EEUU/ de la reclusión en aislamiento a la solidaridad de la huelga [Amy Goodman y Denis Moynihan]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Oct 1 23:05:19 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

1° de octubre 2016

Boletín Informativo

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germain5 en chasque.net

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Estados Unidos

De la reclusión en aislamiento a la solidaridad de la huelga

Amy Goodman y Denis Moynihan

Democracy Now!

http://www.democracynow.org/

Traducción de Fernanda Gerpe – Democracy Now!

La organización de base, esa ardua tarea de construcción de un movimiento
social, puede resultar extenuante. Con frecuencia, la remuneración es baja o
inexistente y el éxito no está garantizado. Como dijo Martin Luther King Jr.
“Démonos cuenta de que el arco del universo moral es amplio, pero se inclina
hacia la justicia”. Aunque no se inclina solo. En este momento, en
condiciones que podrían considerarse de las más represivas que existen en
Estados Unidos, crece un movimiento nacional por los derechos de los
reclusos. Estados Unidos alberga a menos del 5% de la población mundial y a
casi el 25% de la población carcelaria del mundo. Este movimiento parte de
una celda de reclusión en aislamiento de la Correccional Holman, ubicada en
la zona rural de Atmore, Alabama.

Desde la prisión, un hombre llamado Kinetik Justice dijo en mayo a
“Democracy Now!”: “Estas huelgas son el método que encontramos para
cuestionar el encarcelamiento masivo. El sistema carcelario es la
continuación del sistema esclavista". Justice estaba usando un teléfono
celular de contrabando desde el interior de una celda de reclusión en
aislamiento en Holman, donde se encontraba recluido como castigo por
impulsar la organización de los prisioneros. Él y otros reclusos de Alabama
iniciaron una huelga de diez días el 1º de mayo, Día Internacional de los
Trabajadores, en el marco de la cual se negaron a participar en labores
carcelarias. “La reforma y los cambios por los que luchamos en Alabama hemos
intentado conseguirlos a través de la justicia. Hemos intentado ponernos en
contacto con nuestros legisladores. Y no hemos logrado nada de esa manera.
Consideramos que nuestro encarcelamiento tiene mucho que ver con nuestro
trabajo y con el dinero que se genera a partir del sistema carcelario”.

Kinetik Justice es uno de los cofundadores del movimiento Free Alabama
Movement (FAM, por sus siglas en inglés), que tiene por objetivo la
organización de los reclusos contra los programas de trabajo carcelario en
condiciones de explotación. A pesar de no tener acceso a Internet, tienen un
sitio web donde se puede descargar un libro del cofundador de FAM Melvin
Ray. En el libro, Ray describe las dificultades que enfrentan en el sistema
carcelario de Alabama y la manera en que se están movilizando. Ray, que
también se encuentra encarcelado, comienza el libro diciendo: “LIBERTAD… No
se confundan… Esa es la tarea del movimiento Free Alabama Movement. En algún
momento, nosotros (los reclusos) tenemos que llegar no solo al punto en que
estemos hartos de las condiciones inhumanas e inconstitucionales en las que
estamos recluidos, sino que además tenemos que llegar al punto en que
estemos preparados, en que tengamos la voluntad y la capacidad de hacer algo
al respecto. Ese ‘algo’ es una huelga a nivel estatal de la mano de obra
gratuita, una manifestación de protesta no violenta y pacífica en defensa de
los derechos civiles y los derechos humanos".

La medida de protesta fue más allá de la huelga del Día de los Trabajadores
y pasó a ser de alcance nacional. El 9 de septiembre, reclusos de al menos
24 estados participaron de una huelga coordinada al conmemorarse el 45º
aniversario del motín que tuvo lugar en 1971 en la tristemente célebre
prisión de Attica en el estado de Nueva York. Los reclusos que actualmente
llevan adelante la huelga se manifiestan contra la reclusión en aislamiento
por períodos prolongados, la atención médica inadecuada, la superpoblación,
las agresiones violentas y el trabajo en condiciones de esclavitud.

El pastor Kenneth Glasgow, de Alabama, fundó la organización T.O.P.S., The
Ordinary People Society o La Sociedad de la Gente Común, en español, para
apoyar a los reclusos y exconvictos. Siendo él mismo ex-prisionero, nos
dijo: “Los que están encarcelados reconocen el hecho de que la población
pagó impuestos para su rehabilitación, para que reciban educación y
capacitación a fin de reinsertarse en nuestra sociedad, porque el 98% de las
personas encarceladas salen, y para que al salir sean capaces de ser
ciudadanos productivos tienen que recibir esos conocimientos, educación y
todo lo demás. Lo que consideran es que solamente se los alberga. Y los
contribuyentes pagan entre 31.000 y 80.000 dólares por año, dependiendo del
estado en el que se encuentran, para que los reclusos accedan a
rehabilitación y educación que no están recibiendo. En cambio, lo único que
se les brinda es la posibilidad de ser usados como mano de obra carcelaria
gratuita”.

El pasado sábado por la noche, a la movilización de los reclusos de Holman
se unieron aliados inesperados: los propios guardias de la prisión. Casi la
totalidad de los guardias se negó a presentarse al inicio de su turno de
doce horas. El 1º de septiembre pasado, el agente penitenciario de Alabama
Kenneth Bettis, de 44 años de edad, fue apuñalado en Holman y murió dos
semanas después. Al ser entrevistado nuevamente por “Democracy Now!” esta
semana, Kinetic Justice explicó: “Hemos estado en comunicación entre ambos
lados en las últimas semanas. En realidad, esta administración no tiene
consideración por la vida humana. Y [los guardias] están empezando a ver que
eso no afecta solo a los hombres que están recluidos aquí, sino que la
violencia que generan en realidad llega a afectar también a los agentes. Y
muchos de ellos están aterrados por lo que está pasando”.

El alcance nacional de la huelga carcelaria, con acciones en 40 o 50
prisiones a lo largo y ancho de Estados Unidos, es verdaderamente histórico,
así como la solidaridad que se vio entre reclusos y guardias de Holman esta
semana. Encerrados tras las rejas, privados de acceso a Internet e incluso
al teléfono, impedidos de comunicarse fácilmente con los medios de
comunicación, estos reclusos encabezan su propio movimiento, con la
solidaridad de miles de personas desde afuera. “La esclavitud es difícil de
exterminar en el sur”, escribe Melvin Ray en su libro. Aún así, con su
activismo de base, estos reclusos están inclinando ese arco del universo
moral un poco más hacia el lado de la justicia.

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