado de la academia
Belga y yanquee.

La plusvalía absoluta por intensificación de la jornada del trabajo se
expresó en sobre tiempos, que en la práctica hicieron que la jornada laboral
sea de 48 horas semanales, así, el salario alcanzaría al pan.  Ahora, la
reducción de la jornada laboral es solo reducción del salario, es
intensificar la jornada y suprimir los derechos. Ya es posible por mediación
técnica incorporar plusvalía relativa (reducción aparente de la jornada y
reducción del salario). Se optimiza así la crisis  en función de las
ganancias capitalistas porque se promueve  la sobre explotación y  al mismo
paso la  deconstrucción de  derechos de asociación y reclamo.

Perverso el sistema de contratación en el sector público donde los
trabajadores estables solo son el 20%, el 80% restante desfilan
rigurosamente al desempleo sin apelaciones ni indemnizaciones en una maldita
modalidad de comer a turno cada dos años. Con esta experiencia mañosa se
presenta el régimen a sus patrones capitalistas mostrando el destino
manifiesto: los trabajadores formales estables y con derechos limitados se
constituyen en una minoría en extinción. La igualdad laboral es un mito, el
trabajo temporal y el paro forzoso se decoran con despidos unilaterales,
evaluaciones punitivas, vistos buenos y sumarios administrativos,
configurando una situación de miedo y desesperación.

La flexibilización laboral actual deja corta las maldades de la
tercerización precedente, los trabajadores de esa modalidad tenían
estabilidad relativa y salario igual. Los derechos de organización y
sindicalización fueron reducidos, pero esto jamás se superó porque el estado
con la externalización de servicios se constituyó en el primer mercerizador.
Cuando Montecristi vivía, la expectativa de poner fin a la tercerización
jamás podría imaginar que el estado seria el nuevo tercerizador y el gran
precarizador  de la estabilidad,  con todos los elementos facistoides de un
modelo autoriotario que no sabe, ni puede, ni quiere, dialogar.

La sumatoria es larga en la demostración de la regresiva política laboral;
el atraco a las utilidades de los trabajadores (dejando ilesas las
utilidades de los capitalistas) el terrorismo laboral, que limitó la
contratación colectiva, la progresividad del derecho y el acceso a la
organización sindical, el chantaje laboral, la Ley Orgánica de Servicio
Público  que instaló  despidos masivos, el Decreto  813 que estableció las
Renuncias Obligatorias voluntarias.

Al mismo tiempo los mecanismos de evaluación del trabajador, sobre todo
calificado (médicos y maestros), carecen de fundamentación técnica: siempre
discrecionales de las decisiones de autoridades de nominación política,
llenos de entrevista subjetiva o evaluación intencional, proceden a
descalificar, destituir, suprimir puestos. Los mediocres y oportunistas, los
mismos responsables de la crisis y en sospecha de corrupción gobiernan la
máquina infernal.

Mientras en Europa los sindicatos luchan por la reducción de la jornada
laboral y la consigna de racionalidad impone trabajar menos para que todos
trabajen, en la revolución ciudadana se configura el engaño y se impone la
agenda al debate. El FUT (Frente Unitario de Trabajadores) puede estar
cayendo en la trampa. El FUT debe pelear por la reducción de la jornada
laboral a seis horas sin reducción del salario y proponer producir más con
sentido de solidaridad de clase, incorporando más gente del ejército
industrial de reserva. El FUT debe proponer que la única solución válida
para superar la crisis es producción entre más con iguales derechos y no
reducción de salario- trabajo  modelo atrasado, mascara para desmantelar
derechos e intensificar la plusvalía y el plus valor de trabajo.

La voracidad  burocrática ineficiente y la voracidad capitalista eficiente
no tienen salida a la crisis, y los trabajadores debe actuar sin replegarse
porque quien se repliegue es un gobierno en tobogán. La movilización es
necesaria y debe continuar pero de impulsarse la organización con un
plataforma plural para reconstruir democracia desde la perspectiva de la
democracia laboral. Se debe responder a los niveles de cultura panóptica con
más democracia en las organizaciones y en el entorno se debe pasar de
sentirse vigilado a vigilar al poder en todas sus entrañas.

Lo que el régimen no propone ni la burguesía industrial demanda, es que es
posible y deseable la reducción de jornada y salario en los burócratas
mayores que por miles desfilan cual casta de mandamases oprobiosos. Inútiles
que estorban, autoritarios que nada asesoran, retardadores de procesos y de
servicios que ya no son de libre remoción sino de libre reciclaje. De ellos
se puede prescindir hay que darles su despido voluntario obligatorio y hasta
un bono de la dignidad (con descuentos por ineficiencia)

Definitivo: con la fuerza de los trabajadores romper las leyes de los
explotadores.

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