Nicaragua/ Managua se levanta contra el terror. ¡Qué se vaya Ortega del poder!" [Maynor Salazar]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Jul 13 14:29:02 UYT 2018


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Correspondencia de Prensa

13 de julio 2018

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Nicaragua

 

A pesar de la "operación limpieza" y el despliegue de paramilitares, el
pueblo vuelve a tomarse las calles

 

Managua se levanta en contra del terror

 

En la víspera de un nuevo paro general, decenas de miles de ciudadanos
demandan con más fuerza: “¡Qué se vaya Ortega del poder!”

 

Maynor Salazar

Confidencial, 13-7-2018

https://confidencial.com.ni/

 

Ni el sol, ni el calor, ni la lluvia, ni la amenaza de los paramilitares,
detuvieron a las decenas de miles de nicaragüenses que coparon las
principales calles de la capital, en la marcha nacional “Juntos Somos un
Volcán”. La movilización arrancó en la rotonda Cristo Rey, avanzó por la
calle principal de Altamira, dobló hacia la plaza de Las Victorias y culminó
en la Jean Paul Genie.

 

El Himno Nacional marcó el inicio de la caminata: unos 4.5 kilómetros hasta
la Jean Paul Genie. Sobre la calle, una comparsa amenizó a la gente. “Soooy
puro pinolero, nicaragüense por gracia de Dios”. Pese al insoportable calor
(estábamos a 31°C con sensación térmica de 37°C) y los ardientes rayos del
sol, de las 10:30 de la mañana, los ciudadanos se mostraron motivados,
sonrientes, alegres.

 

Entre los miles de ciudadanos que marchaban, estaba Martina Téllez, una
mujer de cinco meses de embarazo, que cargaba un letrero que decía: “Qué se
vayan. Por mis hijos, por Nicaragua. Prohibido rendirse”. Iba vestida de
blanco, con una gorra del mismo color y una bufanda con los tonos de la
bandera nacional.

 

Arrugaba su cara, porque la gorra no la protegía del todo del sol. Las gotas
de sudor caían sobre sus mejías. Muchos le recomendaron no marchar por su
“panza”, pero paso a paso, arropada por los cientos de miles de pobladores,
se motivaba para terminar lo que había empezado.

 

La mujer, que trabaja como docente en una escuela privada, no andaba con su
familia. “Yo vine porque quise, porque no deseo que mi hijo crezca en un
país dominado por el odio y por un presidente que mata a nuestros hermanos
nicaragüenses”, expresó. “Mi familia se preocupa, es evidente, pero seguiré
marchando porque es necesario, porque ya no aguantamos a Daniel”, insistió.

 

Los ciudadanos caminaban y parecía que la rotonda Cristo Rey no dejaba de
estar llena. Mientras unos marchaban, otros llegaban, y así siguió, hasta
que transcurrieron 15 minutos, cuando poco a poco se logró ver el final de
la movilización.

 

Las calles se pintaron de azul y blanco. No habían banderas de partidos
políticos. “Es que aquí estamos por Nicaragua”, gritó una muchacha que iba
en la tina de una camioneta. Las vuvuzelas sonaban, los niños, las niñas,
los hombres y mujeres gritaban sin cesar. Era una fiesta cívica, la
expresión del pueblo, que no ha dejado de exigir la salida del tirano.

 

“Sobaco peludo, te vas con el trompudo”. “¿Cuál es la ruta? Que se vaya ese
hijueputa”. “¿Cuál es el clamor? ¡Que se vaya el violador!”, fueron algunas
de la consignas que los ciudadanos gritaban por todo el camino. Todas fueron
repetidas una y otra vez. “Es que el mensaje tiene que llegar hasta El
Carmen”, dijo Carmen Mendoza, una mujer que asegura ha marchado las veces
que se ha convocado a estas actividades.

 

La marcha fue respaldada por los habitantes de los barrios cercanos a la
ruta de la movilización. Todos salieron a las esquinas de sus calles,
ondeaban banderas de Nicaragua, agitaron sus manos en señal de victoria, y
sonreían al ver la marabunta de ciudadanos.

 

Una mujer, vestida con una camisa azul y blanco, se acercó a un grupo de
jóvenes a pedirles que se unieran. Todos hablaron alrededor de dos minutos.
Convencerlos no fue difícil, solo “necesitaban un empujón” y finalmente los
muchachos, temerosos, aceptaron y caminaron hasta la plaza de Las Victorias.


 

“Nosotros estábamos con ganas, pero es que nos daba miedo que salieran los
paramilitares, usted sabe que esos ahora no respetan ni a los curas”, afirmó
Blanca Castillo, una joven estudiante. “Vamos a seguir hasta el final, ya no
vamos hasta la plaza de Las Victorias, es que ya nos sentimos con más
confianza”, aseguró.

 

Los paramilitares a los que se refiere Blanca, son los mismos que han
desmontado los tranques y barricadas en los distintos departamentos del
país. Los mismos que junto a la Policía Nacional han reprimido al pueblo y
cuya violencia cobra, hasta el momento, al menos 264 muertos, según el
último informe de la CIDH.

 

El chaparrón que animó la marcha

 

Martín Sosa, vendedor de cervezas, gaseosas y agua, salió de su casa,
ubicada en el barrio Walter Ferretti, a eso de las 8:30 de la mañana. A las
11:15 ya había vendido la mitad de su producto. “Traje más agua y gaseosa, a
la gente no le gusta la cerveza, y fíjese que las pocas que compré, ahí las
ando”, aseguró.

 

La venta de Sosa menguó cuando el cielo se nubló y la lluvia refrescó el
ambiente. Un aire frío cruzó por toda la carretera a Masaya. “Ese es Dios
que nos está mandando esto para que reaccionemos”, dijo Soraya Gutiérrez,
una señora de 50 años de edad que caminaba junto a sus hija.

 

Gutiérrez aseguró que Dios “está con nosotros” porque la lluvia solo mojó
para despertar los ánimos de júbilo y no para “inundar las calles”.

 

La señora insistió en que los nicaragüenses deben unirse a las
movilizaciones y dejar el miedo, pues esta es la única forma de “sacar al
dictador de la presidencia”. Asimismo manifestó que ella está dispuesta
estar siempre en los plantones, protestas y cuanto paro laboral que se haga
en el país.

 

“Yo tengo una pulpería y mañana voy a cerrar, porque aunque sea un pequeño
negocio, todos debemos presionar para que ese hombre se vaya y no nos siga
matando”, afirmó Gutiérrez.

 

La lluvia solo tardó 15 minutos. El sol se escondió un buen rato y los
ciudadanos llegaron, mojados, a la Jean Paul Genie, al ritmo de “Vivirás
Monimbó, llama pura del pueblo, oigo tu corazón, atabal guerrillero, donde
el indio cayó, floreció el Granadillo, para hacer la marimba que tocan los
sones de liberación”.

 

La rotonda no dio abasto para tantas personas. Eugenio López, ingeniero
civil, expresó su apoyo a la histórica ciudad de Monimbó, en Masaya. Expresó
que ese pueblo es “el ejemplo a seguir porque han resistido toda la
violencia del régimen y sus paramilitares”.

 

“No reconocemos a Ortega como presidente”

 

“Yo sé que el diálogo es una salida, pero siento que la Alianza Cívica debe
escuchar lo que dice el pueblo, irnos a paro, pero no de un día, sino de
más. También organizar más actividades como estas. Lo de la caravana está
perfecto. Aquí tenemos que darle con todo, pero cívicamente hablando, a
Daniel”, insistió López.

 

El ingeniero civil manifestó que Daniel Ortega ha reprimido al pueblo porque
“tiene miedo” y porque está “claro de que nosotros ya no lo reconocemos como
presidente, ya su tiempo pasó y debe entender que no lo queremos más” en el
poder.

 

Las nubes se apartaron y el sol regresó, pero era un sol menos insolente,
más tolerable, sus rayos no quemaban, al contrario, iluminaban los rostros
de los ciudadanos que seguían llegando con sus pitos, en sus motos, en sus
carros, solos, acompañados, del norte y también del sur, de la ciudad.

 

Desde Monimbó llegó un grupo de ciudadanos, con máscaras que usualmente se
ven en “Los Agüizotes”. No era complicado reconocerlos. Ese júbilo se nota a
cien metros de distancia, pues sobresalen con sus gritos, con su algarabía,
con su forma de ser, es que ellos llevan el güegüense en la sangre.

 

“No te puedo dar mi nombre, pero sí puedo asegurarte que el pueblo no se va
a rendir. Hemos demostrado que no queremos más a ese hijueputa asesino”,
mencionó el monimboseño, que andaba acompañado de otros, que con máscaras y
trajes vistosos, dieron el sazón que solo los masayas pueden poner.

 

Juntos somos un volcán

 

Con la Jean Paul Genie desbordada por los manifestantes, y los parlantes
sonando las nuevas canciones de los hermanos Mejía Godoy, el acto de
culminación de la marcha “Juntos Somos un Volcán” dio inicio. Primero habló
Ana Quirós, directora del Centro de Información y Servicios de Asesoría en
Salud (CISAS).

 

Dio la bienvenida a los cientos de miles de ciudadanos. Probó el ánimo de
las personas que estaban cerca de la tarima y las que estaban casi por el
edificio de Movistar. “Saludamos a los hermanos de Monimbó, a los de
Jinotepe… a los de la UNAN”, dijo Quirós, en medio de la algarabía que esto
representó para los presentes.

 

“Que se vayan, que se vayan, que se vayan”, decían los pobladores al
unísono, apoyados con sus vuvuzelas y moviendo sus banderas de un lado al
otro.

 

En medio de la bienvenida de Quirós, un estudiante, de los atrincherados en
la UNAN, tomó la palabra para decir que el Movimiento 19 de Abril “no nos
representa. Respaldamos algunos ideales de la Alianza… le pedimos al pueblo
que no nos dejen solos, que nos apoyen”, insistió el joven.

 

El micrófono fue entregado a Azahálea Solís, miembro de la Alianza Cívica
por la Justicia y la Democracia. “Monimbó presente, Sébaco presente,
Jinotepe presente… juntos somos un volcán, justicia sin impunidad,
democracia para vivir en paz”, dijo Solís.

 

Solís reconoció que los estudiantes abrieron el camino para la insurrección
cívica, en la que ahora participan nicaragüenses de todas las edades, y que
el pueblo quiere y necesita un país en el que se respeten los derechos
humanos y exista democracia.

 

“La respuesta del régimen a los reclamos de justicia ha sido asesinar,
secuestrar, torturar y criminalizar la protestas. Centenas de nicaragüenses
ya no están en sus hogares… muchas madres reclaman justicia y liberación de
sus familiares. Reafirmamos que nadie va a quedar en impunidad, todos los
responsables de los crímenes serán castigados”, aseguró Solís, quien agregó
que seguirán demandando a Ortega que acuda a la “mesa de salida” porque se
tiene que ir, “aunque sea contra su voluntad”.

 

Los presentes escucharon una a una las intervenciones de los demás miembros
de la mesa de diálogo, asimismo, a los estudiantes de otros recintos, que
también quisieron solidarizarse con las familias que han perdido algún ser
querido, producto de la represión del Gobierno de Ortega.

 

“En nombre de los estudiantes de la UNA, nosotros no damos un paso atrás, no
nos rendimos, ni un paso atrás, ni un paso atrás, porque no somos ni de
izquierda ni de derecha, es toda Nicaragua que está arrecha”, mencionó un
líder de la Agraria.

 

Uno de los últimos en dar unas palabras fue Medardo Mairena, Coordinador del
Movimiento Campesino, quien agradeció la presencia de los manifestantes y
externó los saludos que envían los campesinos en las trincheras del centro
de Nicaragua.

 

“El pueblo de Nicaragua tomamos una sola decisión. No queremos que Daniel
siga en el poder. Queremos decir a este régimen que nos podrá matar o quitar
las trincheras, pero de algo estamos seguros, con bala o plomo, no se va a
ganar al pueblo. No queremos seguir con un presidente genocida que mata al
pueblo”, afirmó Mairena.

 

El corto acto finalizó a cómo empezó la actividad: entonando las notas
sagradas del himno nacional. Con todos los presentes cantando a una misma
voz, exigiendo que los que “están en El Carmen” dejen el poder.

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