México/ La Guardia Nacional de AMLO: tras los pasos de Calderón y Peña Nieto [Manuel Aguilar Mora]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Abr 8 13:02:05 UYT 2019


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Correspondencia de Prensa

8 de abril 2019

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México

 

A los cien días y pico del gobierno de AMLO

 

La Guardia Nacional: tras los pasos de Calderón y Peña Nieto

 

Manuel Aguilar Mora *

Ciudad de México, 8-4-2019

 

Los primeros cien días del gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y
los que lo han seguido hasta el momento definen ya situaciones de lo que
será un sexenio muy conflictivo. Conflictivo tanto en lo que respecta a la
política interior como a la exterior, como se dice tradicionalmente. En
realidad se trata de una sola política con sus vertientes interiores y
exteriores. Si no, veamos: ¿qué significa la fundación y puesta en pie de la
Guardia Nacional (GN) sino el reforzamiento de los aparatos represivos del
estado mexicano que los grupos dominantes capitalistas internos y externos
requieren para la estabilidad de sus multimillonarios negocios? Los Slim,
Salinas Pliego, Azcárraga, Bailleres y Larrea, así como las poderosas
transnacionales que operan en México, aplauden la creación de la GN para que
la violencia desatada en el país desde hace más de una década amaine o por
lo menos sea controlada más eficazmente. Por su parte Trump no puede sino
reconocer que el reforzamiento de los aparatos represivos es también una
respuesta a las exigencias que con sus aspavientos, exabruptos y amenazas
escandalosas le ha exigido a AMLO para que siga haciéndole el trabajo sucio
y detenga los flujos incontenibles de centroamericanos que atraviesan por el
territorio mexicano para llegar a la frontera con Estados Unidos.

 

Profundización de la militarización

 

AMLO confirmó que el comandante en jefe de la GN será un militar en activo
cuya identidad así como la de los integrantes del Estado mayor de la
corporación (uno del Ejército, otro de la Marina y uno de la Policía
Federal) se dará a conocer los próximos días, confirmación que origina
polémica entre legisladores que consideran que el presidente no está
respetando la ley fundadora de la GN. (La Jornada, 06.04.2019). Sea o que
fuere la palabra presidencial constata así contundentemente que la GN será
una especie de extensión de las fuerzas armadas, ubicada en la Secretaria de
Seguridad Nacional pero controlada desde la Secretaria de la Defensa
Nacional (Sedena).

 

De esta forma se está a punto de poner en práctica las metas de conseguir la
estabilidad y la paz de la reforma constitucional impulsada por el
Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y apoyada por el PRI que viene
a “sustituir” la política de “seguridad nacional” de Calderón y Peña Nieto,
considerada por AMLO como torpe e ineficaz. Sin embargo, lo que está
sucediendo es que en realidad la GN es un engendro del obradorismo que sigue
los pasos de la política de militarización de la seguridad pública de los
presidentes anteriores, superándola en muchos aspectos cuantitativos y
cualitativos.

 

La reforma constitucional aprobada lleva como guía “el apego al respeto de
las garantías fundamentales”. La GN participaría a partir de hoy en la
“salvaguarda de la libertad, la vida, la integridad y el pleno derecho de
las personas, protegiendo su seguridad, sus bienes, así como preservar el
orden de paz pública, los bienes y recursos de la Nación”. Para este
ambicioso programa de gobierno sólo se definen con claridad los recursos
represivos, los vinculados con los métodos policiacos y militares. Para ello
existen hoy 220 mil elementos del Ejército, 40 mil de la Marina y se
incorporarán en los próximos tres años entre 50 y 60 mil nuevos elementos
que integrarán la GN. Un aumento considerable en comparación a los 37 mil
efectivos militares que puso en acción el presidente panista Calderón en
2006. Esta militarización multiplicada corresponde a la tendencia creciente
de la participación de las fuerzas armadas en las labores de la seguridad
pública que se extiende en toda América Latina. (México y Brasil son los dos
países latinoamericanos en donde la participación militar en los gobiernos
ha crecido con más fuerza en los últimos veinte años).

 

En el umbral de una nueva crisis política

 

El asunto de la GN es muy importante pues es el proyecto estrella de AMLO,
en el cual ha puesto en gran medida la garantía del éxito del inicio de su
gobierno arriesgándose a contradecirse y retroceder en muchas de sus
promesas electorales. Durante el periodo de gestación de la reforma
constitucional con los procedimientos laberínticos legislativos y jurídicos
del Congreso de la Unión, ante las críticas de la oposición e incluso de
sectores de su propio partido, AMLO contestaba airado y a veces claramente
enojado: “no sólo critiquen, propongan algo”. Claro, pero hoy por hoy el
apoyo abrumador con el que cuenta AMLO es necesario que en el transcurrir
del tiempo mismo vayan surgiendo propuestas que contrastando con las suyas
comiencen a tener más eco y credibilidad. Más de lo mismo no es de ninguna
manera la solución a la inseguridad reinante. Pero para que se comprenda en
los más amplios núcleos populares que la seguridad nacional se construirá
desde abajo, calle por calle, municipio por municipio, en una movilización
social independiente y democrática, por supuesto sin la participación
hegemónica de las fuerzas armadas represoras, será necesario que transcurra
cierto tiempo.

 

Mientras tanto, aunque el triunfo electoral, sin duda arrollador, de AMLO le
da un amplísimo margen de maniobra que se refleja en los altos porcentajes
de aprobación en las encuestas, han comenzado a surgir grietas y
contradicciones en ese apoyo social y político que son muy significativas.
Una es la brutal forma en que AMLO actuó con respecto a la imposición del
Proyecto Integral Morelos (la termoeléctrica de Huexca) que abarca a pueblos
de Puebla, Morelos y el estado de México. En su campaña electoral se
comprometió a vetar tal proyecto que afecta el suministro de agua de toda la
región pero hoy cínicamente lo promueve atacando a quienes se oponen al
mismo hasta de provocadores. Dichos pueblos votaron abrumadoramente por él y
sin embargo AMLO mostró una crudeza y falta de sensibilidad completas cuando
fue asesinado su principal dirigente poco después del 1° de diciembre
pasado. Algo parecido se está gestando con la promoción de una encuesta “a
modo” que se prepara para construir el Tren Maya en Tabasco, Campeche,
Yucatán y Quintana Roo y el Proyecto Transísmico en Veracruz y Oaxaca. Los
sectores indígenas y mestizos principalmente afectados con estos proyectos
son los agrupados alrededor del Congreso Nacional Indígena y la Red de Redes
Nacional de Pueblos y Comunidades, una amplia coalición profundamente
influenciada por el EZLN. Ciertamente la política de este último con
respecto a AMLO se ha caracterizado por un ultimatismo sectario que más que
ayudarle a superar el cerco gubernamental, profundiza su aislamiento de las
grandes concentraciones urbanas del centro y el norte del país. No obstante
ello, el prestigio enorme que ante muchos sectores populares sigue gozando
el EZLN lo hacen una referencia indudable del embrión de una oposición
anticapitalista masiva.

 

Precisamente ese ha sido el mensaje, clara e inequívocamente anticapitalista
que el viejo patriarca intelectual de la izquierda nacional y socialista
tradicional, vinculado estrechamente desde 1994 al EZLN, el sociólogo y ex
rector de la UNAM, Pablo González Casanova ha lanzado en su reciente
escrito-manifiesto titulado “A dónde va México”. En parte de sus líneas
finales afirma:

 

Es el caso que, para sorpresa de muchos, la restructuración del poder como
su ejercicio [....] tienen más que ver con el neoliberalismo populista en
sus explicaciones y en sus reformas o proyectos de reforma institucional, y
que no es exagerado afirmar que estas reformas son neoliberales tanto cuando
dan más importancia a la corrupción que al capitalismo como causa de la
inmensa desigualdad, criminalidad y amenazas de ecocidio con sus proyectos
de muerte tanto aislados como sumados que se atribuyen a la corrupción y no
al modo de dominación y acumulación movido por la maximización del poder y
riqueza del capitalismo, y en la inmensa mayoría de las medidas que el
Ejecutivo toma para un desarrollo de políticas de muerte que de micro a lo
macro están llevando al término de la vida en la Tierra. (La Jornada,
07.04.2019)

 

En otros espacios, más vinculados al movimiento de los trabajadores
organizados, el de los maestros independientes de la Coordinadora Nacional
de Trabajadores de la Educación (CNTE), quienes también no sería exagerado
afirmar que en su abrumadora mayoría votaron por AMLO, se han encontrado con
el muro de la intransigencia de éste que se inclina más por mantener la
“reforma educativa” de Peña Nieto, concebida a modo de las corporaciones y
los grandes empresarios, que en cumplir sus promesas de derogación de la tal
reforma hechas a los maestros insurgentes durante la campaña electoral.

 

Y comienzan a soplar vientos provenientes de rumbos desconocidos o
simplemente que permanecían silenciosos. Trabajadores de las maquilas de
empresas estadounidenses, japonesas, coreanas y de otras nacionalidades que
han crecido durante las últimas tres décadas como hongos a lo largo de la
frontera norte de Tijuana a Matamoros han comenzado a estallar huelgas,
algunas por primera vez en su historia de trabajadores (en su mayoría
mujeres) superexplotados. Durante febrero y marzo miles de trabajadores y
trabajadoras estallaron huelgas principalmente en Matamoros, y los
secretarios de Estado recién estrenados del gobierno obradorista se vieron
torpes e ineficaces en su trato de los conflictos. Aquí se gesta también un
proceso pleno de potencialidades pues el líder de los metalúrgicos Napoleón
Gómez Urrutia, senador por Morena, prepara la fundación de una nueva central
sindical, lo cual provoca ya polémica y fricciones con uno de los sectores
más reaccionarios y contrarrevolucionarios heredados del viejo imperio
priista: el charrismo sindical.

 

Así en los primeros cien días y pico del gobierno obradorista se comienzan a
dibujar las líneas de fisuras y conflictos que hoy por hoy son sólo
potencialidades de crisis mayores ante la situación privilegiada de la cual
goza un presidente que ha llegado al Palacio Nacional con un colosal apoyo
social. 

 

* Militante de la Liga de Unidad Socialista (LUS).

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