Francia/ Una ventana abierta para combatir a Macron (Léon Crémieux)

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Mar 24 23:31:07 UYT 2018


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Correspondencia de Prensa

24 de marzo 2018

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Francia

 

Una ventana abierta para combatir a Macron

 

Léon Crémieux

 

A l’encontre, 20-3-2018

https://alencontre.org/

 

 

Traducción Viento Sur 

http://www.vientosur.info/

 

 

La jornada de movilización del día 22 (ver
http://www.vientosur.info/spip.php?article13602: Se abre una ventana para
combatir a Macron) ha sido todo un éxito.

 

En 180 ciudades en las que hubo manifestaciones convocadas por 7 sindicatos
de la Función Pública, las cifras muestran que todas fueron superiores a las
del 10 de octubre de 2017, última huelga en el sector, a pesar de que
entonces la CFDT y UNAS también llamaban a la huelga. La CGT ha
contabilizado más de 500 000 manifestantes (por 400 000 el 10 de octubre).
Por otra parte, en Paris 25 000 ferroviarios y ferroviarias tomaron parte en
la manifestación nacional convocada por CGT, SUD, UNSA y CFDT, y el 35% se
sumó a la convocatoria de huelga realizada por Sud Rail y UNAS.

 

En la enseñanza primaria, el 50% del profesorado hizo huelga. En las
Finanzas públicas, la huelga tuvo un seguimiento superior al 40% a nivel
nacional. También se incrementó el número de huelguistas en los hospitles.
En algunas ciudades (como Dijon) algunos hospitales (como el Hospital
psiquiátrico) llevaban en huelga varios días, al igual que en correos de
Burdeos, donde 20 oficinas están en huelga desde hace 15 días.

 

En la mayoría de las ciudades, hubo cortejos de jóvenes en las
manifestaciones junto a pensionistas, trabajadores y trabajadoras del sector
privado de químicas y metalurgía, así como de ferroviarios y ferroviarias
que no pudieron ir a la manifestación de Paris.

 

Emergen elementos comunes

 

Evidentemente, las consignas y las reivindicaciones responden a las propias
de cada sector. Globalmente, el funcionariado contra la supresión de 120 000
puestos de trabajo en los próximos cuatro años, la congelación de salarios y
el crecimiento de la precariedad. En el sector del ferrocarril, contra la
marcha acelerada hacia la privatización, el desmantelamiento del sector
público y la supresión del estatuto propio para las nuevas contrataciones,
con la vista puesta en la puesta en cuestión del actual régimen de
pensiones. En el sector hospitalario, es la degradación contínua de las
condiciones de trabajo y la supresión de camas; en el educativo, el cierre
de aulas.

 

Pero todas ellas se encuadran en un ataque frontal contra los servicios
públicos, la reducción de presupuestos y empleos y la voluntad de seguir los
pasos de otros países que ya han llevado a cabo las mismas políticas
agresivas. Esta comunidad de intereses se ha puesto de relieve en las
manifestaciones, aun cuando no en todos los sectores se lleve a cabo al
mismo tiempo. Evidentemente, el objetivo del gobierno es dispersar las
respuestas y, al mismo tiempo, enredad a las direcciones sindicales en un
pseudo-diálogo.

 

Por lo demás, las preocupaciones en los cortejos de pensionistas y de las y
los jóvenes se dirigían hacia el rechazo de la política de regresión social
impulsada por el tándem Macron-Philippe (primer ministro) en relación a la
cuantía de las pensiones, a las ayudas por vivienda, a los procesos de
selección en la enseñanza secundaria y las dificultades para acceder a la
enseñanza superior.

 

Las delegaciones del sector privado ponen el énfasis en la agresividad de
las políticas patronales (cierre de empresas, congelación salarial,
despidos…) con el aval de un gobierno que reduce las contrapartidas para la
patronal y la capacidad de acción de los sindicatos y de las y los
trabajadores, al tiempo que impone una política fiscal favorable a las
clases privilegiadas. En cuando a la gente en paro, las nueva reforma dar
una vuelta de tuerca más a la pérdida de derechos y a una presión creciente
para que acepten contratos precarios y sin cualificación.

 

Así pues, tras la movilización del 22 de marzo, asistimos a un clima de
polarización social, de movilizaciones en distintos sectores y categorías y
de una parte de la juventud escolarizada. La cuestión central ahora mismo es
lograr las próximas semanas impulsar un movimiento de conjunto que sea capaz
de ganar y bloquear la política de Macron.

 

Algunos elementos reveladores

 

La impopularidad del gobierno aumenta. Cantidad de encuestas de opinión
confirman lo que se barrunta en las empresas y en la calle: a pesar de la
imagen que se quiere dar de presidente ganador y seguro de sí mismo,
afirmando el 23 de marzo en Bruselas que los movimientos sociales no "van
hasta el punto de poner en cuestión los compromisos que adquirió durante la
campaña", como si se beneficiara de un plebiscito, el apoyo con el que
cuenta Macron no va más allá del que tuvieron Sarkozy y Hollande 10 meses
después de su elección. Una encuentas de BVA del 21 de marzo muestra que la
política de Macron sólo cuenta con el apoyo de l17% (igual al porcentaje de
votos que obtuvo en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de
2017); el 57% de las personas encuestadas tiene una mala opinión de su
política. En otro sondeo, el 55% se mostraba a favor de las huelgas del día
22 y en el caso de la huelga en el sector público, el apoyo alcanzaba el
82%. Por otra parte, dos tercios de las personas encuestadas consideran que
la degradación de los servicios públicos es consecuencia de la reducción
presupuestaria desarrollada por el gobierno.

 

Este descrédito se ve acrecentado por la imagen de presidente de ricos, PDG
de la France, que quiere otorgarse a sí mismo Macron. Estos últimos días han
reforzado ese sentimiento por el hecho de que Bernard Arnault (PDG de LVMH,
al que Macron cita como ejemplo de los "primeros de la cordada" que tiran de
la Francia hacia arriba) incrementó su fortuna personal en 30 000 millones
de dólares en 2017, situándola en más de 72 000 millones.

 

Frente a la contestación social, el primer objetivo del gobierno es evitar
la convergencia de las luchas. Para ello maneja el calendario de la Asamblea
Nacional, que prevé iniciar el proceso para el decreto-ley sobre la SNCF
(ferrocarril público) a principios de abril y abordar los ataques a la
Función pública en los meses siguientes, combinándolo con reuniones
pedagógicas con las direcciones sindicales. El objetivo es claro: aislar a
los distintos sectores.

 

Esto días, la propaganda gubernamental, transmitida con complacencia por los
grandes media cuya línea editorial bendice a Macron desde que fue elegido,
se centra en varios puntos: devaluar el éxito del día 22, presentándolo como
un medio-fracaso, aunque vaya contra la realidad; después, centrar la
ofensiva contra los privilegiados ferroviarios, a quienes se les acusa de
bloquear el país durante semanas; destilar las imágenes de forma que las
manifestaciones se reducen a escenas de violencia, como lo hizo Manuel Valls
durante las manifestación contra la Ley El Khomri en 2016; por últimom, el
gobierno va a tratar matar en el huevo las posibilidades de poner en pie un
movimiento entre la juventud escolarizada y, sobre todo, en las
universidades van en ese sentido: intervenciones policiales contra las y los
jóvenes en las manifestaciones del 22, pero también poniendo bajo tutela la
Universidad Jean Jaurès Toulouse 2 en la que los estudiantes se opones a que
se les integre en la escuela de Ingenieros, sinónimo de una creciente
selección. O, la intervención de milicias en la universidad de derecho de
Montpellier con la autorización del decano [que, tras el escándalo que
supuso el acto, se ha visto obligado a dimitir].

 

Quebrar un clima de simpatía y cohesión en aumento

 

Todas estas maniobran están orientadas a desmoralizar y frenar la dinámica
de simpatía y cohesión que está en marcha.

 

Pero el elemento principal sobre el que pueden actuar de forma directa las y
los militantes es, evidentemente, la convergencia de las huelgas, de las
movilizaciones de los distintos sectores y superar en los días que vienen la
división y el bloqueo de las dirección sindicales confederales.

 

Es preciso hacer converger los movilización de la juventud, de los
Hospitales, de las residencias, de la Función pública, de Correos y, por
supuesto, de la SNCF y, más allá de eso, a los sectores en lucha del sector
privado. Existen pasarelas, puntos comunes, para lograrlo, pero para que se
haga realidad es necesario que las fuerzas militantes en los sindicatos se
coordinen tanto local como nacionalmente en los distintos sectores. El
problema que tenemos que superar es que, por diversas razones, no existe una
calendario sindical a la altura de las circunstancias que sirva de punto de
apoyo para trabajar en pro de esta convergencia.

 

A nivel nacional, solo la CGT propone una fecha de movilización
interprofesional… el 19 de abril; es decir, casi a un mes del 22 de marzo,
15 días después de que se inicie la huelga en la SCNF y en medio de las
vacaciones escolares de Pascua. Por eso, resulta contradictoria afirmar,
como lo hace Ph Martinez –secretario general de la CGT- que es necesario
elevar el nivel de movilización y proponer la fecha que propone que no
ofrece ninguna fecha concreta para los sectores combativos.

 

Ahora bien, la posición de la CGT queda lejos de la política de la dirección
del sindicato Force Ouvriè, en el que si bien muchos dirigentes locales y de
federaciones mantienen una actitud combativa, su secretario general, Mailly,
rechaza por ahora cualquier perspectiva de convergencia. Por otra parte, ya
declaró el 6 de marzo que dudada "de la voluntad de los trabajadores y
trabajadoras de salir masivamente a la calle de forma interprofesional". Por
su parte, para Berger –secretario general de la CFDT- "la convergencia de
las luchas no es café de su gusto". Sólo el sindicato Solidaries, con un
peso mucho menor en el ámbito sindical, se pronuncia de forma clara por la
convergencia entre el sector público y privado.

 

La intersindical de la Función pública que llamó a la movilización del 22 de
marzo se vuelve a reunir el día 27. El 30, la intersindical de Air France
tiene convocada una huelga. El 31 es la intersindical de Carrefour la que
moviliza contra la supresión de empleo y aumentos salariales. En las
residencias (EHPAD), la intersindical aún no previsto nuevas fechas de
movilización.

 

A pesar de esta aparente dispersión, todos los sectores combativos tienen en
mente la fecha del 3 de abril, inicio de la huelga en la SNCF. Incluso si la
CGT, CFDT, y UNSA SNCF preconizan un ritmo de 2 días de huelga cada 5 días,
Sud Rail llama a votar en las asambleas por una huelga reconducible (a
prolongar día a día, sin fecha de finalización) a partir del 3.

 

En Paris, la intersindical de Finanzas públicas (CGT,Solidarires, FO) llama
a la huelga el 3 de abril. Lo mismo la coordinación de hospital de la CGT
reunida el viernes pasado. En muchas ciudades, como Burdeos, Grenoble o
Rouen, las fechas del 3 y4 de abril se plantean como una fecha para
converger en Asambleas generales.

 

En todos estos ejemplos, las y los militantes combativos han comprendido que
el camino no está definido de antemano y que es necesario superar la
división entre los sectores, la división sindical y no someterse a un
calendario que no plantea la convergencia. Esto va a llevar rápidamente a la
puesta en pie de sólidas coordinaciones intersindicales locales que
agrupando a los diferentes sectores y dando aliento a los sectores en
huelga, favorezcan la extensión de la lucha. Ahora bien, la partida no está,
ni mucho menos, ganada.

 

Así pues, estando el verdadero reto en estas coordinaciones, lo que necesita
imponerse en los próximos días es un cambio de clima político. La
convergencia no se ha de efectuar únicamente en términos de solidaridad con
las y los trabajadoras de la SNCF, sino en términos de marchemos juntos y
juntas, de plataforma convergente en defensa de los servicios públicos,
contra la política austeritaria del gobierno, llena de regalos para la
patronal y de ataques para el mundo del trabajo.

 

Por parte de las organizaciones políticas de izquierda, el llamamiento
lanzado por Olivier Besancenot y el NPA para construir la unidad en torno a
las y los trabajadores del ferrocarril y del conjunto de los servicios
públicos en rechazo a las políticas antisociales del gobierno tuvo una buena
acogida y constituye un signo de los tiempos que corren. Besancenot se ha
convertir estos días, en las encuestas, el personaje político más popular
entre los simpatizantes de la izquierda por su lenguaje combativo y
unitario.

 

El camino abierto se puede avanzar con el objetivo de tejer un frente
unitario que agrupe a sindicatos, partidos y movimiento asociativos en torno
a exigencias comunes; una convergencia estable; un marchemos juntos hacia
una huelga general que haga recular a Macron.

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