Venezuela/ Socialismo de burócratas o conciencia de clase y libertad [Rolando Astarita]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Ago 7 23:15:25 UYT 2017


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Correspondencia de Prensa

7 de agosto 2017

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Venezuela

Socialismo de burócratas o conciencia de clase

Rolando Astarita

Blog Marxismo & Economía, 3-8-2017

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Todo indica que el gobierno de Maduro realizó un gigantesco fraude en las
elecciones a la Asamblea Constituyente. El anuncio de que votaron más de 8,1
millones de personas (41% del censo) es muy poco creíble. Basta recordar que
en las elecciones de 2013, justo después de la muerte de Chávez, Maduro
recogió 7,5 millones de votos; y en las legislativas de 2015 unos 5,6
millones. Y hoy las encuestas muestran una fuerte baja de la adhesión al
gobierno con respecto a 2013 o incluso a 2015. La misma empresa Smartmatic,
encargada del voto electrónico desde hace años, dijo que el resultado fue
“manipulado”, y que la diferencia entre la participación real y el resultado
oficialmente anunciado es de al menos un millón de votos. Aunque no puede
garantizar que sea solo de un millón. Es un hecho que no hubo controles para
impedir el voto múltiple; ni tinta indeleble para marcar el dedo de los
votantes.

Pero además del fraude, el régimen ejerció una fuerte coerción sobre amplios
sectores de la población para obligarlos a ir a votar. Por caso, el
vicepresidente de PDVSA, Nelson Ferrer, dijo en una reunión de trabajadores
que aquel que no fuera a votar debía dejar su puesto de trabajo (el video
circuló en las redes). También hubo presiones en el metro de Caracas, y en
las empresas básicas de Guayana, Pequiven y Banco Bicentenario, donde a los
trabajadores se les exigió no solo ir a votar, sino también llevar a
familiares y amigos. La ONG Provea (Programa Venezolano de Educación-Acción
Derechos Humanos), de la que tomo estos datos, informa que recibió denuncias
de empleados de por lo menos 21 organismos públicos.

Otros testimonios: “Froilán Barrios, del Frente Autónomo de Defensa del
Empleo, el Salario y el Sindicato, aseveró que el chavismo teme una baja
concurrencia de su militancia en la elección, en la cual participan
inscritos y no inscritos en el partido, de allí la intimidación a los
empleados públicos.

Pedro Arturo Moreno, directivo de la Confederación de Trabajadores de
Venezuela, añadió que afiliados a la Federación Unitaria Nacional de
Empleados Públicos se han quejado de los mensajes de texto y correos
electrónicos que han recibido y en los que son instados a votar porque
tienen  una lista con sus nombres. (…)

Pablo Zambrano, del Movimiento de Sindicatos de Base, refirió que el acoso
contra los empleados públicos, especialmente en los ministerios, es
constante y se profundiza cada vez más para que los trabajadores vayan a las
marchas, actos políticos y elecciones, pero la desobediencia se ha hecho
sentir”
(http://www.diariolasamericas.com/empleados-publicos-venezolanos-obligados-v
otar-elecciones-del-partido-chavista-n3189928)
<http://www.diariolasamericas.com/empleados-publicos-venezolanos-obligados-v
otar-elecciones-del-partido-chavista-n3189928>

El propio Maduro dijo públicamente que se tomaría lista de las personas que
no fueran a votar. En Venezuela hay 2,8 millones de estatales; a lo que se
suman millones de ayudas sociales.

Socialismo de burócratas o conciencia de clase y libertad

Significativamente, la izquierda que defiende a Maduro y pide más represión,
no dijo palabra sobre esas presiones y amenazas. No abrió la boca cuando
Maduro lanzó sus amenazas contra los que no fueran a votar

Lo cual no es casual, ya que estos militantes e intelectuales constituyen
una expresión depurada de la concepción burocrática (y nacionalista) del
socialismo – cualquiera sea el significado que le den a esa palabra. Esta
gente está convencida de que cuando se fuerza a un obrero de PDVSA, o del
metro de Caracas, a ir a votar por Maduro, se está fortaleciendo la
conciencia socialista de la clase trabajadora. Incluso, alguno pensará que
por esta vía el gobierno venezolano está combatiendo a peligrosos
trabajadores  “contrarrevolucionarios pro-imperialistas”

Por eso no ven nada esencialmente criticable en lo que hace Maduro. Han
interiorizado hasta tal punto los métodos burocráticos, que los aceptan con
la misma naturalidad con que decimos “hoy llueve”. No aprendieron nada de
las trágicas experiencias de los “socialismos reales”, de las
colectivizaciones forzosas, de las unanimidades conseguidas en base a campos
de concentración y muros de Berlín

Es una izquierda enajenada por el nacionalismo estatista, que, como siempre,
gusta pensar que a la “vanguardia iluminada” le asiste la razón histórica
que todo lo justifica. Todo esto con una consecuencia brutal: a los ojos de
millones de explotados en el mundo, el socialismo hoy se encarna en Maduro
amenazando con castigar obreros “renuentes”, en el marco de un país arrasado
por el hambre y sacudido por los repetidos asesinatos de manifestantes
opositores

Frente a este daño y retroceso que se inflige al socialismo, solo nos queda
levantar una pequeña voz para decir que la tradición socialista que se apoya
en la obra de Marx y Engels, en la experiencia de la Comuna y los consejos
de obreros, soldados y campesinos de 1917, y en la resistencia libertaria y
comunista al stalinismo, no tiene nada que ver con esas concepciones de los
burócratas y sus apologistas. La esencia del programa del marxismo está
sintetizada en la famosa frase “la liberación de los trabajadores será obra
de los trabajadores mismos”. Su mensaje es que la misma gente, los
explotados y humillados, tomen sus destinos en sus manos. Es un llamado a
echar por tierra todas las relaciones “en que el hombre es un ser humillado,
sojuzgado, abandonado y despreciable” (Marx, “Introducción a la crítica de
la filosofía del derecho de Hegel”). Es impulsar a cada uno “a pensar, a
obrar y organizar su sociedad como hombre que ha entrado en razón, para que
sepa girar en torno a sí mismo y a su yo real” (ibid.).

Esta perspectiva encierra entonces una convocatoria a la más completa
libertad, condición indispensable de la emancipación de las conciencias, de
la negación de toda forma de alienación. A fin de prevenir críticas
habituales en la izquierda superficial (del tipo “usted es un pequeño
burgués que ignora las exigencias de la revolución”), preciso: no estamos
defendiendo un criterio individualista, del tipo “hago lo que quiero y no me
importa el mundo”. Esa, en términos de Hegel, sería la libertad vacía de
contenido y arbitraria, ya que es carente de necesidad. En cambio, de lo que
se trata es de reivindicar la libertad en su concepción más avanzada, esto
es, como autodeterminación. Esta incluye tanto la necesidad como la acción
consciente de las personas. Es la libertad que hay cuando hago tal cosa
porque la comprendo necesaria, no porque esté obligado por una autoridad
ubicada por encima de mí. Por eso el marxismo habla de “girar en torno a uno
mismo y al yo real”

Es necesario reivindicar la libertad de decidir nuestro curso de acción a
partir de los valores que, con plena conciencia, priorizamos. Valores que a
su vez surgen de nuestra actuación en sociedad – de nuevo, es lo opuesto al
individualismo “a lo Hobbes” – y de la comprensión de las necesidades que
anclan en las contradicciones de esta sociedad.

Para “bajarlo a tierra”, cuando el marxismo, por ejemplo, llama a los
trabajadores del mundo a unirse, apela a que sean los mismos explotados los
que lleven a la práctica esa consigna. Es una convocatoria a la acción que
deriva de la reflexión democráticamente articulada. Si en cambio esa unidad
obrera es imposición, si es ucase burocrático, no hay superación; es el
simple recrearse de las cadenas hoy existentes. Ni siquiera sería unidad
real, porque estaría vacía de contenido. Pero si esto vale para la unidad de
la clase obrera, tanto más cuando nos referimos a la construcción
socialista.

Por eso, pensar que el socialismo se va a reconstruir de la mano de
burócratas, y de los intelectuales pro-stalinistas que los defienden, es un
contrasentido. Es imposible que avance la conciencia socialista en la clase
obrera porque se obligue a los trabajadores a votar por un determinado
gobierno, como acaba de ocurrir en Venezuela. Más aún, Maduro amenazando con
represalias a los obreros que no quieren votarlo es la absoluta negación de
la idea encerrada en “la liberación de los trabajadores será obra de los
trabajadores mismos”. Es imposible salvar el abismo que me separa de estos
burócratas y de los intelectuales de izquierda que los aplauden. Como he
afirmado en otras entradas, estamos discutiendo los fundamentos, lo más
elemental de la concepción socialista.

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