Marx/El Capital/: Instrumentos para comprender el Siglo XXI [MIchel
Husson]
Ernesto Herrera
germain5 en chasque.net
Lun Abr 16 12:56:59 UYT 2018
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Correspondencia de Prensa
16 de abril 2018
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Marx/El Capital
Intrumentos para comprender el Siglo XXI
MIchel Husson
Alternatives Economiques, 1-3-2018
https://www.alternatives-economiques/
Viento Sur, 16-4-2018
http://www.vientosur.info/
En un artículo de 1925, Keynes exclamaba: "¿Cómo puedo admitir una doctrina
que convierte en Biblia, sustrayéndolo a cualquier crítica, a un volumen
caduco de economía política, que no sólo es falso desde un punto de vista
científico, sino que ni siquiera tiene ningún interés, ninguna aplicación
posible en el mundo actual?" 1/. Más recientemente, Jonathan Sperber, autor
en 2017 de una biografía de Marx 2/, se muestra igual de categórico: "En la
obra de Marx se encuentran pocas cosas que interesen a las tendencias de la
economía o de la teoría económica de final del siglo XIX y del siglo XX."
Pero otros piensan, por el contrario, que las aportaciones de Marx no están
caducadas y que siguen siendo una referencia fecunda para la comprensión del
capitalismo contemporáneo.
Aún situándose en continuidad con los clásicos (de Adam Smith a David
Ricardo), la obra de Marx introduce una ruptura y deduce de su enfoque
crítico conclusiones peligrosas para el orden establecido. Hacía falta pasar
de la economía política a la ciencia económica y bifurcar hacia otro
paradigma, por las razones claramente expuestas por John Bates Clark: "Los
trabajadores, se nos dice, son permanentemente desposeídos de lo que
producen [...] Si esta acusación tuviera fundamento, cualquier persona
dotada de razón debería hacerse socialista, y su voluntad de transformar el
sistema económico expresaría su sentido de la justicia". Por tanto, hay que
"descomponer el producto de la actividad económica en sus elementos
constitutivos, para ver si el juego natural de la competencia lleva o no a
atribuir a cada productor la parte exacta de riquezas que contribuye a
crear" 3/. Es la teoría del reparto, dominante hoy día.
En el libro II de El Capital, Marx expone sus esquemas de la reproducción
4/ distinguiendo dos grandes secciones: la sección I que produce los bienes
de inversión y la sección II que produce los bienes de consumo. Describe las
condiciones de reproducción, dicho de otra forma las relaciones que deben
existir entre la producción de las empresas y sus mercados. Estas relaciones
se expresan en valor de cambio, pero Marx insiste también en que la
estructura de esta oferta debe corresponder a la demanda social en términos
de valor de uso. Este enfoque de Marx está inspirado evidentemente en el
famoso Tableau économique de François Quesnay 5/ que era, según decía, una
"exposición tan simple como genial para su tiempo" 6/.
Aunque no partía de cero (podrían citarse también a Steuart 7/ o Sismondi
8/ entre sus fuentes de inspiración), se puede sostener que Marx es el
fundador de la macroeconomía moderna. Así lo reconocía la keynesiana de
izquierda Joan Robinson, por lo demás severa crítica de Marx: "Partir de
Marx habría ahorrado [a Keynes] muchos problemas" 9/. Incluso Paul
Samuelson, blanco favorito de Joan Robinson y también crítico caustico de
Marx, lo reconocía así: "Todos habríamos ganado si hubiéramos estudiado
antes los cuadros de Marx" 10/.
Las finanzas vistas por Marx
Pero el mejor homenaje es el de Wassily Leontief, en 1937: "[Marx] ha
desarrollado el esquema fundamental que describe las relaciones entre las
ramas de los bienes de consumo y de los bienes de equipamiento. Aunque no ha
cerrado la cuestión, el esquema marxista sigue constituyendo una de las
raras proposiciones sobre las que existe un amplio consenso entre los
teóricos del ciclo económico." Y añade: "El análisis contemporáneo del ciclo
económico se debe claramente a la economía marxista. Sin plantear el tema de
la prioridad, no sería exagerado decir que los tres volúmenes de El Capital
han ayudado más que cualquier otro trabajo a poner esta cuestión en el
centro del debate económico" 11/.
Uno de los ingredientes de la crisis actual es la creencia de que las
finanzas son una fuente autónoma de valor. Esto no es nada nuevo: "Para los
economistas vulgares que intentan presentar al capital como fuente
independiente del valor y de la creación de valor, esta forma es
evidentemente una bendición, porque hace irreconocible el origen de la
ganancia y otorga al resultado del proceso de producción capitalista
-separado del proceso mismo- una existencia independiente" (El capital,
Libro II, capítulo 24).
Desempleo y ejército de reserva
Este tipo de ilusión sólo es posible si se apoya en una teoría aditiva del
valor, en la que la renta nacional se construye como la suma de las
remuneraciones de los diferentes factores de producción. La teoría marxista
por el contrario es sustractiva: las formas particulares de ganancia
(intereses, dividendos, rentas, etc.) son punciones de una plusvalía global
cuyo volumen está predeterminado. No puede enriquecerse durmiendo más que
sobre la base de esta punción operada en la plusvalía global, de manera que
el mecanismo tiene límites: los de la explotación, que es el verdadero
fundamento de la Bolsa. La crisis significa entonces la vuelta de lo real,
como una llamada al orden de esta dura ley del valor.
Desde hace cuatro décadas, el capitalismo contemporáneo se caracteriza por
la persistencia de un paro masivo y la extensión de la precariedad. Una de
las maneras de explicar esta situación es invocar la existencia de una tasa
de paro de equilibrio, calificado a veces como natural. Pero la "tasa de
paro que no acelera la inflación" (el Nairu) es también la que no hace bajar
la tasa de ganancia. Se redescubre así "el ejército de reserva industrial"
del que hablaba Marx: "La diferente proporción en que la clase obrera se
descompone en ejército activo y ejército de reserva, el aumento o la
disminución de la sobrepoblación relativa, el grado en que se encuentra bien
comprometido, o bien desprendido, en una palabra, sus movimientos de
expansión y de contracción alternativos correspondientes a su vez a las
vicisitudes del ciclo industrial, es lo que determina exclusivamente estas
variaciones" (El capital, libro I, capítulo 25). Se encuentra ahí una
descripción bastante fiel de las reglas de funcionamiento de un capitalismo
que pretende aumentar la tasa de explotación manteniendo la presión ejercida
por el paro masivo sobre los salarios y a desconectar su progresión de las
mejoras de productividad.
Un capitalismo mundializado
El hilo conductor del análisis de Marx es que "la base [del modo de
producción capitalista] está constituida por el propio mercado mundial" (El
capital, libro III, capítulo 20). Esta intuición fue prolongada por los
teóricos del imperialismo que mostraron que la economía mundial debía ser
considerada como un conjunto estructurado de manera asimétrica. Hoy día la
mundialización se caracteriza por mecanismos nuevos (cadenas de valor
mundiales, emergencia, etc.), pero el hecho esencial es la total libertad de
los capitales.
Un empresario, Percy Barnevik, entonces presidente del grupo helvético-sueco
ABB, definió en 2001 la mundialización como "la libertad para mi grupo de
invertir donde y cuando quiera, de producir lo que quiera, de comprar y de
vender donde quiera y tener que soportar el menor número de obstáculos en
materia de derecho laboral y de legislación social" (citado por Le Devoir,
Montréal, 5/05/2001). Es la trayectoria contemplada por Marx: "Las leyes
inmanentes de la producción capitalista conducen al entrelazamiento de todos
los pueblos en la red del mercado universal". (El capital, libro I, capítulo
32).
Una de las tendencias más llamativas del capitalismo contemporáneo es la de
intentar (re)transformar en mercancía lo que no es o no debería serlo, en
primer lugar los servicios públicos y la protección social. Pero lo que el
capitalismo contemporáneo querría reducir a la condición de pura mercancía
es sobre todo la propia fuerza de trabajo. El objetivo de las reformas del
mercado de trabajo es no tener que pagar al asalariado más que cuando
produce valor. Esto implica reducir al mínimo y hacer recaer sobre las
finanzas públicas los elementos de salario socializado, remercantilizar las
jubilaciones (fondos de pensiones) y la salud (seguros privados), incluso
hacer desaparecer la noción misma de duración legal del trabajo.
Este proyecto da la espalda al progreso social, que ha pasado siempre por la
desmercantilización del trabajo. Para Marx, la extensión del tiempo libre,
posible por los progresos de la productividad, es la palanca que debería
permitir que el trabajo no sea ya una mercancía y que la aritmética de las
necesidades sociales sustituya a la de la ganancia. Es la perspectiva que
esboza al final de El Capital.
Sobre las repetidas crisis
Para funcionar de manera relativamente armoniosa, el capitalismo necesita
una tasa de ganancia suficiente y mercados. Pero con una condición
suplementaria que afecta a la forma de estor mercados: deben corresponder a
sectores susceptibles, gracias a las mejoras de productividad inducidas, de
hacer compatible un crecimiento sostenido con una tasa de ganancia
mantenida. Desde este punto de vista se puede analizar el paso del
capitalismo de su fase fordista a su fase neoliberal, caracterizada sobre
todo por este hecho estilizado 12/: la tasa de ganancia se ha restablecido,
pero a ella no han seguido ni la tasa de acumulación ni la productividad.
El actual estancamiento del capitalismo en una fase depresiva proviene de
una desviación creciente entre la transformación de las necesidades sociales
y el modo capitalista de reconocimiento y de satisfacción de estas
necesidades. Pero esto implica que el perfil particular de la fase actual
moviliza, sin duda por primera vez en la historia del capitalismo, los
elementos de una crisis sistémica.
Este análisis nos lleva al nivel más fundamental de la crítica marxista.
Según Marx, el capitalismo es un sistema injusto (explotación) e inestable
(crisis). Pero es también, llegado a cierto punto, un sistema que aparece
como irracional, a causa de los mismos éxitos que le han permitido su propio
modo de eficacia.
La posibilidad de otro cálculo económico
El enfoque marxista de la dinámica a largo plazo del capital podría ser
resumido así: la crisis es segura, pero la catástrofe no lo es. La crisis es
segura, en el sentido de que todos los arreglos que el capitalismo invente,
o que se le imponga, no pueden suprimir de forma duradera el carácter
desequilibrado y contradictorio de su funcionamiento. Pero estos
cuestionamientos periódicos que acompasan su historia no implican en
absoluto que el capitalismo se dirija inexorablemente hacia el derrumbe
final. En cada una de estas grandes crisis, la opción está abierta: o el
capitalismo es derribado, o se recupera bajo formas que pueden ser más o
menos violentas (guerra, fascismo) y más o menos regresivas (giro
neoliberal).
Por tanto, en la obra de Marx, se encuentran instrumentos útiles para el
análisis del capitalismo contemporáneo. Sin embargo, la verdadera
especificidad del enfoque marxista reside en su crítica de la economía
política (éste es por cierto el subtítulo de El Capital), que postula la
posibilidad de otro cálculo económico: la humanidad debería aspirar a
maximizar (colectivamente) su bienestar en lugar de dedicarse a la
maximización (privada) de la ganancia.
Pero ocurre que el capitalismo es un sistema compacto cuyos recursos
fundamentales son invariables (más allá de sus encarnaciones concretas). Es
por tanto difícilmente reformable, y aún más porque hoy día tiende a recrear
las condiciones de un funcionamiento puro que se opone frontalmente a la
satisfacción de las necesidades sociales y a la gestión de los desafíos
ambientales. Se plantea entonces la cuestión de un cuestionamiento radical
de este funcionamiento.
Notas
1/ John Maynard Keynes, "A Short View of Russia", Nation and Athenaeum, 10
y 25/10/1925 ; traducido en Essais de persuasion, 1931, bit.ly/2iTBQHt.
2/ Jonathan Sperber, Karl Marx, homme du XIXe siècle, Piranha, 2017.
3/ John Bates Clark, The Distribution of Wealth. A Theory of Wages,
Interest and Profit, 1899, bit.ly/2ASV1fe.
4/ "Action de reproduire industriellement les valeurs consommées", según el
Tableau économique (1758) de François Quesnay.
5/ François Quesnay, "Analyse de la formule arithmétique du Tableau
économique", Journal de l’agriculture, du commerce et des finances, junio
1766, bit.ly/2ASXi9S.
6/ Karl Marx, en el capítulo "Sobre la historia crítica" del Anti-Dühring
de Friedrich Engels, que redactó en lo esencial, bit.ly/2ATONM2.
7/ James Steuart, An Inquiry into the Principles of Political Economy,
1767, bit.ly/2iSIldr.
8/ Jean Charles Léonard Simonde de Sismondi, Nouveaux principes d’économie
politique, 1819, bit.ly/2iSykgj.
9/ Joan Robinson, "Kalecki et Keynes", en Essays in Honour of Michal
Kalecki, 1964, bit.ly/2AS4N0U.
10/ Paul A. Samuelson, "Marxian Economics as Economics", The American
Economic Review, Vol. 57, No 2, Mayo 1967, bit.ly/2ASVC0s.
11/ Wassily Leontief, "The Significance of Marxian Economics for
Present-Day Economic Theory", The American Economic Review, Vol. 28, Nº 1,
Papers and Proceedings of the 50th Annual Meeting of the AEA, March 1938,
bit.ly/2APhoCd.
12/ Constatación de orden empírico, por lo general no cuantificado, pero
considerado representativo del funcionamiento de la economía.
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