Brasil/ "Más que nunca las condiciones para un frente democrático están dadas" [André Singer - Entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Nov 5 00:44:21 UYT 2018


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Correspondencia de Prensa

5 de noviembre 2018

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Brasil



Entrevista a André Singer



“Más que nunca las condiciones para un frente democrático están dadas”



José Eduardo Bernardes y Emilly Dulce

Brasil de Fato, 31-1-0-2018

https://www.brasildefato.com.br/

Traducción de Carlos Abel Suárez – Sin Permiso

http://www.sinpermiso.info/



Uno de los factores que llevaron a Bolsonaro (Partido Social Liberal) a ser
electo como nuevo presidente de Brasil fue presentarse como el candidato
antisistema, aunque travestido por elementos fascistas presentes en sus
discursos de odio. La evaluación es del cientista político, profesor,
periodista (y ex portavoz de Lula en su primer gobierno). Ante un terreno
desconocido, él argumenta que la candidatura de Bolsonaro no hace parte de
la rutinaria alternancia que caracteriza la democracia.



"El próximo período es muy indeterminado. Ante lo que fue la campaña de Jair
Bolsonaro, nadie sabe lo que él va a hacer. Una campaña muy distinta de
todas las otras, en que la televisión y la estructura partidaria pesaron
poco. Logró con su discurso colocarse en la posición de alguien que
representaba una alternativa antisistema, aunque la gente sabía que él es un
candidato conservador. Pero no sabemos lo que va a hacer y, por lo tanto,
tampoco sabemos cuál va a ser el comportamiento que la oposición tendrá”,
asegura André Singer.



"El próximo período es muy indeterminado. Ante lo que fue la campaña de Jair
Bolsonaro, nadie sabe lo que él va a hacer. Una campaña muy distinta de
todas las otras, en que la televisión y la estructura partidaria pesaron
poco. Logró con su discurso colocarse en la posición de alguien que
representaba una alternativa antisistema, aunque la gente sabía que él es un
candidato conservador. Pero no sabemos lo que va a hacer y, por lo tanto,
tampoco sabemos cuál va a ser el comportamiento de la oposición”, asegura.



Singer define las principales movilizaciones de la campaña #ViraVoto (Gira
Voto) como principal elemento de estas elecciones y comenta sobre el papel
de la resistencia para los próximos años. “En el final de la elección, hubo
un movimiento en favor de la democracia, que tomó cuenta de sectores
importantes de la sociedad, e hizo que la diferencia entre Bolsonaro y
Fernando Haddad (PT) disminuyera de 18 a 10 puntos porcentuales. Es mucha
cosa en poco tiempo y en condiciones bastante adversas. Ese movimiento vivo
de la sociedad en favor de la democracia, permite que las condiciones para
un frente democrático estén más dados que nunca”, afirma Singer.

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-Brasil de Fato - Bolsonaro tuvo una victoria en gran parte del país,
excepto en el Nordeste. Fueron votaciones significativas también en ciudades
con mayor Índice de Desarrollo Humano (IDH) de todo Brasil. ¿Es una
configuración diferente de las elecciones pasadas, cuando veíamos un país
más dividido?



André Singer - Yo diría que no tanto, porque en realidad si se tomamos por
franja de ingresos, se percibe que los votantes más pobres quedaron del lado
del candidato de los Trabajadores (PT), del lulismo, y lo que hubo fue un
cambio en los segmentos intermedios.



En mi opinión, esto se explica por el hecho de que el lulismo tiene una base
en lo que yo llamo “subproletariado”, son los electores con hasta dos
salarios mínimos de ingreso familiar mensual. Esos electores, que son el
principal núcleo lulista, permanecieron fieles. Lo que pasa es que están más
localizados en el Nordeste, en particular en el interior. Entonces existe
una especie de coincidencia de lo social con lo geográfico.



Creo que eso está claro desde que escribí “Los sentidos del lulismo”, de que
el corazón del lulismo es el Nordeste. El corazón quedó. Lo que hubo fue una
oscilación que es relativamente normal, sin considerar la singularidad de
esta elección. Esa oscilación tiene que existir en una democracia, porque si
no hubiese ese balance, no hay alternancia de poder y, si no hay alternancia
de poder, no hay democracia.



En esta elección, en particular, tenemos un problema: el candidato que ganó
hizo muchas declaraciones antidemocráticas. Eso es un problema. Pero el
proceso en sí fue un proceso de elección democrática, en el que lo que
ocurrió fue que esos sectores intermediarios, incluso sectores de la clase
trabajadora, oscilaron hacia el candidato de extrema derecha. Pero el
candidato del PT logró preservar su núcleo principal de apoyo, que son los
más pobres.



-BdF -A pesar de haberse mantenido en esas áreas más pobres, vemos un número
expresivo de votaciones contrarias al PT. ¿Crees que eso es fruto de una ola
conservadora o de una búsqueda por cambio que fue advertida por Bolsonaro?



En realidad, tiene las dos cosas. Existe una onda conservadora que, sobre
todo, pegó en la clase media tradicional. Esa ola comienza en 2013, se
profundiza en 2014, y camina hacia su auge a partir de 2015, reflejándose en
la gran votación del candidato Bolsonaro en los sectores de mayor ingreso.



Se gestó una radicalización a la derecha de sectores de la clase media que,
originalmente, estaban con el PSDB, que preferían un proyecto neoliberal
para Brasil, pero que hasta recientemente habían aceptado el juego
democrático. A partir de 2013, tenemos un proceso nuevo en el que esto va
adquiriendo una coloración distinta y aspectos antidemocráticos de los que
vamos a tener que ocuparnos mucho en el próximo período.



Por otro lado, cuando se habla de la votación de capas populares por Jair
Bolsonaro, ahí creo que existe una necesidad de cambio y una especie de
apuesta a que Bolsonaro podría ser el cambio. Creo que es muy diferente el
sentido del voto cuando compara ese voto de la clase media tradicional y el
de la clase trabajadora.



-BdF. ¿Dentro del autoritarismo de Bolsonaro existió algo que podemos
incluso llamar de fascismo debido a una serie de prejuicios que parecían
estar escondidos y vinieron a la superficie tras su postulación?



Yo diría que sí, preferiría hablar en elementos fascistas. El concepto de
fascismo se refiere más a lo que ocurrió en los años 1930, en Europa. Un
historiador me decía recientemente que el fenómeno fascista en Europa es una
reacción a un gran movimiento de ascenso de las clases trabajadoras que
tenían, en cierto momento, una opción revolucionaria.



No existe eso aquí. El lulismo es una opción de conciliación. Se inventó un
fantasma anticomunista para una realidad donde no existe. A pesar de eso,
creo que podemos, sin exagerar, ver elementos fascistas como, por ejemplo,
la apología de la fuerza, de la violencia, eso tiene una connotación de
naturaleza fascista. Prefiero todavía tratar, en este momento, como
elementos, no como una descripción plena de un movimiento fascista.



-BdF. A pesar del discurso antipetista, basado en una serie de fake news,
además de la idea de que el PT sería una organización criminal, el partido
tiene la mayor bancada de la Cámara, con 56 diputados, y también cuatro
gobernadores, siendo el partido con mayor número gobernadores de Brasil. ¿El
PT sigue vivo?



El PT sobrevivió. Hasta tenemos una ironía, con el PSDB. Si entendemos que
la operación Lava Jato fue dotada de una selectividad que apuntaba hacia el
PT y al expresidente Lula -como quedó claro en aquel famoso power point-, el
PSDB terminó más herido en la elección que el propio PT. No soy de aquellos
que creen que el PSDB terminó, creo que fueron derrotados en la elección
nacional, pero eso forma parte de la historia de los partidos.



Volviendo al caso del PT, sí, creo que sale como un partido importante que
tiene condiciones para disputar el liderazgo del campo popular que, en
cierta medida, hegemonizó durante un buen tiempo. Ahora, también es
necesario considerar, en un balance a más a largo plazo, que hay cuestiones
que el PT debería revisar. En ciudades o regiones más desarrolladas del país
se expresó en capas populares un cierto rechazo que el partido tiene que
enfrentar para reconstruir una mayoría.



-BdF.¿Crees que Fernando Haddad significaría la continuación de la hegemonía
del PT en el campo de la izquierda?



Creo que Haddad salió muy bien de la elección, se mostró un líder capaz en
una situación muy difícil que es sustituir al expresidente Lula, una figura
emblemática y con una trayectoria muy consistente. En pocos días, Haddad se
mostró a la altura del desafío, que era muy grande. Entonces creo que sí, él
salió con una condición de tener una palabra de liderazgo en el próximo
período.



Como será el próximo período es muy indeterminado. Estamos ahora en un
terreno desconocido. Ante lo que fue la campaña de Bolsonaro, nadie sabe lo
que va a hacer. Una campaña muy distinta de todas las otras, en que la
televisión y la estructura partidaria pesaron poco. Y no sabemos exactamente
cuáles son sus compromisos y qué va a hacer.



Él tuvo un discurso y logró colocarse en la posición de alguien que
representaba una alternativa anti sistémica, aunque la gente sabía que él es
un candidato conservador. Pero no sabemos lo que va a hacer y, por lo tanto,
tampoco sabemos cuál será el comportamiento de la oposición.



-BdF. Hasta ahora usted llegó a hablar poco sobre algunas cuestiones que el
PT debería repensar y que no llegó a hacer. ¿Una de ellas serían los
evangélicos?



Creo que sí. Creo que hay cuestiones que el PT tendrá que revisar, por
ejemplo, el problema de la seguridad. Es una cuestión que se ha convertido
en un elemento prioritario de la agenda nacional. La cuestión moral también
influye, en alguna medida, en el voto evangélico, entonces será necesario
construir un diálogo, una agenda de comprensión mutua con relación a
determinadas capas sociales, que tal vez se hayan vuelto excesivamente
ariscas a un partido que tiene vocación mayoritaria.



Pero también para no huir de problemas delicados, es importante el contacto
con la periferia, que fue objeto, por ejemplo, de la manifestación de Mano
Brown, en Río /1/. Es decir, hay tal vez una cierta disociación entre un
partido que se ha vuelto excesivamente electoral y un partido que se volvió
excesivamente de Estado, institucionalizado, mejor dicho, y que terminó
perdiendo una permeabilidad con la que justamente nació, que era su marca de
origen.



-BdF. ¿Cuál es el papel del expresidente Lula a partir de ahora?



Bueno, el presidente Lula mostró una resiliencia sorprendente porque fue
procesado, condenado y preso y, aun así, consiguió mantenerse en el comando
no sólo del partido, yo diría incluso del propio campo popular, hasta el
punto de colocar a su candidato en el segundo turno y contribuir, sobre
todo, con los votos del Nordeste para que ese candidato llegase a tener el
45% de los votos válidos.



Sólo que ahora estamos de nuevo ante una incógnita: ¿qué va a significar esa
nueva situación con un gobierno de extrema derecha? Yo temo que haya una
tendencia autoritaria que puede complicar un poco el juego tal como se ha
dado hasta ahora y dificultar el ejercicio del liderazgo por parte del
expresidente Lula.



Repito: la elección recién ocurrió, entonces cualquier pronóstico es muy
arriesgado, pero, ante el contenido de la campaña, necesitamos tener en
cuenta que puede haber un endurecimiento en el próximo período.



-BdF. La izquierda intentó avanzar con un frente amplio contra el fascismo,
pero ella chocó con algunos problemas. ¿Qué no dejó que ese frente se
concretara?



Esta es una cuestión muy interesante e importante. Creo que existe una traba
que está en la propia naturaleza de los partidos en sociedades como la
brasileña. Yo diría que los partidos, a pesar de haberse desarrollado en
Brasil, siguen siendo excesivamente personalistas. Y, por ser personalistas,
no funcionan mucho como entidades colectivas y lo hacen más como plataformas
para determinados liderazgos.



Esto significa que es muy difícil formar organismos colectivos que
subordinen las aspiraciones individuales -que son legítimas y también forman
parte de la política- a lo que sería el designio de un organismo que está
por encima de todo eso. Tengo la impresión de que es más difícil formar un
frente en Brasil que en Uruguay o en Chile, donde la sociedad en sí es más
organizada. Esto tiene que ver con la formación de clases del país, etc.



-BdF. ¿Uno de esos casos sería el de Ciro Gomes, del PDT, que tuvo una
votación importante en la primera vuelta y, en el segundo, donde todos
esperaban una posición más enfática contra Jair Bolsonaro y a favor del
Partido de los Trabajadores, terminó eximiéndose de la tribuna?



Creo que sí, es un buen ejemplo. Es necesario situar el caso del Ciro
porque, por un lado, ese comportamiento que tuvo en la segunda vuelta fue
muy malo para él y para el proceso democrático, porque él se ausentó en un
momento histórico crucial y eso, a mi modo de ver, tendrá muchos reflejos
negativos para su futuro.



Pero, además, eso muestra cómo la política gira mucho en torno a esos
liderazgos. Él, comprensiblemente, se sintió muy afectado por no haber
conseguido la alianza con el PSB, que habría sido una plataforma para ir a
la segunda vuelta. Creo que no perdonó el hecho de que el PT obstaculizara
esa alianza. Y, de hecho, eso sucedió.



Entonces creo que el de Ciro Gomes es, de hecho, un caso emblemático de esa
estructura poco colectiva de los partidos, pero necesitamos dividir un poco
las responsabilidades, porque no sería justo sólo atribuir a él.



-BdF. Hemos tenido, por otra parte, una gran movilización, principalmente en
la recta final de la campaña, de artistas, celebridades y de la población en
general dispuesta a conversar con las personas en una campaña que ellos
llegaron a llamar de #ViraVoto. ¿Este caldo de personas que se movilizaron
en torno a una idea y contra otra, es un caldo que la izquierda puede
capitalizar de aquí en adelante?



Yo diría que ese es, quizás, el elemento principal de esta elección. Al
final de ella, hubo un movimiento en favor de la democracia, que se apoderó
de sectores importantes de la sociedad e hizo que la diferencia entre
Bolsonaro y Haddad disminuyera de 18 a 10 puntos porcentuales. Es mucho en
poco tiempo y en condiciones bastante adversas.



Este es el movimiento vivo de la sociedad en favor de la democracia, lo que
hace que las condiciones para un frente democrático estén más dadas que
nunca. Es casi natural ahora que este frente se forme para intentar resistir
a lo que parece un impulso autoritario y que viene en un primer momento con
un cierto apoyo electoral y popular, por lo tanto, es algo que no se debe
descuidar. Si ese frente va a conseguir arrastrar a los partidos, yo diría
que es uno de los principales problemas del próximo período.



-BdF. También hubo votaciones significativas en tres grandes Estados (São
Paulo, Río de Janeiro y Minas Gerais) en candidatos directamente aliados con
Bolsonaro. ¿Qué es lo que representa para la actuación de la izquierda
regionalmente?



Creo que representa el hecho de que el Bolsonaro llega con fuerza. En un
primer momento, viene con más fuerza de la que tuvo Fernando Collor en 1989,
que es el caso más cercano que puedo encontrar como referencia. Antes de él,
yo diría Jânio Quadros.



Entonces fue un giro impresionante al final de la primera vuelta, una ola
muy fuerte. Creo que ahí hay una cuestión que va a permanecer, que es saber
hasta qué punto la financiación ilegal de mensajes por el WhatsApp por parte
de empresas no puede haber constituido un fraude propiamente, porque, en
realidad, ese giro que terminó llevando a Doria, Witzel y Zema al gobierno
de esos tres estados del Sudeste se dio prácticamente en casi tres días.



Es un fenómeno raras veces visto. Tenemos candidatos que salieron de un
nivel muy bajo, casi desconocidos por la opinión pública nacional, y se
convirtieron en gobernadores. Entonces creo que el tamaño de la onda es
grande. Ahora, la elección también es un poco eso, como decía el politólogo
Adam Przeworski: es el reino de la incertidumbre. Debe suceder porque, de lo
contrario, no sería democracia.



-BdF. Paulo Guedes ya ha señalado la necesidad de reformas estructurales,
previsión, tributaria, etc., que deben ser hechas, según él, en ese primer
período del gobierno. Antes, tuvimos también una serie de reformas que
fueron, si no impedidas, dificultadas por la clase obrera, intentos de
movilización y por el sindicalismo. ¿Qué será de aquí en adelante el
sindicalismo?



Sin duda, los sindicatos, al igual que los partidos que he mencionado antes,
continuarán, continúan. Pero no hay duda de que es un período difícil,
porque tenemos una reforma laboral, una serie de cuestiones relativas al
financiamiento de los sindicatos y porque estamos viviendo desde 2015 un
período de retrocesos, como la propia reforma laboral y el Techo de Gastos,
que representan enormes retrocesos.



Y no será fácil contener esa ola, entonces yo reconozco que la perspectiva
con respecto a la reforma de la Previsión no es positiva, pero nosotros
tenemos que mirar el hecho de que ese frente democrático, probablemente,
será también un frente de resistencia a esas reformas. En mi opinión,
depende mucho de cómo el conjunto de las fuerzas que se oponen a ese
proyecto que venció vayan a actuar.



Tenemos que considerar que, si el gobierno de Bolsonaro no da respuestas
económicas muy rápidas, descuento que habrá una pérdida de popularidad,
porque la situación económica es muy mala y los sectores populares, que
están sufriendo mucho, necesitan una reactivación de la economía, del empleo
y de la renta. Entonces vamos a tener que observar con mucho cuidado y esto
puede representar cambios en el escenario.



-BdF. Aprovechando que has comentado la necesidad de que la normalidad
económica ocurra ya en este primer período, existen algunos análisis de
Henrique Meirelles donde habría dicho que sí Paulo Guedes no hace nada en el
Ministerio, aun así, Brasil crecería el 2%. Escuchamos también de analistas
que Brasil necesita entrar al grado de preferencia para las inversiones
extranjeras. ¿Cómo crees que la campaña de Bolsonaro se liga con los
extranjeros que quieren invertir en Brasil?



Tengo la impresión, como politólogo, que no habrá recuperación del
crecimiento sin inversión pública. Pero creo que necesitamos estar abiertos
a todas las posibilidades. Si hay una avalancha de inversiones extranjeras,
un gran aporte, puede que se consiga algo inesperado.



En un primer momento, si no fuere reabierta la perspectiva de la inversión
pública -y con la ley de Techo de Gastos eso no va a suceder-, no veo una
recuperación del crecimiento. Y el 2% es muy poco para Brasil, el 2% del
crecimiento del PIB no es suficiente. Brasil tiene que crecer entre un 4% y
un 5% para estar en condiciones de dar perspectivas para el trabajador.



No estoy ni mencionando tasas chinas, que serían, sí, crear las condiciones
para una transformación más rápida. Yo estoy hablando sólo de descomprimir y
abrir los canales de mejora, que fueron, por ejemplo, obra del lulismo. Uno
de los grandes triunfos del lulismo fue haber logrado mantener un
crecimiento entre 4% y 5% durante algunos años y eso produjo un ascenso de
decenas de millones de personas.



-BdF. ¿Crees que hubo mucha interferencia e intromisión de empresas
extranjeras en esa elección de Bolsonaro? ¿Eso estaría ligado a la necesidad
de la inversión extranjera?



Yo no soy capaz de afirmarlo, no tengo los datos suficientes para hacer un
análisis de ese aspecto más publicitario de la campaña. Oigo hablar de estas
nuevas técnicas, de la posible influencia de Steven Bannon en la campaña - a
pesar de que él niega que haya estado directamente involucrado. Lo que puedo
entrever es ese increíble crecimiento - que pasó desapercibido - una semana
antes de la primera vuelta. Quedé impresionado que, según la prensa, diez
días antes de la primera vuelta todo el mundo creía que el Bolsonaro
perdería en la segunda vuelta, porque hasta había una convicción de
analistas y también de las campañas de que él era el mejor adversario para
cualquier otro, porque iba a perder.



De repente, eso se invirtió, de una hora para otra. Considero plausible la
explicación de que esto ha ocurrido porque alguien manipuló las redes de
WhatsApp mandando informaciones que no eran perceptibles o que no pasaban
por el llamado espacio público o por el espacio del debate público, como el
programa electoral y los debates a los que el candidato Bolsonaro no fue. Es
decir, son formas de comunicación política pasando por redes privadas y no
públicas.



Nota



1.- Mano Brown, célebre rapero, quien en un multitudinario acto de apoyo a
Fernando Haddad en Río de Janeiro, el 23 de octubre pasado, criticó la
comunicación del PT con los sectores populares.

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