Venezuela/ Goldman Sachs adquiere bonos de PDVSA: ¿a costa del pueblo que no tiene alimentos ni medicinas? [Landon Thomas Jr]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Jun 6 14:50:25 UYT 2017


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Correspondencia de Prensa

6 de junio 2017

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Venezuela

¿Goldman Sachs intenta ganar dinero a costa de los venezolanos?

A primera vista, la compra de bonos venezolanos no parecería una opción
atractiva para los inversionistas globales. El país está sumido en una
crisis económica y en medio de revueltas, y apenas cuenta con la liquidez
necesaria para poder alimentar a su pueblo; mucho menos para pagar una deuda
pública de miles de millones de dólares a inversionistas extranjeros.

Landon Thomas Jr.

The New York Times, edición en español, 2-6-2017

https://www.nytimes.com/es/

Sin embargo, los bonos emitidos por la empresa estatal Petróleos de
Venezuela (PDVSA) han atraído a algunos de los grupos de inversión más
sofisticados del mundo. Estos parecen apostar que el gobierno de Nicolás
Maduro destinará sus cada vez más escasos dólares a pagar a sus tenedores de
bonos antes que a la importación de alimentos y medicamentos para los
venezolanos.

En particular ha causado revuelo la decisión de Goldman Sachs de adquirir
2,8 mil millones de dólares en bonos de PDVSA, con vencimiento en 2022 y un
descuento del 70 por ciento respecto de su precio en el mercado.

Esta inversión provocó un escándalo político en Venezuela, donde los
opositores llevan meses en las calles manifestándose en contra del gobierno
autocrático del presidente Maduro. Casi 60 personas han muerto en los
enfrentamientos con la policía en Caracas y otras ciudades.

Julio Borges, diputado de la oposición que preside la Asamblea Nacional,
escribió una carta de protesta a Lloyd Blankfein, el director general de
Goldman Sachs, en la que acusa a la empresa de Wall Street de haber decidido
“hacer buen dinero del sufrimiento del pueblo venezolano”.

Goldman Sachs defendió la legitimidad de su negocio: afirmó que otros
inversores —fondos de inversión y fondos cotizados en bolsa— también tienen
ese tipo de bonos; además, la compañía señaló que los títulos fueron
adquiridos en el mercado secundario por un intermediario, por lo que no tuvo
ninguna interacción con el gobierno venezolano.

No obstante, esta operación pone en evidencia el elevado nivel de riesgo
económico y político que los inversionistas están dispuestos a asumir en
busca de inversiones de alto rendimiento.

“En este momento prevalecen las tasas bajas, y estos son bonos denominados
en dólares que ofrecen rendimientos muy altos”, señaló Carlos de Sousa, un
economista de la empresa de investigaciones Oxford Economics, con sede en
Londres.

Algunos de los tenedores de cantidades importantes de bonos de deuda de
PDVSA son BlackRock, T. Rowe Price, Fidelity, JPMorgan Chase y Ashmore, una
empresa especializada en mercados emergentes.

Además de sus rendimientos de más del 20 por ciento, la razón de fondo que
hace atractivos estos bonos para los inversionistas es que la petrolera
venezolana desempeña un papel crucial: a través de esta puede obtener
divisas el gobierno de Maduro, que enfrenta tantos problemas.

PDVSA representa el 95 por ciento de los dólares que ingresan a la economía
del país, así que los inversionistas extranjeros creen que el gobierno,
incluso en el peor de los casos, hará todo lo posible para mantener a esta
empresa en operación.

De Sousa, de Oxford Economics, también señaka que, a diferencia de los bonos
soberanos emitidos por el gobierno, los títulos de PDVSA no involucran
mecanismos legales como cláusulas de acción colectiva, cuyo objetivo es
ayudar a un gobierno a negociar disposiciones favorables con los tenedores
extranjeros en caso de algún incumplimiento de su deuda.

Más aún, los inversionistas saben bien que el año pasado, incluso con el
grave deterioro de la situación económica en Venezuela, el gobierno efectuó
pagos por miles de millones de dólares a inversionistas extranjeros que
tienen bonos de la empresa petrolera.

Mientras, la inflación en Venezuela ha alcanzado cifras de tres dígitos
debido a la caída de los precios del petróleo, luego de años de mala
administración económica durante la época en que los ingresos derivados del
petróleo todavía eran altos; la mayoría de los venezolanos apenas pueden
comprar alimentos y cubrir necesidades básicas. Incluso aquellos que pueden
costear su comida casi todos los días tienen problemas para obtener
productos básicos como pan, huevo y azúcar debido a la escasez.

Aunque el país lleva más de dos años en crisis económica, la gente comenzó a
lanzarse a las calles de manera más multitudinaria después de que el
Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela —cuyos magistrados son leales a
Maduro—, intentara disolver la Asamblea Nacional a finales de marzo de este
año. La legislatura, de mayoría opositora, se considera la única institución
gubernamental independiente del presidente.

La transacción con PDVSA es la señal más reciente de que los inversionistas
extranjeros toman decisiones cada vez más riesgosas al invertir en
obligaciones de deuda de gobiernos.

En los últimos meses, países con bonos de mayor riesgo como Turquía, Rusia y
Brasil han apuntalado esta tendencia.

Lo que impulsa esta apuesta, según algunos analistas, es la idea de que las
economías de los mercados emergentes, independientemente de sus problemas
políticos y económicos, no están dispuestas a enfrentar la ira de quienes
invierten en sus bonos y evitarán incurrir en incumplimientos de sus deudas.

Esto se debe a que gigantes globales del sector de inversiones como
BlackRock y Goldman Sachs se han convertido en fuentes de financiamiento
rápido: otorgan con agilidad préstamos por miles de millones de dólares, o
incluso en moneda local, a gobiernos de África, América Latina y Asia que en
el pasado recurrían a los bancos.

Quizá ningún otro país dependa tanto de la benevolencia de inversionistas
extranjeros dispuestos a aceptar los riesgos asociados a los bonos de deuda
como Venezuela. De acuerdo con la empresa de investigaciones Exotix,
Venezuela necesita un financiamiento de 17 mil millones de dólares para
2017, pero las reservas de su banco central son de apenas 10 mil millones de
dólares.

La perspectiva de los inversionistas es más o menos así: si un bono de PDVSA
se vende a 30 centavos por dólar y ofrece un rendimiento de dos dígitos
—incluso si este gobierno (o cualquier otro) se ve obligado a incurrir en
incumplimiento—, las ganancias de su inversión serán suficientes para
contrarrestar cualquier pérdida.

Aunque Goldman Sachs intentó justificarse argumentando que compró los bonos
en el mercado abierto a través de un intermediario, tanto los banqueros como
los negociadores aseguran que el dinero al final llegó a las arcas de
Venezuela, porque el vendedor de los bonos petroleros es una institución que
tiene vínculos con el gobierno.

Sin embargo, es poco probable que, como amenazó Borges —líder de la
oposición—, un nuevo gobierno vaya a desconocer la validez de estas
obligaciones financieras. Estas se asumen bajo convenios diseñados para
evitar que el emisor —en este caso, PDVSA— favorezca a un tenedor pero
perjudique a otro.

Es decir: si Venezuela le pagara a BlackRock o JP Morgan pero no a Goldman,
esta tendría fundamentos jurídicos para llevar a juicio al gobierno
venezolano.

Todo lo anterior indica que, a pesar de la controversia que despertó el
negocio con Goldman Sachs, los inversionistas extranjeros seguirán
poniéndose en fila para comprar bonos de PDVSA.

“Es la única fuente de divisas que tiene el gobierno”, explicó De Sousa, el
experto de Oxford Investments. “Así que pienso que el gobierno seguirá
vendiendo más de este tipo de bonos a los inversionistas extranjeros”. 

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