Historia/Debates/ 緿efendieron los bolcheviques la revoluci髇 socialista en 1917? [Eric Blanc]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Oct 15 15:16:26 UYT 2017


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Correspondencia de Prensa

15 de octubre 2017

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Historia/Debates

Centenario de la Revoluci贸n rusa

驴Defendieron los bolcheviques la revoluci贸n socialista en 1917?

Eric Blanc *

John Riddell Marxist Essays And Commmentary, 13-10-2017

https://johnriddell.wordpress.com/

Traducci贸n de Viento Sur

http://www.vientosur.info/

Afrontar el pasado con seriedad sigue siendo un instrumento indispensable para confrontar seriamente el presente. Pero cien a帽os despu茅s de la revoluci贸n rusa, mucho de lo que sabemos de 1917 y del partido bolchevique sigue oscurecido por mitos acumulados e ideas recibidas. No es la menor de 茅stas la afirmaci贸n de que V. I. Lenin replante贸 de forma radical la pol铆tica bolchevique en abril de 1917 convenciendo al partido de luchar por el socialismo en vez de por una revoluci贸n democr谩tico-burguesa.

Curiosamente, esta consideraci贸n de c贸mo Lenin "rearm贸" a los bolcheviques es uno de los pocos puntos de acuerdo compartidos por igual por trotskistas, estalinistas y liberales. Seg煤n la influyente pol茅mica de Trotsky de 1924, Lecciones de Octubre, los bolcheviques bajo la direcci贸n de Joseph Stalin y Lev K谩menev hab铆an quedado presos de un menchevismo de facto, antes de que Lenin rearmara el partido en abril para luchar por la revoluci贸n socialista. Puesto que no consideraban que Rusia estuviera preparada para esta tarea, argumentaba Trotsky, los "viejos bolcheviques" "adoptaron la posici贸n de completar la revoluci贸n democr谩tica por medio de una presi贸n sobre el Gobierno provisional". La mayor铆a de historiadores acad茅micos han compartido igualmente este punto de vista.

El an谩lisis estalinista est谩ndar era sorprendentemente parecido, aunque hac铆a menos 茅nfasis que Trotsky en el alcance de la ruptura estrat茅gica y absolv铆a a Stalin de responsabilidad por las vacilaciones del partido antes de abril. El cl谩sico estalinista Curso breve sobre la historia del bolchevismo, por ejemplo, condenaba la posici贸n "semi-menchevique" de l铆deres del partido como K谩menev en marzo y afirmaba que "el Partido [鈥 necesitaba una nueva orientaci贸n para marchar con paso audaz y seguro por el nuevo camino. [鈥 las c茅lebres Tesis de Abril de Lenin [...] trazaron al Partido y al proletariado la l铆nea revolucionaria clara del paso de la revoluci贸n burguesa a la revoluci贸n socialista".

Por desgracia, el consenso historiogr谩fico es objetivamente inexacto y ha distorsionado nuestra comprensi贸n del bolchevismo en 1917. En este art铆culo, trato de mirar con un nueva 贸ptica las posiciones del bolchevismo sobre el poder estatal y la revoluci贸n socialista de abril a octubre. Bas谩ndome en mi investigaci贸n de fuentes primarios rusas, letonas y alemanas, muestro que las pruebas disponibles no confirman la explicaci贸n est谩ndar del "re-arme", que ha oscurecido un debate y una evoluci贸n pol铆tica mucho m谩s enrevesados. Veremos que mientras que los bolcheviques basaron su pol铆tica, a lo largo de todo el a帽o, en la inminencia de la revoluci贸n socialista internacional, su orientaci贸n dentro de Rusia era significativamente menos ambiciosa socialmente. Y en varias cuestiones clave 鈥搃ncluido el liderazgo de clase del futuro r茅gimen sovi茅tico鈥, los bolcheviques en su conjunto sostuvieron un enfoque de final abierto hasta octubre. Hubo ciertamente una importante evoluci贸n pol铆tica en el partido hacia la revoluci贸n socialista en el transcurso de 1917, pero fue desigual, prolongado y constituy贸 principalmente una respuesta a los desarrollos vividos en la lucha de clases.

Es importante comprender bien esta historia no s贸lo por exactitud hist贸rica sino porque nos ayuda a entender mejor la naturaleza real del partido bolchevique, cuyo ejemplo contin煤a inspirando a la pol铆tica marxista de hoy d铆a. La explicaci贸n del "rearme" ha sobredimensionado problem谩ticamente la capacidad de Lenin de determinar la pol铆tica bolchevique, minimizando as铆 la evoluci贸n colectiva y por medio de debates de la organizaci贸n, a trav茅s de la experiencia acumulada y de las contribuciones de sus cuadros. Adem谩s, simplificando en exceso la naturaleza de los debates de 1917, la historiograf铆a actual ha minimizado las dificultades inherentes y los desaf铆os a la hora de aplicar pol铆ticas socialista efectivas en la din谩mica necesariamente impredecible de la lucha de clases. Contrariamente a la impresi贸n que produce la interpretaci贸n del "rearme", la teor铆a revolucionaria era (y es) una base necesaria pero no suficiente para avanzar con 茅xito hacia una ruptura anticapitalista.

A diferencia de la mayor铆a de investigaciones sobre este tema, el foco no estar谩 puesto aqu铆 en los textos de Lenin. 脡stos son sin duda importantes y su contenido ser谩 presentado, pero es dif铆cil identificar el enfoque de Lenin (fluido en s铆 mismo, tanto t谩ctica como estrat茅gicamente) con el de la direcci贸n o bases bolchevique en 1917. Nos surge un cuadro pol铆tico distinto cuando ampliamos nuestras fuentes, incluyendo a otros l铆deres bolcheviques, instituciones del partido locales y regionales, discursos p煤blicos y panfletos repartidos entre las masas. Igualmente, expandiendo nuestra atenci贸n anal铆tica fuera de Petrogrado e incluyendo las periferias del Imperio Ruso y las provincias nos hacemos una mejor idea de lo que podr铆amos llamar el "terreno de juego" del bolchevismo, i. e., las posiciones pol铆ticas centrales y generalmente compartidas por los cuadros bolcheviques a todos los niveles y por ellos proyectadas hacia el pueblo trabajador a lo largo del Imperio.

Nuestra discusi贸n comenzar谩 trazando el significado que daban los bolchevique a la demanda de poder sovi茅tico y a la complejo y amplia gama de formas con las que describ铆an el proceso revolucionario que se desarrollaba en Rusia. De aqu铆 pasaremos a una cuesti贸n en la que hab铆a un claro consenso entre los bolcheviques: la revoluci贸n socialista mundial se estaba acercando r谩pidamente. La secci贸n siguiente demostrar谩 que los bolcheviques estaban tambi茅n de acuerdo en que aunque el control obrero era necesario y urgente, la producci贸n capitalista no deb铆a ser abolida antes de que Occidente fuera socialista. Pero, en el punto m谩s inmediato relacionada con la revoluci贸n socialista 鈥搃. e., la composici贸n pol铆tica del futuro gobierno revolucionario鈥 el enfoque bolchevique hegem贸nico fue un 谩lgebra durante la mayor parte del a帽o. Puesto que en gran medida esta cuesti贸n depend铆a de si otras corrientes socialistas acabar铆an rompiendo finalmente con la burgues铆a, no sorprende que la composici贸n precisa del gobierno sovi茅tico en t茅rminos de clase/partido fuera dif铆cil de predecir hasta octubre. Concluimos con una panor谩mica de los famosos eventos de Petrogrado a finales de a帽o, en el que los bolcheviques acabaron finalmente formando un gobierno dirigido por el proletariado, debido a la obstinada negativa de los socialistas moderados de apoyar el poder sovi茅tico.

El significado del poder sovi茅tico

Gran parte de la confusi贸n en torno al impacto de la intervenci贸n de Lenin entre los bolcheviques en abril es que se ha asumido que los debates internos giraban en torno a si apoyar decisivamente al Gobierno provisional burgu茅s o avanzar hacia un r茅gimen sovi茅tico de y para el pueblo trabajador. En realidad, como ha mostrado Lars Lih en numerosos art铆culos, no hubo ning煤n debate sustancial sobre esta cuesti贸n, puesto que la direcci贸n bolchevique ya hab铆a defendido abiertamente en marzo de 1917 que un gobierno sovi茅tico sustituyera al Gobierno provisional. La evoluci贸n pol铆tica del partido en abril fue as铆 menos rupturista de los que normalmente se ha afirmado.

Gran parte de las bases documentales de la narrativa del "rearme" proviene de declaraciones mencheviques en abril a la llegada de Lenin. Pero es necesario tomarlas con una pizca de sal, puesto que los mencheviques exageraban constantemente el extremismo de sus rivales y siempre trataban de describir a los bolcheviques como marionetas en manos de Lenin. La gran otra fuente para la explicaci贸n est谩ndar proviene de la cuestionable literatura de memorias de bolcheviques de los a帽os 20, escritas despu茅s de que se hubiera convertido en pol铆ticamente conveniente para todas las alas del partido enfatizar el "genio" del liderazgo de Lenin y afirmar que los bolcheviques hab铆an luchado por la revoluci贸n socialista de abril en adelante. Una imagen distinta surge cuando examinamos a lo que los bolcheviques dijeron y escribieron realmente en 1917. Como afirmaba Kalinin, auto-denominado "viejo bolchevique" en la conferencia bolchevique pan-rusa del 24-29 de abril:

"Leed simplemente el primer documento tras la revoluci贸n, el manifiesto de nuestro partido, y ver茅is que el cuadro que nos hicimos de la revoluci贸n y nuestra t谩ctica en modo alguno difieren de las tesis del camarada Lenin. Por supuesto, el cuadro trazado por el camarada Lenin est谩 completamente elaborado, pero su m茅todo de razonamiento es el de un viejo bolchevique, que puede afrontar las peculiaridades de esta revoluci贸n. Como 鈥檆onservador鈥, afirmo que nuestro m茅todo es completamente apropiado tambi茅n para la presente situaci贸n, y no veo desacuerdos significativos entre nosotros y el camarada Lenin".

Contrariamente a lo que normalmente se afirma, ni Lenin ni la tendencia bolchevique en 1917 identificaban poder sovi茅tico como tal con poder obrero. Los soviets (consejos) representaban un segmento de la poblaci贸n mucho mayor que el de la clase obrera. Como Lenin se帽al贸 en abril: "en estos soviets sucede que son los campesinos, los soldados, es decir, la peque帽a burgues铆a, quienes predominan ". Igualmente, Karl R谩dek explicaba en septiembre que la "transformaci贸n del Soviet de diputados obreros [de 1905] en el Soviet de obreros y soldados [de febrero de 1917], signific贸 pues la transformaci贸n de un 贸rgano de lucha del proletariado en un 贸rgano de la democracia revolucionaria, en un 贸rgano pues con una mayor铆a predominante 鈥揺 incluso artificialmente proporcionada鈥 peque帽o-burguesa". Para junio de 1917, estaban representados aproximadamente 37 millones de personas 鈥搒olo 7 millones menos que los votantes a las elecciones a la Asamblea Constituyente en noviembre鈥. La caracter铆stica definitoria en t茅rminos de clase de los soviets no era que fueran una organizaci贸n obrera, sino que era un cuerpo expl铆cita y conscientemente no-burgu茅s.

Rechazando la afirmaci贸n de que estaba tratando de "saltarse" la etapa democr谩tico-burguesa, Lenin enfatizaba en abril que no llamaba a un "gobierno obrero" sino a un r茅gimen sovi茅tico de obreros, trabajadores del campo, soldados y campesinos. Aunque Lenin personalmente ve铆a el poder sovi茅tico como la concreci贸n del "estado-comuna", como un "paso hacia el socialismo" y como la "m谩s alta forma de democracia", para la mayor铆a de obreros y bolcheviques a lo largo de 1917 la demanda de "todo el poder a los soviets" significaba el establecimiento de un gobierno sin la burgues铆a. Esta era ciertamente una perspectiva muy radical; pero era una perspectiva radical que hab铆a sido defendida por los bolcheviques y otros marxistas revolucionarios desde 1905. En 1917, la visi贸n particular de Lenin sobre el poder sovi茅tico estuvo llamativamente ausente, no s贸lo de la agitaci贸n de masas de los bolcheviques, sino tambi茅n de los escritos de la mayor铆a de los cuadros de otros partidos.

Tras abril, muchos bolcheviques continuaron por lo general contemplando la lucha por el poder sovi茅tico como parte de la revoluci贸n democr谩tica. Hablando del soviet de Mosc煤 en el verano, un l铆der bolchevique afirmaba: "cuando hablamos de transferir el poder a los soviets esto no significa que el poder pase al proletariado, porque los soviets est谩n compuestos de obreros, soldados y campesinos; no significa que estemos experimentando ahora una revoluci贸n socialista, puesto que la presente revoluci贸n es democr谩tico-burguesa".

Sin entender el significado real que los bolcheviques y el pueblo trabajador le daban al poder sovi茅tico, es dif铆cil comprender las posiciones del partido y los debates a lo largo del a帽o. Consideremos, por ejemplo, la resoluci贸n sobre el poder sovi茅tico aprobada en abril por la conferencia bolchevique. Seg煤n la explicaci贸n del "rearme", esta conferencia concret贸 su llamamiento a la revoluci贸n socialista en la demanda de un r茅gimen sovi茅tico. En realidad, la conferencia declar贸 que cualquier instituci贸n representativa mayoritaria pod铆a servir como veh铆culo del nuevo poder revolucionario. Llamaba, as铆 al partido a orientarse hacia "la segunda fase de la revoluci贸n 鈥搎ue debe transferir al poder estatal a los soviets u otras instituciones que expresen directamente la voluntad de la mayor铆a del pueblo (贸rganos de auto-gobierno, la Asamblea Constituyente, etc.)鈥".

En otras palabras, los soviets y una Asamblea Constituyente actuar铆an como instrumentos de lo que en 1917 se llamaba "democracia" o "democracia revolucionaria", i. e., la mayor铆a obrero-campesina. Los bolcheviques, incluyendo a Lenin y Trotsky, hicieron una campa帽a sistem谩tica para dar el poder a los soviets y a una Asamblea Constituyente hasta la Revoluci贸n de Octubre. Las diferencias significativas entre los enfoques de los bolcheviques antes y despu茅s de abril no fueron que la demanda de una Asamblea Constituyente fuera descartada o minimizada, sino que el poder sovi茅tico fue considerado con menos frecuencia un paso provisional hacia la segunda. Sin embargo, la relaci贸n precisa entre ambas instituciones qued贸 sin definir, puesto que esto depender铆a claramente de la composici贸n pol铆tico-electoral de ambos. En una carta interna dirigida a los l铆deres bolcheviques en la v铆spera de la insurrecci贸n de octubre, Lenin insist铆a en que "una vez que el poder est茅 en manos de los Soviets, la Asamblea Constituyente est谩 asegurada y su 茅xito est谩 asegurado". Los bolcheviques, dec铆a, "lo dijeron mil veces. Nadie trat贸 nunca de negarlo. Todos han admitido este 鈥渢ipo combinado鈥 [de Estado]". Que despu茅s de 1917 tanto los bolcheviques y los socialistas moderados contrapusieran democracia a dictadura (proletaria), y contrapusieran rep煤blicas democr谩ticas a rep煤blicas sovi茅ticas, no nos obliga a pasar por alto c贸mo era utilizados estos conceptos el primer a帽o de la revoluci贸n.

Dad la mencionada naturaleza de la demanda de poder sovi茅tico, se comprende que solo hubiera un comit茅 bolchevique importante en primavera opuesto al llamamiento de Lenin a reemplazar el Gobierno provisional con un r茅gimen sovi茅tico. E incluso esta excepci贸n confirma la regla, puesto que esta oposici贸n vino de K铆ev, donde el comit茅 del POSDR estaba encabezado por antiguos miembros de la corriente "menchevique-partidista"de G. V. Plej谩nov. Dirigido por Georgi Piatakov, el comit茅 de K铆ev hab铆a afirmado continuamente en febrero y marzo que la perspectiva estrat茅gica del proletariado deb铆a limitarse a presionar al gobierno burgu茅s para que cediere a sus exigencias; a diferencia de la direcci贸n bolchevique de Petrogrado, el comit茅 de K铆ev no planteaba que los obreros y campesinos tomaran el poder para lograr la revoluci贸n democr谩tica. Significativamente, la oposici贸n del comit茅 contra las Tesis de abril 鈥"la mayor oposici贸n abierta a las ideas de Lenin en el pa铆s", como se帽ala un reciente estudio ucraniano鈥 ten铆a m谩s como premisa la estrategia del menchevismo de izquierda, que el "viejo bolchevismo".

Seg煤n el comit茅 de K铆ev, puesto que Rusia no estaba preparada para una revoluci贸n socialista, el proletariado deb铆a pues limitarse a forzar a que la burgues铆a en el poder cediera a sus exigencias democr谩ticas y econ贸micas. Al igual que los mencheviques, los l铆deres de K铆ev vinculaban el derrocamiento del Gobierno provisional con la revoluci贸n socialista: "la derrota del gobierno, la revoluci贸n socialista, es imposible porque no se dan los requisitos econ贸micos para ello". Pero esta oposici贸n interna dur贸 poco. En el encuentro regional de los bolcheviques en K铆ev, del 15 al 17 de abril, tras un extenso debate sobre las Tesis de abril, la gran mayor铆a de participantes rechaz贸 la l铆nea de sus l铆deres locales; inclin谩ndose ante el sentimiento popular, Piatakov y el resto de la direcci贸n de K铆ev renunci贸 a su oposici贸n a luchar por el poder sovi茅tico.

Abril marc贸 para el bolchevismo un momento de evoluci贸n pol铆tica m谩s que una ruptura estrat茅gica. Aunque la oposici贸n pol铆tica sustancial, como la de K铆ev, no era muy com煤n, los debates de abril representaron un importante papel a nivel de todo el Imperio a la hora de dar coherencia pol铆tica a los bolcheviques y acabar con las vacilaciones de principios de a帽o. Despu茅s de la conferencia de abril, aumentaron los ataques duros al Gobierno provisional. Los militantes bolcheviques locales a lo largo del Imperio empezaron por primera vez a poner sistem谩ticamente en primer plano el llamamiento a un r茅gimen sovi茅tico, que a partir de entonces fue caracterizado cada vez con menos frecuencia como un poder transitorio. La necesidad de diferenciarse claramente de los socialistas conciliadores se convirti贸 tambi茅n en algo ampliamente aceptado.

Cu谩nto de esta evoluci贸n se deba al impacto de Lenin o a los r谩pidos cambios del contexto pol铆tico es algo dif铆cil de determinar con precisi贸n. En marzo, el Gobierno provisional no hab铆a anunciado todav铆a ninguna medida importante que se opusiera abiertamente a las exigencias populares de cambio. Las primeras vacilaciones bolcheviques reflejaban por lo general una adaptaci贸n a la euforia post-febrero, y este estado de 谩nimo no dur贸 en Rusia m谩s de un mes. Abril estuvo marcado por una masiva protesta de los trabajadores en respuesta a la revelaci贸n de que el gobierno planeaba continuar la guerra "hasta la victoria". La consigna, que pronto ser铆a bien conocida, de "Todo el poder a los soviets" fue planteada por primera vez por los manifestantes de las movilizaciones de abril. Y mientras que la direcci贸n sovi茅tica en un principio hab铆a luchado en la pr谩ctica para empujar hacia delante al Gobierno provisional, desde principios de abril en adelante se centr贸 cada vez m谩s en apoyar al Gobierno provisional y amortiguar la combatividad popular, una orientaci贸n que culminar铆a con la entrada de los socialistas moderados en el Gobierno provisional a principios de mayo. En medio de un estallido proletario sin precedentes contra el Gobierno provisional y un brusco giro a la derecha de los socialistas-revolucionario (SR) y los mencheviques, no es sorprendente que muchos bolcheviques de todo el Imperio adoptaran una posici贸n m谩s combativa e independiente. Y como la convocatoria de la Asamblea Constituyente continuaba siendo aplazada por el gobierno hacia un horizonte indefinido, la autoridad y permanencia de los soviets se vio correspondientemente reforzada a ojos de los obreros. En particular, dada la ausencia de cualquier parlamento nacional, los soviets se convirtieron en la expresi贸n democr谩tica dominante del pueblo trabajador, en la que depositaban cada vez m谩s su participaci贸n y sus esperanzas.

Desde finales de abril en adelante, los bolcheviques repartieron por toda Rusia panfleto tras panfleto, pronunciaron discurso tras discurso, reafirmando siempre el mismo mensaje: para satisfacer las demandas del pueblo, los obreros y sus aliados deben romper con la burgues铆a y tomar todo el poder en sus manos. En otras palabras, defender y profundizar la revoluci贸n requiere lucha de clases, no colaboraci贸n de clases. "Nuestro programa es la lucha contra la burgues铆a", explicaban un militante de base bolchevique. En junio, los agitadores bolcheviques armenios en el ej茅rcito declararon que la 煤nica forma de cumplir con las demandas de las masas era "derrocar el Gobierno provisional y crear un verdadero gobierno del pueblo".

A lo largo de 1917 eran casi siempre los socialistas moderados (y los liberales), en vez de los bolcheviques, los que planteaban las 煤nicas opciones del desarrollo ruso como una disyuntiva entre democracia capitalista o socialismo. El argumento de los mencheviques, repetido incesantemente por todo el Imperio, era el siguiente: el socialismo es inviable porque los campesinos son mayor铆a y porque los obreros tienen un grado de organizaci贸n y conciencia insuficientes. Por ello, es necesario un largo per铆odo de gobierno democr谩tico burgu茅s y de desarrollo capitalista, en el cual el proletariado puede educarse y organizarse lo suficiente como para alcanzar su objetivo final. Mientras tanto, los socialistas no deben promover un gobierno no-burgu茅s, pues eso espantar铆a a los liberales y preparar铆a el terreno a la contrarrevoluci贸n.

En vez de atender a los verdaderos argumentos de Lenin o de los bolcheviques, los polemistas mencheviques acusaban generalmente al l铆der bolchevique o a su corriente de plantear la aventura claramente ut贸pica de una revoluci贸n socialista inmediata. Al regreso de Lenin en abril, el peri贸dico menchevique de Petrogrado Rabochaia Gazeta ridiculizaba las promesas de "completa e inmediata liberaci贸n econ贸mica" hechas por los "leninistas". El t铆tulo de la pol茅mica antibolchevique del 9 de abril del peri贸dico habla por s铆 mismo: "El resurgimiento del anarquismo y el maximalismo".

En respuesta a tales afirmaciones, el l铆der bolchevique let贸n P膿teris Stu膷ka plante贸 que establecer una dicotom铆a tan r铆gida entre revoluci贸n burguesa y socialista era esencial para justificar despu茅s el rechazo a la exigencia de poder sovi茅tico. En este sentido, Trotsky se帽al贸 igualmente que los mencheviques hab铆an invocado en febrero la naturaleza burguesa de la revoluci贸n para justificar su rechazo a tomar el poder; luego en mayo, hab铆an afirmado lo mismo para justificar su participaci贸n en la coalici贸n gubernamental. Trotsky conclu铆a que estas invocaciones eran medidas "puramente pr谩cticas" para "preservar los privilegios de la burgues铆a, y asignarle un rol en el gobierno que no merece de acuerdo con el alineamiento de los grupos pol铆ticos en el pa铆s".

Los bolcheviques y otros radical rechazaban por lo general a entrar en este debate en el marco anal铆tico de los socialistas moderados. Los cuadros bolcheviques rechazaban repetidamente las acusaciones de que estaban tratando de "introducir el socialismo" como un mero mu帽eco de paja que desviaba la atenci贸n de la alternativa pol铆tica real: colaboraci贸n o ruptura con la burgues铆a. En vez de argumentar en favor de la revoluci贸n socialista, insist铆an que aunque es socialismo ten铆a que ser realizado internacionalmente, en Rusia era posible y necesario romper con los capitalistas nacionales e imperialistas. Incluso, afirmaban, si uno cre铆a que la revoluci贸n era burguesa por su naturaleza no se segu铆a de esto la implantaci贸n de un gobierno burgu茅s. Un r茅gimen tal no solo ser铆a incapaz de alcanzar los objetivos democr谩tico-burgueses central (reforma agraria, Asamblea Constituyente, etc.), sino que ser铆a tambi茅n democr谩tico necesariamente, pues la mayor铆a del pueblo en Rusia eran campesino u obreros.

Razones de espacio nos impiden obviamente explicar la forma espec铆fica que adopt贸 la Revoluci贸n de Octubre en cada ciudad y regi贸n del imperio. Pero a pesar de todas las diferencias pol铆ticas y t谩cticas que impon铆an los contextos locales, hac铆a un contenido subyacente com煤n en la lucha de finales de 1917 por el poder sovi茅tico en toda la Rusia imperial. El objetivo com煤n era una clara ruptura pol铆tica con la burgues铆a par aplicar las urgentes demandas del pueblo. Inmediatamente despu茅s del asalto de octubre, por ejemplo, la declaraci贸n del comit茅 bolchevique de Bak煤 afirmaba lo siguiente en favor del poder sovi茅tico: "O revoluci贸n o contrarrevoluci贸n. O el poder de la burgues铆a o el poder de los soviets [鈥 隆Abajo el gobierno de coalici贸n burgu茅s! 隆Viva la gran revoluci贸n rusa! 隆Vivan el heroico proletariado y la guarnici贸n de Petersburgo! 隆Viva el poder de los Soviets de diputados de obreros, soldados y campesinos!"/

La Revoluci贸n de Octubre rompi贸 con la burgues铆a nacional e internacional e implant贸 las aspiraciones centrales por las que el pueblo trabajador hab铆a luchado durante todo el a帽o, incluyendo la salida de Rusia de la I Guerra Mundial, la entrega de tierra a los campesinos, el control obrero de la producci贸n y la elecci贸n de una Asamblea Constituyente. A diferencia de los socialistas moderados, los bolcheviques mantuvieron y pusieron en pr谩ctica el inveterado compromiso del marxismo ortodoxo con la hegemon铆a proletaria. Pero, como mostrar谩n las siguientes secciones, es dif铆cil afirmar que los bolcheviques identificaran, de abril en adelante, la implantaci贸n de un r茅gimen sovi茅tico a la revoluci贸n socialista.

Categorizando la revoluci贸n

Habitualmente se ha pasado por alto que en 1917 no hab铆a una definici贸n marxista clara de la revoluci贸n socialista. Tampoco hab铆a un acuerdo general sobre d贸nde estaba exactamente la frontera entre una revoluci贸n democr谩tica y una socialista, ni entre una sociedad capitalista ni una socialista. Estas ambig眉edades conceptuales 鈥搎ue tienen su ra铆z en las dificultades de categorizar procesos socio-econ贸micos extremadamente fluidos e h铆bridos鈥 son en gran parte la historia de 1917. Una manifestaci贸n de la nebulosidad te贸rica reinante era que tanto en la conferencia de abril de los bolcheviques como en el VI Congreso (del 26 de julio al 3 de agosto de 1917) se decidi贸 posponer la espinosa cuesti贸n de actualizar el programa del partido.

La marxistas de aquella era generalmente estaba de acuerdo en que hab铆a al menos dos elementos centrales en una revoluci贸n socialista. La primera se refer铆a a los medios de producci贸n: tendr铆an que tener lugar algunas incursiones significativas en la propiedad capitalista, que condujeran a la socializaci贸n completa de la producci贸n. Pero cu谩nto control y/o propiedad debiera ser tomada inmediatamente era algo que estaba por definir. El hecho de que desde 1905 la concepci贸n de revoluci贸n democr谩tica articulada por Karl Kautsky y otros socialdem贸cratas revolucionarias hab铆a proyectado la nacionalizaci贸n de algunas de las industrias principales enturbiaba a煤n m谩s las aguas te贸ricas.

La segunda connotaci贸n se relacionaba con la clase social y el gobierno: a diferencia de una revoluci贸n democr谩tica, una revoluci贸n socialista ser铆a exclusivamente (o acaso principalmente) acci贸n de la clase obrera urbana y rural, que culminar铆a en la toma del poder del Estado. Gran parte de incertidumbre para categorizar la revoluci贸n en Rusia giraba en torno a la expectativa de que ser铆a tambi茅n producto de una clase no proletaria (el campesinado) y que no resultar铆a en un gobierno exclusivamente de clase obrera.

En vista de estas zonas grises conceptuales, no sorprende que las posiciones pol铆ticas y los debates de los bolcheviques se centraran generalmente en cuestiones concretas, pol铆ticas y econ贸micas. En estos debates, se invocaban diferentes categor铆as para escribir la revoluci贸n, pero no eran el punto de partida anal铆tico. En otras palabras, la evoluci贸n de la meta-categorizaci贸n bolchevique de la revoluci贸n tend铆a a reflejar de forma confusa posiciones y debates pol铆ticas muchos m谩s sustanciales.

En febrero y marzo, la revoluci贸n hab铆a sido descrita principalmente como democr谩tica o democr谩tico-burguesa. Tales designaciones continuaron despu茅s de abril. Un ejemplo, de los muchos que podr铆a citarse, es el de un bolchevique que, a finales de julio, en el principal soviet de Letonia declar贸 que puesto que el levantamiento por toda Rusia estaba teniendo lugar en una era en la que el sistema capitalista mundial estaba listo para ser derrocado, "en estas circunstancias, la revoluci贸n rusa no tiene el car谩cter de lo que llamamos una revoluci贸n burguesa; es algo m谩s bien distinto: una revoluci贸n democr谩tica". Otros dirigentes bolcheviques siguieron usando este t茅rmino durante el verano. Incluso despu茅s de la Revoluci贸n de Octubre, pueden encontrarse numerosos ejemplos de cuadros bolcheviques afirmando que la revoluci贸n en curso era democr谩tica, m谩s que socialista.

Por su parte, Lenin afirmaba en abril que el "defecto principal" en el razonamiento de los socialistas en relaci贸n con las "tareas del proletariado revolucionario" era que planteaban la cuesti贸n "de una manera demasiado general, como el problema de la transici贸n al socialismo". En vez de eso, 茅l argumentaba centr谩ndose en "pasos y medidas concretas" y afirmaba que con la instauraci贸n del poder sovi茅tico comenzar铆a un nuevo per铆odo social "de transici贸n". Esta concepci贸n de que Rusia estaba experimentando un proceso hist贸rico excepcional con posibilidades para la transformaci贸n social radical a煤n por determinar era ampliamente compartido entre los cuadros bolcheviques. Durante el debate de abril y a lo largo del a帽o, varios bolcheviques hicieron referencia al influyente argumento de Kautsky de 1906 de que la revoluci贸n rusa era un proyecto 煤nico, situado en el l铆mite mismo entre la revoluci贸n democr谩tica y socialista. En este contexto, hay que mencionar que Trotsky hab铆a afirmado en 1906 que "El asunto, por supuesto, no es c贸mo llamar a nuestra revoluci贸n 鈥搒i es burguesa o socialista鈥; el asunto real es establecer su direcci贸n actual analizando las fuerzas involucradas" y que "cualquiera que sea la bandera pol铆tica con la que el proletariado ha llegado al poder, ser谩 obligado a tomar el camino de la pol铆tica socialista".

A partir del verano en adelante, los bolcheviques describ铆an cada vez m谩s la revoluci贸n sencillamente por las fuerzas de clase involucradas: i. e., obreros y campesinos (incluyendo a los soldados). La declaraci贸n que anunciaba el derrocamiento del Gobierno provisional en Petrogrado conclu铆a t铆picamente: "隆Viva la revoluci贸n de obreros, soldados y campesinos!". F贸rmulas an谩logas eran la norma por todo el Imperio.

En el discurso bolchevique hasta (y habitualmente despu茅s de) octubre, las referencias a la revoluci贸n socialista estaban casi siempre relacionadas con el pr贸ximo levantamiento en Occidente y/o con la revoluci贸n mundial. Era muy poco com煤n categorizar la toma del poder por parte del pueblo trabajador como una revoluci贸n socialista (y estuvo completamente ausente de las discusiones de abril y de las resoluciones en Petrogrado y en otros lugares). De hecho, los m谩ximos l铆deres bolcheviques 鈥搃ncluyendo a Lenin鈥 rechazaron expl铆citamente las afirmaciones de que estuvieran haciendo llamamiento a la revoluci贸n socialista dentro de Rusia.

Tuvo lugar una excepci贸n parcial, inmediatamente despu茅s de las Jornadas de julio, cuando un ala de la direcci贸n bolchevique abandon贸 la consigna de "Todo el poder a los soviets", al haberles convencido del argumento de Lenin de que los SR y mencheviques hab铆an capitulado irrevocablemente ante la contrarrevoluci贸n y que los soviets existentes ya no pod铆an convertirse en 贸rganos del poder revolucionario. En la Conferencia de la ciudad de Petrogrado y de nuevo en el VI Congreso del partido, Stalin describi贸 la pr贸xima revoluci贸n rusa como una revoluci贸n socialista, el primer uso expl铆cito del t茅rmino por un l铆der bolchevique en 1917 que he encontrado. Pero otros cuadros como V. Volodarsky rechazaron duramente esta innovaci贸n: "La revoluci贸n es una transici贸n a la revoluci贸n socialista, pero no es la revoluci贸n socialista, en la que perdemos nuestros aliados y luchamos solos. Entre nosotros y la Europa occidental hay una gran diferencia. Nosotros tenemos m谩s que una revoluci贸n burguesa, pero no es una revoluci贸n socialista". Otros cuadros insist铆an de igual modo en que la afirmaci贸n de Stalin marcaba una ruptura con la posici贸n m谩s modesta adoptada por la Conferencia de abril. El futuro miembro de la Oposici贸n de izquierda, Y. A. Preobrazhenski, insist铆a contra Stalin que la transformaci贸n socialista exitosa en Rusia necesitaba el poder obrero en Occidente y rechazaba la contraposici贸n de Stalin entre revoluci贸n burguesa y socialista. Afirmaba que este m茅todo no era dial茅ctico y ten铆a m谩s que ver con el menchevismo que con el bolchevismo. Al final, el VI Congreso resolvi贸 de forma abierta que los hechos estaban llevando a "un aumento de los elementos de la revoluci贸n proletaria". Adem谩s (por razones que discutir茅 m谩s abajo) incluso esta f贸rmula de compromiso, y la l铆nea del VI Congreso a la que estaba vinculada, fue ignorada por los comit茅s del partido.

En pr谩cticamente todas las resoluciones internas, literatura, agitaci贸n de los bolcheviques hasta la Revoluci贸n de Octubre 鈥搚 aprobada por el Segundo Congreso pan-ruso de Soviets del 26-26 de octubre鈥 las referencias a la revoluci贸n socialista s贸lo se refieren al proceso internacional. Es cierto que el ensayo de Lenin 驴Se sostendr谩n los bolcheviques en el poder? 鈥損ublicado en la revista te贸rica del partido ocho d铆as antes del comienzo de la Revoluci贸n de Octubre鈥 describe de pasada el pr贸ximo levantamiento en Rusia como una revoluci贸n socialista. Pero, en particular, antes de los dram谩ticos hechos del 25-26 de octubre, hay pocas pruebas que sugieran que esta era una concepci贸n compartida ampliamente entre el partido bolchevique o entre los obreros que les apoyaban. Por citar a David Mandel: "Octubre fue antes que nada un acto de defensa de los logros reales y prometidos de Febrero en unas condiciones en las que la sociedad se hab铆a dividido en dos campos irreconciliablemente hostiles. Y aunque Octubre sea visto como lo que abre el camino al socialismo, todas las medidas que se tomaron en octubre y en los meses siguientes fueron vistos como algo que completaba la revoluci贸n democr谩tica o como acciones fundamentalmente defensivas dirigidas a preservar la revoluci贸n en las nuevas circunstancias". Aunque varios cuadros bolcheviques de alto rango empezaron a identificar expl铆citamente la revoluci贸n rusa como socialista tras la insurrecci贸n de octubre 鈥損articularmente en los debates acerca de la incorporaci贸n de SR y mencheviques al gobierno, la firma de una paz separada con Alemania o en torno a la Asamblea Constituyente鈥, s贸lo a principios de 1918 se convirti贸 esta f贸rmula en la usada en general en el partido y en el gobierno.

La revoluci贸n socialista internacional y el control obrero

Uno de los factores clave para categorizar la revoluci贸n era que en 1917 todos los bolcheviques y marxistas internacionalistas contemplaban la revoluci贸n socialista, primero y ante todo, como un fen贸meno a nivel mundial. As铆, la revoluci贸n rusa pod铆a ser considerada como la chispa para y un elemento constituyente de la revoluci贸n socialista internacional, incluso en el caso de que el proceso en la propia Rusia fuera considerado principal o exclusivamente democr谩tico. Esta ha sido, ciertamente, la posici贸n hegem贸nica entre los bolcheviques y los socialistas revolucionarios del Imperio al menos desde 1914 en adelante. Defendiendo este enfoque en la Conferencia de abril, Bagdatev afirmaba que llevar a cabo completamente el programa m铆nimo del partido era "l贸gicamente imposible" sin la revoluci贸n socialista en Europa Occidental que desencadenar铆a la conquista sovi茅tica del poder en Rusia. Igualmente, el l铆der bolchevique let贸n Fricis Rozi艈拧 escrib铆a en julio: "La paz y la libertad solo pueden alcanzarse con la revoluci贸n proletaria. La revoluci贸n burguesa en Rusia debe iniciar la revoluci贸n proletaria en todos los pa铆ses capitalistas. De la comprensi贸n te贸rica de esto se siguen todas las actividades pr谩cticas [de los internacionalistas]".

No puede exagerarse la importancia del hecho de que la revoluci贸n rusa estallara en el contexto de la I Guerra Mundial. Por una parte, la cat谩strofe de la guerra llev贸 a todos los marxistas a nivel internacional a predecir con seguridad explosiones socialistas inminentes en Occidente (y en 1917 esto se ve铆a como una cuesti贸n de meses, no a帽os). Adem谩s, como una seria lucha por la paz pondr铆a a Rusia en colisi贸n con el imperialismo extranjero, el punto de vista de la mayor铆a de los radicales a lo largo de todo el a帽o era que una revoluci贸n triunfante en Rusia ser铆a aplastada por los poderes extranjeros si no consegu铆a propagarse a otros pa铆ses.

Como Lenin afirmaba en abril: "estamos ahora atados a todos los dem谩s pa铆ses, y no podemos soltarnos; o el proletariado en su totalidad se libera o lo aplastar谩n". El m谩s se帽alado de los bolcheviques que respond铆a a los mencheviques en la discusi贸n sobre la ausencia de condiciones objetivas para el socialismo en Rusia insist铆a en la actualidad de la revoluci贸n. Stu膷ka declaraba que la revoluci贸n en Rusia s贸lo ser铆a exitosa cuando el proletariado "ondeara la bandera roja" en Occidente, porque de otro modo el gobierno sovi茅tico caer铆a bajo los golpes del capitalismo global.

Muy contrariamente a su defensa posterior del "socialismo en un solo pa铆s", Stalin afirmaba igualmente en 1917 que "La revoluci贸n rusa no es algo aislado. Est谩 铆ntimamente ligada al movimiento revolucionario de Occidente. 隆[鈥 s贸lo en alianza con los obreros de Occidente, s贸lo sacudiendo las bases del capitalismo en Occidente se puede contar con el triunfo de la revoluci贸n en Rusia!". Como Trotsky, afirmaba expl铆citamente que sin el apoyo de las revoluciones en otros pa铆ses, no solo la revoluci贸n socialista, sino incluso la misma supervivencia de la revoluci贸n rusa ser铆a imposible.

La centralidad de la inminente conflagraci贸n anticapitalista mundial era un aspecto omnipresente de la agitaci贸n y propaganda bolchevique en 1917. Una y otra vez, la prensa del partido insist铆a en que el destino de la revoluci贸n rusa depend铆a de la lucha de clases internacional. La literatura del partido se fijaba y destacaba cualquier ejemplo de levantamiento en la lucha obrera y anti-b茅lica que hubiera en otros pa铆ses. Esta apuesta por la revoluci贸n mundial fue afirmada la antes, durante y despu茅s de la Revoluci贸n de Octubre. Lenin se帽al贸 despu茅s que ni un solo bolchevique hubiera cre铆do en 1917 que un r茅gimen sovi茅tico en Rusia pudiera haber sobrevivido tres a帽os sin que al revoluci贸n se hubiera propagado a otros pa铆ses: "cuando comenzamos nuestra obra cont谩bamos exclusivamente con la revoluci贸n mundial".

Esta posici贸n constitu铆a una de las diferencias estrat茅gicas centrales entre los socialistas moderados y radicales de todo el Imperio. Mientras que los bolcheviques y sus aliados basaban la apuesta de su impulso por una toma del poder en la capacidad de los obreros de otros pa铆ses de hacer lo mismo, los moderados justificaban su conciliaci贸n afirmando que la revoluci贸n occidental no estaba en el orden del d铆a y que por tanto ser铆a temerario fundamentar un proyecto pol铆tico en Rusia en la expectativa de su desencadenamiento en otros pa铆ses. La revoluci贸n era a sus ojos principalmente un proceso que ten铆a lugar en cada naci贸n por separado y que contara con todas las condiciones "maduras" antes de que la revoluci贸n socialista fuera posible.

Visto en retrospectiva, puede parecer como si los moderados hubieran estado en lo cierto en lo que respecta a la supervivencia del capitalismo fuera de Rusia. Pero tal an谩lisis oculta el hecho de que hubo una revoluci贸n internacional despu茅s de 1917 y que su derrota se debi贸 en buena medida al colaboracionismo de clase de los socialistas conciliadores en Rusia y en el extranjero. Como tal, el escepticismo de los socialistas moderados acerca de un levantamiento anticapitalista mundial, lejos de ser un an谩lisis neutral, fue una intervenci贸n pol铆tica y en buena medida una profec铆a autocumplida.

Como con la revoluci贸n internacional, hubo tambi茅n un consenso general entre los bolcheviques hasta octubre, al menos en lo relacionado con el control obrero y la expropiaci贸n de la propiedad capitalista. Dicho sencillamente, los bolcheviques estaban a favor del primero, pero no del segundo (hasta la revoluci贸n en Occidente). Incluso los "pasos hacia el socialismo" de Lenin en abril no inclu铆an la expropiaci贸n parcial o total de la industria capitalista. Lenin planteaba que "no podemos sostener que el socialismo debe ser implantado, eso ser铆a el mayor de los disparates. [...] La mayor铆a de la poblaci贸n de Rusia est谩 formada por campesinos, por peque帽os agricultores que no pueden tener idea de lo que es el socialismo". Bagdatev estaba de acuerdo con las propuestas de Lenin como tales, pero afirmaba que estas estaban completamente dentro del marco del programa m铆nimo del partido.

De igual modo, el movimiento de comit茅s de f谩brica en favor por el control obrero no aspiraba a socializar la industria capitalista. No era el objetivo disputar la propiedad burguesa o la administraci贸n del centro de trabajo. La palabra rusa kontrol se traduce mejor como supervisi贸n o revisi贸n. El control obrero fue durante la mayor parte de 1917 una medida principalmente defensiva que consist铆a en vigilar las acciones de los empresarios. El objetivo era asegurarse de que los jefes respetaran los derechos de los trabajadores y, sobre todo, de que no desorganizaran ni sabotearan la producci贸n. En el estudio cl谩sico de S. A. Smith, se observa que "la pol铆tica de control obrero de la producci贸n era primero y antes que nada un intento de los comit茅s de f谩brica de frenar la marea de caos industrial". Los anarquistas y SR maximalistas llamaban a la toma inmediata de la industria y a la total gesti贸n proletaria de las f谩bricas, pero esta posici贸n era generalmente rechazada por los comit茅s (tambi茅n por los bolcheviques) a lo largo de 1917. El control obrero era an谩logo a la estructura gubernamental de "doble poder" planteada por los mencheviques: aunque no buscaban todo el poder para ellos, los obreros exig铆an tener una autoridad parcial para forzar a la burgues铆a a ir en la buena direcci贸n.

El esfuerzo de los bolcheviques por adoptar un acercamiento positivo hacia los comit茅s de f谩brica y el control obrero no vino de Lenin, sino de los obreros y de militantes del movimiento obrero. Como se帽al贸 el l铆der obrero bolchevique Vlad铆mir Miliutin en el VI Congreso, el partido hab铆a "tomado prestadas" las demandas de control obrero "de la experiencia de actividad propia llevada a cabo sobre el terreno". Igual que en el movimiento obrero en general, la posici贸n hegem贸nica entre los bolcheviques era la de que la posibilidad del control obrero (en conjunci贸n con el control del Estado sovi茅tico) fuera ampliado hasta la total propiedad y gesti贸n de la industria depend铆a en la expansi贸n a nivel internacional de la revoluci贸n. Un l铆der bolchevique explicaba a la conferencia de junio del comit茅 de f谩brica que "nadie sabe c贸mo acabar谩 la revoluci贸n: por lo menos, con la privaci贸n de una parte de los derechos del capital; como mucho, 驴qui茅n puede decir que de una revoluci贸n rusa no surgir谩 una revoluci贸n mundial?". Sin embargo, estaba claro para todo el mundo que incluso el relativamente limitado control obrero que prevaleci贸 hasta octubre apuntaba en una direcci贸n diferente al normal funcionamiento del capitalismo.

Aunque los empresarios hab铆an aceptado a rega帽adientes el control obrero en primavera, desde principios de septiembre en adelante, desplegaron una agresiva campa帽a contra los comit茅s de f谩brica con el objetivo de reconquistar el control total de sus empresas. En un contexto marcado por la r谩pida dislocaci贸n de la industria y una ofensiva capitalista contra los comit茅s, los centros de trabajo de todo el Imperio fueron los espacios de duras batallas por la autoridad hasta oto帽o. Ciertamente, la intransigencia mutua de obreros y jefes llevaron la lucha en el centro de trabajo m谩s all谩 y m谩s r谩pido incluso de lo que muchos bolcheviques, incluido Lenin, hab铆an deseado.

La Revoluci贸n de Octubre implant贸 el control obrero, pero no nacionaliz贸 la industria. Ciertamente, Lenin y la direcci贸n bolchevique trataron de llegar a alg煤n tipo de acuerdo con los due帽os de la industria, durante meses despu茅s de octubre. Sin embargo, como Trotsky hab铆a predicho en 1906, tras liderar a los obreros al poder, los bolcheviques se vieron obligados a ir mucho m谩s all谩 de lo que hab铆an planeado en un principio. El sabotaje econ贸mico y la resistencia pol铆tica de los capitalistas, una brutal ola de expropiaciones obreras y la din谩mica de la guerra civil arrastraron al partido a las nacionalizaciones de la principales industrias en la segunda mitad de 1918. Aunque no parec铆a haber otra opci贸n viable en aquel contexto, esta ola de nacionalizaciones sovi茅ticas agrav贸 el colapso catastr贸fico de la producci贸n y represent贸 un papel central en el aumento masivo de una burocracia de Estado privilegiada/54.

El liderazgo de clase del poder sovi茅tico

Aunque hab铆a poco descuerdo entre los bolcheviques en 1917 respecto a la revoluci贸n mundial y el control obrero, la cuesti贸n del liderazgo de clase/partido en el gobierno sovi茅tico fue mucho m谩s discutido. Y fue finalmente esta cuesti贸n la decisiva para el transcurso de la revoluci贸n y para la pol铆tica pr谩ctica del partido. Aunque mis anteriores an谩lisis se han solapado en aspectos importantes con el trabajo pionero de Lars Lih, en mi opini贸n su 茅nfasis en la continuidad del bolchevismo en 1917 le ha llevado a minimizar la importancia de este debate.

Desde 1905, los bolcheviques hab铆an insistido en la necesidad de un gobierno sovi茅tico de obreros y campesinos, sin especificar qu茅 clase (y su partido correspondiente) deb铆a ser hegem贸nico en tal poder. Lo crucial que hay que tener en cuenta en la consigna bolchevique de una "dictadura democr谩tica del proletariado y el campesinado" es que se refer铆a al contenido de clase general de un poder estatal revolucionaria, sin especificar el peso de la clase obrera y de sus representantes pol铆ticos en ese gobierno. Es crucial saber que esto significaba que la estrategia bolchevique pod铆a ser concretada en varias direcciones diferentes. Por el contrario, Trotsky afirmaba que el proletariado deb铆a ser la fuerza hegem贸nica en cualquier gobierno capaz de liderar la revoluci贸n democr谩tica a la victoria. Trotsky afirmaba con raz贸n que su posici贸n en esta cuesti贸n 鈥"驴[a] qui茅n pertenece la hegemon铆a en el gobierno y, a trav茅s de 茅l, en el pa铆s?"鈥 era uno de los pilares fundamentales de la estrategia de revoluci贸n permanente.

Desde 1905 en adelante, los bolcheviques plantearon en diferentes momentos distintos proyectos concretos de gobierno para la revoluci贸n democr谩tica. Se suele pasar por alto que a veces estos inclu铆an el respaldo a una forma de hegemon铆a estatal proletaria pr谩cticamente id茅ntica a la de Trotsky. En otras ocasiones, sin embargo, los bolcheviques planteaban que el partido obrero podr铆a actuar como un socio en pie de igualdad (o incluso en minor铆a) en un gobierno con los revolucionarios "peque帽o-burgueses" (p. ej., con los SR o los trudoviques).

Los bolcheviques mantuvieron durante la mayor parte de 1917 este enfoque con final abierto en relaci贸n a si el liderazgo bolchevique (proletario) ser铆a necesario para la victoria de la revoluci贸n democr谩tica o si los socialistas moderados (peque帽o-burgueses), mencheviques y SR, ser铆an forzados a romper con la burgues铆a. Los debates de abril no llevaron a la tendencia bolchevique a adoptar la inveterada opini贸n de Trotsky de que un r茅gimen obrero y campesino plausible necesitaba la hegemon铆a proletaria en el Estado. Sobre esta cuesti贸n, el mensaje central de la Conferencia de abril era que podr铆a y deb铆a formarse un gobierno sovi茅tico interclasista, por medio de la promoci贸n sin compromisos de la "l铆nea proletaria" (i. e. con una ruptura con la burgues铆a) en los soviets. Aunque algunas formulaciones de las resoluciones de abril escritas por Lenin apuntaban vagamente en direcci贸n a un liderazgo estatal proletario como el siguiente paso necesario, el concreto liderazgo pol铆tico de clase del futuro gobierno sovi茅tico se dejaba normalmente sin especificar.

Por debajo de las ambig眉edades de las resoluciones de abril estaba el hecho de que se hab铆a articulado durante la conferencia una amplia gama de opiniones diferentes. La posici贸n de Lenin difer铆a sustancialmente de la articulada m谩s claramente por K谩menev. Seg煤n Lenin, era ahora anacr贸nico hablar s贸lo de "dictadura revolucionaria del proletariado y el campesinado", puesto que esta dictadura hab铆a sido inesperadamente realizada en un soviet, cuyos l铆deres peque帽o-burgueses hab铆an cedido el poder a la gran burgues铆a. Conclu铆a que "ahora debemos hacer frente a una tarea nueva y diferente: producir una divisi贸n dentro de esta dictadura", entre los elementos 芦proletarios禄 y los elementos "peque帽o-burgueses" (mencheviques de derecha y l铆deres SR) dedicados a apoyar a la burgues铆a. A partir de este an谩lisis, planteaba Lenin que los principales aliados de los obreros en la lucha de clase y en el futuro poder estatal ser铆an los campesinos pobres y los trabajadores agr铆colas, en vez del campesinado en su conjunto.

Esta posici贸n apuntaba en direcci贸n a la hegemon铆a proletaria en el gobierno revolucionaria, una forma de poder que Lenin tend铆a a describir a lo largo de 1917 como un gobierno de obreros y campesinos pobres. La caracterizaci贸n de Lenin de la instauraci贸n del poder sovi茅tico como un "paso hacia el socialismo" ten铆a igualmente fuertes connotaciones de hegemon铆a obrera. No sorprende del todo que varios bolcheviques y la gran mayor铆a de mencheviques vieran la posici贸n del Lenin como algo equivalente a la revoluci贸n socialista. Pero es crucial se帽alar que Lenin rechazaba esta etiqueta y afirmaba que era "plenamente posible" todav铆a que la peque帽a-burgues铆a y sus representantes in toto rompieran con la burgues铆a y tomaran el poder del Estado junto con el proletariado. Conclu铆a que "si esto es todav铆a posible, entonces hay un, y s贸lo un camino hacia ello: que los elementos proletarios comunistas se separen inmediata, resuelta e irrevocablemente de los elementos peque帽oburgueses".

Los cr铆ticos de Lenin en el partido normalmente ten铆an m谩s esperanza en la capacidad de la peque帽a-burgues铆a en su conjunto y sus representantes pol铆ticos de romper con los capitalistas. K谩menev declaro que "es inevitable un choque de la burgues铆a con toda la democracia revolucionaria". Dada esta inminente divisi贸n de los capitalistas era pues necesario "basar toda nuestra t谩ctica en no romper el bloque" entre el proletariado y la peque帽a-burgues铆a. En la Conferencia de abril, Bagdatev afirmaba que la esencia de los desacuerdos de los cr铆ticos con Lenin en el partido era que ellos no pensaban que ganar al Soviet a las posiciones de los bolcheviques fuera una condici贸n para que 茅ste asumiera el poder/62.

A lo largo del a帽o, el rasgo definitorio de los moderados bolcheviques era que ellos fueron los que m谩s sistem谩ticamente orientados a ganarse a los SR y a los mencheviques para formar un amplio gobierno socialista pluripartidista. Hab铆a buenas razones para ello. Puesto que la clase obrera era una minor铆a en Rusia, un gobierno sovi茅tico pol铆ticamente amplio parec铆a ofrecer las mejores perspectivas para basar la alianza obrero-campesina y una base social s贸lida y mayoritaria contra la burgues铆a. Los bolcheviques carec铆an de un fuerte apoyo rural y la diferenciaci贸n de clase en el campo (excepto en Letonia) era menos acentuado de lo que Lenin cre铆a en abril. El enfoque de los bolchevique moderados, en otras palabras, se diferenciaba considerablemente del de los mencheviques y no deber铆a ser calificado a la ligera de doctrinarismo o reformismo.

Estas diferentes expectativas bolcheviques coexistieron bastante despu茅s de abril. Dadas las ambig眉edades de las discusiones del partido en abril y el hecho de que el propio Lenin no negaba la potencia de una ruptura de los mencheviques y SR con los liberales, los bolcheviques continuaron mayoritariamente concibiendo y agitando en favor del poder sovi茅tico en un marco estrat茅gico abierto a todas las posibilidades sobre su potencial liderazgo de clase. Ni las discusiones internas posteriores a abril ni la prensa del partido indican que los bolcheviques estuvieran orientados espec铆ficamente a instaurar el poder sovi茅tico por medio primero de la conquista de la mayor铆a de su partido. Dado el dominio de los socialistas moderados en los soviets, la consigna "Todo el poder a los soviets" significaba, en concreto, la creaci贸n de un gobierno SR-menchevique. La agitaci贸n bolchevique en favor de ello no era una treta t谩ctica para desenmascarar a su rivales, sino un serio esfuerzo por formar un poder no-capitalista amplio que cumpliera las demandas del pueblo.

La posici贸n bolchevique tras abril no era que los SR y mencheviques fueran incapaces de romper con la burgues铆a sino que pod铆an y deb铆an hacerlo inmediatamente. En su llamamiento de julio a los socialistas moderados a que "tomaran el poder en sus manos", el bolchevique de Bak煤 Stepan Shaumian conclu铆a con la siguiente pregunta: "驴escuchar谩n los partidos socialistas dominantes la voz imperativa de la vida o continuar谩n en su est煤pida incomprensi贸n de los intereses de la revoluci贸n?". La agitaci贸n bolchevique por el poder sovi茅tico, explicaba, daba expresi贸n al "deseo del proletariado revolucionaria de arrancar a los partidos peque帽o-burgueses Social-Revolucionario y menchevique de la influencia de [los l铆deres liberales] Miliukov y Guchkov y de sus servil subordinaci贸n al imperialismo aliado y ruso".

Stalin, hablando en el VI Congreso, explic贸 el significado consensual que le daban los bolcheviques a su famosa consigna: "Nuestra consigna 隆Todo el Poder a los Soviets! significa, precisamente, crear un frente 煤nico revolucionario. Pero los mencheviques y los eseristas, temerosos de apartarse de la burgues铆a, nos han vuelto la espalda". El enfoque bolchevique dominante era que solo el tiempo dir铆a si los socialistas moderados romp铆an definitivamente. Trotsky, en cambio, afirmaba en junio que "Junto a la inevitable ca铆da del presente gobierno vendr谩 la ca铆da de los actuales l铆deres del soviet de delegados obreros y campesinos. La actual minor铆a del soviet tiene ahora la posibilidad de preservar la autoridad del soviet como representante de la revoluci贸n, y asegurar la continuaci贸n de sus funciones como poder central".

La primera ruptura en los enfoques bolcheviques sobre el poder sovi茅tico no vino en abril, sino tras las Jornadas de julio. Tras la sangrienta represi贸n de obreros por parte Gobierno de coalici贸n y la posterior ofensiva anti-radical, Lenin declar贸 que los SR y los mencheviques hab铆an "traicionado la causa de la revoluci贸n" y que ya no era posible empujar pac铆ficamente a los Soviets existente a que tomaran el poder porque estos (seg煤n 茅l) hab铆an cedido toda su autoridad a la dictadura burguesa. El partido deb铆a abandonar la consigna de "Todo el poder a los soviets" y orientarse hacia una insurrecci贸n proletaria armada contra el r茅gimen contrarrevolucionaria y militarista. Afirmaba que, a diferencia del periodo anterior, para una ruptura con la burgues铆a era ahora absolutamente necesario que las masas "deben volver la espalda a los partidos eserista y menchevique [鈥 Es precisamente el proletariado revolucionario el que, despu茅s de la experiencia de julio de 1917, tiene que hacerse cargo independientemente del poder estatal" Esto no significaba que Lenin hubiera abandonado el objetivo de crear un r茅gimen sovi茅tico mayoritario que representara a los obreros y a la gran masa de campesinos; pero, en su opini贸n, el camino hacia ello pasaba ahora necesariamente por la inmediata asunci贸n del poder por parte de obreros armados/67.

La dura insistencia de Lenin de que el avance de la revoluci贸n necesitaba un gobierno dirigido por el proletariado era nueva, como nueva era su opini贸n de que el poder deb铆a ser tomado al margen de los soviets existentes y de sus mayor铆as SR-mencheviques. Algunos cuadros bolcheviques radicales en Petrogrado apoyaron esta posici贸n, que coincid铆a con una fuerte sensaci贸n de aislamiento del proletariado militante de los socialistas moderados despu茅s de las Jornadas de julio. Pero, en su conjunto, esta l铆nea fue mucho m谩s discutida en la direcci贸n y bases bolcheviques que las Tesis de abril.

Puesto que Lenin hab铆a pasado a la clandestinidad, el principal defensor de la nueva l铆nea en el VI Congreso de finales de julio y principios de septiembre fue Stalin, que fue incluso m谩s all谩 del propio Lenin afirmando que Rusia estaba ahora preparada para una revoluci贸n socialista incluso antes de que 茅sta hubiera estallado en Occidente. Pero los principales l铆deres bolcheviques discutieron duramente el llamamiento a una toma del poder proletaria independientemente a los soviets, as铆 como la descripci贸n de la revoluci贸n como socialista. Abandonar la lucha por transformar los soviets en 贸rganos de poder el partido corr铆a, en su opini贸n, el riesgo de aislar el partido y la clase obrera. Insist铆an en que era prematuro descartar los soviets existentes y la alianza con las masas peque帽a-burguesas que estas instituciones representaban.

Este revelador debate ha sido pasado por alto por la historiograf铆a puesto que contradice el equ铆voco dominante acerca de la demanda de poder sovi茅tico. En el VI Congreso, fueron los moderados socialistas los que m谩s sistem谩ticamente exigieron "Todo el poder a los soviets" contra la l铆nea de los defensores de la revoluci贸n socialista (y/o tomar el poder independientemente de los soviets). Al final, el VI Congreso abandon贸 la consigna de "Todo el poder a los soviets" y aprob贸 una serie de resoluciones de compromiso orientadas a la posici贸n de Lenin mientras que a la vez reafirmaban gran parte del enfoque anterior del partido/69.

Es muy 煤til examinar la reacci贸n del partido en su conjunto a la nueva l铆nea planteada por Lenin y (de modo m谩s suave) por el VI Congreso. El llamamiento a abandonar la lucha por "Todo el poder a los soviets" fue b谩sicamente ignorado a todos los niveles; seg煤n todos los testimonios, los comit茅s bolcheviques siguieron usando esta consigna y luchando por que los socialistas moderados rompieran con los liberales. As铆 fue no solo en las principales ciudades de provincia y de las fronteras, sino tambi茅n en Mosc煤 y Petrogrado. Observa Acton: "A nivel local hab铆a un rechazo general a aplicar un cambio de pol铆tica que fuera contrario a los sentimientos de las masas禄. 芦El resultado fue el de suavizar lo que podr铆a haber sido un duro golpe a la imagen del partido como campe贸n de un gobierno basado en los soviets".

La derrota de Korn铆lov a manos de una amplia resistencia pluripartidista a finales de agosto cambi贸 radicalmente la situaci贸n pol铆tica. A diferencia de en lo que Lenin hab铆a venido insistiendo el mes anterior, la lucha anti-Korn铆lov hab铆a demostrado que los soviets existentes no estaban obsoletos y que los ST y los mencheviques no se hab铆an subordinado definitivamente a la burgues铆a contrarrevolucionaria. Despu茅s de esta vitoria unida a muchos a lo largo de todo el espectro pol铆tico les parec铆a que la direcci贸n sovi茅tico pod铆a romper definitivamente con los liberales. Desde su guarida en Finlandia, Lenin hizo otro giro pol铆tico brusco y pas贸 a apoyar el llamamiento de la direcci贸n bolcheviques a las direcciones SR y menchevique para formar un gobierno sovi茅tico. Puesto que su objetivo inmediato segu铆a siendo "la dictadura del proletariado revolucionario", Lenin opinaba personalmente que los bolcheviques no deber铆an participar en ese gobierno SR-menchevique. Pero las propuestas que hizo el Comit茅 Central bolchevique (en el que ahora estaba Trotsky) a la direcci贸n ejecutiva sovi茅tica el 31 de agosto y despu茅s en la Conferencia Democr谩tica del 14-22 de septiembre no exclu铆an esta posibilidad.

Con este esp铆ritu, los l铆deres bolcheviques de la Duma municipal de Petrogrado declararon el 1 de septiembre: "Dejad que solo la aut茅ntica democracia revolucionaria gestione por s铆 misma el gran Petrogrado revolucionario y tambi茅n nosotros ocuparemos nuestro lugar en sus filas para trabajar intensa y desinteresadamente en beneficio de la capital mundial de la revoluci贸n". El editorial de la direcci贸n dos semanas despu茅s expresaba algo similar: "驴Quer茅is un frente unido con los bolcheviques? Romped entonces con el gobierno de K茅renski, apoyad a los soviets en su lucha por el poder y habr谩 unidad". Si se hubiera aceptado este compromiso, el resultado podr铆a haber sido un r茅gimen parecido al que proyectaban K谩menev y otros de una dictadura democr谩tica de obreros y campesinos. Pero las direcciones SR-menchevique 鈥揳 pesar del fuerte crecimiento de las alas anti-conciliadores en ambos partidos鈥 formaron un gobierno m谩s con los liberales.

S贸lo d铆as despu茅s de que la direcci贸n bolchevique hiciera su propuesta de compromiso a los socialistas moderados, entr贸 en la ecuaci贸n pol铆tica un nuevo cambio decisivo: los bolcheviques ganaron por primera vez el liderazgo de los soviets de Petrogrado y Mosc煤. Ahora que los bolcheviques eran la mayor fuerza en estas instituciones, la demanda de poder sovi茅tico cobr贸 un contenido pol铆tico completamente nuevo. Un gobierno sovi茅tico significaba probablemente a partir de ahora un gobierno dirigido por los bolcheviques; en t茅rminos del an谩lisis de clase bolchevique, ser铆a un r茅gimen en el que el proletariado ser铆a la fuerza hegem贸nica.

Si los socialistas moderados hubieran aceptado la legitimidad de un r茅gimen sovi茅tico liderado por los bolcheviques, su amplia base social habr铆a representado a la inmensa mayor铆a de la poblaci贸n. La mayor铆a de la gente continuaba contemplando el poder sovi茅tico como un r茅gimen pluripartidista que representara a obreros, campesinos, soldados, la intelligentsia de izquierda y sus representantes pol铆ticos. Pero la continua oposici贸n de los SR y los mencheviques al poder sovi茅tico revivi贸 el fantasma de que un gobierno sovi茅tico dirigido por los bolcheviques tendr铆a como base principal (o exclusivamente) a la clase obrera. Las alas izquierdas de los SR y los mencheviques continuaron creciendo, pero no estaba claro d贸nde recaer铆an al final sus alianzas pol铆ticas. En este contexto, la asunci贸n del poder por los soviets sin el acuerdo de las otras corrientes socialistas llevaba consigo el peligro potencial del aislamiento proletario y la guerra civil.

En un contexto tal, las exhortaciones de Lenin 鈥揾echas de septiembre en adelante鈥 a que la direcci贸n bolchevique organizara inmediatamente una insurrecci贸n armada para derrocar al Gobierno provisional fueron al principio frontalmente rechazadas por el resto del Comit茅 Central bolchevique. Semanas despu茅s de la negativa de los socialistas moderados a su propuesta de compromiso, los cuadros bolcheviques continuaron sin embargo negociando y planteando iniciativas para buscar un modo de formar pac铆ficamente un gobierno pluripartidista del pueblo trabajador acordado con las otras corrientes socialistas. Esta posici贸n no solo era el resultado del deseo de los l铆deres bolcheviques de asegurar una base social lo m谩s amplia posible para la ruptura antiburguesa, sino tambi茅n de la creciente presi贸n desde abajo en favor de la unidad de la 芦democracia revolucionaria禄. En un contexto as铆, el 茅xito pol铆tico de los bolcheviques necesitaba que desafiaran a los moderados por la unidad.

Pero para el 10 de octubre, el estancamiento de las negociaciones con los moderados, unido a los nuevas iniciativas del gobierno de K茅renski para restaurar el orden, llev贸 a la mayor铆a del Comit茅 Central a aceptar finalmente el argumento de Lenin sobre la necesidad de una insurrecci贸n armada. El partido tendr铆a que avanzar hacia la instauraci贸n de un r茅gimen sovi茅tico a pesar de la incertidumbre del apoyo de otras corrientes socialistas y/o de sus bases. Como Lenin, la mayor铆a del partido confiaba en que tras asumir el poder, ser铆an capaces despu茅s de ganarse a las amplias masas de campesinos, una din谩mica que era vista con esperanza por la creciente colaboraci贸n entre bolcheviques y SR.

Esto no significaba, sin embargo, que la direcci贸n bolchevique estuviera de acuerdo con la inoportuno de Lenin de que el partido organizara una insurrecci贸n semanas antes del pr贸ximo Segundo Congreso pan-ruso de Soviets. Los bolcheviques trataron por el contrario, bajo el liderazgo de Trotsky, de promover el derrocamiento del gobierno por medio de un enfoque m谩s cauto y defensivo que vinculara las acciones armadas a la legitimidad del Soviet, sus instituciones y a su Segundo Congreso. A la postre, fue este 煤ltimo m茅todo el que prevaleci贸, aunque parece que Lenin tuvo un importante papel en darle a estas maniobras militares un car谩cter m谩s ofensivo horas antes de que el Segundo Congreso se inaugurar el 25 de octubre.

Como es bien conocido, una minor铆a de dos personas en el Comit茅 Central bolchevique, K谩menev y Zin贸viev, votaron en contra de la resoluci贸n del 10 de octubre y empezaron a hacer campa帽a en contra de la insurrecci贸n armada en la prensa no-bolchevique. La esencia de su argumento 鈥搎ue era compartido por muchos cuadros bolcheviques de todo el Imperio鈥 era que el proletariado y su partido eran a煤n demasiado d茅biles y estaban demasiado aislado como para que pudiera tener 茅xito una insurrecci贸n armada. Se帽alando la importancia de la pr贸xima Asamblea Constituyente, afirmaban que el tiempo corr铆a ahora en favor de los obreros puesto que (entre otras cosas) en el futuro "la posici贸n de los partidos peque帽o-burgueses [鈥 no ser谩 la misma que ahora". La presi贸n desde abajo "les presionar谩 a煤n m谩s a ellos y les forzar谩 a aliarse con el partido proletaria contra los terratenientes y los capitalistas representados por el partido kadete".

En cierto sentido, la oposici贸n de K谩menev y Zin贸viev a una insurrecci贸n armada inmediata no difer铆a de lo que hab铆a sido dominante entre los bolcheviques antes del 10 de octubre. Como demuestran los meses de debate anteriores, no hab铆a una respuesta obvia a la cuesti贸n de si y cu谩ndo deber铆an ser abandonados los intentos de llegar a un acuerdo con los socialistas moderados. Adem谩s, en las circunstancias concretas de octubre de 1917 hab铆a una significativa tensi贸n entre la insistencia de principio del partido bolchevique en la hegemon铆a proletaria en la lucha por el poder sovi茅tico y el deseo compartido por obreros y militantes por igual de instaurar un r茅gimen del pueblo trabajador con una amplia base. Lenin, Trotsky y el Comit茅 Central bolchevique no hab铆an abandonado este 煤ltimo objetivo, pero su realizaci贸n pr谩ctica se basaba ahora m谩s en una apuesta por desarrollos futuros que en una certeza pol铆tica.

Quiz谩 la principal cr铆tica que se pueda dirigir contra K谩menev y Zin贸viev es que no consiguieron producir el giro pol铆tico cuando las condiciones lo exig铆an. Aunque se帽alaban dilemas pol铆ticos y peligros reales, su oposici贸n inicial a la insurrecci贸n no puede ser reducida a una simple diferencia de t谩ctica. Su tendencia a considerar una alianza con los socialistas moderados como una condici贸n necesaria para un gobierno sovi茅tico amenazada con subordinar a los bolcheviques a fuerzas pol铆ticas que estaban subordinadas a su vez al capital. En este sentido, Trotsky no andaba desencaminado cuando afirmaba que la oposici贸n minoritaria en la direcci贸n reflejaba "la presi贸n ejercida sobre el partido por la opini贸n p煤blica burguesa en un momento en que se cern铆a un peligro mortal sobre las cabezas de la sociedad burguesa". Sin embargo, este punto no deber铆a ser exagerado puesto que a pesar de su oposici贸n inicial a la organizaci贸n de una insurrecci贸n armada, K谩menev y Zin贸viev acabaron en puestos clave durante la fundaci贸n del nuevo r茅gimen sovi茅tico 鈥揔谩menev fue elegido presidente del Comit茅 Ejecutivo Central del Soviet y Zin贸viev escribi贸 muchos art铆culos bolcheviques de referencia el 25 de octubre y luego fue editor de Izvestia, el peri贸dico de la direcci贸n del Soviet鈥. Que la insurrecci贸n de octubre fuera en realidad tan defensiva, tan vinculada a la legalidad sovi茅tica, significaba que las esperanzas de los bolcheviques moderados en llegar a un acuerdo con amplios sectores de los SR y los mencheviques a煤n no estaban perdidas.

Aunque el ala K谩menev-Zin贸viev se apoyaba en importantes aspecto estrat茅gicos en el "viejo bolchevismo" no tiene sentido reducir esta tradici贸n a las vacilaciones de ambos. Para mediados de octubre los otros l铆deres bolcheviques se hab铆an convencido de que la formaci贸n de un gobierno sovi茅tico dirigido por el proletariado era necesario y posible, a pesar de la oposici贸n de los SR y mencheviques y del riesgo de guerra civil que conllevaba. Como hemos visto, la algebraica posici贸n del partido sobre el poder sovi茅tico pod铆a ser desarrollada en dos direcciones diferentes. E incluso si el bolchevismo no hubiera tenido una estrategia con ese final abierto, el partido hubiera estado igualmente sujeto a intensas presiones pol铆ticas externas y hubiera tenido que afrontar el desaf铆o de apostar por el mejor momento y por los mejores medios en el asalto al poder.

Los bolcheviques fueron la principal fuerza en las acciones armadas que derrocaron al Gobierno provisional el 25 de octubre, pero nadie sab铆a de antemano si tendr铆an una mayor铆a absoluta o solo una mayor铆as simple en el Segundo Congreso pan-ruso de Soviets. Result贸 que la inmensa mayor铆a de los delegados apoyaron darle todo el poder a los soviets, aunque los bolcheviques tuvieran algo menos de la mayor铆a absoluta (300 de 667 delegados). Si lo hubieran querido, las corrientes no-bolcheviques podr铆an haber ejercido una influencia considerable en el Congreso (que fue presidido por K谩menev) y en el nuevo gobierno. Aunque Lenin hab铆a defendido un gobierno exclusivamente bolchevique, los delegados bolcheviques aceptaron un谩nimemente la propuesta que hizo M谩rtov en la sesi贸n inaugural de formar un amplio poder socialista pluripartidista. Pero la potencia para crear alg煤n tipo de r茅gimen sovi茅tico amplio fue pronto frustrada por la salida de los moderados y el rechazo de cualquier otra corriente pol铆tica de participar en el reci茅n formado gobierno.

El deseo de los bolcheviques de evitar el aislamiento del proletariado se expres贸 sin embargo, entre otras cosas, en la inmediata implantaci贸n del nuevo gobierno del programa agrario eserista y de su incorporaci贸n al gobierno como socios en minor铆a unas semanas despu茅s. A nivel local y regional, el reci茅n formado gobierno sovi茅tico inclu铆a un gama a煤n m谩s amplia de tendencias pol铆ticas, marxistas no rusos, SR maximalistas, anarquistas y nacionalistas revolucionarios. S贸lo en el transcurso de 1918 fueron destruidas estas alianzas bajo las tempestades de la intervenci贸n extranjera, la guerra civil y el colapso econ贸mico.

Conclusi贸n

Se podr铆an decir muchas m谩s cosas sobre las posiciones de los bolcheviques sobre la revoluci贸n socialista en 1917, pero espero que esta discusi贸n haya bastado para aclarar las principales l铆neas de desarrollo. Octubre puede ser descrito como una revoluci贸n socialista en tanto que instaur贸 un poder estatal dirigido por el proletariado que implant贸 el control obrero de la econom铆a y que promovi贸 el derrocamiento internacional del capitalismo. Pero no es hist贸ricamente v谩lido afirmar que la corriente bolchevique desde abril de 1917 en adelante viera este objetivo como la necesaria siguiente etapa ni que identificaran el establecimiento de tal gobierno con la revoluci贸n socialista.

Al final, las tensiones y ambig眉edades en la estrategia bolchevique reflejaban las reales contradicciones sociales y pol铆ticas de la lucha por la hegemon铆a de la clase obrera en una sociedad atrasada, devastada por la guerra y principalmente campesina. El curso de los acontecimientos ha confirmado en gran medida el 茅nfasis del "viejo bolchevismo" en la necesidad de una alianza obrero-campesina y en la centralidad de las demandas democr谩ticas. Al mismo tiempo, la experiencia de 1917 confirma igualmente el argumento de Trotsky de que el 茅xito de esta revoluci贸n democr谩tica necesitaba del liderazgo proletario en el gobierno. Acontecimientos similares confirman su afirmaci贸n de que el r茅gimen resultante tendr铆a que atacar los fundamentos de las relaciones de propiedad capitalistas.

Puesto que el socialismo no pod铆a ser realizado solo en los confines de Rusia, la 煤nica v铆a para resolver las contradicciones inherentes que afrontaba el nuevo gobierno sovi茅tico era expandir al extranjero los gobiernos obreros. Y sobre la inminencia y la necesidad de revoluci贸n mundial, las perspectivas de todos los bolcheviques coincid铆an plenamente. El axioma de que la revoluci贸n rusa ser铆a derrotada si permanec铆a aislada se confirm贸, aunque su derrota tomara la inesperada forma de la degeneraci贸n estalinista. Dicho brevemente: la teor铆a de la revoluci贸n permanente de Trotsky fue confirmada por la experiencia de la revoluci贸n rusa, aunque no se pueda decir lo mismo de su explicaci贸n pol茅mica de c贸mo Lenin "rearm贸" a los bolcheviques. 

* Eric Blanc, historiador del movimiento socialista y activista californiano, es autor de Anti-Colonial Marxism: Oppression & Revolution in the Czarist Borderlands, 1881-1917 (Materialismo histo虂rico, Brill Publishers) y diversos trabajos sobre la Revoluci贸n Rusa. El autor agradece a John Riddell, Todd Chretien, Lars Lih y Charlie Post sus comentario a este art铆culo.

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