Memoria/1968/ Francia: las mujeres en mayo del 68 [Florence Prudhomme]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Mayo 12 17:32:58 UYT 2018


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Correspondencia de Prensa

12 de mayo 2018

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Memoria/1968



El 22 de marzo de 1968, mayo del 68 y las mujeres



Intervención sobre el 22 de marzo y las mujeres, en el coloquio “Sobre las
huellas del Movimiento 22 de marzo”, organizado el 23 de marzo de 2018 en la
Universidad de Nanterre por el movimiento 22 de marzo.



Florence Prudhomme *



MEDIAPART, 24-3-2108

https://blogs.mediapart.fr/

¿Mayo de 68 y el feminismo? ¿Mayo del 68 y las mujeres? ¿Cómo responder a la
paradójica cuestión que se me ha planteado? Ausentes del movimiento de mayo,
desde el otoño del 68 se expresaron sin embargo las reivindicaciones de las
mujeres, y más ampliamente a partir de las asambleas generales no mixtas en
Bellas Artes en el otoño del 70. Pero en el 68, a pesar de algunos indicios
de los que hablaré más tarde, su visibilidad era igual a cero. Esta cuestión
de “mayo del 68 y las mujeres” reenvía a otra: “Mayo del 68. ¿Y después?”
Así formulada, me parece que la cuestión presenta una coherencia, portadora
de continuidad entre los dos términos que son, de un lado “mayo del 68” y
del otro “las mujeres”. ¿Quiénes éramos nosotras en el 68, cuando nuestras
consignas eran: “La imaginación al poder” o “Gozad sin trabas”, temas
premonitorios de la “revolución sexual” que se anunciaba? Teníamos 20 años,
eran “nuestros bellos años”, nuestros jóvenes años. Un hermoso mes de mayo.
¿Y quiénes somos hoy? ¿Testigos, hombres y mujeres militantes, soñadores,
poetas, “históricos” del 22 de marzo?



¿Cuáles son las huellas de mayo del 68 en nuestras vidas puesto que se
trataba de “cambiar la vida” y que el título de nuestro encuentro nos incita
a ello? Trataré de responder inspirándome en mi recorrido de militante, que
comienza en el 68 –incluso un poco antes- y prosigue hasta ahora. Mi
contribución no es otra cosa en definitiva que un modesto y breve ensayo de
ego-historia.



¿Cuándo y cómo comienza mayo del 68? Todo el mundo lo sabe. Por la detención
de Xabier Anglade después del ataque de militantes, de entre los cuales él
era uno de los más convencidos, contra American Express el 20 de marzo, para
protestar contra la guerra en Vietnam. Esa detención, a la que enseguida
responde la consigna “¡Liberad a nuestros camaradas!”, fue seguida dos días
más tarde por la ocupación de la sala del Consejo de la Universidad de
Nanterre.



Para mí, mayo del 68 se inició dos años antes. En el 66 me acuerdo de la
primera manifestación en la que yo he tomado parte, ante el Teatro de Odeón
contra los fascistas que querían impedir la representación de Los Biombos de
Genet. En ese recuerdo del 66 está incluido un recuerdo más antiguo, que
permaneció vivo en mi memoria de infancia. Diez años antes era una niña,
tenía 10 años. Vi con mis padres la película Noche y niebla [de Alian
Resnais, ndt]y descubrí en treinta y dos minutos los crímenes masivos, el
genocidio de los judíos, el antisemitismo, el nazismo, el odio del otro.
Esas imágenes me marcaron para siempre. Estuvieron en el origen de todos mis
compromisos: en mayo del 68, en el MLF (Movimiento de Liberación de las
Mujeres, ndt), en Ruanda y en Calais...



Antes del 68, en el 64, 65, digamos que era rebelde frente a la moral rígida
y autoritaria de mis padres. Mi conciencia política proviene de esa época en
la que fui alejada por ellos al extranjero para refrenar y olvidar tanto mis
primeros amores como mis deseos de niña, y dedicarme exclusivamente a mis
estudios... En el 66 volví a Francia. Continué mis estudios de filosofía en
Nanterre.



En el paisaje de 1966 y en el del 68 estaba Talila, mi amiga de siempre.
Años después, estaba encantada cada vez que la escuchaba. Su voz es
indisociable de mis recuerdos de esos años. Me acuerdo de las tardes en que
escuchábamos cantar en una u otra de nuestras habitaciones en la Ciudad
Universitaria. Más exactamente estaban Talila, mi hermana Dominique y yo
misma. Nos alojábamos en el edificio de las chicas 1/. Allí, mayo del 68
empezó en marzo del 67, cuando las chicas reclamaron la libertad de
circulación de los chicos en su edificio, no mixto, contrariamente al de los
chicos en el que estaba autorizada la presencia de chicas. Esta
reivindicación de mixidad 2/ manifiesta la ausencia flagrante de libertades
que sufrían las chicas y las mujeres en esa época. Como prueba, el decano
Grappin no quiso verlas ni escucharlas. Describió la ocupación del edificio
de las chicas hablando de los “invasores” 3/, como si las chicas no se
hubieran expresado ellas mismas. De hecho, ellas no tenían la palabra en esa
sociedad fuertemente patriarcal.



Habría mucho que decir sobre la pretendida “mixidad” democrática, en la que
de facto los hombres tienen el poder y usan y abusan del mismo contra las
mujeres. Serán necesarios algunos decenios de reuniones no mixtas para
llegar a deconstruir esa igualdad de fachada que se declina tanto en
violencias conyugales como en desigualdades salariales. Serán todavía
necesarios algunos años o decenios para deconstruir el pretendido
“consentimiento” de las mujeres con la violencia que se ejerce contra ellas.
Lo que el movimiento “Me Too” ha empezado a hacer recientemente.



En Nanterre me gustaba la proximidad de los “camaradas” (como se decía
entonces) anarcos, trotskistas, situacionistas y otros. El surrealismo
influía en las consignas. La noche del 22 de marzo estábamos juntos sin
demarcación definida y definitiva, ocupando con alegría la sala del consejo,
en el octavo y último piso del edificio administrativo. Chicas y chicos. Las
chicas más difuminadas, como lo quería la época. La diferencia entre los
sexos estaba oculta y el mundo quedaba “naturalmente” regido por la
superioridad masculina.



Mayo del 68 fue un movimiento insurreccional, una toma deslumbradora de
libertad, que trastornó la vida de un número inmenso de personas. La
sociedad era encorsetada, sofocante, irrespirable, basada en estrictas
relaciones de dominación. Hay que recordar la atmósfera de los institutos de
chicas y la de los institutos de chicos para entender las constricciones
morales que reinaban entonces. Hay que recordar que, simultáneamente, los
levantamientos y los movimientos de independencia se extienden por los cinco
continentes. Inspiraban a la juventud. Y la sociedad francesa tomó
bruscamente conciencia que un tercio de la población 4/ tenía menos de 20
años y que los jóvenes (los hijos del baby boom de la postguerra) tenían sed
de futuro y de vida verdadera. Las relaciones de dominación fueron sacudidas
en las universidades, en las fábricas, en los hospitales, con excepción de
las que regían las relaciones entre los hombres y las mujeres. Las
reivindicaciones de las mujeres a nivel social, económico y político no se
tomaban en cuenta. Y todavía menos las que concernían a su cuerpo y su
sexualidad. Sin embargo, “la vida sexual” 5/ estaba abiertamente a la orden
del día. Recordamos la frase dirigida por Daniel Cohn Bendit al ministro de
la Juventud y los Deportes, en enero de 1968. Declaraba al ministro que en
300 páginas, en su Libro Blanco sobre la juventud, no se hacía mención en
ninguna parte a los “problemas sexuales” de los jóvenes. El término neutro
de “los jóvenes”, aparentemente asexuado, no dejaba de mostrar la ocultación
de los problemas sexuales de las mujeres.



Recordemos, sin embargo, que el Movimiento francés para la Planificación
Familiar (MLF) existía desde 1960 y, algunos meses antes de mayo de 1968, en
diciembre de 1967 6/ , la ley Neuwirth adoptada en la Asamblea Nacional,
autorizó la anticoncepción y especialmente la pastilla anticonceptiva. La
ley Neuwirth fue un primer paso hacia la revolución de las mujeres. Puso
parcialmente fin a la ley de 1920 que prohibía la anticoncepción y el
aborto. Una ley reforzada bajo Vichy que decretó el aborto “crimen contra el
Estado” susceptible de la pena de muerte 7/. Para anular definitivamente esa
prohibición será necesario esperar a los eslóganes del MLF, “nuestro cuerpo
nos pertenece”, y el Manifiesto de las 343 en abril de 1971 seguido por la
Ley Veil, en 1975. Pero reconozcámoslo, desde el 67, el derecho a la
anticoncepción cambió la relación de las mujeres con la pareja, la
sexualidad, la familia, la maternidad, el trabajo o la ambición personal.
Esta realidad -la ley Neuwirth y la planificación familiar-, lo que llamaba
más arriba los “indicios”, no fueron registrados por los militantes del 68 y
esa es una de las mayores aporías del movimiento de mayo. Evidentemente el
sujeto del discurso era un sujeto masculino animado de una sexualidad
masculina, gozando muy simplemente de una libido fálica y que no corría los
riesgos de un embarazo no deseado y de un aborto clandestino, peligroso y a
veces mortal.



Mayo del 68 fue un movimiento muy breve, fulgurante, pero decisivo. Contuvo
en su corazón el movimiento del MLF y del Frente Homosexual de Acción
Revolucionaria (el FHAR) y arrastró la radicalización del Movimiento francés
para la Planificación Familiar. Es difícil dar una fecha certificada para el
MLF. Para unas es el 68, para otras el 70-71. Pero es claro que mayo del 68
dio los primeros empujes a través del impulso para la libertad entre las
jóvenes chicas que éramos, presentes en la noche del 22 de marzo en
Nanterre, o sobre las barricadas y las manifestaciones en París. Esa ola que
nos llevaba era poderosa y fuerte. La efervescencia espectacular y creativa
del 68 prosiguió en el curso de los siguientes años. El 68 fue el terreno
fértil en el que germinaron el feminismo, el orgullo homosexual, la ecología
y una solidaridad más humana que política. Para las mujeres, el movimiento
se desarrolló en lucha por el aborto libre y gratuito, manifestaciones de
solidaridad internacional y de solidaridad con las obreras en lucha en
Francia, presencia en los procesos al lado de las mujeres que habían
abortado o habían sido víctimas de violencias sexuales y también al lado de
las prostitutas en lucha en Lyon en 1975. Escribimos todo tipo de periódicos
inspirados en la insolencia y la radicalidad de mayo del 68, El trapo de
cocina quema, El diario de las mujeres y otros muchos. La sexualidad
femenina fue denominada, estudiada, cuestionada. El movimiento de mujeres en
todas sus componentes fue y sigue siendo una iluminación dinámica que
descodifica y combate la visión falocéntrica del mundo, en sus formas más
manifiestas, la misoginia y el feminicidio. Las iniciativas del movimiento
de mujeres fueron transversales e internacionalistas. Puedo citar en
desorden y sin ánimo de exhaustividad: los cuadernos de quejas de las
mujeres, los Estados Generales de las mujeres, los lazos con las mujeres
españolas en lucha contra el franquismo, la denuncia de las violaciones,
arma de guerra en la ex-Yugoslavia o en Ruanda. Durante tres decenios he
trabajado ahí, en el MLF, así como en las ediciones De las mujeres. Y sería
injusta si no mencionase el psicoanálisis como uno de los componentes
intelectuales más vivos de este movimiento.



Tras los treinta años que van desde el 68 hasta el 2000, entramos en el
siglo XXI. En abril de 2004 oí en la radio a un siquiatra ruandés, el Dr.
Naasson Munyandamutsa y a los supervivientes del genocidio de los tutsis,
último genocidio del siglo XX. Diez años después, los y las supervivientes
de Ruanda seguían viviendo en un completo deterioro síquico, físico y
económico. Sin duda, siempre atormentada por el recuerdo de Noche y niebla,
he compartido mi vida entre Francia y Ruanda en el curso de los últimos
catorce años. He acompañado a los supervivientes en la medida en que se
puede en su obra de reconstrucción de sí mismos, hasta iniciar un taller que
ha dado nacimiento a la publicación de quince Cuadernos de memoria escritos
por los supervivientes y que apareció el año pasado en Francia. En este
periplo ruandés, he descubierto el trágico compromiso del gobierno francés
–entregas de armas y entrenamiento militar de los combatientes- y su alianza
directa con los genocidas que compondrán desde el 8 de abril el gobierno
provisional que fue responsable en 100 días de la muerte de 800.000 a un
millón de personas. Los genocidas en fuga fueron más tarde acogidos con los
brazos abiertos en Francia. Todo se dijo en los días siguientes en la
prensa, gracias a la publicación del valiente libro de Guillaume Ancel,
Ruanda, el fin del silencio, testimonio de un oficial francés.



En septiembre de 2015, entre dos viajes a Ruanda, fui por primera vez a
Calais. No podía no ir. Tenía lugar una manifestación de solidaridad con los
refugiados. Mucha gente. Después todo se ha mezclado, mis viajes a Ruanda y
el desmantelamiento de La Jungla [campamento de personas refugiadas y
migrantes que intentaban cruzar el Canal de la Mancha]. En la primera
quincena del mes de marzo de 2016 estaba en Kigali cuando se desmanteló la
zona sur, estremecida por la destrucción y la violencia que se desparramaba
en La Jungla de Calais. De vuelta a Kigali, con Michelle Muller -mi amiga de
siempre y compañera de lucha desde hace más de cuarenta años-, en septiembre
de 2016 volvimos a Calais. Algunas semanas más tarde ya no quedaba nada de
la pequeña ciudad creativa y desesperada que era La Jungla.



¿Cuáles son las huellas de mayo del 68 (y de los años siguientes) en este
presente atormentado? Evidentemente, encuentro huellas del MLF en el
movimiento #Me too que denuncia las violaciones impune y habitualmente
cometidas por los hombres en el poder, que utilizan las agresiones sexuales
como la más eficaz de las armas de chantaje frente a las mujeres necesitadas
o vulnerables. Este movimiento ataca la pretendida igualdad democrática en
la que los derechos serían los mismos para todos y todas. Revela sobre todo
el ejercicio exclusivo y abusivo del poder por los hombres, especialmente en
términos de relación de fuerzas entre los sexos.



Paralelamente yo reencuentro el espíritu del mayo del 68 en el movimiento de
solidaridad con los refugiados. Una virulenta denuncia de las fronteras se
expresó en el 68. Dos eslóganes lo muestran: “Pasamos de las fronteras” y
“Todos somos judíos alemanes”.



En Francia, donde el Estado no respeta ninguna de sus obligaciones y donde
la solidaridad es considerada un delito 8/, en Europa (en la que los
dirigentes quieren erigir barricadas que hagan infranqueables sus fronteras
9/) y en el mundo, la solidaridad con los refugiados actúa concretamente en
el mismo sentido. ¿Los activistas ingleses no se llaman a sí mismos No
borders? Los eslóganes se han encarnado en lo real, aunque las fronteras
estén cada vez más cerradas, encadenadas y erizadas de alambradas y que se
hayan erigido muros en todo el planeta. En Calais en septiembre de 2015, los
refugiados gritaban: “Somos humanos. No somos criminales”.



Sin cesar de hablar de los refugiados, cambio de continente. En febrero de
2018, en Israel, amenazados de deportación, los refugiados eritreos y
sudaneses (dos de las peores dictaduras de África) retoman a su vez ese
mismo eslogan. El jugoso y asesino tráfico de los traficantes y de las
mafias y las negociaciones más o menos secretas entre los Estados han
precedido a la decisión de expulsarles. En el desierto del Sinaí los
inmigrantes han sido vendidos, revendidos, torturados, matados 10/ por los
beduinos antes que se levante un muro de 242 Km entre la franja de Gaza y
Eilat (2014). En sus pancartas, en las manifestaciones, los refugiados
escriben: “No estamos para la venta”. Y aquí estoy sumergida de nuevo en
“mi” historia. El disgusto ante la injusticia, el odio, la esclavitud 11/,
la violación y la trata de los cuerpos.



Sin embargo, en Israel se ha levantado un viento nuevo con quienes
reivindican la ética del Tikkun olam (reparar el mundo), que agrupa a
médicos, pilotos de avión, diplomáticos, rabinos, intelectuales y
supervivientes de la Shoah y que acaba de conseguir una victoria. El
Tribunal Supremo israelí acaba en efecto de suspender (ciertamente de forma
provisional) la decisión gubernamental de expulsar a millares de inmigrantes
hacia sus países origen. Me siento próximo de ellos. En Calais y en París
estoy al lado de los refugiados, en Kigali al lado de los supervivientes. Me
siento “con”, ni a favor ni en contra. Este “con” me lleva y me da las
fuerzas de la esperanza, en un mundo que se ha convertido de forma increíble
y trágica en mucho peor que el del 68. Pero es también un mundo lleno de
posibles, en los lugares, en la tierra y en el mar, donde los voluntarios
12/ están presentes con todas sus fuerzas con los refugiados, tanto en el
Mediterráneo como bajo los altos nevados y helados o bajo las tiendas que se
alinean en París antes de ser destruidas por la policía.



Para concluir, a todos los que han huido de sus países transformados en
lugares de horror y de muerte, refugiados en Libia, en Israel, en Grecia, en
Lampedusa, en Calais, en Ventimiglia y otras partes, transmito el mensaje
metafórico de Gilles Clément, paisajista, presidente de honor del PEROU
(Polo de exploración de los recursos urbanos). Lo cito: “En tanto que
gaviota yo atravieso los acantilados, las dunas y las carreteras de asfalto,
pasando por el aire. Sobrevuelo las ciudades y veo los barcos pesados que
intentar escapar del puerto. Cuando se presta el tiempo, voy en paralelo por
las costas y a veces atravieso los brazos de mar que comunican las islas y
los continentes. Ya que para mí, gaviota, el mar es un lazo, no es un
obstáculo. Comprenderéis porque no entiendo detenerse en la ribera y que se
muera por querer abandonar una tierra para alcanzar otra, por lejana que
sea, tan incierta y sin embargo cargada de esperanza 13/”.



Para acabar tengo un pensamiento emocionado por los camaradas, nuestros
próximos amigos que ya no están –en particular Xabier Langlade,
Jean-Franklin Narodetzki, Alain Frappart, Fabrice Pinte, Daniel Bensaïd. Y
expreso mi gratitud a los profesores y a los pensadores que han acompañado y
a veces precedido al movimiento –muy particularmente Henri Lefebvre y Guy
Debord, o Jean-François Lyotard.



Muchas gracias.



Nanterre, 23 de marzo de 2018.



* Florence Proudhomme, filósofa. Autora de Rwanda, l’art de se reconstruire
(talleres Henry Dougier, 2015) y directora de Cahiers de mémoire, Kigali,
2014 (Classiques Garnier, 2017).



Notas



1/ Ver el Reglamento interno de las residencias universitarias de Nanterre.
Cf., Le Monde, 22 de marzo de 2018.

2/ En 1963, el decreto “Capelle-Fouchet” transformó en mixtos los colegios
de enseñanza secundaria. En los años setenta, bajo la impulsión del 68, la
mixidad se extendió a los institutos. La mixidad escolar se hizo obligatoria
por la ley Haby, en 1975. Una resolución del Senado de 12 de julio de 1982
sobre la educación educativa contra los prejuicios sexistas tuvo por objeto
promover la igualdad de oportunidades entre chicas y chicos y a hacer
desparecer todas las discriminaciones contra las mujeres. Así pues solo en
1982 la mixidad se vio asignar una finalidad en términos de igualdad de
oportunidades.

3/ Materiales para la historia de nuestro tiempo/año 1968. Número
telemático: Mayo-68: los movimientos estudiantiles en Francia y en el mundo.
Entrevista de Pierre Grappin, decano de la Facultad de Nanterre.

4/ Ocho millones de jóvenes en Francia tenían entre 16 y 24 años. “22 mars,
personne ne voulait de leaders”, entrevista a Serge July, Libération, 22 de
marzo de 2018.

5/ D. Cohn Bendit se dirige a F. Missoffe, ministro de la Juventud y los
Deportes, en Nanterre en enero de 1968: “He leído vuestro Libro Blanco sobre
la juventud. En 300 páginas, no hay ni una sola palabra sobre los problemas
sexuales de los jóvenes”.

6/ En la época más de 200 000 abortos clandestinos tenían lugar cada año en
Francia.

7/ En 1943 fue guillotinada una mujer responsable de haber practicado
abortos.

8/ Benoît Ducos, voluntario de salvamento, es perseguido por haber socorrido
el 11 de marzo de 2018 a una mujer inmigrante que estaba a punto de dar a
luz en el alto de Montgenèvre. Arriesga la pena que se impone a quienes
pasan a la gente: es decir, un máximo de 30.000 euros y 5 años de prisión.

9/ Charles Heller y Cristina del Biaggio hablan de la “criminalización del
gesto solidario”, “En el monte como en el mar, la frontera es violenta para
los inmigrantes”, Libération, 15 de diciembre de 2017.

10/ Jean-Paul Mari, “Les bateaux ivres, J.C. Lattès, 2015.

11/ Jean-Paul Mari, “Les bateaux ivres, J.C. Lattès, 2015.

12/ En Libia, esclavitud y venta de seres humanos.

13/ 14 de marzo de 2016, Considérant les oiseaux survolant
Calais:https://reinventercalais.org/articles/goeland/

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