Holanda/ la verdadera lección [Romaric Godin]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Mar 18 10:51:42 UYT 2017


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Correspondencia de Prensa

18 de marzo 2017

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Holanda

La verdadera lección

Como indica el autor, este artículo fue escrito con los resultados aún no
definitivos, si bien a nivel global el cuadro que presenta conserva su
validez. Los resultados definitivos no se darán a conocer hasta el 21 de
marzo.

Romaric Godin

La Tribune, 15-3-2017

http://www.latribune.fr/

Traducción de Viento Sur

http://www.vientosur.info/

La extrema derecha no ha logrado un resultado espectacular en las elecciones
de este 15 de marzo. Pero en cambio, la coalición gubernamental saliente ha
sufrido un castigo fuerte; sobre todo los Socialdemócratas que pierden las
tres cuartas partes de sus escaños.

Puede que la lección de estas elecciones no sea la que se anunciaba.
Finalmente, la extrema-derecha holandesa ha obtenido un resultado
decepcionante en la elección de los 150 escaños de la segunda Cámara de los
Estados Generales, el parlamento del Reino. Según las encuestas a pie de
urna, el Partido por la Libertad (PVV) de Geert Wilders, aliado
incondicional del Front National francés, islamófobo y eurófobo, no lograría
más de 20 escaños y un 13,1 % de votos; es decir, 5 escaños y 3 puntos más
que en 2012. Un auge modesto que no le permite igualar su resultado de 2010
(15,7 % de votos) y menos aún luchar por el primer puesto, ocupado por los
liberales del VVD del primer ministro saliente Mark Rutte, al que se le
otorga el 21,3 % y 33 escaños.

Un PVV a falta de energía

De forma clara, las encuestas de estos últimos daban cuenta de una pérdida
notable del PVV que ya había sido sobreestimado en 2012 y 2014. Sin embargo,
todos los media, sobre todo los extranjeros, continuaban subrayando el
“riesgo” de una “victoria” de la extrema-derecha. Un riesgo poco probable,
sin embargo, ya que, incluso situándose a la cabeza, el PVV hubiera sido
incapaz de gobernar si tenemos en cuenta el “cordón sanitario” del resto de
los partidos y la dispersión del electorado reforzada por u sistema
proporcional integral en Holanda. Así pues, el riesgo del PVV no era real.
Pero se le ha dado coba, dejando aparte un hecho verificable y confirmado
este 15 de marzo en urnas holandesas: la derrota de la coalición
[gubernamental] saliente, una de las más ortodoxas de la historia holandesa
en lo que respecta al plan presupuestario, que ha impulsado una política de
austeridad muy costosa para la sociedad holandesa.

Coalición sancionada

Esta derrota es evidente: el VVD pierde cinco puntos y 8 escaños y los
socialdemócrtas del PvdA, el partido de Jeroen Dijsselbloem, pierden 19
puntos, pasando del 24,8 % al 5,7 %. Jamás este partido se había situado tan
bajo en unas elecciones en Holanda. Los Socialdemócratas deberán conformarse
con 9 escaños de los 38 que obtuvieron en 2012. Es algo más que un castigo.
¡Es una bofetada! ¡En conjunto, la coalición saliente pierde 24 puntos, casi
la mitad del resultado obtenido en 2012! Este es el hecho relevante de estas
elecciones, mucho más relevante que el ascenso del PVV. Ahora bien, esta
derrota tiene su origen, evidentemente, en el rechazo a la política de la
coalición, mitigada en el caso del VVD por la posición de Mark Rutte que se
ha beneficiado de la crisis con Turquía. Pero la base de la política de esta
coalición se puede resumir en una palabra: vuelta al equilibrio
presupuestario.

Balance económico

Concentrándose en el ascenso del PVV, se evitaba hablar de esa realidad. Lo
que daba pie a una seudo “explicación cultural” del ascenso de los
populismos en “un país que funciona bien económicamente”. Pero la realidad
es que el pueblo holandés ha rechazado la política económica de la
coalición, a la que ha castigado y que, por tanto, el país no se funciona
tan “bien” como da a entender una tasa de crecimiento inflada debido a las
reexportaciones desde Rotterdam y los efectos vinculados a las ventajas
fiscales concedidas a las multinacionales. El paro ha vuelto al nivel de
2012, un nivel mucho más elevado que en la década precedente y que aumentó
mucho hasta 2014. El trabajo a tiempo parcial alcanza puntos récord, las
desigualdades se acrecientan y el riesgo de pobreza ha aumentado. El
problema de muchos holandeses no es el Islam o la inmigración, es su nivel
de vida. Es lo que han manifestado en las urnas este 15 de marzo.

Derrota socialdemócrata

Así pues, una vez más, un partido socialdemócrata que aplica una política de
austeridad (Jeroen Dijsselbloem, en tanto que ministro de finanzas, la ha
aplicado a conciencia) ha sido sancionado gravemente. Esta derrota hace
pensar en la del Laborismo en Irlanda en febrero de 2016, que cayó al 6 % de
los votos, y también en la del Pasok griego, que se sitúa al mismo nivel.
Inevitablemente, este resultado debería hacer reflexionar a los partidarios
de una “izquierda moderna” proclive a las “reformas estructurales” y a la
austeridad para el supuesto “beneficio” del “pueblo llano”.

En realidad, el PvdA no ha sabido conservar su clientela tradicional. Al
contrario, lo ha sacrificado en el altar del rigor presupuestario y de los
“grandes equilibrios”. Lógicamente, ese electorado le ha abandonado. Es
verdad que la izquierda anti-austeridad y euroescéptica del Partido
Socialista (SP) no se ha beneficiado de ello y pierde ligeramente (14
escaños contra 15), pero la izquierda ecologista de Groenlinks (GL) ha
recuperado lo fundamental del voto socialdemócrata, pasando de 4 a 14
escaños. Este partido pro-UE es contrario a la austeridad y se sitúa allí
donde se situaba hace cinco años el PvdA con un programa parecido. Por otra
parte, recupera los bastiones del norte del país.

La misma objeción para los liberales de “izquierda” del D66, que logran 19
escaños, es decir 7 más que en 2012 con el 12,1 % y que, ellos también, eran
muy críticos con la política económica de la coalición gubernamental.

Dispersión

Más aún. Como en muchos otros países sometidos a la austeridad, las
elecciones holandesas muestran un fuerte dispersión del electorado y un
reforzamiento de los pequeños partidos. Así, el Partido de los animales
(PvdD) gana de 3 a 5 escaños, el partido que defiende el multiculturalismo,
Denk, reciend llegado, obtiene 3 escaños, el partido de los jubilados +50
obtiene entre 2 y cuatro escaños… En total, 8 escaños más que sustraerán a
las grandes formaciones y que prueba que las políticas sociales duras
conducen a un sentimiento de pérdida de referencias que alimentan votos
“marginales”.

El verdadero reto

Por tanto, el reto de estas elecciones no estaba en lo que los observadores
internacionales habían martilleado desde hace semanas: no se trataba de un
debate en torno al Islam o la inmigración, sino sobre todo de la naturaleza
de la política económica y social. Es verdad que los holandeses saben que
una economía abierta como la suya tiene poco que ganar con la salida del
euro o de la UE. Y eso es lo que explica la débil resultado del PVV y del
SP. Pero ellos también exigieron una política económica más equilibrada y
menos portadora de la violencia que Europa ha podido constatar con la
actitud de Jeroen Dijsselbloem hacia Grecia desde 2015. Los holandeses son
moderados y la política de la coalición no lo era. Han rechazado a PVV y al
SP, pero también al VVD y al PvdA. De ahí el ascenso de la CDA, cristiano
demócrata, una de las madres del modelo social holandés, con 19 escaños, de
D66 y de GoenLinks. Partidos pro-europeos pero críticos sobre la política
del gobierno saliente. La nueva coalición que se vaya a formar, sin duda con
al menos 4 partidos, deberá tener en cuenta esta lección, la verdadera, de
las elecciones en Holanda.

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