RV: Brasil/ Del PT a Bolsonaro. Del mito de "nueva clase media" a "ciudadano de bien" [Morena Gomes]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Jue Nov 22 13:35:46 UYT 2018


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Correspondencia de Prensa

22 de noviembre 2018

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Brasil



Del mito de la “nueva clase media” al “ciudadano de bien”: los trabajadores
votantes de Bolsonaro



Morena Gomes, Rio de Janeiro

Esquerda Online, 14-11-2018

https://esquerdaonline.com.br/

Traducción de Ernesto Herrera



Ante el resultado de estas elecciones, hay una pregunta latente a muchos de
nosotros: ¿en qué momento se tornó tan difícil dialogar con parientes y
amigos que pasaron a reproducir una concepción del mundo elitista e
irresponsable; al mismo tiempo en que se encontraban bien posicionados en la
condición económica de trabajadores, pauperizados y los primeros en ser
víctimas de las políticas de austeridad fiscal? Para responder esta cuestión
(o tentar hacerlo) precisamos considerar algunos fenómenos: la herencia de
una formación socio-histórica donde desigualdad, violencia, machismo y
racismo son marcas estructurales: una coyuntura de fuerte depresión
económica y agravamiento de las disparidades sociales y amortiguación de la
conciencia de clase, promovida por el Partido de los Trabajadores en su
ascenso al gobierno federal en los primeros 15 años del siglo XXI. Sobre
este último aspecto voy a poner la mayor atención.



Gilberto Calil al retratar el trabajo de base realizado junto a familias en
barrios populares en el sur del país durante la segunda vuelta electoral,
identifica dos perfiles muy diferentes de electores. De un lado, la
impresionante conciencia de clase de las camadas más pobres; y, por otro, en
barrios populares de ingreso un poco superior y casas relativamente mejores,
“no apenas una avasalladora mayoría bolsonarista, sino también la expresión
ideológica de la meritocracia emprendedora y una identificación entre
pobreza y vagabundeo. Sectores que ascendieron durante los gobiernos
petistas, pero que más allá de tener un ascenso apenas por el consumo,
fueron educados y piensan como burgueses”. (1) En sintonía con el texto de
Calil, la hipótesis de la cual parto en este ensayo, es de que el gobierno
petista alteró el padrón de relación entre las clases sociales en Brasil a
partir del fenómeno titulado “nueva clase media”, privilegiando la rastrera
concepción mercantil de ciudadanía, en lugar del acceso a derechos sociales
fundamentales. O sea, parte significativa de la clase trabajadora, en
especial segmentos jóvenes (en la faja de los 18 a los 30 años) fueron
socializados al inicio de este siglo bajo la autoimagen pequeño-burguesa, en
la condición de estrato medio y “ciudadanos consumidores”, distanciados así,
de cualquier referencia de clase y de la dimensión política que le es
inherente: la organización colectiva, partidaria y/o sindical, la identidad
y solidaridad clasista y el uso de instrumentos de lucha como las huelgas. 



Este segmento es resultado de la primera década de los años 2000,
caracterizada por los cambios significativos en la base de la pirámide
social, cuyas alteraciones incluyeron desde la caída de la tasa de
desempleo, la generación de empleos formales (con contrato laboral firmado)
y la reducción de la pobreza absoluta. Según Marcio Porchmann, de los
empleos creados en las dos primeras gestiones del gobierno petista, 95%
tenían una remuneración mensual de hasta 1,5 salario mínimo. (2) Aunque los
datos presentados demuestren alteraciones positivas en la condición de los
sectores más pauperizados, y un fuerte combate a la “condición de pobreza”,
los números también dejaban claro el límite del ascenso posible a los “de
abajo”. Segmentos mejor posicionados, con rendimientos de 5 salarios mínimos
o más, coincidentes al real sentido de “clase media” alcanzaron un déficit
de más de 4 millones de ocupaciones. De este modo, hablamos del resultado de
casi 50% de los trabajadores estancados en una faja de remuneración inferior
a 2 salario mínimos.



La cuestión es que en un país como Brasil, cuyo legado colonial es siempre
contemporáneo, la relación entre clases sociales se constituye de forma
atípica a su condición clásica. Aquí, como bien señaló Florestan Fernandes,
las clases sociales se relacionan como castas, cuyas elites dominantes
-diferenciadas en su material y carácter ultra-particularista- mantienen su
dominio negando a los “de abajo” el usufructo del patrimonio público y del
status de ciudadanía. (3) Luego, el no enfrentamiento a esta elite arcaica,
justificado por una política de colaboración entre clases y su respectiva
agenda neoliberal, condujo al PT a reproducir nuestro drama histórico: la
negación efectiva de la ciudadanía a los trabajadores. En su lugar, se
cuantificó a la sociedad en estratos sociales de A ha E y ofreció a los
trabajadores el status vía consumo y el ascenso a la condición de “nueva
clase media”. Se sumó a la generación de nuevos empleos el incentivo al
crédito, las políticas habitacionales y el acceso a nuevos bienes: compra de
automóviles y educación privada.



Recuerdo el discurso de la ex-presidenta Dilma Rousseff, en el Foro
Económico de Davos de 2014, cuando afirmó que nos tornábamos “por medio de
un proceso de ascenso social, una nación predominante de clase media”. (...)
Pero donde apenas 47% de los hogares tiene computador; 55% apenas posee
lavarropas automática; 17% freezer; 8% TV plasma, evidenciando el tamaño de
la demanda a ser atendida todavía y las oportunidades de negocios a ella
asociadas”. (4) Como sabemos, luego de 2014, en lugar de “oportunidades de
negocios” sucedió el agravamiento de la crisis económica, un golpe
jurídico-mediático y profundas medidas de austeridad fiscal. Y aquí nuestra
paradoja: aunque golpeados por los altos índices de desempleo y la
sub-utilización de la fuerza de trabajo, esa ex “nueva clase media” (si
puede llamarse así) se reconoce como una casta por encima de los estratos D
y E (más pauperizados, en peores condiciones habitacionales y, en general,
negros residentes en comunidades). Imposibilitados de ascenso económico y
del consumo de otrora. Su status se redefine ahora como “ciudadanos de bien”
y toda la agenda reaccionaria que esto incorpora. Hablamos, por tanto, de un
amplio segmento social que educados en pensar como burgueses, conforman la
base del ascenso fascista.



Entonces, la tarea que se le presenta a la izquierda socialista es clara:
precisamos dialogar con los trabajadores, aunque parte de estos no
comprendan el sentido de clase de esta palabra. Acto que nos exige
organización, paciencia y mucho trabajo de base.



Notas



1) Calil, Gilberto. Diez notas iniciales después de la elección de
Bolsonaro. Ver en Correspondencia de Prensa:
(https://correspondenciadeprensa.com/2018/11/01/brasil-diez-notas-iniciales-
despues-de-la-eleccion-de-bolsonaro-gilberto-calil/)
<https://correspondenciadeprensa.com/2018/11/01/brasil-diez-notas-iniciales-
despues-de-la-eleccion-de-bolsonaro-gilberto-calil/>

2) Pochmann, Marcio. ¿Nueva Clase Media? El trabajo en la base de la
pirámide social brasilera. Boitempo, San Pablo, 2014.

3) Fernandes, Florestan. La Revolución Burguesa en el Brasil. Ensayo de
interpretación sociológica. Editora Guanabara, Río de Janeiro, 1976. 

4) g1.globo.com/economía/, 14-1-2014.

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