Brasil/ El racismo cultural recargado [Soledad Domínguez]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Nov 20 23:21:27 UYT 2018


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Correspondencia de Prensa

20 de noviembre 2018

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Brasil



Desigualdad



Racismo recargado



En el campo cultural, el racismo es notorio en Brasil. Expertos y artistas
analizan la situación y las cifras a días de que el candidato de derecha,
Jair Bolsonaro, ganara las elecciones.  El 51% de la población es negra,
pero una investigación demostró que de 303 obras publicadas entre 2005 y
2014, el 97,5% es de autoría blanca.



Soledad Domínguez, desde Río de Janeiro

Revista Ñ, 16-11-2018

https://www.clarin.com/revista-enie/



Hablar en Brasil de artistas, guionistas, académicos y escritores negros es
abrir –en cada conversación– una herida que parece no estar cerrada: la
escasez de presencia de personas negras en la literatura y otros espacios de
la cultura. La situación, histórica, cobra nueva gravedad ante el nuevo
presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, que fue capaz de declarar cosas
como: “Los afrodescendientes no sirven ni para procrear”.



Para unos, el negro no es un excluido solo por su color de piel, sino por
una conjugación de factores entre educación, cultura y condiciones sociales
y económicas. Para otros, más allá de estas condiciones, el principal motivo
continúa siendo el resquicio racista de la herencia del Brasil colonial que
todavía no se pudo superar. “La memoria de 300 años de esclavitud no se
borra fácilmente. Aquellas senzalas donde vivían los esclavos, alejados de
las casas grandes de las haciendas durante el período imperial, hoy se
perpetuan en las favelas como lugares de exclusión”, dice Eduardo de Assis
Duarte, profesor de Letras de la Universidad Federal de Minas Gerais que
investiga las obras literarias más antiguas de afrodescendientes de nuestro
continente.



El poderío de los blancos



Brasil comenzó a ponerle números a esas diferencias raciales. Tal vez para
darle visibilidad a un nudo enquistado en la garganta de esta sociedad. El
mercado cinematográfico es uno de los que le puso foco a este tema. La
Agencia Nacional de Cine (ANCINE) difundió una estadística de acuerdo a la
cual de 142 largometrajes lanzados en 2016, el 75,4% estuvo dirigido por
hombres blancos, el 19,7% por mujeres blancas y el 2,1% por directores
negros. Unos se manifiestan excluidos en cualquier circunstancia y otros
niegan tal racismo, por eso la implementación de acciones afirmativas para
saldar las desigualdades demoró tanto. Un ejemplo es la ley de cuotas
universitarias (sancionada en 2012) que establece un porcentaje de vacantes
en universidades públicas para jóvenes de familias pobres. Ese cupo se
combina con variables de origen de raza negra e indígena de los estudiantes.



“La escasa presencia tiene que ver con la formación. Algunos dicen que no se
encuentran negros capacitados. Pero si ese es el argumento, con los altos
costos de los cursos de cine, TV y producción cinematográfica: ¿cómo un
negro tendrá acceso?”, opina Mariana Jaspe, cineasta y guionista negra
seleccionada a fines de abril de este año para trabajar en la adaptación de
una novela para televisión. Para su nuevo proyecto de filme, planea apostar
todo para hacer lo mejor posible desde el punto de vista técnico. “Sino, la
reacción inmediata es asociarnos a lo ‘simple’ y ‘precario’”.



En el mundo de las letras, Regina Dalcastagne, profesora de la Universidad
de Brasilia, coordinó una investigación donde demostró que de 303 obras
publicadas entre 2005 y 2014, el 97,5% es de autoría blanca y el 2,5% de
autoría negra. Y los personajes, se dividen en un 79,9% de blancos y un 6,3%
de negros, los cuales en su mayoría aparecen en las novelas reforzando
estereotipos racistas (bandidos, delincuentes, etc..). “Eso es consecuencia
de la discriminación estructural brasileña donde el 51% de la población es
negra, según el censo nacional de 2010”, concluye.



Lo cierto es que hace más de 30 años, muchos escritores negros producen y
publican por cuenta propia, en pequeñas editoras o se organizan de forma
cooperativa, publicando y compartiendo gastos. Es el ejemplo de la serie
Cadernos Negros que surgió en 1978 por inquietud de un grupo de autores
negros que buscaban el reconocimiento de su producción literaria en el
mercado. Fue allí donde Conceição Evaristo –la escritora negra de origen
humilde que ganó el Premio de Literatura Jabuti en 2015; ver recuadro–
publicó sus primeros cuentos y poemas. Sus personajes afrobrasileños son
descriptos en su vulnerabilidad y pluralidad, en su esencia de condición
humana y entorno de pobreza y violencia urbana.



En esa misma década nació la editorial Pallas, con una propuesta de
publicaciones afro-brasileñas. Fue la que editó y publicó el libro de
cuentos Olhos D´Água ganador de aquel premio.



Hacia mitad de los años 80 con el retorno de la democracia brasileña, María
Mazzarello, nacida en una familia humilde y negra en Minas Gerais, creó
Mazza Ediciones con foco en textos infantiles y didácticos para profesores.
“Antes de abrir el sello, estudié edición en Europa. Allí me encontré con
autores e ilustradores negros; había espacio para ellos. Algo que no sucedía
en Brasil”, cuenta. Cuando María volvió de Francia, apostó a la literatura
infantil de nuevas voces y personajes negros. “Crecí con la literatura
infantil del escritor Monteiro Lobato nacido en el siglo XIX. Algunas de sus
obras como Caçadas de Pedrinho tiene pasajes controvertidos de racismo. De
adulta, me di cuenta de los estereotipos de su obra”, recuerda. Y agrega que
creció añorando tener cabello lacio, en lugar de sus rizos de mujer negra.



Estas editoras y grupos editoriales, como Quilombhoje Literatura, mencionan
lo difícil de cubrir los costos del libro. Otras sostienen que el mercado
editorial brasileño sigue siendo elitista. “Se trata a los escritores negros
como productores de una literatura segmentada y recurrente de la temática
racial”, agrega Vivian Zeni, de Ijumaa Ediciones que lanzó el libro de
poesías Negra, Crua, Nua de Mel Duarte.



Esta poeta de 29 años, negra, se sube al escenario envuelta en sus cabellos
dreads y brazos tatuados. Recita poesías con cadencias de rap. Son letras
comprometidas con la realidad de las mujeres negras de la periferia de San
Pablo. Es una mirada joven y urbana que habla de sexualidad, violencia de
género y raza. Y se conecta con los textos de Conceição Evaristo desde una
performance seductora, donde se unen elementos de una y otra. “Negra, mujer
bonita que va a la lucha, con opinión propia y no te asusta cuando, por
milésima vez, una persona señala tu pelo riéndose, diciendo que está todo
parado, y la ignorancia de esa pobre no le permite ver que como sea (...)
porque para mí es imponencia, cabello de negro no es resistente, es
resistencia”, recita.



Formas de resistencia



Buscar de dónde viene esta disparidad social y racial nos lleva a la
conformación de la sociedad brasileña, a la época de la colonia y a lo que
vino después. Desde la Primera República (1889-1930) y hacia fin del siglo
XX se pretendía erradicar los trazos físicos de africanidad de toda la
población, cuenta Nei Braz Lopes, autor de Enciclopedia Brasileña de la
Diáspora Africana (2011). “Fue un proyecto de Estado que implementó una
estrategia de “blanqueamiento” a través del mestizaje promulgado por las
clases gobernantes”, dice.



Y hoy, esos resquicios se proyectan también en la educación formal. En
Brasil, el analfabetismo afecta al 4,2% de los blancos y entre los negros y
pardos llega al 10%.



La incertidumbre y el temor frente al nuevo contexto político estuvo
presente en todas las entrevistas realizadas a profesores, editores,
escritores y guionistas. Las propuestas de Bolsonaro para el área de la
cultura no están definidas pero en la educación circulan algunas ideas.
Cambiar la base de la currícula escolar sin especificar cual; “abolir
ideologías”, sin referirse exactamente a cual. “Por más matemáticas, ciencia
y portugués, sin doctrinas”, dice en su plan.



Ecio Salles, uno de los organizadores de la Feria Literaria de las
Periferias, remarcó la importancia de las cuotas sociales y raciales en las
universidades: “Cuando yo estudiaba no tenía compañeros negros, hoy me
alegro cada vez que entro a la facultad y veo a estudiantes negros”,
reflexiona y espera que esta política no se suspenda en el nuevo gobierno.
Muchos de esta generación también se graduaron en universidades privadas a
través del Programa Universidad para Todos (PROUNI).



El Programa Nacional del Libro y Material Didáctico del Ministerio de
Educación distribuye en escuelas públicas, obras seleccionadas como Por onde
andará a vaca amarela y Rapunzel e o Quinbugo (una niña negra) y otros tres
títulos de la obra de Conceição Evaristo. “No sabemos si le dará continuidad
o no a este programa. Algo me hace pensar que no sobreviviremos como
editorial”, dice Maria de Mazza Ediciones.



El acceso de los más pobres a bienes tuvo algunas consecuencias positivas.
El cine penetró en las favelas, se instituyó el 20 de noviembre como el Día
de la Conciencia Negra y hubo una valorización estética de las periferias.



“Si antes del año 2002 difícilmente se veían negros en aeropuertos,
vernissages, plateas de teatros, me parece que ahora otro ciclo de exclusión
está en camino”, dice Nei Braz Lopes, el sambista y escritor negro de 76
años, de fuerte trayectoria en las escuelas de samba Salgueiro y Vila Isabel
de Río de Janeiro.

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