Puerto Rico/ Maestros de pie. Contra el huracán de privatizaciones [Monique Dols]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mie Sep 12 16:33:37 UYT 2018


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Correspondencia de Prensa

13 de setiembre 2018

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Puerto Rico

 

De pie contra el huracán de privatizaciones 

 

La maestra neoyorquina Monique Dols describe la lucha por la defensa de la
educación pública liderada por la militante Federación de Maestros de Puerto
Rico.

 

Obrero Socialista, 6-9-2018

http://socialistworker.org/

 

El primer día del año escolar en Puerto Rico, a mediados de agosto, fue un
desastroso caos, gracias al cruel asalto del gobierno a la educación
pública. Más de 250 escuelas públicas, muchas en condiciones óptimas y con
matrícula completa, fueron cerradas a pesar de las objeciones de las
comunidades afectadas.

 

Dos días más tarde, los maestros le dieron un tono diferente, con un día de
huelga para salvar sus escuelas.

 

A once meses del paso del huracán María, las evidencias de cómo un sistema
con prioridades revertidas hace un desastre natural aún peor yacen por
doquier. La condición de la educación pública es un ejemplo especialmente
claro.

 

Durante las semanas previas a la apertura de las escuelas, el 13 de agosto,
los tribunales tuvieron la oportunidad de decidir a favor de los niños
puertorriqueños y contra el capitalismo del desastre, pero fallaron en
hacerlo, una y otra vez.

 

Con la huelga, los maestros, apoyados por los estudiantes, los apoderados y
la comunidad, intentaron hacer lo que el gobierno y los intereses
corporativos se niegan.

 

*****

 

La situación es desgarradora. Escuelas en pleno funcionamiento, con
facilidades intactas y personal escolar capacitado y afectuoso, fueron
cerradas, y sus estudiantes fueron reasignados a escuelas que, por causas
ajenas a su voluntad, simplemente no tienen el espacio, la capacidad, los
suministros y las herramientas necesarias para educarlos.

 

En Mayagüez, la escuela Manuel A. Barreto, abrió sus puertas con una parte
del edificio aún sin techo, escombros y basura en los pasillos, las aulas
sin sillas, y los maestros sin materiales de enseñanza. Esta escuela recibió
estudiantes de tres escuelas cerradas, todas en condiciones óptimas y con
personal docente calificado.

 

En muchos lugares, el año escolar no comenzó del todo. En otros, el
Departamento de Educación ha planeado media jornada de instrucción para
acomodar al gran número de estudiantes en dos turnos.

 

En lugares donde las clases pudieron comenzar, los alumnos de las ahora
superpobladas escuelas receptoras tratan de aprenden hacinados, a menudo con
diferentes grados compartiendo un a sala, o al aire libre, en medio de un
calor abrasador. Los niños de una clase de cuarto grado, en Aguadilla,
fueron apilados en una pequeña palapa para su primer día de clases.

 

A pesar del hacinamiento, unos 2.700 maestros quedaron sin posición al
comenzar el año escolar. Cientos de maestros reasignados no tenían espacio
en que trabajar con los niños.

 

La semana previa a la apertura de las escuelas, miles de maestros sin
titularidad fueron humillados, forzados a esperar horas bajo el calor para
someterse a una prueba de detección de drogas. Esencialmente, un docente sin
titularidad, sin importar el nivel de experiencia que tenga, debe ser
recontratado cada año. Muchos todavía no han sido asignados, a pesar de los
puestos vacantes en cientos de escuelas.

 

*****

 

El departamento de Educación fue sometido a un intenso escrutinio después de
anunciar la compra de vagones de FEMA para usarlos como aulas temporales.

 

Según un documento obtenido por la Federación de Maestros de Puerto Rico,
cada vagón le cuesta al departamento $42.050 y las autoridades anunciaron
que necesitarían unos 200 vagones.

 

La irracionalidad es obvia: Una de las principales razones esgrimidas para
el cierre de las escuelas fue la baja matriculación, pero ahora el
Departamento de Educación está gastando millones en vagones mientras
mantiene escuelas en excelentes condiciones cerradas.

 

El caos causado por la Secretaria de Educación Julia Keleher y su
departamento ha impactado a todos los estudiantes en las escuelas públicas.
Pero ha sido particularmente difícil para los estudiantes en programas de
educación especial.

 

Los niños con necesidades especiales han sido abandonados, sin haber sido
reasignados a una escuela, o sin transporte escolar si ya fueron
reasignados.

 

Los educadores y los padres de una de las escuelas cuya clausura está
programada, la prestigiosa escuela Lorencita Ramírez, están furiosos por el
hecho de que los estudiantes en programas especiales no tienen la ayuda que
necesitan en su nueva escuela.

 

En una entrevista con Radio Isla, Jasmine Berríos, madre de un niño con
necesidades especiales que asistió a Lorencita Ramírez, habló sobre el
impacto del cierre:

 

 

En primer lugar, la escuela Lorencita significó que mi hija aprendió a
hablar. Trabajé durante cinco meses para conseguir que mi hija entrara en
esa escuela, y ahora quieren cerrarla... No hay manera de que pudiera haber
imaginado que cerrarían esta excelente escuela, y que yo estaría en esta
lucha. Pero cuando algo va mal, y afecta a tu hijo...Bueno, aquí estoy, en
la lucha. 

 

*****

 

Todo esto es parte del odiado plan de la Secretaria de Educación Keleher
para desmantelar la educación pública en Puerto Rico.

 

El día antes de comenzar el año escolar, Keleher apareció en una conferencia
de prensa con el Gobernador Ricardo Rosselló mientras anunciaba la primera
escuela chárter de la isla, conocida como Alliance School (las escuelas
chárteres en Puerto Rico están siendo promovidas como una “alianza” entre el
sector público y el privado).

 

A diferencia de EE. UU., donde ya forman parte del panorama educativo, las
escuelas chárteres habían sido mantenidas a raya en la isla, gracias a las
huelgas docentes contra la privatización.

 

Sin embargo, en este momento, el gobierno de Puerto Rico y la dictatorial
Junta de Control Fiscal, establecida por la administración demócrata de
Barack Obama para administrar las finanzas de la isla, están utilizando la
destrucción producida por el huracán María para impulsar la difusión de las
escuelas chárteres.

 

En una entrevista con CBS a finales de julio, Keleher reiteró su posición de
que el desastre del huracán abría una “oportunidad” para romper el sistema
de escuelas públicas en la isla. Hablando de los más de 500 millones de
dólares en fondos para avanzar el plan privatizador, Keleher dijo:

 

 

Nadie quería la tormenta. Pero no voy a desaprovechar la oportunidad...que
tengo para redirigir estas cosas que nunca habrían estado disponibles para
Puerto Rico. Sin la tormenta, me habrían faltado $300 millones. No sería
capaz de hacer las cosas que voy a hacer por los maestros y por los niños. 

 

Pero si ahora hay millones para el Departamento de Educación que antes no
estaban disponibles, cabe preguntar por qué cientos de escuelas han sido
cerradas y miles de maestros expulsados de su profesión.

 

Una de las respuestas favoritas de Keleher es que 42.000 niños y niñas han
abandonado la isla con sus familias, dejando cientos de escuelas con baja
matrícula.

 

El éxodo de familias con hijos podría haberse evitado si más recursos
hubieran sido dedicados para los servicios públicos, como la educación, la
electricidad y los servicios médicos, durante las semanas y meses después
del huracán María. Las familias no se fueron porque quisieron, sino porque
sintieron que no tenían otra opción.

 

Pero la realidad es que Keleher está cerrando escuelas que son pilares de
sus comunidades, y muchas de ellas en absoluto no tenían bajas matrículas.

 

*****

 

Eso fue lo que vi cuando visité la escuela primaria Luis Muñoz Rivera, en
Dorado, que cerró este año a pesar de tener una matrícula de casi 229 niños,
y esperaba al menos 250 para el año escolar 2018-19. La proporción de
alumnos por maestro era de aproximadamente 12 a 1, ideal para una escuela
con un alto número de niños con necesidades especiales.

 

El campus Muñoz Rivera está en excelente estado. El huracán María causó
pocos daños y, ubicado a menos de media milla del océano Atlántico, fue
certificado como preparado para tsunamis.

 

Muñoz Rivera no apareció en la lista inicial de escuelas que Keleher había
programado cerrar, cuando ésta fue publicada en la primavera. Pero los
maestros dicen que después de una visita de aproximadamente cuatro minutos,
un domingo, acompañada con el alcalde de Dorado, Keleher la cambió por la
otra escuela en Dorado que estaba a punto de cerrar.

 

En su visita, dicen los maestros, Keleher nunca habló con ningún educador o
familiar de los estudiantes y ni siquiera puso un pie dentro del campus. Se
bajó de su VUD negra con vidrios polarizados para echar un vistazo a la
escuela desde la reja, y rápido se fue.

 

Luego, el 22 de junio, después de que el año escolar finalizara, un
representante del Departamento de Educación vino a Muñoz Rivera para decirle
al director que no abriría sus puertas en septiembre. No hubo anuncio
formal, ni audiencia, ni proceso. Hasta el día de hoy, la comunidad de
Dorado no ha recibido ninguna explicación por el cierre de su querida
escuela, y ninguna de sus muchas cartas o peticiones ha recibido respuesta.

 

Sin otro recurso, el 28 de junio, los padres comenzaron a ocupar el campus
Muñoz Rivera. En una entrevista con Wapa TV, la trabajadora social de la
escuela Priscilla Hernández, con lágrimas en los ojos, resumió los
sentimientos de su comunidad:

 

Estamos cansados del abuso. Nuestros corazones están rotos. No por nosotros,
sino por nuestros hijos. Vienen aquí [al campamento de ocupación], y sufren,
porque quieren que su escuela reabra. Ni siquiera han tenido vacaciones
porque han estado aquí en la lucha con nosotros. 

 

Mientras tanto, su cuerpo docente fue reasignado a escuelas remotas en la
isla. A una maestra de kindergarten, Juanita Maymi, que enseñó durante 29
años en la misma aula en Dorado, le ofrecieron, en primera instancia, una
posición a dos horas de su casa.

 

*****

 

El impacto del cierre de la escuela Muñoz Rivera se siente profundamente en
Dorado.

 

Una maestra me relató de un estudiante con severa ansiedad y tendencias
depresivas que había venido al campamento. Abrazaba a sus maestras y no
quería dejar de aferrarse a ellas. Después, la maestra me dijo que el
estudiante había estado perdiendo su pelo y el sueño por la posibilidad de
tener que ir a otra escuela. Otro estudiante estaba vomitando por el estrés
del cierre.

 

Madre tras madre y maestro tras maestro me decían lo mismo en el campamento,
sintetizado así por uno de ellos:

 

No somos objetos. No somos muebles que se puedan mover de un lugar a otro.
No somos cajas para ser consolidadas. Somos seres humanos que no pueden ser
desarraigados sin consecuencias. Nuestros niños ya han sido traumatizados
por el huracán, y ahora la Secretaria Keleher los está traumatizando otra
vez. 

 

Hablando en el campamento frente a la escuela, el 1° de agosto, Johanna
Morales, una maestra de educación especial, dijo:

 

Estamos aquí hoy para exigir que la Secretaría de Educación reabra nuestra
escuela. Esta escuela es única. Todos los educadores de esta escuela tratan
a los niños con cuidado y amor, y los tratan como familia. Los padres dejan
a sus hijos en esta escuela con la mente tranquila porque saben que amamos a
sus hijos como si fueran nuestros. 

 

Al día siguiente, sin haber recibido una respuesta acerca del cierre de su
escuela, un grupo de madres llegó a la oficina de Keleher para intentar
hablar con ella en persona. En lugar de hablar con las familias y los niños
que salieron en el calor de agosto, la Secretaria de Educación apenas les
echó un vistazo mientras entraba a su oficina con aire acondicionado,
protegida por guardias.

 

Mientras Keleher se ocupaba de sus asuntos, la comunidad de Luis Muñoz
Rivera hacía piquetes afuera, coreando eslóganes de resistencia y desafío.

 

En la semana previa al primer día de clases, los maestros, padres y alumnos
de Luis Muñoz Rivera ganaron una victoria parcial.

 

En lugar de tener el personal docente repartido a través del país, todo el
personal fue reasignado a la escuela que recibieron a sus estudiantes.
Aunque ellos continúan luchando por la completa recuperación de su escuela,
esta pequeña victoria es importante por su habilidad de apoyar a los
estudiantes y mantener intacta la columna vertebral de la escuela.

 

*****

 

Como muestra la experiencia de la escuela Luis Muñoz Rivera, las comunidades
educativas de Puerto Rico no están aceptando esta nueva ola de asaltos sin
resistencia.

 

La Federación de Maestros de Puerto Rico (FMPR) convocó a una huelga de un
día el 15 de agosto, y está trabajando en coalición con otras fuerzas que
quieren detener los ataques frontales a la educación pública.

 

Desde que María golpeó a Puerto Rico, y de hecho durante años antes, la FMPR
ha estado involucrada en una lucha tras otra para detener los cierres y han
convertido las escuelas en un sitio de resistencia contra los
privatizadores. En los días posteriores al huracán, el sindicato ya estaba
en contacto con educadores en Nueva Orleans para saber cómo los capitalistas
del desastre explotarían la tragedia en Puerto Rico.

 

La mejor financiada Asociación de Maestros, que es la afiliada local de la
Federación Americana de Maestros (AFT), ha hecho muy poco por oponerse a la
privatización del sistema de escuelas públicas. Esto no sorprenderá a los
maestros estadounidenses que han visto a la AFT sentarse a la mesa con los
privatizadores de la educación durante años, con desastrosos resultados en
las condiciones de trabajo y las escuelas en ruinas.

 

Ahora, en Puerto Rico, el esfuerzo privatizador está en plena marcha con el
anuncio de la primera escuela chárter en el aburguesado barrio universitario
de Río Piedras, San Juan.

 

Cuando los maestros se declararon en huelga, los medios de comunicación los
culparon por interrumpir la educación de los niños. Pero no hay nada que los
maestros de Puerto Rico puedan hacer que sea más perturbador para los
estudiantes que lo que la Secretaria de Educación y su jefe, el Gobernador
Roselló, ya han hecho y seguirán haciendo.

 

La huelga docente, y el apoyo de sus comunidades, es por la dignidad y el
respeto, y para que la educación siga siendo pública en Puerto Rico. Los
maestros exigen que los más de $500 millones en dólares federales prometidos
para la educación en Puerto Rico sean usados para construir las escuelas que
los niños merecen, no para sobrecargar los salarios de los administradores y
pagar por vagones de FEMA.

 

Además, demandaron que el aumento salarial prometido por Roselló sea
adjudicado y el restablecimiento de los maestros no asignados. Exigieron que
el departamento respete los derechos de antigüedad de los maestros al hacer
las reasignaciones, reducir el cierre de las escuelas y el número de alumnos
por clase, con una proporción máxima de 20 alumnos por profesor, y
demandaron un alto a la privatización del sistema escolar y la destitución
de Julia Keleher como Secretario de Educación.

 

La huelga de los maestros de Puerto Rico nos enseña una de las lecciones más
importantes de la vida: Aunque no sepamos lo que el futuro nos depara, no
podemos conformarnos con el presente. Cuando nos levantamos y luchamos,
podemos ganar el futuro y las escuelas que merecemos.

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