Debates/ El Capital: una obra colosal "para desenmascarar un sistema completo de falsas percepciones" [Michael Heinrich - entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mie Mar 29 11:59:38 UYT 2017


  _____

Correspondencia de Prensa

29 de marzo 2017

Boletín Informativo

redacción y suscripciones

germain5 en chasque.net

  _____

El Capital

Entrevista a Michael Heinrich

El Capital: una obra colosal “para desenmascarar un sistema completo de
falsas percepciones”

Entrevista realizada por Jérôme Skalski

A l´encontre, 21-3-2017

http://alencontre.org/

Traducción de Viento Sur

http://www.vientosur.info/

2017: un sesquicentenario. ¿De qué? De la publicación de El Capital de
Carlos Marx. Michael Heinrich, politólogo y matemático, autor de Ce qu’est
le Capital de Marx, libro que se publicará dentro de unos días en Éditions
Sociales, analiza en el mismo la génesis y el desarrollo de El Capital.

-Pregunta: En su obra más reciente/1, usted critica la idea de unidad –doble
unidad– de la obra económica de Carlos Marx. ¿Qué implica esto para la
posición de su teoría del modo de producción capitalista?

Respuesta: Mi objeción a esta doble unidad se basa en la interpretación de
los manuscritos del Marx de la madurez. Por un lado, están los manuscritos
que comienzan con los Grundrisse (Elementos fundamentales para la crítica de
la economía política) de los años 1857 y 1858 y abarcan hasta los últimos
manuscritos preparatorios de El Capital –manuscritos redactados con miras al
segundo volumen, entre 1877 y 1881–, que se considera que forman una unidad
y, por otro lado, el propio Capital y sus primeros lances. Los Grundrisse,
por un lado, no reflejan el mismo proyecto que El Capital, ni siquiera
tienen la misma estructura. Ponen de manifiesto ciertas diferencias con
respecto a la concepción del capital y de la competencia, etc. Por otro
lado, los tres volúmenes de El Capital, a su vez, tampoco pueden
considerarse una unidad final. Se basan en manuscritos redactados en
diferentes momentos y que representan distintos niveles de comprensión y de
reelaboración.

El Capital es sin duda el instrumento más sólido para comprender la
estructura y las dinámicas del modo de producción capitalista, pero para
utilizar este instrumento, hemos de conocer sus particularidades, sus
atributos y también hasta qué punto está inacabado. Para utilizar los
análisis de Marx no podemos combinar apenas dos o tres textos de la
“madurez”, sino que nos vemos obligados constantemente a tener en cuenta el
origen de los textos, su grado de comprensión y abstracción. Lo mismo
podemos decir de los análisis del Estado o de las formaciones
precapitalistas. Hemos de tener siempre presente que estos temas –por mucho
que se abordaran en los manuscritos desde 1857– no eran cuestiones
principales. Por ejemplo, el famoso capítulo de los Grundrisse sobre los
modos de producción anteriores al modo de producción capitalista no
constituye realmente un intento de análisis histórico, sino más bien el
fruto de un proceso de investigación en el que Marx elabora las categorías
centrales para el análisis del modo de producción capitalista.

Por un lado, en los manuscritos económicos del Marx maduro encontramos un
montón de resultados importantes para nuestra comprensión del modo de
producción capitalista y, por otro, estos manuscritos no dejan de ser etapas
de un proceso de investigación en curso.

-Pregunta: Menciona usted el hecho de una transformación de la teoría de
Marx. Está escribiendo una biografía cuyo primer volumen aparecerá en
francés el año que viene/2. ¿Se observa alguna relación entre la evolución
teórica de Marx y los acontecimientos que vivió?

Respuesta: Desde luego. La evolución teórica de Marx se basa, por un lado,
en las fuentes teóricas que ha estudiado y, por otro, en su conocimiento
empírico de los diferentes aspectos de la realidad capitalista. Por ejemplo,
el contacto con el movimiento obrero francés en 1844 le causó una profunda
impresión; fue una experiencia que Marx trató de comprender con los medios
teóricos de que disponía entonces: la filosofía de Hegel y la crítica de
Hegel que formuló Ludwig Feuerbach. Sin embargo, esos medios resultaron
bastante limitados para captar esa nueva realidad. Antes de la revolución de
1848, Marx tiene –como crítica de su análisis político inspirado hasta
entonces en la filosofía hegeliana– una idea más bien simplificada del
Estado como “consejo de administración de la clase dominante”, tal como
aparece formulado en el Manifiesto del Partido Comunista.

Durante la revolución de 1848 y después de su derrota final, Marx revisó
muchos de sus puntos de vista sobre la política del Estado. Esto sucedió en
la década de 1850, no solo en el contexto conocido del 18 brumario de Luis
Bonaparte, sino también en numerosos artículos sobre temas políticos, en su
mayor parte escritos cuando Marx pugnaba por sacar a su familia de la
miseria. Los acontecimientos históricos también influyeron. Si el gobierno
prusiano no hubiera presionado a Francia para que lo expulsara, Marx no
habría ido jamás a Londres. Ahora bien, El Capital, tal como lo conocemos,
no podría haberse escrito más que en Londres, que era en aquel entonces el
centro del mundo capitalista. Allí encontró la biblioteca económica más
grande del mundo en este terreno, en el British Museum, y pudo conocer de
cerca los debates más avanzados sobre cuestiones económicas y políticas en
la prensa y el parlamento.

Sin embargo, no es únicamente la evolución de su obra la que se vio influida
por su época y su experiencia, sino que su evolución teórica también influyó
en su vida. Sus nuevos puntos de vista le llevaron a nuevos planteamientos
estratégicos; algunas viejas amistades no sobrevivieron al proceso, aunque
encontró nuevos aliados. En Marx no podemos separar la vida y la obra, y por
eso mismo la biografía que estoy escribiendo abarca tres gruesos volúmenes.
Otra razón es que las personas con las que Marx estaba en estrecho contacto
deben estudiarse con precisión y todo detalle. Los marxistas, demasiado a
menudo –aunque también los no marxistas– se contentan con los juicios
postreros de Marx sobre tal o cual persona. Con eso no basta. Por ejemplo,
la crítica que hace Marx de Bruno Bauer en 1845 no permite explicar por qué
Bruno Bauer era su mejor amigo entre 1837 y 1842 y su compañero político más
cercano/3.

-Pregunta: Marx insistió en el carácter histórico del modo de producción
capitalista y algunos de sus adversarios en el ámbito de la teoría económica
utilizan a menudo este argumento para rechazar el análisis de El Capital
diciendo que trata de la prehistoria de su disciplina y de su objeto, a
saber, el capitalismo industrial del siglo XIX. ¿Por qué leer El Capital de
Marx en nuestros días, 150 años después de su primera edición?

Respuesta: La historia está presente en distintos niveles en la teoría de
Marx. Cuando Marx subraya el carácter histórico del modo de producción
capitalista, tiene en mente que en la historia no existe un único tipo de
actividad económica –como da por supuesto la teoría neoclásica moderna, por
ejemplo–, sino diversos “modos” de producción, cada uno de los cuales tiene
una lógica interna distinta de la del modo de producción capitalista,
regulado por la búsqueda de la “valorización” del valor. El modo de
producción esclavista de la Antigüedad, por ejemplo, o el modo de producción
feudal, etc. Además, aunque exista un “modo” de producción capitalista,
también hay diferentes “tipos” de formaciones capitalistas. Lo que analiza
Marx no es un periodo particular o un determinado “tipo” de formación
capitalista –así lo subraya expresamente en el prefacio del primer volumen
de El Capital–, sino el “promedio ideal” del modo de producción capitalista;
utiliza esta fórmula al final del tercer volumen. Muchas personas que se
oponen a Marx identifican el modo de producción capitalista con una
determinada forma histórica del capitalismo, el capitalismo industrial del
siglo XIX, y puesto que esta forma particular ha cambiado, nos dicen que el
capitalismo ha cambiado totalmente. Sin embargo, lo que analizó Marx fue la
forma social de producción específicamente capitalista –producción de
mercancías, producción de beneficio–, que puede tener diferentes contenidos.
Esta forma capitalista de la producción no se limita a la producción de
acero o de trigo, sino que abarca también la producción de saberes o de
servicios, que puede organizarse de modo capitalista.

-Pregunta: ¿Guarda esto alguna relación con la idea de la dialéctica en la
obra de Marx y en El Capital en particular?

Respuesta: No creo que debamos subrayar el carácter “dialéctico” de la
teoría marxiana; se trata de un término que Marx utilizó muy raramente en El
Capital, contrariamente a la inflación de su aplicación por numerosos
marxistas. Es exactamente la forma capitalista, todavía existente en
nuestros días, con sus contradicciones internas y sus dinámicas, la que nos
da buenas razones para leer El Capital actualmente.

-Pregunta: En una observación que aparece en El Capital, Marx subraya que un
obstáculo epistemológico de tipo sociopsicológico –las “furias del interés
privado”– impedía el libre desarrollo de la investigación en el ámbito de la
economía política. ¿Qué es lo que “bloquea” la cientificidad de la economía
política y que revela el análisis marxiano?

Respuesta: Marx solo habla de las “furias del interés privado” en el
posfacio de la segunda edición alemana de El Capital. Esas “furias” existen,
pero en el cuerpo del texto se analizan obstáculos mucho más importantes,
como las diversas formas de “fetichismo” y las “mistificaciones”. No son
imágenes generadas por un departamento de manipulación, sino por el propio
modo de producción capitalista, que domina la percepción espontánea de la
realidad capitalista. Del mismo modo que el astrónomo demostró que tras la
circulación aparente del Sol se halla la rotación de la Tierra, Marx reveló
que tras la aparente autonomía e independencia de las fuentes de ingresos
–el capital que “genera” intereses y beneficios, el trabajo que “genera”
salarios y la tierra que “genera” rentas– se halla la producción de valor
por el trabajo productor de mercancías.

Contrariamente a la aparente armonía del funcionamiento del mercado, Marx
demuestra además la necesidad de las crisis capitalistas. En cierto sentido,
la tarea de Marx es más difícil que la de Copérnico y Galileo con respecto
al sistema heliocéntrico, porque no solo hay una falsa percepción, sino un
sistema completo de falsas percepciones que hay que desenmascarar.

-Pregunta: Lejos de ser un tratado que se despliega en la sequedad de sus
argumentos, El Capital es una obra polimorfa en la que Marx parece
adentrarse sin orden ni concierto. ¿Cómo no perderse en los vericuetos de
este texto impresionante, considerado difícil?

Respuesta: He de decir que me encanta el carácter polimorfo de El Capital.
Demuestra que la ciencia es una cosa distinta de lo que llaman ciencia en el
proceso de Bolonia, que aplica en las universidades la idea de que hay que
aprender de memoria algunos modelos simplificados y algunos hechos
estilizados para reproducirlos en los exámenes escritos. En este sistema,
uno no tiene nunca tiempo suficiente para estudiar realmente un tema
completo, porque tiene que prepararse para otro examen estúpido.

El Capital no es una obra estrictamente “económica” en el sentido moderno
del término. Es un libro que trata del funcionamiento de una sociedad
regulada por la producción capitalista de mercancías. Muestra la conexión
que hay entre las categorías básicas –valor, capital, plusvalía, beneficio e
interés–, en la que se fundamenta lo que Marx denomina la “regla impersonal”
que distingue el modo de producción capitalista de todos los modos de
producción precapitalistas, que se basaban en relaciones personales de
servidumbre y dominación.

El Capital muestra la necesaria precariedad de las condiciones de vida de la
clase trabajadora, a veces de forma periodística, en efecto. Muestra
asimismo la tendencia histórica de las luchas de clases y el papel del
Estado en este proceso. Todos estos elementos son necesarios para comprender
adecuadamente el capitalismo, incluidas ciertas metáforas a primera vista
sorprendentes, como la de la “objetividad fantasmagórica” o “espectral” del
valor en el primer capítulo (“gespenstische Gegenständlichkeit”) o la de la
“cualidad oculta” del capital en el capítulo 4. Pero es verdad que la
polifonía de voces en El Capital hace que sea difícil de leer. En otro de
mis libros, también traducido al francés, Comment lire le Capital de Marx/4,
intento ayudar al lector a superar estas dificultades comentando cada
párrafo y cada proposición de los dos primeros capítulos de El Capital, que
se consideran los más difíciles de leer del conjunto de la obra.

* Michael Heinrich es politólogo y matemático, miembro de la redacción de la
revista PROKLA de sociología crítica.

Notas

1/ Ce qu’est le Capital de Marx. Editions sociales, publicación prevista el
13 de abril de 2017.

2/ Véase en la página web en alemán (en su mayor parte) de Michael Heinrich:
oekonomiekritik.de

3/ Véase al respecto Trompette du jugement dernier. Bruno Bauer y Karl Marx.
Editions l’Echappée, 2016. Con prefacio de Nicolas Dessaux.

4/ Existe una traducción al castellano: Cómo leer El Capital de Marx.
Escolar y Mayo Editores, 2012.

  _____





---
El software de antivirus Avast ha analizado este correo electrónico en busca de virus.
https://www.avast.com/antivirus


------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20170329/c6b9f1d5/attachment-0001.htm


Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa