México/ giro del EZLN: el temblor político de la candidatura femenina indígena [Manuel Aguilar Mora]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Oct 17 12:54:30 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

17 de octubre 2016

Boletín Informativo

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México 

El temblor político de la candidatura femenina indígena del EZLN

Manuel Aguilar Mora * 

Ciudad de México, 16-10-2016

Titulándola con uno de los versos del himno nacional de México, “que
retiemble en sus centros la Tierra”, el Ejército Zapatista de Liberación
Nacional (EZLN) y el Congreso Nacional Indígena (CNI) hicieron pública su
declaración final del encuentro que sostuvieron en Chiapas en días pasados y
en la cual anuncian su decisión de presentar una candidatura para los
comicios electorales presidenciales del 2018. La conmoción política que ha
producido este anuncio es como un verdadero temblor en los centros de la
vida política mexicana. 

El giro del EZLN

El comunicado de la reunión del EZLN y el CNI fechado en un lugar de Chiapas
con la mera mención de “octubre de 2016”, no fue publicado por ningún medio
“establecido” ni periódicos, ni noticieros electrónicos sino que fue lanzado
a los laberintos de la red y su explosivo contenido sólo fue captado el fin
de semana pasado: el EZLN con sus aliados indígenas de todo México, de
Sonora a Yucatán se proponen lanzar para las campañas electorales del 2018 a
una mujer indígena. Las líneas finales del comunicado señalan que ante “la
situación de grave crisis por la que atraviesa el país [...] la palabra de
los indígenas [debe] materializarse en una mujer indígena, delegada del CNI
como candidata independiente que contienda a nombre del CNI y del EZLN en el
proceso electoral del año 2018 para la presidencia de este país”.

Los sexenios presidenciales priistas y panistas siempre habían llegado
exhaustos a su quinto año, no el de Peña Nieto que prácticamente terminó la
noche de Iguala del 26 de septiembre de 2014 sin siquiera haber culminado su
segundo aniversario. 2017 y 2018 políticamente van a estar centrados en los
preparativos y en la realización de la lucha por la sucesión presidencial,
de hecho la decisión del EZLN y sus aliados indígenas vienen a acelerar un
escenario no sólo de fin de gobierno sino de fin de régimen.

En los partidos burgueses mismos, que son todos los “registrados” en el
instituto electoral, se discute y se preparan para lo que va a pasar en el
2018: la reelección del candidato presidencial priista ante el colapso que
ha representado el gobierno de Peña Nieto sería considerada como una
auténtica provocación por amplísimos sectores de la población. La vuelta del
Partido de Acción Nacional (PAN) después de los fracasos portentosos de los
presidentes panistas Fox y Calderón, aparece también como más de lo mismo.
Andrés Manuel López Obrador (AMLO) por el Movimiento de Regeneración
Nacional (Morena) recorre todo el país para preparar su tercera postulación
presidencial y aunque ciertamente su candidatura tiene un apoyo popular
muchísimo mayor, su moderación y abierta política conciliadora le está
restando muchos apoyos en los sectores cada vez mayores de una población
descontenta y harta de la situación por la que atraviesa México. Por eso es
que abundan las proclamaciones de candidaturas presidenciales: el jefe de
gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera ya se postuló y sabe
que un Partido de la Revolución Democrática (PRD) debilitado con gusto lo
aceptaría como su candidato. El gobernador de Nuevo León, cuna del poderoso
grupo financiero-industrial de Monterrey, Jaime Rodríguez, “El Bronco”,
estrella de las nuevas y permitidas “candidaturas independientes” (no
registrados por los partidos), también se ha lanzado a la arena. Y la lista
de “independientes” está aumentando.

Por supuesto, la anunciada candidatura femenina indígena sería también de
las independientes, pero su carácter no está incluido dentro del contexto
burgués de todos los demás partidos y candidatos “independientes”.
Representaría un desafío directo al establishment oficial al declarar el
EZLN y el CNI abiertamente que su campaña será “anticapitalista”. La
proclamación de esta decisión viene a corroborar la gravedad de la crisis,
determinante que explica este giro abrupto y radical de la política de los
neozapatistas y sus aliados caracterizada por su completo abstencionismo
electoral y sus coqueteos anarquistas expresados en su adhesión explícita a
la consigna de “transformar la sociedad sin tomar el poder”. En sus líneas
finales el texto de su declaración explica este giro de la siguiente manera:

“Ratificamos que nuestra lucha no es por el poder, no lo buscamos; sino que
llamamos a los pueblos originarios y a la sociedad civil a organizarse para
detener esta destrucción, fortalecernos en nuestras resistencias y
rebeldías, es decir en la defensa de la vida de cada persona, cada familia,
colectivo, comunidad o barrio. De construir la paz y la justicia
rehilándonos desde abajo, desde donde somos lo que somos. Es el tiempo de la
dignidad rebelde, de construir una nueva nación por y para todas y todos, de
fortalecer el poder de abajo y a la izquierda anticapitalista, de que paguen
los culpables por el dolor de los pueblos de este México multicolor”.

De este modo el EZLN convoca a la población indígena y a la “sociedad civil”
a una revolución sin atreverse a nombrarla pero definiéndola cuando señala
los atributos de “la nueva nación por y para todas y todos” que deberá
surgir en este “México multicolor”. Un México no capitalista, un México sin
gobiernos priistas, panistas, perredistas y demás organizaciones burguesas
que son la garantía de la permanencia del poder capitalista que en la
práctica hay que derrumbar para instalar el otro poder, el de la “dignidad
rebelde”, que no puede ser sino el de otro gobierno, el de los indígenas,
junto a los demás sectores explotados y oprimidos de la “sociedad civil” que
se sientan llamados a participar en esa transformación de México. La
contradicción de una retórica anarquizante superada por la realidad política
de la lucha por “el fortalecimeinto del otro poder de abajo y de la
izquierda anticapitalista” se resolverá en el mismo proceso por el que se
han lanzado los neozapatistas impulsados por la crisis.

Comienza un proceso inaudito en el que vuelve a irradiar la alternativa del
EZLN que en 1994 casi incendió a México pero que fue neutralizada por un
poder burgués hábil y experimentado, ayudado fundamentalmente por una
izquierda sistémica estalinista y una corriente reformista burguesa
encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas (en la que desde un inicio se incluyó
López Obrador) fundadora y dirigente central del PRD, ambos factores que
garantizaron el control popular y evitaron el desbordamiento que parecía
venir en ese año crítico de 1994.

Perspectivas

Esa constante histórica nacional que desde el siglo XIX y en especial desde
la Revolución de 1910 ha definido en gran medida el proceso revolucionario
de la lucha de clases, surge de nuevo en estos días críticos. El CNI y el
EZLN convocan a los campesinos a erguirse como opositores radicales del
establishment. El EZLN, reivindicando el zapatismo de nuevo parece destinado
a contribuir decididamente a la tarea histórica postergada prácticamente
durante todo el siglo XX, del surgimiento de la alternativa política
independiente de los trabajadores y del pueblo de México. La convocatoria
del EZLN apunta a perspectivas inauditas en el panorama electoral, de hecho
político en general del país.

Ya se demostró eso en 1994. Desafortunadamente después de ese año crítico la
deriva política con rasgos de sectarismo del EZLN lo aisló de los procesos
de los movimientos sociales y sus proyectos de vincularse con los sectores
de izquierda independiente y socialista, como la fundación y disolución del
FZLN y después la experiencia abortada de la convocatoria de la Sexta
Declaración de la Selva Lacandona en el proceso de las elecciones
presidenciales del 2006, arrinconaron al EZLN en la región chiapaneca con
sus bases campesinas en donde se dedicó a fundar municipios libres, “los
caracoles”, experiencia campesina e indígena muy interesante pero
insuficiente para una población trabajadora ya abrumadoramente concentrada
en las grandes y medianas aglomeraciones urbanas que cambiaron radicalmente
el panorama demográfico de México en los últimos cuarenta años.

Para la oposición burguesa más importante, la representada por Morena y en
especial para su caudillo AMLO, este hecho viene a moverle todas las piezas.
De inmediato han surgido también en estos días las polémicas en favor y en
contra de la candidatura propuesta. El cargo fundamental que ya se oye
crudamente es el del supuesto papel “divisionista” de la izquierda. No sólo
eso, el 15 de octubre AMLO en una serie de diversas declaraciones a los
medios, primeramente consideró y avaló como “un derecho” del EZLN lanzarse
con su candidatura a la palestra electoral, pero inmediatamente se
contradecía agregando en otras declaraciones las acusaciones que se hicieron
a las posiciones del EZLN en los procesos electorales tanto en 2006 como en
2012. Según AMLO y muchos de sus seguidores se trata de “una maniobra para
hacerle el juego al gobierno, porque no han querido en esas dos ocasiones
que haya una transformación, un cambio de régimen”. Va tan lejos AMLO que ha
acusado “al EZLN y la Iglesia progresista [Javier Sicilia y aliados] de
haber ayudado indirectamente al fraude de Calderón”.

Reconociendo que el abstencionismo fundamentalista electoral puesto en
práctica por el EZLN en esos años fue muy crudo y careció de explicaciones
programáticas, lo cual provocó confusión en muchos de sus seguidores, la
base política en que se basaba era intachable: el PRI (Partido
Revolucionario Institucional), el PAN, el PRD y las demás pequeñas
franquicias políticas no representan los intereses del pueblo explotado y
oprimido de México. Pero los argumentos en los que se apoya la política y el
programa de AMLO y su partido Morena no les dan ninguna autoridad para
criticar al EZLN pues se trata de un programa arcaico, del más puro corte
liberal decimonónico que se abstrae por completo de los portentosos hechos
que han determinado la evolución del capitalismo nacional e
internacionalmente durante todo el siglo XX. Se concentra en la impugnación
de la corrupción gubernamental, pero no toca ni de casualidad las prácticas
no sólo de corrupción sino de gigantesco saqueo y explotación del capital
nacional e imperialista que los hacen los principales responsables de la
situación desastrosa en la que se encuentra la economía de México. Para AMLO
no existe la lucha antiimperialista, no hay en sus constantes y casi
cotidianas arengas la menor mención del papel internacional de México, del
escenario de crisis que determina la situación de América Latina y el mundo
entero y su interpretación de cómo afecta todo esto a México.

Además, el curso ultra moderado y conciliador expresado durante los tres
años pasados una y otra vez por ALMO en sus discursos, convocando a Peña
Nieto a unirse con él para “garantizar la estabilidad en el año electoral de
2018”, prometiendo, si triunfa, el perdón a la actual mafia en el poder
culpable de crímenes de estado como el de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa
y de tantas otras tropelías que inculpados en un juicio imparcial serían
sentenciados a muchos años de cárcel. No, AMLO no representa ninguna
posición clasista, de auténtica izquierda independiente y revolucionaria.

El giro del EZLN que recién se anuncia seguramente tendrá repercusiones
importantes en su quehacer y estrategia políticas. Para empezar una campaña
presidencial como la que se vislumbra tendrá necesidad de buscar alianzas.
El accionar del EZLN y del CNI será más político, validando la suma de
fuerzas, sin el autoritarismo típico de los métodos militares. Una campaña
política no es una campaña militar. El propio histórico subcomandante
Galeano (antes Marcos) experimentará, si se convierte en impulsor directo de
la campaña de su candidata en las calles de México, un cambio. Ya no sólo
ordenara sino deberá convencer. El autoritarismo militar, con nefastas
consecuencias en el quehacer político del EZLN, de sus líderes principales,
no podrá ser el método de conducción de una campaña electoral inaudita como
la que se perfila tendrá lugar con este giro en los campos y ciudades de
México..

El mundo del trabajo podrá y deberá ser convocado. Aquí el papel de la CNTE
(Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación será crucial para
darle a la posible campaña de la candidata indígena, campesina y
revolucionaria el debido apoyo clasista para que los “caracoles” chiapanecos
salgan del aislamiento y fructifique en los sindicatos y organizaciones
obreras las experiencias emancipadoras de vanguardia de los pueblos
indígenas de Chiapas.

Esto apenas empieza, faltan muchos cabos por atar, muchas explicaciones que
dar, pero el mero giro político anunciado en ese congreso de hace unos días
ya representa un hecho que es un verdadero hito, un auténtico temblor de la
lucha política popular en México. 

* Militante de la Liga de Unidad Socialista (LUS)

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