Venezuela/ crisis económica del 2016: causas, derroche, ciclos, ajuste económico y perspectivas [Manuel Sutherland]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Sep 5 01:08:00 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

5 de setiembre 2016

Boletín Informativo

redacción y suscripciones

 <mailto:germain5 en chasque.net> germain5 en chasque.net

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Venezuela

Crisis económica del 2016: causas, derroche, ciclos, ajuste económico y
perspectivas

Manuel Sutherland

Centro de Investigación y Formación Obrera (CIFO), 30-9-2016

https://alemcifo.wordpress.com/

Tal como lo habíamos descrito en el año 2015[i], el estallido de la peor
crisis económica de nuestra novel historia se dio en el año 2016. Aunado a
una escasez nunca antes vista de bienes y servicios, se nos presenta una
inflación que (a falta de estadísticas oficiales) los más conservadores
estiman en 300 % en lo que va de año. El PIB caerá por tercer año
consecutivo y el PIB per cápita probablemente retroceda en un impresionante
25 % al anochecer del 2016. Miles de personas salen del país y la lucha
política se enciende en personas que han entrado en la zona de la pobreza
extrema, devengando alrededor de dos dólares diarios, en mejor de los casos.
Ante esta situación se levantan dos explicaciones a la crisis: (1) La crisis
es culpa del gobierno por la guerra económica que tiene contra el
empresariado, y (2) La crisis es inducida por la guerra económica del
empresariado y el imperialismo contra el gobierno.

Ambas explicaciones se erigen como razones puramente político-conspirativas
que parecen ocultar la esencia estructural y a la vez cíclicamente
recurrente de la crisis en Venezuela. Para este breve escrito abordaremos
sólo algunos tópicos precisos de las determinaciones materiales de la
crisis.

La implosión del proceso de acumulación de capital

“La acumulación de capital es un proceso mundial por su contenido, pero
nacional por su forma.” Juan Iñigo Carrera

El proceso de acumulación capitalista toma la forma concreta nacional en su
representación política: el estado. Ése complejo institucional es el
representante del capital social que trata de acumularse desde el ámbito que
abarca su propio mercado nacional. Al plantear alianzas o acuerdos
comerciales, el equipo diplomático sale a defender a sus representados (la
clase capitalista local) frente a otros representantes de la burguesía
foránea. Así, al tratar de imponer lo que más le conviene a la burguesía
local, el cuerpo negociante muestra la apariencia invertida de que dirige un
proceso de acumulación nacional que se enfrenta a otros como externalidades
competitivas. Pero no es así. El proceso de acumulación de capital es en
esencia mundial y está fundamentado en una serie de capitales que
desarrollan una escala de producción ampliada que les permite valorizarse a
través del mundo sin distingo de nacionalidad. Por ende, todo gobierno que
por más progresista que se autodenomine, es parte integral de un proceso
mundial de acumulación de capital que lo determina de manera concreta[ii].

Al analizar críticamente la economía venezolana, debemos entender que ésta
es apenas una fracción de un proceso mundial de acumulación de capital que
la determina de manera específica. Por ende, su devenir económico está más
ligado al movimiento cíclico de la acumulación de capital a escala mundial,
que a la astucia o impericia de las políticas económicas que los gobiernos
ejercen, como lo creen la generalidad de los políticos e ideólogos. Lo
anterior no implica que la superestructura (el estado, primordialmente) sea
un sujeto pasivo en el proceso de acumulación. Como bien decía Engels, el
estado puede ejercer políticas que estimulen el proceso de acumulación de
capital o inventar propuestas que depriman severamente este proceso.

El ciclo económico en Venezuela se puede observar en su manifestación más
sencilla y evidente: en las variaciones interanuales de su Producto Interno
Bruto (PIB). En el gráfico uno podemos observar una fuerte desemejanza en el
ritmo de crecimiento de la economía. Enérgicos ciclos de auge y caída
determinan la movilidad extrema de la producción, que refleja una feroz
volatilidad en los precios del petróleo. El preciado hidrocarburo constituye
el 95 % de las exportaciones en los años de auge en los precios (2012) y
cerca del 65 % en los años donde el precio del petróleo es considerado bajo
(1998), es decir, donde la renta es exigua y el negocio petrolero ofrece una
ganancia similar a la de una producción industrial normal.

En el gráfico 1 (todos los gráficos pueden verse en el sitio:
https://alemcifo.wordpress.com/2016/08/30/crisis-economica-del-2016-causas-d
erroche-ciclos-ajuste-economico-y-perspectivas/)
<https://alemcifo.wordpress.com/2016/08/30/crisis-economica-del-2016-causas-
derroche-ciclos-ajuste-economico-y-perspectivas/>  también se denota que los
ciclos recesivos de la economía empiezan a sucederse a partir de la década
de 1980, donde parece que la “edad” de oro económica de Venezuela ha llegado
a su fin. Los primeros años de ésa década mostraron la vigorosa influencia
de la llamada “crisis de la deuda” que ahogó a muchos países y que se
manifestó con una profunda caída en los índices de precios de los
commoditties, ello redujo los ingresos por exportaciones y los hizo entrar
en defaults a muchos de ellos.

En el período bolivariano (1999-2016) vemos que en su primer año mostró una
fuerte caída atribuida al bajo precio que reflejaba el petróleo (alrededor
de 9 dólares el barril). Posteriormente (2002) se refleja una súbita caída
del PIB en el cual los bajos precios del petróleo se entretejen con un golpe
de estado que derroca por casi 2 días al entonces Presidente Hugo Chávez (11
de abril de 2002). El coup d’etat fue acompañado por un macizo paro patronal
que siguió una buena parte del empresariado local. El 2003 empezó con el
mismo lockout patronal que se extendió hasta marzo. Lo excepcionalmente bajo
del PIB del año 2003, se contrasta con el enorme salto en el crecimiento del
año 2004 (18 %).

Siguiendo en el gráfico uno, se revela que la economía en esa época
(2005-2008) creció a tasas elevadísimas (alrededor de 8 % interanual),
impulsadas por un fabuloso auge en la renta petrolera que multiplicó el
ingreso por exportaciones es más de tres veces. La “edad de oro” del
chavismo es donde el movimiento político bolivariano se muestra más
agresivo, empieza a hablar del “socialismo del siglo XXI” (año 2005),
comienza con planes de integración comercial (ALBA en vez del ALCA) y
emprende un proceso de estatizaciones de algunas grandes empresas: cemento,
acero, telecomunicaciones, banca y minería. La abrupta caída de los precios
del petróleo a finales de 2008 y a lo largo del 2009, que reflejaron los
embates de la crisis mundial de 2007-2008, frenaron en seco enormes
proyectos inversión y ambiciones políticas más elevadas. En 2011 se observa
una formidable recuperación de la senda de crecimiento económico derivada de
un nuevo incremento en los precios del petróleo, que pasan de estar en 35 $
por barril (2009) a elevarse hasta los 120 $ en la época que comprende los
años 2011-2013.

En los años de 2014 y 2015 el precio del petróleo empieza a caer. Aunque
triplica y en algunos períodos quintuplica los precios que se tenían en el
año 2001-2002, el ritmo de gastos del gobierno, la hipertrofia en las
importaciones (y su elevado componente fraudulento) hace que precios del
petróleo 5 ó 6 veces más altos que los observados a inicios del década del
2000, luzcan ahora como “pequeños”. En esos años empieza la contracción de
las importaciones, la dramática caída en la oferta de bienes y servicios
(que en agosto de 2016 llega a su más alto nivel en la historia) y empiezan
a reflejarse los resultados de un proceso de desindustrialización que en
favor de un fervor importador llegó a traer: leche líquida, cemento,
gasolina, plástico y obreros (chinos) para construir viviendas.

La caída voraz en la producción y en la productividad hizo más patente la
escasez de bienes, con lo cual se agudizó el incremento en el precio de los
mismos. La impresión de dinero inorgánico, componente útil para la expansión
del gasto y la cobertura de déficit fiscales se llevó a extremos
inimaginables. Todo ello incrementó las tasas de inflación (2015) a casi el
doble de la inflación más alta de nuestra historia (1996). En ese panorama
se circunscribe la vertiginosa caída en el PIB del año 2015, como reflejo de
un agotamiento en el proceso nacional de acumulación de capital, que tiene
como eje la apropiación de una renta petrolera. La utilización clientelar y
populista de la renta, parece inhibir la producción agrícola e industrial y
diluir el salario.

El boom importador o como se exportó la renta

Los elevadísimos precios del petróleo en varios años del proceso bolivariano
fueron inéditos. Nunca se sostuvo por tanto tiempo un auge cíclico en los
precios del oro negro. En el gráfico dos, vemos los efectos de la
decuplicación del precio del petróleo (puntualmente, de 1999 a 2008) y como
se acompañó con un voraz auge importador. Las importaciones CIF (más
servicios) que en 2003 apenas rozaban los 14 mil millones de dólares, en
2012 alcanzaron los 78 mil millones de dólares[iii], importación que siendo
“supuestamente” orientada en 60 % a la inversión[iv], no se vio reflejada en
un aumento de la producción, sino más bien en su decremento. El aumento de
las importaciones CIF (más servicios) de 457 % para el período (2003-2012)
refleja que el ritmo en la importación fue a todas luces exagerado y sin
ninguna vocación de ahorro ante una posible declinación del ciclo económico,
impulsada por una esperada caída en los precios del petróleo. De hecho el
aumento neto de las exportaciones, para ese mismo período fue de 257 %,
mucho menor al aumento neto de las importaciones (457 %) que drenaron la
renta de manera exprés. No es casualidad que Venezuela tenga la fuga de
capitales más elevada del planeta, de acuerdo al tamaño de su economía[v].

La negación del ciclo económico o la creencia de que el petróleo siempre nos
salvará

Los voceros gubernamentales insisten en negar la ciclicidad de la crisis,
esto es, que el proceso nacional de acumulación de capital, reflejo
integrado del proceso mundial de acumulación de capital, entra en crisis
periódicas, más no isócronas. No quieren entender que cada cierta cantidad
de años, por ejemplo: 1983, 1989, 1994, 2000, 2008 y 2015, la formación
económica capitalista venezolana entra en recesión. Por ende, la crisis es
inevitable, es intrínseca al modo de producción capitalista, es su
inexorable devenir.

La crisis se manifiesta en una violenta caída en la actividad productiva,
aumento del desempleo, caída en la tasa de ganancia y la bancarrota
generalizada del empresariado. Todo ello deviene en un fuerte descenso del
salario real. Esto último incide de manera negativa en la economía, ya que
disminuye aún más a la frágil demanda de bienes y servicios que normalmente
pulularían en los anaqueles sin que nadie los pueda adquirir (una escasez
tan severa jamás la hemos visto).

La oposición de derecha exime al capital de su responsabilidad en su faz
recesiva y culpa al gobierno de todos los males de la economía. Como en una
diabólica conspiración cree que el gobierno destruyó la economía a propósito
para someter a todos los ciudadanos a un régimen que lleve a los empresarios
a un “camino a la servidumbre”, como lo diría el ultraliberal Hayek. De
manera poco memoriosa, olvidan que el país ha vivido varias crisis similares
y de gran intensidad (1983, 1989 y 1994), estando ellos en el gobierno y
ejecutando las mismas medidas liberales que a voz en cuello reclaman para
nuestro presente. Cuando se les pregunta por qué sus medidas liberales,
ultraliberales o keynesianas, fueron inútiles para evitar la vorágine
recesiva, suben sus hombros y se limitan a decir que ésta crisis es peor que
las que ellos manejaron, lo cual sugiere que estando ellos en el gobierno la
crisis surgiría de una forma bastante parecida.

Ante la volatilidad de los precios del petróleo, el ahorro es la respuesta
racional

Como suele ocurrirles a TODOS los gobiernos venezolanos que disfrutan de la
explosión de la renta petrolera, la riqueza súbita los obnubila. Desde hace
41 años con el primer gran estallido de la renta (1975) la tentación de usar
la renta petrolera con fines populistas, clientelares y corruptos es nuestro
pan de cada ciclo. Unos tras otros se yuxtaponen los gobiernos que creyeron
que la renta subiría sin cesar y que era el momento de gastar todo el dinero
de la manera más rápida e intrépida posible. Teniendo en mente el peregrino
refrán: la renta que no gasta mi gobierno, se la gasta el siguiente;
gobierno tras gobierno profesan que un buen gobierno gasta a manos llenas y
distribuye lo más rápido posible los tesoros que emanan de la cornucopia
rellena del negro maná. Con la falaz idea de que un gobierno que gasta puede
“comprar” clientelarmente el apoyo popular (por siempre), todo gobierno que
tiene la suerte de disfrutar el ciclo de auge en los precios del petróleo,
se vuelca a gastar mucho más de lo que necesita y de lo que la economía
local puede absorber.

En los últimos años esta tendencia derrochadora se elevó exponencialmente.
Como nunca la renta petrolera había dado tantos recursos al país, como nunca
el gobierno de turno se dedicó a gastarla lo más rápido posible. Aunque
existían fondos como el: Fondo de Estabilización Macroeconómica (FEM),
creados para generar un ahorro del excedente petrolero para poder sostener
la economía cuando los precios del petróleo bajasen; y había larga
experiencia en los auges de la renta y sus ulteriores caídas, el gobierno
que administró la renta se dedicó a dilapidarla con olímpica rapidez. Ya
quisiera Usain Bolt ser tan veloz.

Lejos de comprender la ciclicidad de la economía, se creyó que el precio del
petróleo sería creciente y que jamás bajaría de 100 dólares, a pesar de que
cualquier regresión lineal (por más rústica que sea) estimaría que
probablemente los precios seguirían un comportamiento sinuoso de alzas y
bajas.

La crisis estalló más fuerte que nunca o como no se ahorró ni un centavo…

El advenimiento de la crisis en las economías capitalistas es ineluctable.
El asunto es la prevención que se realiza a conciencia de su inminencia dado
los resultados históricos ya conocidos. Como es ya una obviedad, el gobierno
bolivariano desechó cualquier prerrogativa de sensatez y prudencia
económica, y como un joven boxeador que se hace millonario de la noche a la
mañana, gastó con extrema ligereza lo que decenas de países jamás verán
ingresar en su historia.

El ahorro no evita la crisis, la modera, es decir, suaviza el ciclo con una
premisa muy sencilla: ahorra un buen porcentaje de tus ingresos cuando estos
sean muy altos, y gasta (usando lo que ahorraste) un poco más de lo que
tienes cuando el ingreso sea muy bajo. Estas medidas contracíclicas parten
de ahorrar en la bonanza exportadora e invertir en industrias que puedan
desarrollar fuerzas productivas capaces de generar ingresos independientes
de la renta petrolera. Esa juiciosa utilización de la renta, minimiza los
males tipificados en ideológicas teorías como: la enfermedad holandesa y la
maldición de los recursos. Ni hablar del ignominioso mito del: “excremento
del diablo”.

En los gráficos 3 y 4 vemos la cantidad de recursos que se pudieron haber
ahorrado, de haber seguido los sencillos pasos que antes explicamos. Veamos:

En el gráfico 3 podemos ver que con un ahorro de apenas 20 % de las
exportaciones, que repetimos, se multiplicaron por 3,5 veces en el período
2003 a 2012, se pudo haber ahorrado más de 170 mil millones de dólares, lo
equivale a más de 15 veces la totalidad de las exiguas reservas
internacionales (2016) del país. Esta fabulosa cantidad es igual a 12 años
de importaciones, tomando en cuenta las importaciones del año 2003 (el
primer año del control de cambio). Si consideramos que el incremento neto de
las exportaciones llegó a ser de 257 %, es plausible imaginar que se pudo
ahorrar el 40 % de las exportaciones con un poco de disciplina. De haber
hecho esto, el país hubiera podido acumular más de 345 mil millones de
dólares. Con ello tendría el equivalente a más de 30 veces las minúsculas
Reservas Internacionales de hoy en día y a la vez tuviera una cifra de
ahorro equivalente a 24 años de importación (a niveles del año 2003), cuando
el control de cambio daba sus pinitos. Incluso ahorrando un 10 % de las
hercúleas exportaciones se pudo obtener más 6 veces las reservas
internaciones de nuestra actualidad y más de cinco años de importaciones
(2003). Es evidente que se pudo ahorrar para enfrentar con recursos una
esperable caída cíclica en los precios del petróleo, pero se hizo

El gráfico que antecede este párrafo muestra las cifras que a simple vista
nos responden una pregunta muy simple: cuánto se pudo ahorrar si se hubiese
moderado la hipertrofia importadora (en el 2012 se importo 5,5 veces más que
en el 2003)?

De forma rápida podemos notar que si se hubieran frenado en –apenas- un 30 %
las importaciones exageradas y abiertamente fraudulentas (en otros textos
hemos trabajado este tema en detalle[vi]) las arcas de la nación tuvieran
más de 188 mil millones de dólares, el equivalente a más de 14 años de la
importación del año 2003 (año en el cual no había ni la sombra de la escasez
y el desabastecimiento del trienio: 2014, 2015, 2016). Supongamos que se
hubiera importado en promedio desde el año 2004 el triple de lo que se
importó en el año 2003, aún así el país tuviera más de 125 mil millones de
dólares en ahorro, lo que equivale a más de diez veces las reservas
internacionales de la actualidad. De haber ahorrado el 40 % anual de las
importaciones, el país tuviera alrededor de 250 mil millones de dólares como
ahorro neto, más de 22 veces nuestras microscópicas reservas internacionales
de 2016.

En fin, más allá de lo inexorable que es el acaecer de la crisis, se pudo
haber ahorrado lo suficiente como para evitar que la esperada caída en los
ingresos petroleros, aunados con el grave descenso en la producción y en la
productividad, causaran un colapso macroeconómico más propio de la
gigantomaquia, que el de un país que debería haber aprendido algo de su
caótico pasado económico.

Las medidas procíclicas contra la crisis, o cuando el progresismo aprieta

Ante el advenimiento de la crisis o en la bonanza, los países civilizados
suelen aplicar medidas contracíclicas, es decir, “enfriar” la economía
cuando parece tener un auge que pueda tener consecuencias inflacionarias, o
“calentar” la economía cuando el ciclo asoma tendencias deflacionarias.
Entre los pocos países que actualmente aplican medidas “procíclicas” se
encuentra Venezuela. En los años de histórica y excepcionalmente extensa
bonanza petrolera (2005-2014[vii]), el gobierno bolivariano se dedicó a
gastar con gran velocidad todos los ingresos disponibles, a quintuplicar el
endeudamiento externo y multiplicar por 127 el endeudamiento interno[viii].
No contento con ello, desarrolló una política monetaria expansiva sin
parangón (incrementó en 41 mil % la base monetaria (1999-2016[ix])), la
impresión de dinero sin respaldo alguno fue directamente gastada en las
formas más apartadas de la inversión industrial y agrícola posible.

Los escuálidos fondos de ahorro creados hace muchos años para prever la
caída en los precios del petróleo, fueron dilapidados con una presteza
palpitante. Peor aún se creó el FONDEN, especie de reservas manejadas por
ejecutivo de forma discrecional e inauditable (fondos que escapan al control
de la Asamblea Nacional), que se dedicó a gastar todo lo que “excedía” de 30
mil millones de dólares en las reservas internacionales. De tal forma se
calcula que el FONDEN gastó en cerca de 8 años la cantidad de 137.403
millones de dólares[x], en proyectos que casi nadie ha visto. Con el monto
que gastó el FONDEN, se hubiera podido pagar nuestra deuda externa entera
(2012), 6 veces la deuda de Uruguay, 11 veces la deuda de Ecuador, 22 veces
la deuda de Bolivia y 130 veces la deuda de Haití[xi].

Como no se ahorró en los momentos de extrema e ingente bonanza, cuando la
crisis estalla las únicas medidas capitalistas que ahora se pueden tomar,
son las medidas procíclicas, es decir, pago de deuda externa sin
refinanciamiento, ajustes que reducen los gastos y ejecución de ahorros. Con
todo ello se corta el flujo económico, lo cual acelera la tendencia a la
caída estrepitosa de la economía. Dichas medidas son las que aguijonea el
inefable FMI ya que aseguran el pago de la deuda externa, lo único que les
interesa. Dichas medidas “enfrían” la economía y empeoran la situación de
millones de personas. Es evidente que las medidas que deben tomarse deben
estimular la economía y empujarla a crecer, ahí son válidas las expansiones
del gasto público, una impresión considerable de dinero suplementario,
programas de endeudamiento etc. Sin embargo, cuando esas medidas se toman en
la parte más elevada del ciclo económico, tienden a sobrecalentar la
economía, ejercen presiones inflacionarias y dilapidan los recursos
necesarios para emprender esas medidas cuando más se necesita. La ignorancia
económica puede estar preñada de buenas intenciones, sin embargo, no deja de
ser el puente que conduce a las fauces del perro tricéfalo de Hades.

Aunque parezca contra intuitivo los gobiernos bolivarianos se niegan en las
crisis a tomar ninguna acción concreta y radical en contra del grueso del
empresariado, y en favor de la clase obrera. Plantear un cese momentáneo en
el pago de la deuda externa (para importar comida y alimentos), expropiar a
las empresas que según el propio gobierno “sabotean con sevicia” la
producción de alimentos, nacionalizar la banca y el comercio exterior; son
medidas que tomaron TODOS los gobiernos que se intitularon: revolucionarios.
Sin embargo, el gobierno no tiene la más mínima intención de tan siquiera
plantearlas. Su opción política parece clara: apliquemos el ajuste económico
a cuenta gotas, como rosario de medidas procíclicas que hundirán más a la
economía y empobrecerán más a la clase obrera. Lo prioritario es pagar la
deuda a Bank of America, Goldman Sachs y a los buitres de las finanzas
internacionales que disfrutan de las más lucrativas tasas de ganancia que el
gobierno “socialista” paga con inglesa puntualidad.

Corolario a una “izquierda” es desbandada…

Mientras no se investiguen las formas reales que toma la estructura de la
formación económica del proceso nacional de acumulación de capital, las
medidas y propuestas que se hagan en materia económica, partirán de la
ignorancia supina y pueden resultar más graves que los mismos problemas que
se pretenden embestir.

Mientras la oposición de derecha plantea un festín privatizador a la rusa y
ramplonas medidas de austeridad a la griega, al gobierno bolivariano sólo se
le ocurre privatizar las inmensas riquezas naturales del Arco Minero del
Orinoco en favor de transnacionales ecocidas; hacer un ministerio de
agricultura urbana, promover la siembra en balcones y crear más controles
delirantes que pretenden lo imposible: saber con exactitud las estructuras
de costos de miles de empresas. Con base a una economía interestelar (la
única que puede adivinar las estructuras de costos y fijarle precios
“justos” a todas las mercancías) el elefante blanco llamado:
“Superintendencia de Precios Justos” pretende hacernos creer que se trata de
un asunto de más controles, más fiscales y más sanciones. De ninguna forma
se plantea: más producción, más productividad, más inversión, más escala,
más ciencia y tecnología.

Desgraciadamente la “izquierda” sigue en el laberinto de las más ridículas
confusiones ideológicas (hacen llamados a comprar en sitios más solidarios,
al trueque, al boicot y a construir gallineros verticales) y la clase obrera
se anega en el miasma mefítico de su insoslayable lumpenización inducida por
la miseria que trae el sótano del ciclo. Urge una tarea de reconstrucción
política cuyos resultados se harán de rogar en el largo plazo.

PD: Mi más completa solidaridad en favor de los profesores universitarios:
Omar Vázquez, Darío Gómez, Esteban Monsoyi, Edgardo Lander y Santiago
Arconada; quienes (entre otros) fueron víctimas de despidos políticos en
universidades públicas, por expresar diversas críticas relativas a la
situación actual. Muy preocupante es que el gobierno amenace con despedir a
miles de personas que solicitaron la activación del revocatorio, con la
excusa de que en cargos específicos del estado no pueden trabajar quienes no
sean 100 % pro gobierno. Dicen que quienes firmaron a favor de solicitar el
referéndum revocatorio son “saboteadores” profesionales. Esa falacia se
desmonta con sólo pensar que un saboteador de la CIA o el FBI jamás va a
delatarse firmando públicamente contra el gobierno al cual infiltra.  Más
grave es el caso de la desaparición forzada de Alcedo Mora, quien alertó la
persecución que sufría por parte de organismos policiales poco antes de
“desaparecer” y luego de hacer gravísimas denuncias de corrupción sobre
PDVSA y la gobernación de Mérida. Debemos luchar para que esto no ocurra
nunca más.

Notas

[i] Sutherland, Manuel. La crisis económica estallará en 2016. Fecha:
28/12/2015. Disponible en: http://www.aporrea.org/ideologia/n283382.html

[ii] Iñigo, J. (20 de 3 de 2013). Obtenido de La ciencia como acción
política de la clase obrera:
http://www.cicpint.org/Assets/Fundamentacion%20del%20cicp.pdf

[iii] Instituto Nacional de Estadísticas (INE) Comercio exterior. (12 de
Marzo de 2014). Obtenido de http://www.ine.gov.ve/:
http://www.ine.gov.ve/index.php?option=com_content&view=category&id=48&Itemi
d=33

[iv] Kornblihtt, J. (Aún sin Publicar de 2015). El creciente peso del Estado
en el comercio exterior venezolano como expresión de la contracción de la
renta petrolera y la agudización de la disputa por la misma. CEICS .

[v] Sutherland, Manuel. Fuga de capitales (Venezuela y A.L.), fraudes,
devaluación y la Estatización del comercio exterior. Fecha: 21/12/13.
Artículo disponible en: http://www.aporrea.org/tiburon/a178809.html

[vi] Sutherland, Manuel. Venezuela: crisis, importación, dólares,
inflación-escasez y el default inevitable. Fecha: 01/09/2015. Artículo
disponible en: http://www.aporrea.org/trabajadores/a213256.html

[vii] Aunque el precio del petróleo decayó mucho a finales del año 2008 y
2009, es notorio que ese período de bajos precios fue relativamente corto.

[viii] Ministerio de Finanzas, oficina de Crédito público.

[ix] Sutherland, Manuel. Causas reales de la inflación. La crisis y la
alocada emisión de dinero (VZLA, AL, EEUU). Fecha. 30/03/2016. Artículo
disponible en: http://www.aporrea.org/actualidad/a225358.html La cifra de 41
mil % es una actualización de la data que en el artículo citado aún no había
sido publicada.

[x]Figueroa, Ahiana. Gobierno gastó en ocho años $137.403 millones de sus
fondos. Fecha de publicación: 10/04/14.  Artículo disponible en:
http://www.elmundo.com.ve/noticias/economia/politicas-publicas/gobierno-gast
o-en-ocho-anos–137-403-millones-de-s.aspx#ixzz40GUJUSwj

[xi] Fajardo, Nelson. La deuda externa de América Latina y el Caribe. ¿Hasta
cuándo?.

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