Memoria/ Los Consejos obreros checoslovacos 1968-1969 (2) [Karel Kovanda]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Sep 25 14:44:45 UYT 2018


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Correspondencia de Prensa

25 de setiembre 2018

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Memoria

 

Los Consejos obreros checoslovacos 1968-1969 (2)

 

Karel Kovanda 

 

A l鈥檈ncontre,27-8-2018 

http://alencontre.org/ 

Traducci贸n de Faustino Eguberri - Viento Sur

https://www.vientosur.info/

 

Publicamos a continuaci贸n la segunda parte del an谩lisis realizado (ver primera parte: https://correspondenciadeprensa.com/2018/09/15/memoria-1968-los-consejos-obreros-checoslovacos-1968-1969/) <https://correspondenciadeprensa.com/2018/09/15/memoria-1968-los-consejos-obreros-checoslovacos-1968-1969/>  por Karel Kovanda sobre la emergencia, desarrollo y extinci贸n de los Consejos obreros (en el sentido de Consejo de producci贸n) -inicialmente calificados como Consejos de empresa. Este an谩lisis fue publicado, en ingl茅s, en la revista Telos (Washington University), n潞 28, verano de 1976.

 

Iniciamos la edici贸n (que se prolongar谩) de los dosieres consagrados a la situaci贸n en Checoslovaquia a lo largo de los a帽os 1960 calificando a ese proceso como 鈥渞evoluci贸n interrumpida鈥. Hay quien puede percibir en el t茅rmino 鈥渋nterrupci贸n鈥 una referencia reducida a la intervenci贸n de las fuerzas armadas del Pacto de Varsovia en la noche del 20 al 21 de agosto de 1968. Ser铆a una lectura mal fundada. El auge post-agosto 1968 del movimiento de los consejos -que entonces era muy j贸ven- revela la amplitud y la profundidad de un movimiento social que va a prolongarse hasta m谩s all谩 del primer semestre de 1969. Remite ciertamente a una resistencia masiva a la invasi贸n. Pero se inscribe en una interacci贸n perceptible desde 1966-1967 entre, de una parte, una crisis socioecon贸mica que se perfila bajo la forma inicial de una gesti贸n econ贸mica deficiente y, de otra parte, el agrietamiento de las estructuras del partido-sindicato-Estado que facilita m煤ltiples iniciativas.

 

Sin embargo, la f贸rmula 鈥渞evoluci贸n interrumpida鈥 no implica, a contrario, que ese proceso habr铆a llegado -sin la 鈥渋ntervenci贸n鈥 del Pacto de Varsovia- a un socialismo democr谩tico que jam谩s existi贸 hist贸ricamente. Parafraseando a Karel Kosik (del que publicaremos la traducci贸n de una de sus contribuciones de la primavera de 1968): en la historia nada es absolutamente necesario y nada es absolutamente accidental. Lo que tienden a demostrar los desenlaces de los diferentes enfrentamientos sociales y pol铆ticos (incluso insurreccionales) contra los llamados reg铆menes burocr谩ticos (socialismo de Estado u otras calificaciones). Igualmente, la poca consistencia tanto pol铆tica como organizativa de las corrientes radicales salidas de estos enfrentamientos es un indicador de sus atolladeros. Ahora bien, se les supon铆a capaces de poder captar y cultivar los elementos m谩s vigorosos de un proceso de transformaci贸n sociopol铆tica en profundidad que Joseph y Vladimir Fisera resum铆an as铆: 鈥渙rganizar una nueva econom铆a y una nueva pol铆tica alrededor de la autogesti贸n鈥.

 

Ciertamente, este proceso fue derrotado por una contrarrevoluci贸n. Pero esto no elimina el hecho de que llevara en su interior una amplia praxis social que habr铆a podido irrigar una fracci贸n (aunque fuera relativamente restringida) de quienes constitu铆an su ala m谩s din谩mica. No fue as铆. Es lo que se deduce de los a帽os que siguieron. De ello no se deriva que haya que subestimar, ni mucho menos, la importancia y el papel de la Carta 1977, que actuaba en otro contexto y en un terreno sociopol铆tico diferente.

 

A partir de ah铆, dichos procesos (鈥渞evoluci贸n-contrarrevoluci贸n鈥, 鈥渞eformas-contrarreformas鈥) en tales formaciones sociales (Hungr铆a, Polonia, Checoslovaquia, por dar ejemplos) necesitan un examen ajustado de lo que se ha revelado hist贸ricamente una v铆a sin salida: la de una revoluci贸n pol铆tica, por retomar una formulaci贸n propia, entre otras, a la corriente trotskysta.

 

Entre las contribuciones en franc茅s sobre el tema abordado aqu铆 por Karel Kovanda, es posible referirse, entre otras, en lo que se refiere a las contribuciones de autores checoslovacos, a los n煤meros 9-10 de septiembre-diciembre de 1969 y 11鈥12 de marzo-junio de 1970 de la revista Autogestion, as铆 como a la revista L鈥橦omme et la Soci茅t茅 octobre-diciembre de 1969: D. Slejska, 鈥淟e mod猫le d鈥檃utogestion et ses conditions en Tch茅coslovaquie apr猫s janvier 1968鈥. La revue de l鈥橢st, vol. 2, 1971 contiene el amplio art铆culo de Joseph Fisera et Vladimir Fisera, "Cogestion des entreprises et 茅conomie socialiste. L鈥檈xp茅rience tch茅coslovaque, 1967-1970" y el de Joseph Jebavy, 鈥淟es conseils d鈥檈ntreprise en Tch茅coslovaquie 脿 la lumi猫re d鈥檜ne enqu锚te r茅cente鈥.

 

Dichos textos hab铆an marcado con su huella pol铆tica la percepci贸n de quienes, a lo largo de esos a帽os, contemplaban una posible perspectiva socialista y democr谩tica salida de m煤ltiples combates contra los poderes burocr谩ticos, represivos y autoritarios que ciertamente ten铆an diferencias entre s铆, tanto en la forma como en el tiempo (Charles-Andr茅 Udry).

 

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El documento del SKRO (Comisi贸n Estatal para la Gesti贸n y la Organizaci贸n) expon铆a las grandes l铆neas de numerosos temas que trataban sobre los consejos que reaparecer谩n en todos los documentos tecnocr谩ticos de 1968. Presentaba varias alternativas de cara a debates ulteriores. En lo que concierne al poder de los consejos, se adelantaban tres posiciones: el modelo simb贸lico, el d茅bil y el fuerte.

 

路 El modelo simb贸lico habr铆a atribuido a las direcciones de empresa poderes pr谩cticamente ilimitados y mantenido lazos estrechos entre la direcci贸n y la burocracia de Estado; esos mismos lazos que los reformadores econ贸micos deseaban romper. En este modelo, los consejos ocupaban un lugar tan secundario, que se volv铆an insignificantes, independientemente de su composici贸n. Este modelo reun铆a pocos defensores, incluso entre los autores del documento del SKRO, pero volvi贸 con fuerza extraordinaria un a帽o m谩s tarde, en el desenlace final de los consejos.

 

路 El modelo d茅bil, por su parte, atribu铆a a los consejos el poder de nombrar y de dimitir al director de la empresa as铆 como potencialmente a otros miembros de las direcciones; de decidir sobre el reparto de las ganancias (para nuevas inversiones, la remuneraci贸n de las y los trabajadores, etc.); de aprobar un balance contable anual as铆 como supervisar a la direcci贸n. En este modelo, los consejos ten铆an una cierta importancia, aunque permaneciera limitada. La nominaci贸n de los miembros de las direcciones fue una cuesti贸n candente en 1968. Sin embargo, no hubiera sido posible m谩s que una vez en un lapso de varios a帽os. El reparto de las ganancias se discutir铆a una vez al a帽o. Pero, incluso en ese caso, el consejo seguir铆a muy probablemente las recomendaciones de las direcciones, debido a que no ejercer铆a mas que un d茅bil control sobre otras decisiones.

 

路 En lo que se refiere al modelo fuerte, el consejo gozar铆a del conjunto de los poderes del modelo precedente, a los que se a帽adir铆an los siguientes: la determinaci贸n de las pol铆ticas a largo plazo en lo que se refiere a las finanzas, las compraventas, la tecnolog铆a, el personal y la producci贸n as铆 como un control sobre la aplicaci贸n de estas pol铆ticas; una decisi贸n sobre los cambios organizativos importantes de la empresa, como la desinversi贸n o la fusi贸n de la empresa, las reestructuraciones organizativas, etc.; la asignaci贸n de las inversiones de capitales en nuevas construcciones y el establecimiento de l铆mites al cr茅dito; la aprobaci贸n de los contratos comerciales de alto riesgo o tambi茅n la determinaci贸n de cambios del campo de actividad de la empresa. Se trataba efectivamente de derechos sustanciales. La aplicaci贸n de 茅stos habr铆a significado una garant铆a de los intereses del conjunto de la poblaci贸n trabajadora, en particular si la composici贸n de los consejos favorec铆a igualmente a las y los trabajadores.

 

驴鈥淐onsejos de gestores鈥 o 鈥渃onsejos de trabajadores鈥?

 

En lo que se refiere a la composici贸n de los consejos, la idea m谩s popular entre las y los autores del SKRO se hizo conocida con el nombre de 鈥渃oncepto de los dos tercios鈥. Sobre esta base, las y los trabajadores elegir铆an un tercio de los miembros del consejo. Otro tercio estar铆a compuesto de expertos externos, provenientes de institutos de investigaci贸n, universidades, etc., mientras que el 煤ltimo representar铆a al 鈥渃reador鈥 de la empresa, es decir, la burocracia estatal.

 

Una divergencia de puntos de vista importante versaba sobre la cuesti贸n de saber si la direcci贸n de la empresa deb铆a tener puesto ex officio [es decir como consecuencia de la funci贸n ejercida] en el seno del consejo, lo que borrar铆a sustancialmente la distinci贸n entre el legislativo y el ejecutivo de la empresa. El concepto de los dos tercios era, desde cierto punto de vista, an谩logo al sistema alem谩n de la Mitbestimmung  [antes de la revisi贸n de la ley en 1976, por tanto de 1951 -Red A l麓Encontre] o de los comit茅s de trabajadores polacos que, en 1958, vieron anulado su papel en relaci贸n al de los consejos anteriores [En noviembre de 1956, en Polonia, como consecuencia del desarrollo espont谩neo de los consejos obreros, post-1956, cl谩sicamente un decreto gubernamental los reconoci贸 ciertamente con derechos limitados al plano local. El objetivo del partido (POUP) era obstaculizar una estructura que tomara dimensi贸n nacional. En 1957, se contaba la existencia de 1936 consejos obreros. El contraataque de la c煤spide se efectuar铆a as铆: en abril de 1958 una denominada Conferencia de los Consejos de Gesti贸n, en la que los cargos de los sindicatos y del POUP dominaban ampliamente; los consejos se convirtieron en un 贸rgano que captaba el descontento y serv铆a a la direcci贸n del Partido-Estado de bar贸metro y de v谩lvula de seguridad 鈥揜edacci贸n A l麓Encontre].

 

El documento del SKRO no era decididamente favorable a la atribuci贸n de un papel preponderante a los trabajadores en las tomas de decisi贸n. Una influencia de los trabajadores sobre las direcciones habr铆a representado un sistema de participaci贸n obrera funcionando bien. Esto habr铆a representado, sin duda, una mejora respecto a pr谩cticas anteriores, pero ciertamente no suficientes para responder a la atm贸sfera que reinaba en 1968, que reivindicaba un cierto grado de autogesti贸n.

 

Mientras que el documento del SKRO puede ser considerado como una declaraci贸n tecnocr谩tica importante, no existe equivalente, bajo la forma de una plataforma tan completa, de las posiciones democr谩ticas radicales. El documento del SKRO, en particular su 鈥渃oncepto de los dos tercios鈥, fue objeto de una protesta vigorosa tanto por parte de miembros de la intelligentsia como de fracciones de las y los trabajadores. A partir de la primavera de 1968, esta protesta inclu铆a la amenaza de huelga as铆 como paros ocasionales. La autogesti贸n era el denominador com煤n de toda esta actividad [de protesta].

 

Las y los periodistas, animadores de prensa y quienes ejerc铆an una actividad en el terreno de las ciencias sociales fueron los partidarios m谩s elocuentes de la autogesti贸n. El diario sindical, Pr谩ce, lanz贸 una cruzada a favor de esta idea, exigiendo para las y los trabajadores poderes m谩s amplios. La cuesti贸n que abri贸 el debate se presentaba sin equ铆voco, bajo esta forma: 驴鈥渃onsejos obreros o consejos de gestores鈥? 1/ (La numeraci贸n de las notas se refiere a esta segunda parte del art铆culo. La de primera parte en https://vientosur.info/spip.php?article14165 tiene su propia numeraci贸n ndt).

 

Posteriormente, los art铆culos que defend铆an la autogesti贸n se sucedieron uno tras otro, acompa帽ados de otros que se opon铆an a esta idea en t茅rminos que las y los trabajadores encontraron sin duda muy indigestos. Entre los principales abogados de la autogesti贸n figuraban Pavel Ernst, un joven economista proveniente del Instituto Econ贸mico de Ota Sik, y Dragoslav Slejska, el soci贸logo del mundo industrial. En otros lugares, Karel Kos铆k discuti贸 sobre la posici贸n de los trabajadores en el seno de la sociedad en una serie de ensayos con el t铆tulo de 鈥淣uestra presente crisis鈥 2/. Para 茅l, el establecimiento de consejos obreros representaba una condici贸n indispensable en la reconstituci贸n  3/ de la clase trabajadora como fuerza pol铆tica por entero.

 

La misma idea fue inscrita en un contexto pol铆tico a煤n m谩s amplio por Robert Kalivoda, un historiador de primera l铆nea, que insist铆a en la necesidad de conjugar formas de democracia indirecta, que el pa铆s estaba a punto de restablecer, con formas de democracia directa que 鈥渟er铆an gradualmente transformadas en autogesti贸n socialista鈥 4/. Los consejos obreros ser铆an una de las formas tomadas por la democracia directa. Kalivoda fue uno de los primeros en ligar modalidades democr谩ticas generales del pa铆s con sus implicaciones pol铆ticas sobre la forma en que las reformas econ贸micas eran puestas en pr谩ctica.

 

Ivan Svit谩k deplor贸 que sus colegas intelectuales descuidaran -en sus discursos p煤blicos- lo que representaban los derechos c铆vicos para las y los trabajadores  5/. A sus ojos, los derechos m谩s importantes deb铆an comprender el derecho a la huelga, el derecho a un sindicalismo fuerte as铆 como el derecho de los colectivos de trabajadores y trabajadoras a elegir las direcciones de las empresas.

 

En abril de 1968, el semanario Report茅r, uno de los peri贸dicos m谩s influyentes y mejores del pa铆s, public贸 una 鈥淐arta abierta a los trabajadores checoslovacos鈥 6/. El esp铆ritu de la carta consist铆a en un llamamiento a la constituci贸n de un movimiento de trabajadores que fuera hacia la autogesti贸n. Un cambio de personalidades en la c煤spide del Partido Comunista era algo bueno, pero no era suficiente para garantizar los progresos del movimiento de democratizaci贸n.

 

De quedarse ah铆, tendr铆a por 煤nico resultado la emergencia de una 鈥渘ueva oligarqu铆a burocr谩tica鈥, aunque fuera pluripartidista. Sin acciones obreras concretas, prosegu铆a la carta, incluso la nueva libertad de prensa no conducir铆a m谩s que a ser un 鈥渟imple adorno para un nuevo, 鈥渕谩s esclarecido鈥, sistema burocr谩tico鈥. Los 贸rganos obreros de autogesti贸n deben ser r谩pidamente elegidos, a fin de 鈥渁dministrar lo que pertenece leg铆timamente a los trabajadores鈥.

 

Del arroyo al r铆o naciente

 

En este estadio, conviene revisar cual era realmente la situaci贸n de las y los trabajadores. Hasta entonces, las reformas econ贸micas les hab铆an dado muy poco poder. En realidad hab铆an contenido el peligro de una gesti贸n empresarial desinhibida que estaba a煤n m谩s exacerbada por la ausencia de garant铆as sindicales. Las y los trabajadores hicieron demasiado a menudo la experiencia de decisiones de las direcciones de empresa dirigidas directamente en su contra; incluso cuando se produc铆a la introducci贸n de las reformas econ贸micas.

 

A veces se endurec铆an las normas de producci贸n sin que las y los obreros pudieran alegaran nada  7/. La explotaci贸n de las mujeres era particularmente dura, aunque este problema finalmente fue atenuado  8/. Y, por supuesto, exist铆a la cuesti贸n no despreciable del cierre de empresas o de ciertas producciones no rentables. De lejos, se trataba de un problema no solo econ贸mico, sino tambi茅n pol铆tico, social y humano. Sin embargo fue insuficientemente tratado, provocando as铆 amargura, angustia e inseguridad  9/.

 

Antes de la introducci贸n de las reformas, el sistema de direcci贸n econ贸mica era inadecuado, obsoleto y provocaba despilfarro. El obrero o la obrera sab铆a sin embargo cual era su lugar. 脡l o ella hab铆a logrado llegar a final de mes y a mediados de los a帽os 1960 comenzaba quiz谩s a gozar de las comodidades no esenciales m谩s sencillas. Las reformas econ贸micas [discutidas desde 1963 y de forma acentuada desde 1965] habr铆an significado una mejora de conjunto de las condiciones de existencia.

 

Sin embargo, a comienzos de 1968, no hab铆an sido introducidas de forma consistente. Despu茅s de a帽os de discusiones y despu茅s de m谩s de un a帽o de aplicaci贸n a escala nacional, los efectos positivos de las reformas sobre la vida de las personas ordinarias eran insignificantes. Al contrario, los precios de venta al detalle hab铆an subido ligeramente, pero de forma perceptible, igual que el grado general de inseguridad en t茅rminos de empleo. Por tanto no es sorprendente que las y los trabajadores adoptaran una actitud esc茅ptica de atentismo hacia las reformas  10/.

 

Las reformas no merec铆an menos. Su t铆mida puesta en marcha no era tanto por culpa de los reformadores como de las presiones pol铆ticas con las que deb铆an contemporizar. Las y los trabajadores conoc铆an las reformas por la experiencia que hac铆an de ellas en su puesto de trabajo. Apenas sab铆an -y no era posible dec铆rselo- que lo que viv铆an no era mas que la versi贸n mutilada y bastarda del programa original [de reformas].

 

Esta actitud atentista comenz贸 a cambiar en la primavera de 1968. En particular en Praga, los trabajadores y trabajadoras comenzaron a poder evaluar el conjunto de los efectos de los cambios en la direcci贸n del Partido, un poco m谩s tarde que las y los intelectuales mejor informados pero con la misma claridad.

 

Es todo un s铆mbolo que la verdadera naturaleza de esos cambios fuera hecha expl铆cita por el 煤nico verdadero amigo de las y los trabajadores en la direcci贸n del PCT, Josef Smrkovsky, en un texto publicado en enero de 1968 en Pr谩ce  11/. Era el comienzo de la aparici贸n de un arroyuelo de noticias que se convirti贸 pronto en un r铆o. Sin embargo, el arroyuelo por si mismo ya consegu铆a remover las f谩bricas. [Josef Smrkovsky jug贸 un papel importante en la resistencia contra la ocupaci贸n nazi en Praga; fue condenado a cadena perpetua en 1951, conjuntamente con el proceso Slansky; liberado en 1955, fue rehabilitado en 1963; fue uno de los dirigentes m谩s populares del PCC en 1968. El 9 de febrero de 1968, en otro art铆culo-programa, publicado en Rud茅 Prav贸, el diario del PCC, escrib铆a: 鈥淎hora bebemos clarificar las relaciones entre el partido y los 贸rganos del Estado, entre los 贸rganos del Estado y las empresas, entre los 贸rganos administrativos del Estado y la esfera econ贸mica, y entre el aparato y los 贸rganos elegidos. Si todas estas relaciones no son delimitadas de forma precisa y si no se establece correctamente su esfera en t茅rminos de derechos as铆 como la responsabilidad de los 贸rganos de tomas de decisi贸n particulares, no ser谩 posible mejorar la calidad de la gesti贸n o poner en marcha la exigencia de que todos y todas seamos responsables de nuestras acciones, de nuestro trabajo y de nuestras decisiones. El p煤blico debe saber no solo quien decide, sino tambi茅n qui茅n asume la entera responsabilidad de esas instancias seg煤n su nivel. Red. A l麓Encontre].

 

Por tanto, las trabajadoras y trabajadores intentaron recuperar inmediatamente el terreno perdido en beneficio de la burocracia en el curso de los a帽os precedentes as铆 como democratizar el movimiento obrero, cuya c煤pula, el Consejo Central de los Sindicatos (URO) era uno de los 贸rganos m谩s conservadores del pa铆s. En el curso de las primeras semanas de 1968, el URO recibi贸 alrededor de 1.600 resoluciones de secciones locales del ROH [sindicato] sobre la cuesti贸n de los derechos perdidos por las y los trabajadores, la estructura interna no democr谩tica del ROH as铆 como sobre las reticencias del URO para apoyar a Dubcek.

 

Desde marzo, las y los obreros se convirtieron en una fuerza pol铆tica independiente [La explosi贸n de las cr铆ticas se expres贸 de forma directa en la sesi贸n plenaria del URO, los d铆as 21 y 22 de marzo de 1968, Red A l麓Encontre]. Se movilizaban no solo en favor de la nueva direcci贸n nacional [del PCC] y a favor de la intelligentsia del pa铆s, sino que plantearon igualmente los jalones de reivindicaciones que ten铆an como objetivo ejercer un control sobre su entorno inmediato: las f谩bricas.

 

A trav茅s de reuniones de masas, de paros en el puesto de trabajo y de algunas huelgas, atrajeron la atenci贸n sobre las cuestiones concretas referidas al control de las empresas. En acciones ejemplares que suscitaban un inter茅s nacional extraordinario, las y los trabajadores de P铆sek, en Bohemia del Sur, hicieron huelga a prop贸sito de la fusi贸n y de la cesi贸n de empresas (lo que ten铆a un impacto directo y profundo sobre las ganancias de la empresa y por tanto sobre los salarios). Los mineros de Dubrava en Ostrava, en Moravia del Norte, obligaron a dimitir al director  12/. En aquellos momentos, esas cuestiones segu铆an siendo hasta prerrogativas de la burocracia econ贸mica central, pero las y los dem贸cratas radicales mantuvieron que las y los trabajadores deber铆an disponer de un control sobre estos 煤ltimos a trav茅s de los consejos.

 

En realidad, la existencia, el papel y el lugar de los consejos tambi茅n eran debatidos. A finales del mes de abril, estaban en marcha preparativos para constituir algunos en varios lugares. En ese momento, el Programa de Acci贸n del Partido Comunista [el Comit茅 Central del PCC lo adopt贸 el 5 de abril de 1968] asum铆a los consejos sin especificar, no obstante, su naturaleza. El documento del SKRO proporcionaba a las y los tecn贸cratas propuestas concretas para la organizaci贸n de los consejos en las f谩bricas: en particular las de CKD [Ceskomoravska-Kolben-Danek, empresa creada como consecuencia de una fusi贸n en 1927, nacionalizada en 1945; era el mayor complejo industrial de Praga] y a las de Skoda en Pilsen (otro gigante de la industria pesada de maquinaria, cuyas diversas filiales se consagraban a la producci贸n de armas, de medios de transporte colectivos, de coches, etc.).

 

Primera evoluci贸n de Ota Sik frente al atasco de sus reformas

 

El proceso preparatorio demandaba tiempo. Las primeras etapas abr铆an una nueva v铆a y los esfuerzos para constituir consejos eran examinados de cerca tanto por sus enemigos como por sus amigos. Sin embargo, no reinaba el t铆pico sentimiento de urgencia de los procesos similares que se desarrollaron en Polonia y Hungr铆a 12 a帽os antes. Era m谩s bien un sentimiento de responsabilidad hist贸rica el que dominaba, que requer铆a un planteamiento met贸dico y una gran prudencia.

 

Las propuestas para el consejo de CKD, uno de los primeros  13/, le atribu铆an poco m谩s o menos los mismos poderes que los que estaban esbozados en la versi贸n fuerte del documento del SKRO. Estaban fuertemente opuestas al 鈥渃oncepto de los tres tercios鈥 y llamaban a que el conjunto de trabajadores y trabajadoras de la empresa eligieran al consejo.

 

Las propuestas de las y los trabajadores de las f谩bricas CKD llegaban bastante m谩s lejos promoviendo aspectos autogestionarios propios de la idea de los consejos. Preve铆a un papel importante para la asamblea de la plantilla (un punto que ni siquiera se mencionaba en el documento del SKRO) y contemplaba 贸rganos de autogesti贸n en las f谩bricas particulares de la empresa. Otras medidas limitaban el mandato de miembro del consejo a tres a帽os y prohib铆an una reelecci贸n inmediata a fin de evitar la emergencia de una casta de 鈥渕iembros profesionales de los consejos鈥. La proposici贸n de las f谩bricas CKD llevaba la marca manifiesta de la experiencia yugoslava, en particular en lo que se refer铆a a su conciencia de los peligros que el consejo se convirtiera en un 贸rgano extra帽o a los trabajadores de los talleres. Uno de sus principales defensores era un joven t茅cnico, Rudolf Slansky hijo, cuyo padre fue una de las v铆ctimas m谩s conocidas de las purgas de los a帽os 1950.

 

El proyecto de las f谩bricas Skoda de Pilsen  14/ atribu铆a igualmente importantes poderes al consejo. Una fracci贸n importante del consejo deb铆a ser elegida por las y los empleados, aunque en otros aspectos, a diferencia de la propuesta CKD, apenas se preocupaba de la implicaci贸n directa de la plantilla en la autogesti贸n. La principal caracter铆stica en Skoda era la de la enunciaci贸n minuciosa de la separaci贸n de poderes: la estricta distinci贸n entre el consejo y la gesti贸n ejecutiva cotidiana.

 

La pol铆tica oficial del gobierno hacia los consejos era ambigua. Aunque el Partido Comunista asumiera formalmente la idea y fuera ampliamente discutida en el pa铆s, y aunque la cuesti贸n de los consejos se volvi贸 r谩pidamente una de las m谩s importantes del movimiento obrero, la posici贸n del gobierno nacional era tecnocr谩tica. Dirigido por Oldrich Cernik [primer ministro del 8 de abril de 1968 al 28 de enero de 1970], el gobierno fren贸 todo lo que pudo el desarrollo de los consejos. La 煤nica excepci贸n en el seno del gobierno era la de Ota Sik, nombrado primer ministro adjunto responsable de la introducci贸n de las reformas econ贸micas en abril de 1968. La evoluci贸n de sus ideas sobre los consejos a lo largo de la primavera es crucial para comprender c贸mo varias personas inclinadas por soluciones tecnocr谩ticas vieron las potencialidades obreras.

 

En sus escritos anteriores, Sik no se hab铆a pronunciado con fuerza a favor de la atribuci贸n a las y los trabajadores de un grado significativo de control, aunque se dio cuenta de que 茅stos deber铆an tomar en mayor o menor medida parte en las decisiones  15/. Sin embargo, a medida que las reformas eran aplicadas y que estaba personalmente implicado en su introducci贸n, comenz贸 a darse cuenta de los problemas pol铆ticos pr谩cticos a los que deb铆a hacer frente. La cuesti贸n de la configuraci贸n ideal de los poderes en el futuro, en el interior igual que en el exterior de las empresas, las estructuras objetivo de las reformas econ贸micas, por decirlo as铆, era una cosa. Otra totalmente diferente era la cuesti贸n inmediata; Sik se daba cuenta de ello, de la exclusi贸n r谩pida de direcciones y funcionariado ministeriales incompetentes. Estos 煤ltimos representaban sin duda el mayor obst谩culo a la puesta en marcha de las reformas y era algo muy improbable que se fueran por su propia voluntad. El empuj贸n necesario deb铆a venir de otra parte.

 

Esa era una de las razones por las que la idea de un consejo que dispusiera de una amplia representaci贸n de trabajadores y trabajadoras y con importantes responsabilidades en la contrataci贸n y el despido de los escalones superiores de las empresas se volv铆a atractiva, incluso para gente que era, por otra parte, poco inclinada a apoyar una alternativa autogestionaria democr谩tica radical. Independientemente de sus otros defectos, un consejo controlado por las y los trabajadores dispondr铆a del poder de expulsar a cargos incompetentes. Con esto en la cabeza, la reflexi贸n de Sik evolucion贸 progresivamente durante la primavera de 1968, en particular tras su nombramiento en el seno del gobierno, en el que se convirti贸 probablemente en uno de los pocos miembros realmente interesados en la puesta en pie de los consejos y que no cerraba los ojos ante las trabas puestas por sus colegas.

 

鈥淟a cuesti贸n m谩s controvertida de la primavera de 1968鈥

 

En el curso de los meses de abril y mayo la presi贸n para que se tomaran medidas decisivas en lo referido a los consejos sub铆a. El 19 de mayo, Josef Smrkovsky llamaba en el Rud茅 Pr谩vo a 鈥渆stablecer r谩pidamente 贸rganos democr谩ticos en las f谩bricas鈥. El d铆a siguiente, Sik esboz贸 un proyecto detallado de las tareas inmediatas para una sana pol铆tica econ贸mica. En este contexto, plante贸 propuestas que eran hasta entonces las m谩s detalladas sobre la estructura y el funcionamiento de los consejos  16/.

 

Sik reconoc铆a que exist铆an ideas seg煤n las cuales 鈥渓a mayor铆a de los miembros de los consejos deb铆an ser nombrados por los 贸rganos centrales鈥 (lo que ten铆a la preferencia de los bur贸cratas) al mismo tiempo que hab铆a 鈥渃iertas tendencias a una estimulaci贸n del capitalismo鈥 (es decir el concepto de los gestores). Sin embargo, deb铆a tomarse una v铆a diferente. Sik propuso el t茅rmino de consejos obreros para los 贸rganos que estaban por encima de las direcciones de empresa. Un t茅rmino se qued贸.

 

Los poderes que Sik contemplaba para los consejos no eran imponentes, pero justo un poco m谩s desarrollados que los previstos por el modelo d茅bil del documento del SKRO. El punto importante, sin embargo, resid铆a en el papel decisivo que los trabajadores y trabajadoras jugaban en ellos, en la elecci贸n de los consejos as铆 como el poder del consejo sobre las decisiones de los miembros de las : la cuesti贸n m谩s controvertida de la primavera de 1968.

 

En menos de dos o tres meses, la posici贸n de Sik sobre los consejos hab铆a cambiado considerablemente. Al comienzo, sosten铆a el 鈥渃oncepto de los dos tercios鈥, implicando una representaci贸n m铆nima de las y los trabajadores. Llamaba ahora a que los consejos fueran en una mayor铆a decisiva elegidos en las empresas. Inicialmente no contemplaba que los consejos dispusieran mas que de un poder simb贸lico, y ahora propon铆a poderes, ciertamente limitados, pero reales. M谩s importante a煤n: logr贸 forzar la mano del gobierno. Dos semanas despu茅s de haber difundido sus propuestas, el gobierno las aprob贸 sin gran cambio de las l铆neas directrices para el establecimiento de consejos obreros  17/. Las f谩bricas ten铆an ya la luz verde que esperaban.

 

La evoluci贸n de los puntos de vista de Sik se hizo en un contexto de presiones de la actividad pr谩ctica, como reacci贸n a sus esfuerzos para llevar las reformas econ贸micas a la realidad. Esta evoluci贸n ilustra un fen贸meno bastante m谩s amplio: la erosi贸n de las posiciones liberales y tecnocr谩ticas en el curso de la primavera de Praga. A medida que pasaban los meses, los defensores de sus posiciones se dirigieron bien hacia la democracia radical o bien volvieron a la burocracia: un proceso que fue formidablemente acelerado por la invasi贸n.

 

En s铆, la invasi贸n tuvo un efecto directo m铆nimo sobre los consejos. Cualesquiera que fuesen los motivos de la invasi贸n, la puesta en pie de los consejos (que comenzaba apenas) no era uno de ellos. Los numerosos ataques de la prensa sovi茅tica contra la evoluci贸n de la situaci贸n en Checoslovaquia no mencionaron una sola vez los consejos. La invasi贸n fue regularmente caracterizada como un brillante 茅xito militar pero un asombroso fracaso pol铆tico: en otros t茅rminos, que de forma sorprendente muy poco cambi贸 en la vida pol铆tica del pa铆s en su estela inmediata.

 

Por supuesto, las libertades pol铆ticas fueron un poco ro铆das, pero numerosos procesos fundamentales prosiguieron sin ser afectados, incluso en lo que concierne a las reformas econ贸micas (y los consejos).

 

Si la Primavera de Praga continu贸 durante el oto帽o de 1968 sin modificaci贸n sustancial, apareci贸 una conciencia nueva de sus l铆mites. Las tropas estaban en el pa铆s y la Uni贸n Sovi茅tica iba finalmente a aportar una resoluci贸n al impasse pol铆tico.

 

Las viejas fuerzas burocr谩ticas que estaban pr谩cticamente derrotadas antes de la invasi贸n, recibieron un est铆mulo y un apoyo directos. Los meses que siguieron fueron un per铆odo de enfrentamiento directo entre esas fuerzas burocr谩ticas y las masas populares que se situaron al lado de las y los dem贸cratas radicales.

 

Los consejos tras la invasi贸n

 

La lucha no se daba ya entre conservadores y diferentes tipos de progresistas: se trataba ya de una lucha m谩s clara entre la revoluci贸n y la contrerrevoluci贸n. El espacio para una v铆a intermedia, para algunas reformas al margen de un movimiento revolucionario se reduc铆a r谩pidamente. Tras la invasi贸n [en la noche del 20 al 21 de agosto de 1968], las y los reformadores tecn贸cratas y liberales eran anacr贸nicos. Quedaron atrapados entre dos sillas: intentando enfrentarse a las presiones de las fuerzas burocr谩ticas y de la Uni贸n Sovi茅tica a la vez que intentaban poner en marcha las reformas, aisl谩ndose del apoyo popular, democr谩tico radical, esencial para su defensa. La primavera de Praga no pod铆a proseguir durante el oto帽o mas que en la medida en que la participaci贸n popular masiva se mantuviera.

 

Las posiciones liberales y tecnocr谩ticas se desgastaban en esa medida. La gente favorable a una v铆a intermedia se inclinaba cada vez m谩s bien hacia una posici贸n burocr谩tica, bien hacia una democr谩tica radical. La nueva situaci贸n iluminaba el conjunto de la primavera de Praga con una luz nueva y penetrante, mostrando que hab铆a sido siempre una lucha entre la burocracia y las masas. Quienes cre铆an en simples reformas para el pueblo, como una opci贸n permanente y estable, quedaron presos de sus ilusiones. Tras la invasi贸n, deb铆an elegir: era una u otra. No hab铆a otra opci贸n.

 

Un n煤mero no despreciable de dirigentes de la primavera de Praga se dio cuenta de ello bastante r谩pidamente. Hubo quienes comenzaron a moderar sus cr铆ticas a la invasi贸n con la esperanza de que ser铆an aceptados por las fuerzas burocr谩ticas. Entre quienes lo hicieron hubo quien lo logr贸 y form贸 parte del r茅gimen de post-Dubcek. Hubo quien no lo logr贸: aunque estuvieran tentadas, las fuerzas burocr谩ticas no estaban dispuestas a aceptarles. Para otra gente, la invasi贸n represent贸 una experiencia desgarradora que les llev贸 a ligar irrevocablemente su suerte a la posici贸n radical democr谩tica. Esto les llev贸 a revisar su posici贸n sobre los consejos.

 

Tras la invasi贸n, los consejos permanecieron como un elemento en la jerarqu铆a administrativa de las empresas; sin embargo ahora eran bastante m谩s importantes en sus papeles de garantes de la democracia industrial. Tras la invasi贸n, se hizo esencial salvaguardar cada forma de democracia que hab铆a podido desarrollarse en el curso de la primavera de Praga. La v铆a del pluralismo pol铆tico estaba ya cerrada. Por consiguiente, la transformaci贸n de las f谩bricas en bastiones de la democracia econ贸mica -v铆a consejos- se convirti贸 en la principal prioridad. A partir de entonces, incluso antiguas personas liberales y tecn贸cratas que se sumaron a las dem贸cratas radicales se daban cuenta de la importancia pol铆tica de los consejos.

 

La firme defensa de los consejos por las personas dem贸cratas radicales fue contrarrestada por la indiferencia y la negligencia de quienes tend铆an en direcci贸n de los bur贸cratas. Entre estos 煤ltimos, el conjunto del gobierno checoslovaco, que perdi贸 algunos de sus miembros, entre ellos Ota Sik, tras la invasi贸n. En septiembre, el primer ministro Oldrich Cernik declar贸 que la puesta en marcha de las reformas econ贸micas continuar铆a, pero insisti贸 con una prudencia exagerada que 鈥渢odas las medidas, como la reorganizaci贸n de las empresas, su integraci贸n, la puesta en pie de forma experimental de los consejos, deben ser cuidadosamente examinadas. Estas experiencias deben, en particular, ser enteramente evaluadas y sus principios generales deben ser mejor clarificados鈥 18/.

 

La s煤bita insistencia de Cern铆k sobre la naturaleza experimental de los consejos era descorazonadora, y su demanda de una completa evaluaci贸n, enga帽osa. Las discusiones ulteriores sobre los consejos subrayaron claramente el hecho de que su mandato era para varios a帽os; en particular, porque sus objetivos a largo plazo no permit铆an, en un cierto tiempo, una evaluaci贸n de conjunto de este aspecto de sus tareas [Los estatutos -en lo esencial provisionales- preve铆an la duraci贸n del mandato de los miembros elegidos por 4 a帽os, reelegibles. Red A l麓Encontre]. Evidentemente no era posible evaluar un pu帽ado de consejos tras solo algunos meses de existencia. Su n煤mero era en efecto d茅bil: en septiembre de 1968, solo 19 consejos funcionaban efectivamente.

 

Los verdaderos motivos del ataque contra la acci贸n de los consejos se encontraban en otra parte. El n煤mero limitado de los consejos hac铆a de ellos un fen贸meno insignificante, con tal de que no se crearan otros r谩pidamente. En comparaci贸n con los 19 consejos existentes en septiembre, el 1 de octubre comenzaron a funcionar otros 143 y estaba previsto que otros 117 fueran creados antes del nuevo a帽o de 1969  19/. La inquietud de las nuevas fuerzas burocr谩ticas en v铆a de cristalizaci贸n ten铆a que ver m谩s con el futuro que con las pr谩cticas pasadas.

 

Los consejos: los debates sobre su estatus y funcionamiento

 

La indiferencia y la negligencia del gobierno se transformaron progresivamente en tentativas activas para frenar la constituci贸n de nuevos consejos. A finales de octubre [24 octubre], el gobierno decidi贸 鈥渜ue no era apropiado proseguir esta experiencia鈥 20/. Se trataba ah铆 de la tentativa m谩s determinada de librarse de los consejos, cuyo n煤mero crec铆a r谩pidamente. [El 31 de mayo de 1969, el gobierno, en una declaraci贸n, atrasaba a una fecha indeterminada la adopci贸n de la 鈥渓ey sobre las empresas socialistas鈥. Ver m谩s adelante. -Red A l麓Encontre].

 

La decisi贸n fue interpretada como un retroceso respecto a uno de los principios de base de las reformas econ贸micas as铆 como del Programa de Acci贸n del PCC. Como reacci贸n, los sindicatos inundaron al URO y al gobierno con resoluciones de protesta. Sus disposiciones fueron fielmente reflejadas en Pr谩ce, el diario sindical, as铆 como en el resto de la prensa democr谩tica radical. La presi贸n oblig贸 a Cern铆k a dar marcha atr谩s y a declarar que todo el asunto no era mas que un 鈥渕alentendido鈥 21/. La posici贸n del gobierno estaba siendo sin embargo ignorada ampliamente. Tras un pico en la creaci贸n de nuevos consejos en septiembre, la ola fue menor en octubre y noviembre, lo que reflejaba la ambivalencia del gobierno.

 

En diciembre, no obstante, hubo un nuevo pico: ese mes se cre贸 un mayor n煤mero de consejos que durante los dos precedentes. La lucha descarnada sobre los consejos era una caracter铆stica del conjunto de la pol铆tica postinvasi贸n.

 

Seg煤n las mejores estimaciones disponibles  22/, en enero de 1969 de estaban activos 120 consejos. El departamento de sociolog铆a industrial del Instituto Checo de Tecnolog铆a de Praga, que estaba bajo la responsabilidad de Milos B谩rta [que hab铆a publicado un estudio titulado 鈥淟os Consejos obreros como movimiento social鈥 en la revista del Comit茅 Central del PCC-VIII, 1968, Nov谩 Mysl -El nuevo esp铆ritu -Red. A l麓Encontre], reuni贸 informaci贸n sobre 95 de ellos. De esta muestra, 69 estaban activos en la industria manufacturera (38 en el sector de m谩quinas, 14 en la industria de consumo, 7 en la producci贸n de productos alimentarios, 6 en la industria qu铆mica y 2 en la energ铆a y las minas), 11 en la construcci贸n, 6 en los peque帽os establecimientos controlados localmente, 4 en la agricultura y 1 en los transportes. Comit茅s preparatorios exist铆an en al menos 61 empresas suplementarias  23/. Otros consejos se formaron a lo largo de la primavera de 1969 y, a finales de junio, se informaba de la existencia de 300 consejos y de 150 comit茅s preparatorios  24/.

 

En enero de 1969, los consejos representaban a m谩s de 800.000 personas, es decir, m谩s de la sexta parte de la fuerza de trabajo exceptuando la agricultura. Su prestigio aumentaba por el hecho de que hab铆a consejos en el seno de algunas de las empresas m谩s grandes y prestigiosas: en Skoda en Pilsen, en las f谩bricas metal煤rgicas NHKG en Ostrava, en Moravia del Norte, en Slovnaft Bratislava, en las f谩bricas qu铆micas VChZ en Pardubice, en Bohemia del Este, en la AZNP de Mlad谩 Boleslav, en Bohemia central, fabricante de autom贸viles, en la CZM en Strakonice, en Bohemia del Sur, produciendo motos, etc.

 

Sin embargo, incluso en su punto m谩s alto, en enero de 1969, los consejos estaban a煤n en pa帽ales. Los m谩s antiguos solo exist铆an desde hac铆a apenas seis meses. Una imagen general de los consejos trata inevitablemente de forma m谩s detallada sobre las etapas que llevan a su constituci贸n, la elecci贸n y la composici贸n de estos 煤ltimos mientras que las informaciones que tratan sobre sus actividades concretas son desiguales.

 

Las indicaciones sobre las etapas preparatorias documentan hasta qu茅 punto el movimiento obrero se identificaba con la idea de los consejos. Hab铆a algunas reticencias e incertidumbres, en particular como consecuencia de la invasi贸n, y el ROH fue el motor principal en la constituci贸n de los consejos, en no menos del 86% de los casos. Las tareas del comit茅 preparatorio comprend铆an habitualmente la redacci贸n de un estatuto del consejo as铆 como reglas y procedimientos de elecci贸n -todo esto, en la medida de lo posible, en discusi贸n permanente con el colectivo entero de las y los trabajadores.

 

El estatuto del consejo esbozaba la extensi贸n de sus poderes. Una revisi贸n de los estatutos disponibles revela que todos los consejos inclu铆an el derecho a decidir sobre dos cuestiones fundamentales: la del personal de direcci贸n y su remuneraci贸n; las cuestiones estatutarias de la empresa: su fusi贸n con otras empresas, la subdivisi贸n de la empresa, etc. En la medida en que los consejos se discut铆a por primera vez, la atenci贸n prestada a estas cuestiones figuraba en primera fila, tanto de los te贸ricos como de las y los trabajadores, como muestran los casos de las minas de Dukla y de la f谩brica de P铆sek.

 

M谩s all谩 de esta base com煤n, igual que para toda cuesti贸n concerniente a los consejos, las variaciones eran considerables. Ciertos estatutos limitaban la autoridad del consejo a solo esas dos dimensiones. Otras cuestiones clave de la administraci贸n de la empresa deb铆an ser discutidas y evaluadas por el consejo, pero la decisi贸n final correspond铆a a la direcci贸n. (Se trataba ah铆 del modelo limitado de los consejos, siguiendo estrechamente las l铆neas directrices emitidas por el gobierno en junio de 1968). Otros estatutos atribu铆an al propio consejo la decisi贸n en 煤ltima instancia en cuestiones esenciales de la gesti贸n de la empresa (se trataba ah铆 del modelo fuerte de los consejos, siguiendo el ejemplo de las f谩bricas Skoda en Pilsen).

 

Las elecciones se prepararon en todas partes con mucho cuidado y atenci贸n. Las disposiciones concretas variaban, como la que intentaba saber si las y los trabajadores elegir铆an en bloque a los miembros del consejo o si habr铆a demarcaciones electorales, o una combinaci贸n de los dos, si habr铆a elecciones a dos vueltas, etc. Todas las elecciones, sin embargo, se celebraron por voto secreto. Hab铆a que estar empleado desde hac铆a un cierto per铆odo (entre tres meses y un a帽o) para poder votar, una medida que intentaba asegurar una cierta familiaridad con los problemas de la empresa. Hab铆a que estar empleado desde hace m谩s tiempo, hasta cinco o siete a帽os, para poder ser elegido al consejo. Esta disposici贸n provoc贸 controversias: si bien esta medida exclu铆a a los candidatos cuyos conocimientos de la empresa eran escasos, era desventajosa para las y los j贸venes.

 

Las y los candidatos pod铆an ser nominados por los diversos 贸rganos de empresa, en particular la secci贸n del ROH y la c茅lula del PCT. Sin embargo, se trataba con el mayor cuidado que las y los candidatos provinieran de los talleres y que fueran designados por los propios equipos de trabajadores y trabajadoras. Cuando fueron interrogados sobre este tema, el 97% de las y los presidentes de los consejos estaban convencidos de que en su empresa, esta posibilidad hab铆a sido muy elevada o incluso ilimitada.

 

En lo que se refiere a la composici贸n de los consejos, las y los empleados de la empresa pod铆an elegir entre dos tercios y cuatro quintos de los esca帽os  25/. Solo excepcionalmente todos los miembros del consejo eran elegidos por los empleados de la empresa, pero eran minoritarios solo en un caso. Por tanto, el concepto de los tres tercios fue resueltamente rechazado en la pr谩ctica.

 

Una minor铆a de los miembros de los consejos eran reclutados en el exterior: representando a los ministerios, a los bancos o aportando la apreciaci贸n independiente de universidades o institutos de investigaci贸n. Algunos estatutos permit铆an al director de la empresa ser elegido al consejo, o hac铆an de 茅l un miembro ex officio (resultante de su funci贸n). Sin embargo, ah铆 se trataba de una excepci贸n, lo que subrayaba el rechazo general de los conceptos tecnocr谩ticos que se hab铆an revelado bastante populares en las discusiones anteriores de los expertos miembros del SKRO.

 

Sobre las y los electos en los consejos

 

驴Qu茅 tipo de personas eran elegidas? El n煤mero de mujeres representantes era desolador por su escasez: apenas ocupaban el 4% de los esca帽os. En lo que concierne a la edad, alrededor del 70% de todos los miembros de los consejos pertenec铆a a la fracci贸n de los 35-49 a帽os, considerada la m谩s favorable para ocupar una funci贸n dirigente. Un poco m谩s de la mitad eran miembros del PCC.

 

La composici贸n profesional de los miembros de los consejos era sin embargo sorprendente. El 70% del total proven铆a de los equipos t茅cnicos o de la direcci贸n intermedia. En revancha, los cuellos azules (trabajadores y trabajadoras manuales) ocupaban un poco menos de un cuarto de todos los esca帽os. El equilibrio se inclinaba a favor del equipo administrativo. Solo excepcionalmente los cuellos azules eran mayoritarios  26/. En consecuencia, la formaci贸n de los miembros de los consejos de trabajadores era como media superior a la de los directores de las empresas: el 29% dispon铆a de una educaci贸n superior, mientras que en 1966 este porcentaje era del 20% entre los directores.

 

La composici贸n de los consejos es instructiva desde m谩s de un punto de vista. No existe ninguna duda sobre que la selecci贸n de los candidatos y las elecciones al consejo fueron abiertas y libres; sus resultados hay que tomarlos al pie de la letra. Las y los empleados ten铆an el sentimiento de que sus intereses como copropietarios y como empresarios estar铆an mejor servidos eligiendo a personas altamente cualificadas: cuellos blancos. La distinci贸n entre empleados en tanto que copropietarios y empleados en tanto que empleados es importante: cuando los intereses de estos 煤ltimos estaban en juego -en la elecci贸n de los responsables del ROH (sindicato)- las y los trabajadores votaban por personas de su especie. La disponibilidad de los trabajadores a estar representados por la intelligensia t茅cnica proporciona una indicaci贸n suplementaria sobre la forma en que la brecha entre las dos capas (en el caso de que hubiera existido tal brecha) se hab铆a reabsorbido a lo largo del a帽o 1968.

 

Frecuentemente, las personas provenientes de los equipos t茅cnicos que fueron elegidas ten铆an un pasado de enfrentamiento con las direcciones burocr谩ticas  27/. En fin, esta configuraci贸n electoral indica la importante estima en la que las y los trabajadores colocaban a la educaci贸n y la competencia profesional. Las y los defensores de la autogesti贸n afirmaron a menudo que hab铆a una diferencia fundamental entre la calidad de la clase trabajadora en Checoslovaquia y en los dem谩s pa铆ses en los que consejos de trabajadores hab铆an sido introducidos, en particular Yugoslavia; una diferencia basada en la larga tradici贸n industrial del pa铆s as铆 como en los est谩ndares culturales y educativos m谩s elevados de las y los trabajadores checoslovacos. Estas diferencias, que incluyen la alta consideraci贸n de la educaci贸n, se tradujeron en las preferencias concedidas a las y los candidatos a los consejos.

 

Los efectos, buenos o malos, de la presencia de los cuellos blancos en los consejos solo habr铆an podido ser evaluados por la experiencia. La ventaja de consejos altamente cualificados era manifiesta, en particular en un contexto en el que los principales problemas que deb铆an afrontar los consejos eran guiar con 茅xito a las empresas en la entrada de las condiciones del mercado.

 

Sin embargo, ciertos observadores eran conscientes de los peligros potenciales representados por la representaci贸n distorsionada de los consejos.

 

Por ejemplo, Dragoslav Sleska pensaba que tras un per铆odo inicial de consolidaci贸n del sistema de autogesti贸n, las diferencias persistentes entre los cuellos azules y los equipos t茅cnicos saldr铆an a la superficie y representar铆an un problema. 鈥淟os miembros del consejo salido de la intelligentsia t茅cnica no apreciar谩n siempre la percepci贸n de esta contradicci贸n por las y los trabajadores, quienes, a su vez, no comprender谩n siempre el planteamiento del personal t茅cnico鈥. Slejska esperaba 鈥渢entativas de manipulaci贸n de los 贸rganos de autogesti贸n hacia una direcci贸n tecnocr谩tica鈥, o incluso en direcci贸n a la burocracia  28/.

 

Milos Barta, por su parte, ve铆a peligros en el desarrollo de la tecnocracia -en particular en casos en los que el estatuto del consejo no tratara sobre la responsabilidad del consejo ante el conjunto de las y los trabajadores de la empresa (un punto que hab铆a sido muy fuertemente subrayado en la proposici贸n de las f谩bricas CKD de Praga).

 

Hab铆a tambi茅n quien estimaba que la necesidad para personas expertas de participar en los consejos fue completamente exagerada  29/, y que la preponderancia de personal t茅cnico no era sino una respuesta temporal a la lamentable gesti贸n existente de las empresas. Una vez que esta 煤ltima mejorara, la atenci贸n de los consejos se desplazar铆a, lo que se traducir铆a por una modificaci贸n de la composici贸n de los consejos, que se parecer铆a entonces m谩s a la composici贸n de los colectivos de trabajo  30/.

 

La contrarrevoluci贸n

 

Las actividades de los consejos depend铆an enormemente de las condiciones locales as铆 como de las relaciones concretas entre el consejo y las direcciones: para un gran n煤mero de sus tareas, el consejo deb铆a depender de las informaciones proporcionadas por las direcciones, cuando no de un apoyo activo, al menos en su fase inicial de existencia.

 

Las actividades concretas tomaron su tiempo para ponerse en marcha. Los consejos esperaban con impaciencia la aprobaci贸n de la Ley Socialista de las Empresas que dar铆a una base legal a sus decisiones  31/. En diciembre de 1968, parece que solo 46 de los 140 consejos existentes estaban desarrollando una 鈥渁ctividad pr谩ctica鈥 32/.

 

Es interesante subrayar lo que los consejos m谩s antiguos consideraban 煤til, y sin duda en qu茅 actividades estuvieron comprometidos, como revelan las recomendaciones que esos consejos proporcionaban a quienes acababan de ser elegidos. En abril de 1969, su atenci贸n estaba centrada en particular en estos aspectos  33/: trabajar para familiarizarse con la situaci贸n econ贸mica de la empresa as铆 como con su historia reciente; discutir las previsiones de las direcciones sobre el futuro desarrollo de las empresas as铆 como someterles proposiciones alternativas en caso de que fuera necesario; evaluar las ventajas de los lazos organizativos actuales con otras empresas y considerar eventuales alternativas; abordar la cuesti贸n de los acuerdos de producci贸n que la empresa deb铆a concluir con su ministerio de tutela y que deb铆an reemplazar al antiguo plan de producci贸n; delegar representantes a los 贸rganos econ贸micos superiores as铆 como a la Uni贸n de Fabricantes de la industria en cuesti贸n.

 

El an谩lisis de la situaci贸n de la empresa era sin duda la tarea inmediata m谩s importante de cada consejo, conjuntamente a la evaluaci贸n sobria del futuro de 茅sta. El propio acto de examinar la estructura de una direcci贸n revelaba frecuentemente insuficiencias estridentes.

 

Pavel Ernst, un defensor de primera l铆nea de los consejos, observaba que 鈥渇recuentemente, los consejos han descubierto defectos muy importantes en los est谩ndares de la gesti贸n, tales como una coordinaci贸n desesperadamente inadecuada entre las diferentes ramas de la empresa, una ausencia de proyecci贸n a largo plazo, decisiones caprichosas de inversi贸n de capitales tomadas por la direcci贸n, etc.鈥 34/. Las decisiones en materia de personal figuraban en primera l铆nea de la lista de los reformadores econ贸micos y es lo primer que fue abordado, por ejemplo, en las f谩bricas Skoda de Pilsen. En la mayor parte de los casos, sin embargo, los consejos confirmaron a las direcciones en sus funciones. Seg煤n un informe, solo seis puestos de director fueron objeto de revocaci贸n  35/.

 

Aqu铆 tambi茅n, los consejos esperaban la aprobaci贸n de la Ley sobre las Empresas Socialistas. Este elemento legislativo clave habr铆a ofrecido una protecci贸n legal a su actividad as铆 como legitimidad a su existencia. La Ley fue el tercer documento de importancia en ser emitido por las franjas favorables a las soluciones tecnocr谩ticas en el curso del a帽o 1968 que afectaban a los consejos. El primero era el documento del SKRO mientras que el segundo correspond铆a a las l铆neas directrices sobre la creaci贸n de los consejos emitidas por el gobierno en junio. Gracias a la influencia de Sik el cursor de las l铆neas directrices estaba m谩s cercano al esp铆ritu de la autogesti贸n que el documento del SKRO. Esta tendencia, el alejamiento de las soluciones tecnocr谩ticas y el movimiento en direcci贸n a los planteamientos democr谩ticos radicales, progres贸 a煤n m谩s con el proyecto de la Ley sobre las Empresas Socialistas, que habr铆a aumentado a煤n m谩s la representaci贸n de las y los empleados en el seno de los consejos as铆 como los poderes de estos 煤ltimos  36/.

 

Aspectos importantes de la Ley fueron criticados por dem贸cratas radicales y, en particular, por consejos ya puestos en pie (que se reunieron en enero de 1969 en Pilsen para una reuni贸n nacional de una importancia considerable). En su conjunto, la ley era sin embargo aceptable para ellos. Estaba previsto que fuera promulgada en marzo de 1969, cuando se encontr贸 con una oposici贸n inesperada.

 

En enero de 1969, Checoslovaquia se convirti贸 en una rep煤blica federal compuesta por dos entidades: las rep煤blicas de Chequia y Eslovaquia, cada una de ellas con su gobierno. En febrero, el gobierno checo desvel贸 su propia apreciaci贸n de los consejos: se revel贸 m谩s bien alarmante  37/. El gobierno checo propuso la aplicaci贸n de los rasgo mas tecnocr谩ticos del documento del SKRO: el concepto de los tres tercios (dando a las y los trabajadores una representaci贸n insignificante en el seno de los consejos) as铆 como el modelo simb贸lico (no dando ning煤n poder a los consejos), lo nadie hab铆a jam谩s tomado en serio.

 

Le sigui贸 un debate p煤blico extra帽o. De un lado, el gobierno checo, al que se le sum贸 el gobierno eslovaco as铆 como una fracci贸n importante de la burocracia econ贸mica. Del otro, defendiendo la Ley de las Empresas Socialistas tal como estaba en el proyecto, el movimiento obrero unificado y las y los dem贸cratas radicales. El gobierno federal checoslovaco y la direcci贸n nacional del PCC se mantuvieron al margen. Tras un debate de varias semanas, la oposici贸n del movimiento obrero se mostr贸 determinante y el gobierno checo perdi贸 la partida.

 

La victoria del movimiento obrero fue formidable. La Ley fue objeto de un debate p煤blico sin precedentes. Jam谩s, en la memoria reciente, un proyecto de Ley fue debatido con tal intensidad.

 

Solo hab铆a un problema que transform贸 la victoria de las y los dem贸cratas radicales en una victoria p铆rrica: el problema del tiempo. En el curso de la controversia, la adopci贸n de la ley se retraso inexorablemente. El primer trimestre del a帽o 1969 hab铆a pasado y ninguna ley llegaba al Parlamento. Mientras tanto, el pa铆s fue atravesado por nuevos acontecimientos. Un conjunto de fuerzas burocr谩ticas, conservadoras y neoestalinistas se hicieron cada vez m谩s activas. Las tensiones en el pa铆s aumentaron. Y, en abril, en el momento preciso en que el movimiento obrero acababa de lograr su victoria contra el gobierno checo, la burocracia logr贸 su batalla m谩s importante sobre la gente dem贸crata radical: Alexander Dubcek fue expulsado de su puesto de primer secretario del PCC.

 

La ascensi贸n de Gustav Husak como nuevo dirigente del PCC fue conjugada al decisivo intento de absorber la invasi贸n en el plano pol铆tico, varios meses despu茅s de la propia invasi贸n. Hab铆a que liquidar todas las conquistas de la primavera de Praga. Para ello se utilizaron varios m茅todos, en diferentes dominios.

 

Las voces dem贸cratas radicales m谩s fervientes en la prensa y en ciertas organizaciones fueron pura y simplemente reducidas al silencio. En otras organizaciones se organiz贸 un golpe interno. Los consejos no fueron los primeros en ser atacados: de hecho, por un tiempo a煤n, se concedi贸 un apoyo formal a la necesidad de la adopci贸n de la Ley sobre las Empresas Socialistas. Su existencia se prolong贸 varios meses en un vac铆o poco confortable. No hab铆a ya ninguna verdadera intenci贸n de aprobar la ley.

 

Derrotar la ley, una operaci贸n en la que la oposici贸n tecnocr谩tica del gobierno checo era responsable en gran medida, consum贸 la transici贸n de lo que quedaba de las fuerzas tecnocr谩ticas del campo progresista -en el que hab铆an tenido sus primeras experiencias en los a帽os sesenta- hacia el del sector conservador. Conviene subrayar que la Ley sobre las Empresas Socialistas fue una de las raras medidas de la primavera de Praga que al abrigo de las cr铆ticas sovi茅ticas. Incluso si la direcci贸n del pa铆s post-invasi贸n estaba dispuesta a apaciguar a la URSS de todas las formas posibles, no hab铆a ninguna raz贸n externa para asfixiar los consejos.

 

Sin embargo, la l贸gica interna de la posici贸n tecnocr谩tica y sus consecuencias pol铆ticas hicieron esto inevitable. Sin publicidad, sin medio de comunicaci贸n leg铆timo en su seno y sin poder, los consejos no pod铆an hacer gran cosa en la nueva atm贸sfera contrarrevolucionaria. En el curso del verano de 1970, el ministerio checo de la industria los prohibi贸 completamente.

 

Notas

 

1/  Pr谩ce, 2/04/1968

 

2/  Liter谩ni Listy n潞 9 (1968). Uno de los art铆culos fue traducido al ingl茅s y publicado en el n煤mero 13 de la revista Telos (oto帽o de 1972), p. 30-33 [texto traducido al franc茅s y publicado en alencontre.org]

 

3/  Rud茅 pr谩vo, 3 mai 1968; Liter谩ni listy n掳 11 (1968).

 

4/  Ivan Svit谩k, The Czechoslovak Experiment (New York, 1971), p. 68-75. [Publicaremos algunos extractos en alencontre.org (y en vientosur.info)]

 

5/  Report茅r n掳 19 (1968). Algunos extractos han sido publicados en Andrew Oxley et al., Czechoslovakia 鈥 The Party and the People (New York, 1973), p. 193-196. La carta fue redactada por Karel Bartosek, un renombrado historiador de opiniones influyentes en la nueva izquierda.

 

6/  Para dos ejemplos, Pr谩ce, 25 mayo de 1968 y 4 julio de 1968.

 

7/  Cf. los conmovedores informes de Edna Kriseov谩 en Report茅r n掳 1 (1968) y en el n煤mero 10 de Liter谩rn铆 listy (1968) as铆 como Marie Kub谩tov谩 en el n煤mero 19 de Liter谩rn铆 listy (1968). Para un informe sobre el paro entre las mujeres en Ostrava, ver Pr谩ce, 23 noviembre 1968.

 

8/  Cf. Pr谩ce, 10 de febrero de 1968, sobre las consecuencias del cierre de una mina cerca de Duchcov, en Bohemia Norte. Una tercera parte de los mineros tuvieron que abandonar la mina, con grandes p茅rdidas salariales.

 

9/  Para un buen an谩lisis de estas cuestiones, ver V谩clav Holesovsky, 鈥淐zechoslovak Labor Pains鈥, East Europe n掳 17 (mayo 1968), p. 21-26

 

10/  Pr谩ce, 21 enero 1968

 

11/  Para los acontecimientos en Pisek, ver Hospod谩rsk茅 noviny, n掳 1 ? et 13 (1968) y Rud茅 pr谩vo, 27 marzo 1968. Para los acontecimientos en la mina Dukla, ver Rud茅 pr谩vo, 9 de mayo de 1968. He visto en la prensa nacional y en algunos peri贸dicos locales la menci贸n a alrededor de 30 huelgas, paros y amenazas de huelga.

 

12/  Fue publicado en franc茅s, acompa帽ado de un informe sobre su historia redactado por Rudolf Slansky hijo, en Autogesti贸n n. 7 (diciembre 1968), p.39-56.

 

13/  Odbory a spole?nost n掳 5-6 (1968), p. 106-110.

 

14/  As铆, en 1963, escrib铆a que 鈥渓os propios productores no pueden tomar parte en el trabajo de gesti贸n con un grado de conocimientos suficiente, su participaci贸n en la gesti贸n est谩 restringida por las horas de trabajo relativamente largas as铆 como por su campo de conocimientos, m谩s bien estrecho鈥. Cf. Ota Sik, Plan and Market under Socialism (White Plains, New York, 1967), p. 120.

 

15/  Rud茅 Pr谩vo, 22/05/1968, extractos publicados en Oxley, op.cit. p. 199-201.

 

16/  Rud茅 pr谩vo, 30/06/1968. Publicados en ingl茅s en New Trends in Czechosloval Economics n掳 6 (septiembre 1968), p. 55-57.

 

17/  Rud茅 pr谩vo, 14/09/1968.

 

18/  Pr谩ce, 22/09/1968.

 

19/  Rud茅 pr谩vo, 25/10/1968.

 

20/ Cf. Pr谩ce, 12/12/1968.

 

21/  Salvo indicaci贸n contraria, el resumen que sigue est谩 basado en investigaciones expuestas en dos art铆culos importantes de Milo拧 B谩rta: 鈥淧odnikov茅 rady pracuj铆c铆ch jako spole?ensk茅 hnuti鈥 (Los consejos de empresa de los trabajadores como movimiento social ), publicado en Odbory a spole?nost n掳 4 (1969), p. 54-69, y 芦K pojet铆 podnikovych rad pracuj铆c铆ch禄 (Sobre el concepto de consejos de empresa de los trabajadores) en Politick谩 ekonomie n掳 8 (1969), p. 703-716. El primer art铆culo fue publicado en franc茅s en el n煤mero 9-10 de la revista Autogestion y socialisme (diciembre de 1969), p. 3-36, mientras que el segundo escap贸 por completo a la atenci贸n de las personas que estudian este per铆odo, aunque sea igualmente importante.

 

22/  Pr谩ce, 28/01/1696

 

23/  Estas cifras indican hasta qu茅 punto la constituci贸n de los consejos fue trabada por las incertidumbres que siguieron a la invasi贸n, por la falta de apoyo del gobierno as铆 como por los retrasos tomados por la aprobaci贸n de la citada Ley de Empresas Socialistas, una disposici贸n legislativa que habr铆a dado una base legal a los poderes de los consejos. Cf. Rud茅 pr谩vo, 22/07/1970.

 

24/  Stanislav Pl铆va, 鈥淧ozn谩mky k prozat铆mn铆m statutum podnikov媒 rad pracuj铆c铆ch鈥 (Notas sobre los estatutos provisionales de los consejos de empresa de los trabajadores) en Odbory a spole?nost n掳 4 (1969), p. 70-78. Ce document a 茅t茅 publi茅 dans le num茅ro 11-12 d鈥橝utogestion et socialisme (mars-juin 1970), p. 99-115. Este documento fue publicado en el n煤mero 11-12 de Autogestion et socialisme (marzo-junio 1970), p. 99-115. Ese n煤mero doble est谩 enteramente consagrado a la autogesti贸n en Checoslovaquia.

 

25/  Las informaciones sobre la composici贸n de los consejos est谩n corroboradas independientemente por otras investigaciones, cuyos resultados han sido compilados por Joseph Jebavy, 鈥淟es conseils d鈥檈ntreprise en Tch茅coslovaquie, 脿 la lumi猫re d鈥檜ne enqu锚te r茅cente鈥, Revue de l鈥橢st, n掳 2 (1971), p. 63-73.

 

26/  Dragoslav Slej拧ka, 鈥淪ociologick茅 predpoklady podnikov茅 samospr谩vy鈥 (Las condiciones sociol贸gicas de la autogesti贸n de las empresas) in Odbory a spole?nost n掳 4 (1969), p. 25-42.

 

27/  Ibid., p. 39

 

28/  Ivan Halada, un dirigente del sindicato metal煤rgico en Odbor谩r n掳 23 (1968), p. 8.

 

29/  Rudolf Sl谩nsky hijo, en Report茅r n掳 5 (1969), suplemento, p. IV-V. [Reporter es la publicaci贸n de las y los periodistas]

 

30/  Pr谩ce, 6 de diciembre de 1968.

 

31/  Cf. Odbor谩r n. 9 (1969)

 

32/  Pr谩ce, 12 d茅cembre 1968.

 

33/ Jevbacy, 鈥淟os consejos de empresa鈥︹, p. 70.

 

34/  El texto completo del proyecto de ley no fue nunca publicado, pero aspectos importantes de esta 煤ltima pueden ser reconstruidos a partir de las discusiones a que dio lugar. Un an谩lisis 煤til en Pr谩ce, 12/02/1969.

 

35/  Pr谩ce, 22/02/1969

 

36/  Pr谩ce 12 de febrero 1969.

 

37/  Pr谩ce 22 febrero 1969.

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