Chile/ denegación de voto, el gran susto municipal [Horacio Brum]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Oct 29 00:07:49 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

29 de octubre 2016

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Chile

El gran susto municipal

Denegación de voto 

Ni los peores pronósticos de los políticos y los encuestadores se acercaron
a lo que sucedió el domingo 23 en Chile: el promedio nacional de abstención
en las elecciones municipales llegó al 65 por ciento. Los resultados fueron
malos para el progresismo gobernante a nivel nacional. 

Horacio Brum, desde Santiago

http://brecha.com.uy/

El sábado 22 Chile quedó bajo una suerte de estado de sitio cívico. En cada
ciudad el Ejército designó un “jefe de plaza” que asumió el control del
orden público junto con las otras fuerzas militares y la policía. Soldados
armados a guerra, con fusil al hombro y pistola al cinto, ocuparon las
escuelas y los liceos, y quien intentara hacer actos políticos en público o
en privado podía sufrir penas de cárcel. Además, los militares, en
coordinación con los fiscales del Ministerio Público, tenían atribuciones
para allanar las sedes de los partidos políticos y cualquier otro lugar
donde hubiera sospechas de actividad política ilegal. Por otra parte, los
ciudadanos que no acataran las normas de excepción vigentes se exponían a
ser castigados con multas y prisión.

Tales controles no se debieron a ninguna situación de disturbios
generalizados ni amenazas al régimen democrático, sino todo lo contrario:
las fuerzas armadas estaban cumpliendo las funciones que les asigna la ley
electoral, porque el domingo 23 los chilenos debían elegir a sus autoridades
municipales. La alarma y la preocupación estaban más bien en el campo de los
políticos, temerosos de que se repitiera el fiasco de las elecciones
presidenciales, cuando el levantamiento de la obligatoriedad del sufragio
hizo que la abstención superara el 58 por ciento y la hoy presidenta
Michelle Bachelet llegara al poder con el respaldo de poco más de la quinta
parte de los inscriptos en el padrón electoral.

En los últimos tiempos, a las movilizaciones de los estudiantes por la
educación gratuita y de calidad se han agregado otras expresiones de
descontento de la ciudadanía, como el movimiento No+Afp, que busca el fin
del sistema privado de jubilaciones. El involucramiento de casi todos los
partidos en los fraudes impositivos, mediante los cuales los empresarios
financiaban a los candidatos de su preferencia; los abusos de los grupos
empresariales para manipular los precios de productos que van desde los
medicamentos hasta el pollo y el papel higiénico; los negociados con la
salud y la educación, en los cuales participa más de un miembro de la clase
política, y la verdadera ola de estafas a ahorristas e inversionistas
descubierta desde marzo de este año –con más de 7 mil perjudicados y
pérdidas por alrededor de 250 millones de dólares–, así como la disolución,
entre cabildeos políticos y acuerdos de pasillo, del espíritu original de
las reformas laboral y educativa, han creado una desazón colectiva y sobre
todo una profunda desconfianza respecto de quienes tienen el poder, sea en
la política y en la economía.

En las encuestas comparativas latinoamericanas los chilenos no suelen ocupar
los primeros puestos en cuanto a su preferencia por el régimen democrático
de gobierno ni por la adhesión a los partidos políticos, y pocos días antes
de las elecciones municipales el estudio “Valores y prácticas ciudadanas”,
realizado por la universidad privada Andrés Bello, indicó que el 46 por
ciento apoya la suspensión de la democracia para resolver crisis sociales o
políticas. La desafección por el sistema democrático aumenta en sentido
inverso al nivel socioeconómico, y para Mauro Basaure, director del
Doctorado en Sociedad Actual, de la Unab, “la pobreza se une con el
de­sinterés de votar”. En el caso de los jóvenes, si bien se mantiene la fe
en la democracia, tienen la sensación de que el sistema político está
traicionando sistemáticamente todas sus ilusiones y aspiraciones.

Ese clima en la opinión pública no contribuyó a despertar el entusiasmo por
las elecciones municipales, tradicionalmente consideradas como un barómetro
de lo que serán las presidenciales siguientes. Menos aun cuando pocos días
antes de la jornada electoral se supo que, debido a unos errores todavía no
aclarados en el cruce de datos entre el Registro Civil y el Servicio
Electoral (en este país se vota con la cédula de identidad), a casi medio
millón de personas les habían cambiado el lugar de votación. El caso más
absurdo fue el de un ingeniero que vive en Santiago y que ni siquiera conoce
el extremo sur del país, a quien le fue asignada una mesa de sufragio en la
villa Las Estrellas…¡del territorio antártico chileno! Pese a la gravedad
del problema y a un intento fallido del gobierno para promulgar en tiempo
récord una ley que lo corrigiera, esas personas no pudieron participar en
las elecciones municipales y como única solución se les ofreció un
formulario de reclamos.

¿Un Frente Amplio versión chilena? 

La masiva abstención tuvo picos de hasta 70 y 80 por ciento en varias
comunas, como en Santiago Centro, donde la derecha le quitó la alcaldía a la
alianza de gobierno, en un total de votos que no llegó a la cuarta parte del
padrón.

De todos modos, los sectores de la política tradicional celebraron el
triunfo o lloraron la derrota sin tener en cuenta a los casi 10 millones de
chilenos que decidieron no ir a las urnas. La oposición derechista, con el
apoyo de los medios que le son afines, puso el énfasis en la cantidad de
habitantes que quedan bajo su gobierno y representan más de la mitad de la
población total. En cuanto al oficialismo, la presidenta Bachelet hizo un
discurso de mea culpa en nombre de la coalición gobernante, en el cual
afirmó haber oído el mensaje de los votantes. Una frase muy similar a
aquella de “hemos escuchado a la gente”, que pronunció su mentor y antecesor
Ricardo Lagos cuando no logró los votos necesarios para evitar la segunda
vuelta en las elecciones presidenciales de 1999. Lagos, que otra vez se ha
lanzado a la carrera hacia La Moneda, es visto por muchos como el mandatario
que corrió a la derecha el rumbo de la alianza que hoy preside Bachelet.

Esa deriva hacia la derecha es otra culpa que se le achaca al gobierno, por
no ir a fondo con las promesas hechas en la campaña electoral, como la
gratuidad de la enseñanza, que en realidad ha sido sustituida por un sistema
de mayor financiación estatal a los establecimientos educativos privados,
para que no cobren aranceles a los estudiantes. Es precisamente el
movimiento estudiantil el que ha dado una sorpresa en las elecciones
municipales, algo que podría marcar el comienzo de un desafío a los poderes
anquilosados en la política de Chile.

Desde el comienzo de las movilizaciones universitarias, en 2011, los
estudiantes miraron hacia países como Argentina y Uruguay para tomar
referencias de sus sistemas de educación gratuita. En las observaciones en
el terreno hicieron contacto con las fuerzas políticas progresistas, y el
concepto del Frente Amplio uruguayo fue perfilándose como un modelo de
movimiento para generar cambios reales a través de la política. En agosto,
Giorgio Jackson y Gabriel Boric, dos de los líderes universitarios que
habían dado a la Nueva Mayoría de Bachelet el beneficio de la duda, para
llegar a la Cámara de Diputados, resolvieron apartarse de la coalición. “Una
mayoría se cansó del modo en que se hace la política tradicional. Para eso
es el Frente Amplio: convocar a todos a hacernos cargo del desafío de
construir una política distinta, para pasar de un país de privilegios a uno
de derechos”, dijo Jackson, al anunciar la formación de la nueva alianza. El
Movimiento Autonomista, de Boric, Revolución Democrática, de Jackson, y
otras colectividades que se ubican a la izquierda de la Nueva Mayoría,
comenzaron a trabajar para afianzarse primero en los gobiernos municipales,
y un fruto importante de ese trabajo ha sido destronar a la Unión Demócrata
Independiente, el partido más pinochetista de la derecha, de la alcaldía de
Valparaíso, donde gobernó durante 12 años.

El nuevo alcalde del principal puerto de Chile es Jorge Sharp, un abogado de
31 años, también formado políticamente en el movimiento estudiantil, quien
dijo a los periodistas que la victoria “es una verdadera punta de lanza para
lo que hoy día se está viviendo”, en referencia a las posibilidades de
crecimiento del Frente Amplio. Si es posible hacer paralelismos con la
historia del modelo uruguayo y su desarrollo a partir de la Intendencia de
Montevideo, Valparaíso también es una ciudad puerto que tiene grandes
riquezas paisajísticas y arquitectónicas (con la categoría de patrimonio de
la Unesco), así como serios problemas de asentamientos, poblaciones
precarias y sanidad urbana; un Montevideo “antes del Frente”. En esas
condiciones, la intendencia de Sharp, con el apoyo desde el parlamento de
los diputados Gabriel Boric y Giorgio Jackson, bien podría servir para la
construcción de una verdadera fuerza política alternativa a aquellas que han
perdido credibilidad para la mayoría de los chilenos.

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