Irán/ Crisis del régimen, protestas y represión [Hazanin Armanian]
Ernesto Herrera
germain5 en chasque.net
Vie Ene 5 12:34:21 UYT 2018
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Correspondencia de Prensa
5 de enero 2018
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Irán
Protestas y represión
Irán en crisis
Más de veinte personas han muerto en las calles iraníes en el curso de
protestas comenzadas a fines de diciembre. Se trata de un movimiento
espontáneo, desorganizado, sin dirección ni ideología o tendencia política
concreta, cuya principal demanda ha sido mostrar la indignación de los
ciudadanos, dice esta especialista en Oriente Medio.
Hazanin Armanian *
https://brecha.com.uy/
Si la República Islámica de Irán hubiera cumplido con la Constitución, que
considera un derecho las protestas no armadas de los ciudadanos, hoy no
estaría ante una explosión social difícil de controlar.
Hay actualmente una nueva fase de la lucha entre dos facciones de la
república islámica, en la que el sector de la extrema derecha dirigido por
una alianza formada por el todopoderoso caudillo Ali Jamenei y los jefes del
cuerpo militar Ejército de los Guardianes de la Revolución Islámica (Egri)
intenta desbancar y disolver a los “moderados” del presidente Hasan Rohani,
cuyas facultades como jefe del Ejecutivo deben sumisión al líder supremo.
Aun así, Rohani es uno de los hombres más poderosos de la república
islámica. En el borrador de los presupuestos del próximo año se atrevió a
reducir el presupuesto destinado a los militares, provocando sus duras
críticas.
Oriente Medio está sumido en varias guerras impulsadas por Estados Unidos y
sus aliados, cuya situación condiciona el desarrollo y el resultado de las
actuales protestas.
Durante las últimas semanas el choque entre ambas facciones se intensificó:
el eje Jamenei-Egri culpaba a Rohani del incumplimiento del acuerdo nuclear
que está haciendo Estados Unidos, que lejos de levantar las sanciones contra
Irán las va aumentando, agravando la crisis económica. Mientras, el
presidente les recordaba que las negociaciones entre los dos países
empezaron en 2009, durante el gobierno de Ajmadineyad y bajo la supervisión
del propio Jamenei.
El jueves 28, “de repente”, un grupo de personas se manifestó en Mashad,
ciudad feudo del líder religioso, contra la ineficacia del gobierno de
Rohani para detener la subida galopante de los precios de los productos
básicos. Lo curioso del caso es que la protesta no fue reprimida, cuando la
república islámica prohíbe y castiga cualquier acto que cuestione a las
autoridades. Sin embargo, la noticia corrió como pólvora por las redes
sociales y miles de personas ocuparon las calles de una veintena de
ciudades, lanzando consignas, y no sólo contra Jamenei y Rohani, sino contra
la totalidad de la teocracia islámica, la casta clerical, su abuso del poder
y la monumental corrupción de los sacerdotes, que viven en una obscena
opulencia, aislados de la dura realidad social. La principal consigna ha
sido: “Pan, vivienda, libertad”. Sí, señores: si queréis un país laico,
ponedle una teocracia.
Detrás de las protestas
La “casa del líder” religioso las considera una “nueva sedición” organizada
por Estados Unidos, Israel y Arabia Saudita. Echarle la culpa a un país
extranjero por los fracasos propios está de moda, como el Partido Demócrata
de Estados Unidos, que culpa a Rusia del triunfo de Trump.
El gobierno de Rohani mira a los Guardianes de la Revolución y a los
presidentes del parlamento y del Poder Judicial, los hermanos Ali y Sadeq
Lariyani, que cometiendo corrupción han deslegitimado a la república
islámica. De hecho, Ajmadineyad acusa a los Lariyani de recibir sobornos,
haberse apropiado indebidamente de terrenos públicos y hacerse con el
monopolio de la importación de medicamentos. Aun así, Rohani reconoce la
autenticidad de las protestas generadas por la frustración de los
trabajadores.
Grupos de izquierda europea y latina, atrapados en un dualismo simplista
maniqueo, tachan cualquier reivindicación de los obreros, campesinos,
mujeres y estudiantes iraníes de ser “un complot del imperialismo”. ¿De
verdad se creen que una teocracia “islámica” (pero no una cristiana o judía)
es un gobierno celestial libre de la lucha de clases? Durante las semanas
pasadas, decenas de miles de israelíes manifestaron contra la falta de
viviendas accesibles y la corrupción del régimen de Netaniahu, al igual que
miles de kurdos en el norte de Irak: la lucha por la justicia social
atraviesa los regímenes religiosos y nacionalistas, cruzando incluso las
guerras más devastadoras.
Los comunistas iraníes ven las protestas como el grito desesperado de un
pueblo explotado y oprimido por la república islámica y a la vez amenazado
por Estados Unidos y sus aliados regionales, que intentarán sacar provecho
de la ineptitud de los dirigentes locales, incapaces de solucionar los
graves problemas sociales.
Sin duda, uno de los errores de la república islámica ha sido la eliminación
de los sindicatos y partidos. Ahora el gobierno se enfrenta directamente con
el pueblo, sin tener la oportunidad de medir sus acciones y negociar sus
alternativas.
Economía, el talón de Aquiles
En los últimos meses miles de asalariados desesperados se atrevieron a
manifestar contra los salarios bajos o cobrados con retrasos de hasta seis
meses, o por la estafa de varios bancos que se llevaron los depósitos de
miles de pequeños inversores.
El “thatcherismo” que aplican los economistas de la república islámica,
admiradores de Milton Friedman, ha aumentado profundamente la brecha entre
las clases: los ricos no pagan impuestos, las empresas se privatizan, los
precios suben sin control y los alquileres absorben la mitad del sueldo de
las familias. El programa electoral de Rohani preveía crear millones de
puestos de trabajo, y los pocos que creó se perdieron por el cierre de
fábricas y talleres. Alrededor de 12 millones de los 80 millones de iraníes
están desempleados, y la mitad son titulados universitarios, afirma el
diputado Ghoalmreza Taygardan.
La sanidad y la educación no son gratuitas ni universales. Millones de niños
y niñas, en vez de estudiar, son explotados en los mercados negros de
trabajo, mientras la seguridad social, para los que la tienen, no cubre
enfermedades como artrosis.
Decenas de miles de sin techo, entre ellos familias enteras con niños
pequeños, duermen a la intemperie en cajas de cartón, exhibiendo el fracaso
total del capitalismo camuflado bajo las sotanas y los velos.
Según las estadísticas del Banco Central Iraní, en 2015 cerca del 48 por
ciento de las familias vivían bajo la línea de la pobreza, siendo dueños de
uno de los países más ricos del planeta.
Los ciudadanos ven que el acuerdo nuclear sólo ha beneficiado a los hombres
de negocios vinculados con el sistema, que en vez de invertir en la creación
de fábricas y puestos de trabajo, gastan el dinero público en sus empresas
de importación. La llamada “economía islámica” no es otra que la primitiva
compraventa de mercancías, dirigida por una burguesía compradora
parasitaria, enemiga de la producción industrial.
Irán en la agenda de Trump
El supuesto apoyo público de Trump a las protestas sólo servirá a los
sectores más reaccionarios de la república islámica para aumentar la
represión sobre los trabajadores iraníes: a eso le llaman “ganar sin
disparar una sola bala”. ¡Trump dice respaldar la indignación de los iraníes
pero los tacha de terroristas, impidiendo su entrada a Estados Unidos,
aunque hayan huido de la república islámica buscando asilo!
Los iraníes, al igual que la mayoría de la humanidad, sienten rechazo hacia
Trump, y se oponen a su intromisión en los asuntos internos de su país.
Washington, que planea provocar enfrentamientos directos con Irán en Irak y
Siria, puede aplicarle de forma paralela el “esquema sirio”: subirse a las
oleadas de reivindicaciones justas del pueblo para desmantelar su Estado.
Mirar para otro lado y acusar a los activistas de “enemigos de Alá” y
“agentes de la Cia”, por parte de las autoridades, es entregar el país a una
guerra civil y propiciar su desintegración, en lugar de atender sus
exigencias.
Durante las anteriores crisis de legitimidad de la república islámica, las
facciones se unían contra el enemigo común (partidos progresistas, sectores
de la población); ahora se vislumbran dos posibilidades: que Jamenei y
Rohani se unan para reprimir las protestas, salvándose mutuamente, o que el
eje Jamenei-Egri sacrifique a Rohani, pasando el poder político a los
militares (al estilo de Egipto).
Hoy no hay alternativas progresistas a la república islámica, ya que en su
totalidad han sido eliminadas tras una durísima represión de casi cuatro
décadas. Entre las pocas salidas que le quedan a la república islámica está
la de (demasiado optimista, quizá) abstenerse de aplastar las
manifestaciones, formar una plataforma que intermedie entre los “indignados”
y el poder, y encarar unas reformas honestas en favor de los trabajadores,
impidiendo que el país caiga al fondo del infierno.
* Investigadora iraní residente en España. Ha publicado, entre otros, Irak,
Afganistán e Irán, 40 respuestas al conflicto de Oriente Próximo (Lengua de
Trapo, 2007) y El islam sin velo (Bronce, 2009).
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