Capitalismo/ "la muerte de mujeres en las maquilas recuerda a la fase del periodo de acumulación originaria" [Silvia Federici - entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Oct 17 11:55:05 UYT 2016


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17 de octubre 2016

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Capitalismo

Entrevista a Silvia Federici (1)

"La muerte de mujeres en las maquilas recuerda a la fase del periodo de
acumulación originaria"

María Cruz Tornay *

Pueblos-Revista de Información y Debate, 29-9-2016

http://www.revistapueblos.org/

El análisis feminista de la etapa de la transición del feudalismo al
capitalismo y del trabajo reproductivo no asalariado como sostén del sistema
capitalista han convertido a Silvia Federici, escritora, activista y
profesora de la Universidad de Hofstra de Nueva York, en un referente para
comprender la interconexión entre la crisis sistémica del capital y el
incremento de las diferentes formas de violencias hacia las mujeres. Su paso
por Ecuador para participar en diferentes encuentros con la academia y
movimientos feministas durante el pasado mes de mayo, permitió una
conversación en la que de manera crítica analiza la actualización directa e
indirecta de la caza de brujas y las consecuencias de las políticas
extractivistas sobre las vidas y los cuerpos de las mujeres en América
Latina. La crisis del sistema ha tenido un grave impacto para las mujeres en
diversos aspectos, pero también de manera diferenciada según territorios. 

-¿Cuáles son las consecuencias que se pueden identificar a nivel global
tanto en el ámbito del trabajo como en el reproductivo?

La crisis capitalista ha significado cosas muy diferentes para las mujeres,
según los lugares del mundo, pero igualmente existen elementos comunes. Las
mujeres hoy se enfrentan de una forma muy diferente, pero contundente, con
una crisis muy fuerte de la reproducción a todos los niveles como
consecuencia del fracaso del estado de bienestar, el fracaso del salario
masculino, el de la política del pleno empleo, que ha obligado a muchas
mujeres a salir de la casa, tomar un segundo trabajo que se ha añadido al
trabajo doméstico no pagado, así que ahora la jornada laboral de las mujeres
es una jornada sin fin. Las mujeres hoy deben trabajar fuera y dentro de la
casa para recuperar todos los cortes de los servicios sociales que el estado
ya no realiza. En Estados Unidos, las mujeres se encuentran en una crisis
existencial, personal y colectiva, muy fuerte, y se han convertido en las
mayores consumidoras de antidepresivos. El número de suicidios de mujeres se
ha elevado y se calcula que la esperanza de vida de una mujer proletaria sin
recursos es cinco años menor que la de su madre. A nivel más internacional,
las mujeres de las áreas rurales de América Latina y de África se encuentran
con un ataque muy grave al territorio, lo que implica un impacto específico
hacia ellas. Se trata de una agresión a las formas de cultivo de
subsistencia, que para muchas mujeres son una manera de tener autonomía del
mercado y sustentar a su familia en un contexto social donde la comunidades
han sido desmonetarizadas como consecuencia del ajuste estructural, con el
desempleo, y muchas veces con el despojo de la tierra que poseían.

-Y en este contexto, también se da un ataque hacia el cuerpo de las mujeres
y su autonomía…

Sí, también existe un nuevo ataque directamente contra el cuerpo de la
mujer, contra su capacidad reproductiva, contra su capacidad de controlar la
procreación, un ataque que es diferente según los lugares. En otros casos,
las mujeres se enfrentan, por ejemplo, a la esterilización. Durante los años
noventa hubo una campaña de esterilización brutal es muchas partes de
África, de India, de Indonesia. En estos países se realizan los safaris de
la esterilización, donde se juntaban mujeres dándole a cambio pequeñas
cosas, como arroz, para convencerlas de que debían ligar o cortar las
trompas. Había miedo a que estas mujeres fueran a procrear una generación de
jóvenes más combativa. Yo creo que estos programas de esterilización están
conectados como una respuesta a las luchas de las nuevas generaciones de los
territorios colonizados, generaciones que se proponían, como proyecto
político, recuperar la riqueza robada.

En otros lugares, se prohíbe el aborto, como en Ecuador, que no solamente
significa prohibir a la mujer el control sobre su cuerpo, es parte de toda
una política para controlar el trabajo de las mujeres, para poner una vez
más su sumisión a los hombres de la casa y a su sexualidad, y su capacidad
reproductiva al control de los hombres y del estado. Esto es un proceso que
se puede documentar a nivel internacional. En Estados Unidos, muchos estados
han aprobado leyes que intentan controlar la vida y el comportamiento de las
mujeres cuando están embarazadas. Se establecen penalizaciones por
comportamientos que no son aceptados, así, en muchos hospitales donde van
las mujeres que no tienen recursos, se realiza un test de sangre después del
parto, y en caso de identificar alguna anormalidad, se les envían a prisión
acusadas de sabotear la vida del futuro nacido. Mujeres embarazas que han
sufrido accidentes de coche han sido arrestadas por irresponsables.

Se trata de un nuevo ataque como el que se produjo en el periodo de la
acumulación originaria, y que pasa por el trabajo, por el acceso de las
mujeres a la tierra y a su cuerpo. Es una súper explotación. Ahora las
mujeres deben trabajar fuera del hogar, dentro del hogar y trabajar también
en industrias que son formas de esclavización, como la maquila, las mujeres
han sido la carne de cañón de la desestructuración industrial del mundo con
la maquilización del trabajo. Las mujeres jóvenes han sido destinadas a
consumir su cuerpo, consumir su vida, en estas nuevas plantaciones
industriales, donde se dan formas de trabajo verdaderamente esclavizantes.

Las mujeres son expulsadas de la tierra, marginalizadas, se penaliza el
cultivo de subsistencia y el cuerpo también. Por eso, muchas mujeres en
América Latina hablan de cuerpo y territorio, por la continuidad que hay en
él.

-¿Cómo relaciona la crisis del sistema y la explotación de los territorios
con la violencia hacia las mujeres y la caza de brujas?

Una imagen muy fuerte de lo que está ocurriendo a nivel internacional es el
gran aumento de la violencia contra las mujeres, un incremento del número de
atentados y de abusos de forma cuantitativa, pero también cualitativa, por
la intensidad de la brutalidad: hoy las mujeres se matan, se desmiembran, se
queman vivas, se entierran… En esta caza de brujas de África, las entierran
vivas, las desmiembran con machetes. Y son formas de violencia que también
se documentan en países como España y e Italia. Este fenómeno tiene muchas
caras: la violencia que se usa para aterrorizar poblaciones, para vaciar
territorios que son destinados a la comercialización, destinados a la
empresa minera, es otro tipo de violencia, es la violencia de la que habla
Rita Segato, y que tiene como finalidad dar un mensaje a la población sobre
la falta de compasión y de consideración, de manera que se les obliga a
abandonar el territorio. Se destruyen a las mujeres para destruir a la
comunidad, para obligarlas a salir. Esta es una violencia conectada al
trabajo, como el asesinato de mujeres en Ciudad Juárez, muchas de ellas
trabajadoras de la maquila, que ha servido para paralizar su forma de
organización, es un fenómeno también de la frontera y a estas formas de
súper explotación, que al principio habían provocado protestas de las
trabajadoras de la maquila, que se habían sofocado, paralizado, contra esta
gran violencia. Y también está la violencia de los narcotraficantes, de
paramilitares… Está la violencia de los hombres, de la familia, porque los
hombres descargan sobre las mujeres las frustraciones que llegan de su
pérdida de poder social, y hombres que intentan recuperar a través del
cuerpo de las mujeres lo que han perdido perdiendo el salario. Yo decía que
en el periodo de acumulación originaria el capitalismo dio las mujeres a los
hombres como compensación por la tierra que habían perdido. Hoy, el cuerpo
de las mujeres es sustituto del salario y el empleo que han perdido. Hay
hombres que venden a su pareja para el trabajo sexual, que es otro tipo de
violencia, pero todas ellas están conectadas porque tienen sus raíces en la
desestructuración del trabajo impulsado por el neoliberalismo, por la
relación capitalista. Me interesa subrayar también la interacción entre
violencia familiar, más no privada, porque es tolerada y mandatada por el
estado, y la violencia pública e institucional. Y me interesa subrayar
también la continuidad entre la violencia física del desmembramiento, de la
quemadura, y de la política social, porque el empobrecimiento, la
expropiación, el corte de los servicios sociales, deben ser considerados
formas de violencia. Es importante no reducir la violencia a solamente la
violencia directamente física, que es una medida central para imponer todo
esto, pero que es parte integrante de otras violencias, que es integrada,
configurada, en toda la organización capitalista del trabajo y de las
relaciones sociales.

-En diferentes países de África y Asia se han documentado asesinatos y
torturas hacia mujeres acusadas de ser brujas. ¿Cómo se presenta en esta
época la caza de brujas y con qué objetivos se ha producido esta
actualización?

La caza de brujas que se conoce ahora empieza a actualizarse en los años
ochenta, mano a mano con los programas de ajuste estructural y las políticas
extractivistas que actúan de manera conjunta con el apoyo e intervención
masiva en muchas partes del mundo, con un ejército de misioneros
pentecostales financiados por las matrices más conservadoras de los partidos
de derecha de los Estados Unidos, coincidiendo con la desestructuralización
de la economía del tercer mundo, pero también de los países del primer
mundo.

Estos misioneros llegaron pretendiendo hacer milagros, con propaganda e
introduciendo la presencia de un diablo que conspira y que se esconde detrás
de todos los males. Estos grupos tienen estrictos manuales de cómo reconocer
a una bruja. En la televisión se difunden programas que enseñan a
identificarlas, mientras que en los mercados populares también hablan de la
brujería. Esto ha sido muy importante porque hay un conjunto de fenómenos de
empobrecimiento, de migración, de desfragmentación y desmantelamiento del
tejido social, como consecuencia de la intervención extranjera,
principalmente de compañías mineras y petroleras que en muchos lugares
conspiran con los jefes locales y con la organización pentecostal. Mujeres
que viven solas, que se sustentan cultivando un trozo de tierra, empiezan a
ser acusadas de brujas y de ser responsables de todo lo malo que ocurre en
la comunidad, como la muerte de un niño, de un animal o de un accidente de
coche. Ahora, familiares de mujeres que tienen tierra, sobre todo jóvenes
que quieren apropiarse de esa tierra, se convierten en mercenarios de esos
otros personajes.

En muchos lugares, la ausencia de asistencia médica ha sido sustituida por
la figura del curandero. El curandero moderno es una figura que se presenta
como alguien capaz de reconocer a las brujas. A veces, los jefes locales
traen curanderos, o a personajes que se dicen capaces de reconocer a las
brujas, mujeres que terminan siendo golpeadas, torturadas, despojadas de sus
propiedades, y asesinadas. En Tanzania, en 2014, casi mil mujeres han sido
asesinadas o brutalmente abusadas, acusadas de ser brujas, y es algo que
también ocurre en otras partes de África, y en otras zonas como India. En
África, hay hombres ancianos acusados de ser brujos, con el claro objetivo
de confiscar su pensión. Los jóvenes acusaban a personas mayores de ser
brujos, en el momento justo en el que estas personas regresaban de la ciudad
con dinero, con el objetivo de confiscar su ganancia. Vemos de esta manera
la conexión y complicidad entre estos fenómenos y las políticas de despojo,
la relación entre el contexto del despojo, del empobrecimiento y de la
fragmentación de la solidaridad social. Y a esto se añade una comunalidad de
intereses entre los grandes actores, los gobiernos, con los planes de
desarrollo, con su complicidad con las compañías mineras, petroleras, que
están interesadas en desplazar aldeas y comunidades enteras, o a realizar
formas muy contaminantes de extracción. Y, en esta situación, una juventud
sobre todo masculina local que no tiene futuro, que no ve capacidad de algún
empleo o estudio, y que no sabe cómo salir del empobrecimiento, es
fácilmente reclutada por los jefes locales y por la compañía minera para
formar parte de su ejército privado. Es decir, terminan siendo utilizados
para enfrentarse a las comunidades, sobre todo a las mujeres. Esperando
apropiarse de un trozo de tierra y de los pocos recursos que puede haber,
son los que acusan directamente a las mujeres de ser brujas.

-En África y en India se produce una caza de brujas bajo acusación directa,
pero en otras regiones del mundo, como América Latina, ha identificado una
criminalización de las prácticas y saberes tradicionales.

Las diferentes versiones de la caza de bruja están conectadas. Está la caza
de brujas que pasa por la acusación directa en la que te dicen: “tú eres
bruja”; pero también existe una caza indirecta en la que se lleva a cabo la
criminalización de las prácticas y saberes que no gustan al estado porque
dan autonomía a las mujeres y no puede ejercer su control. Junto a la
criminalización de estos espacios de autonomía se da un conflicto
intergeneracional, que es un conflicto de valores. Los jóvenes, también las
mujeres, vinculan la felicidad con el desarrollo del consumo, en el marco
del sistema capitalista monetario, y ven con desprecio y con rechazo a sus
mayores, sobre todo a las mujeres, porque tienen valores que consideran
atrasados, como amar a la naturaleza y negarse a vender la tierra.

En mi investigación, he encontrado testimonios de hombres mayores que
afirman tener miedo de que un hijo los mate para vender su tierra y con el
dinero comprar un taxi. Literalmente, es el pensamiento del Banco Mundial,
que ha adoptado la teoría del economista peruano Hernando de Soto, quien
afirma que la tierra no es verdaderamente fértil y que, si hoy hay pobreza
en el mundo, se debe a que millones de personas usan la tierra para
sustentarse. Según este pensamiento, la tierra es fértil solo cuando se usa
de manera colateral, cuando se intercambia con el banco por un préstamo
monetario con el que se va a impulsar un negocio. Y este es el pensamiento
de los jóvenes, ven que el futuro está en el dinero, no está en los árboles,
ni en la tierra, ni en los animales.

Este desprecio y desvalorización es parte de un proceso histórico de
desvalorización de las mujeres, de la tierra, del proceso de reproducción y
de desvalorización de la vida, cuando la vida solo sirve como medida de la
ganancia individual por la acumulación de la riqueza individual.

-Las políticas extractivistas y la explotación de los territorios se
justifican en algunos países de América Latina como un “mal necesario” que
permite obtener financiamiento dirigido al desarrollo social. ¿Qué han
supuesto estas políticas de manera específica para las mujeres?

Es mentira que estas acciones extractivistas sobre el territorio permitan un
desarrollo social, y es una visión que he elaborado a partir de muchos
encuentros con mujeres en América Latina sobre lo que está sucediendo. En
algunos países se ofrecen a cambio del despojo bolsas familiares, que no
pueden compensar de ninguna manera la gran catástrofe, el desplazamiento y
la contaminación de la tierra en la vida de los pueblos, en general, y de
las mujeres, en particular. La contaminación de la tierra, implica la
pérdida de la vida, la cultura y los saberes, no se deja nada a las
siguientes generaciones, de manera que es un ataque a la vida misma. Esas
pequeñas bolsas familiares que se dan en algunos países nunca fueron
pensadas para el bienestar de las mujeres, si no para dar la impresión de
que se ofrecía algo a cambio y, sobre todo, para desmovilizar la protesta
que surgía del despojo. Se pretende eliminar la forma más horrenda de
empobrecimiento, pero estas bolsas familiares nunca fueron dirigidas a
cambiar el modo de producción, a crear una sociedad más justa. Y me parece,
hablando con muchas mujeres de Bolivia, pero también de Sudáfrica, que las
políticas de las bolsas familiares es un estándar de estos gobiernos que se
dicen progresistas. Además, los requisitos exigidos para recibir las bolsas
son complicados y aquellas mujeres de zonas rurales que no están
familiarizadas con las instituciones pierden estas bolsas que no cambian las
condiciones de vida ni tampoco el sistema de producción. Más bien, piensan
que es una forma de control gubernamental por integrarlas en la economía
monetaria y controlar a unas mujeres que estaban fuera del sistema. Además,
con la caída de los ingresos como consecuencia de la bajada del precio del
petróleo, es probable que esta medida vaya a desaparecer.

-Precisamente, usted observa una relación entre la expropiación de la tierra
y la nueva organización de la producción industrial, con la maquila como
único medio de subsistencia para las mujeres que han sufrido el despojo.

La desestructuración de la producción industrial a nivel global fue la
respuesta a la enorme lucha de las décadas de los años sesenta y setenta
contra la gran concentración industrial. El desmantelamiento de empresas,
como Fiat, ha dejado ciudades fantasmas, como Detroit, que ha perdido más de
la mitad de su población, después de que se convirtiera en un centro de
lucha obrera. Es muy interesante ver cómo desde finales de la década de los
años ochenta se ha reconstruido la organización del trabajo a nivel mundial,
han cerrado y desmantelado la gran concentración industrial y la
reorganizaron la producción industrial a nivel internacional con la maquila,
que es alimentada por la expropiación de la tierra. En América Latina, la
expropiación de la tierra es la raíz de la maquila, ya que las mujeres
jóvenes no pueden sustentarse con una actividad del campo que dejó de
existir, y ante la falta de oportunidades se ven obligadas a trabajar en la
maquila. Son trabajadoras cuyos padres perdieron la tierra o se han
endeudado con la política de Monsanto para comprar las semillas. El despojo
de la tierra, el endeudamiento de los campesinos, que ha provocado tantos
suicidios, ha sido la base y el fundamento sobre el cual se ha construido la
maquila, que ha sido el reemplazo de las grandes concentraciones
industriales. La maquila es una institución militar, no solamente económica,
y en ella se puede poner cualquier condición de trabajo: no se permite la
organización ni la sindicalización, no existen horarios ni protección de los
derechos. La maquila es un ataque contra la salud de las mujeres y un ataque
contra los derechos humanos en general. Hay que recordar cuántas mujeres han
muerto por no poder salir de un incendio, a causa del cierre de puertas de
la fábrica, es algo que recuerda a la fase del periodo de acumulación
originaria. En Foxconn, la empresa que fabrica los productos para Apple,
trabajan sesenta mil mujeres con unas condiciones de trabajo tan brutales,
que han adoptado el suicidio desde los techos de la fábrica como estrategia
de lucha, y ahora hasta les hacen firmar un compromiso de que no van a
suicidarse en el trabajo. 

* Mari Cruz Tornay Márquez forma parte del consejo de redacción de  Pueblos
– Revista de Información y Debate.

Nota de Correspondencia de Prensa 

1) Silvia Federici (1942, Parma, Italia) profesora en la Hofstra University
de Nueva York. Militante feminista desde 1960, fue una de las principales
animadoras de los debates internacionales sobre la condición y la
remuneración del trabajo doméstico. En la década de 1980 trabajó varios años
como profesora en Nigeria, donde fue testigo de la nueva oleada de ataques
contra los bienes comunes. Autora de Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y
acumulación originaria (Tinta Limón ediciones, Buenos Aires, 2016). Título
original, Caliban and the Witch: Women, the Body, and Primitive Accumulation
(Nueva York: Autonomedia, 2004). También editado en castellano, Revolución
en punto cero, Trabajo doméstico, reproducción y luchas feministas
(Traficantes de sueños, 2013), que reúne artículos desde 1975.  

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