América Latina/Debates/ ¿Qué le pasó a la UNASUR? [Oscar Ugarteche y Armando Negrete]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mie Mayo 23 23:55:20 UYT 2018


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Correspondencia de Prensa

23 de mayo 2018

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América Latina/Debates



¿Qué le pasó a la UNASUR?



Oscar Ugarteche/Armando Negrete



ALAI AMLATINA, 23-5-2018

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La Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) entró en funciones en agosto del
2008 a través del Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones
Suramericanas, firmado por Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile,
Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela y fue
ratificado con su firma en marzo del 2011.



La búsqueda de su constitución fue motivada por la interferencia abierta de
Estados Unidos en la vida política de Bolivia tras tres años de acciones
sistemáticas de desestabilización incluyendo un intento de guerra interna,
luego que Evo Morales fuera electo presidente.



El presidente Morales conversó con los presidentes Kirchner y Lula y
acordaron que lo correcto era organizar un espacio de discusión autónomo que
fuera autónomo de la OEA. El presidente Chávez estuvo de acuerdo con esto y
se organizó la reunión de Brasilia del 2008 donde se juntó por primera vez
UNASUR. Esto era un espacio análogo al Consejo de Europa para discutir temas
de manera autónoma, sin interferencias extra regionales. UNASUR puso en
evidencia que había una distancia entre América del Norte y Central que
terminan en Panamá y América del Sur. También evidenció que la
interfere4nciao en Sudamérica era inaceptable mientras que la otra mitad del
hemisferio estaban abiertamente subordinados y era irremediable.



Apoyados en la convergencia política y económica de los gobiernos
progresistas de Lula en Brasil, de Michelle Bachelet en Chile, Tabaré
Vázquez en Uruguay, de Hugo Chávez en Venezuela, de Evo Morales en Bolivia,
de Rafael Correa en Ecuador y de Cristina Fernández en Argentina, se
conformó el bloque político más grande en la historia del continente. Desde
entonces, sobre un particular esquema de integración definido como
regionalismo abierto, a UNASUR le hubiera gustado conformar el Mercado Común
del Sur, juntando Mercosur (1991), con la Comunidad Andina (1993) pero al
final no se logró. Se fortaleció, en cambio, la autonomía de la región en
materia de gestión de crisis política y construcción de condiciones
regionales para superar las limitaciones de cooperación que impone la
estructura de la Organización Estados Americanos (OEA) y la influencia de
EEUU en el continente. Se avanzó de manera importante en la discusión sobre
cooperación financiera regional y la promoción de fondos regionales de
desarrollo, con la fundación del Banco del Sur y el lanzamiento en Quito en
el 2007 de la arquitectura financiera regional.



UNASUR enfrentó cambios en la convergencia de sus objetivos regionales con
los giros políticos de los gobiernos de Argentina (2015), Brasil (2016) y
Chile (2017). Los desacuerdos y división generados llegaron al punto en que
el organismo operó, desde el 31 de enero de 2017, sin Secretario General por
falta de acuerdo; sin acuerdos en la agenda; ni consenso sobre las reuniones
de los órganos colectivos de decisión; mientras que cada vez eran más
repetidos los enfrentamiento políticos entre las facciones de los gobiernos.
El organismo cayó en una situación de parálisis institucional que tornó su
operación ineficiente, e irrelevante. En este marco se creó el grupo de Lima
en agosto del 2017 para enfrentar al gobierno de Venezuela, por iniciativa
del gobierno peruano, tomando los gobiernos sudamericanos un papel a la
inversa del de UNASUR.



Una semana después de la VIII Cumbre de las Américas en Lima, y dos días
después del nombramiento de la presidencia pro tempore boliviana de UNASUR,
el 20 de abril de 2018 presentaron su baja temporal e indefinida de
Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú. Esta decisión fue
anunciada bajo la consigna de la no reincorporación hasta que “no se
garantice el funcionamiento adecuado de la organización”. Con esto, UNASUR
se quedó con seis miembros activos, menos de la mitad más uno, lo cual la
dejó sin fondos y sin poder de decisión, y la convirtió en un organismo
únicamente testimonial. Se truncó este esquema de integración política como
antes se truncaron todas las iniciativas planteadas desde que Bolívar
primero, Diego Portales y Juan Bautista Alberdi, pensaron esquemas de
integración recién obtenida la independencia de España.



La retirada de estos seis países se vincula, por una parte, con los diversos
mecanismos de presión del gobierno estadounidense contra los esquemas de
integración regionales en el tiempo. Esta vez el pretexto fue la oposición a
Nicolás Maduro, en Venezuela vía el Grupo de Lima. Los seis miembros que
suspendieron su participación son, casualmente, los mismos que se unieron a
EEUU en la campaña de condena a Venezuela por violación de los derechos
humanos y que pueden ser identificados como las “repúblicas de los
empresarios”. Por otro parte, su salida expresa la divergencia política que
existe entre los gobiernos suramericanos. Después de una década y media de
gobiernos progresistas, con fortalecimiento de mercado interno y promoción
de la integración regional, con el regreso de las repúblicas de los
empresarios, se han fortalecido las políticas neoliberales de desregulación
económica, crecimiento liderado por exportaciones y fortalecimiento de las
políticas panamericanistas con EEUU. En la nueva visión no hay disputa por
la autonomía política sino que los países latinoamericanos son vistos por el
gobierno estadounidense como “un perro simpático que está durmiendo en la
alfombrita y no genera ningún problema”. (Kuczynski, Discurso en la
Universidad de Princeton. Febrero, 2017). Es una clara expresión de la
subordinación esperada y obtenida, en la relación amo/siervo.



De manera oficial, la salida fue atribuida a la objeción al uso del consenso
para la toma de decisiones. El desacuerdo que mostraron Venezuela y Bolivia
a la candidatura argentina de Octavio Bordón, para la Secretaría General,
fue percibida como un veto político y juzgada como parte del entrampe
ideológico en el que había caído el organismo. Sin embargo, no ha sido
casual la reaparición en escena de la OEA como el organismos de choque y
truncamiento del proyecto de integración regional autónomo.



Desde su fundación, UNASUR planteó conformarse como un bloque regional que
permitiera autonomía regional, especialmente comercial y financiera, frente
a la subordinación y dependencia a las instituciones multilaterales del
Consenso de Washington. La pérdida de un organismo regional como éste
representa, no sólo un retroceso político en términos de integración, sino
el reforzamiento del patrón económico neoliberal y dependiente del modelo
primario exportador, en el marco de una guerra comercial entre Oriente y
Occidente. El vaciamiento de UNASUR abre la puerta a la intervención
legitimada, económica y política, de EEUU en Suramérica, donde el tema
estuvo en discusión.



De la misma manera como el ALADI se truncó, y el ALALC, antes, y el Pacto
Andino y la Comunidad Andina y el SIECA, y el Acuerdo de la Cuenca del Plata
de 1941, ahora se trunca UNASUR. Queda claro que las elites sudamericanas se
dividen entre las primario exportadores y las industrialistas, las
modernizantes y las tradicionales y que estás últimas ahora están atadas al
capital financiero internacional; con lo que la subordinación al mercado
financiero y al capital trasnacional es rentable en términos financieros y
políticos. Para esto la subordinación política es indispensable. De este
modo, América Latina está, otra vez, a merced de las disputas hegemónicas y
los intereses particulares en el continente, ahora encarnadas por el
conflicto China, Rusia y EEUU y sus capitales trasnacionales. La
subordinación ideológica parece ser el factor en común de todos los
truncamientos en el tiempo.



* Oscar Ugarteche, economista peruano, es investigador titular del Instituto
de Investigaciones Económicas UNAM (México), SNI/CONACYT, Coordinador del
proyecto Obela www.obela.org <http://www.obela.org> . Armando Negrete es
integrante del proyecto OBELA, Técnico Académico IIEC UNAM.

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