Reino Unido/ Brexit y la peor de las derrotas electorales [Dossier]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Dic 17 12:58:42 UYT 2019


  _____  

Correspondencia de Prensa

17 de diciembre 2019

 <https://correspondenciadeprensa.com/> https://correspondenciadeprensa.com/

redacción y suscripciones

 <mailto:germain5 en chasque.net> germain5 en chasque.net

  _____  

 

Reino Unido

 

Una primera reacción tras las elecciones británicas

 

Michael Roberts *

Sin Permiso, 15-12-2019 

http://www.sinpermiso.info/

Traducción de Gustavo Buster y Lucas Antón

 

¡Brexit ya! fue el lema de campaña del actual gobierno conservador del
primer ministro Boris Johnson. Y fue el mensaje que ganó para los
conservadores a un número suficiente de votantes laboristas que votaron
abandonar la UE en 2016 s. Un tercio de los votantes laboristas en las
elecciones de 2017 querían abandonar la UE, principalmente de la región
central y norte de Inglaterra, y en las pequeñas ciudades y comunidades que
tienen pocos inmigrantes. Han aceptado la afirmación de que sus peores
condiciones de vida y servicios públicos se deben a la UE, la inmigración y
la "élite" de Londres y el sur de Inglaterra.

 

Gran Bretaña es el estado más dividido geográficamente en Europa. Las
elecciones confirmaron esta "geografía del descontento", en la que las tasas
de mortalidad varían más dentro de Gran Bretaña que en la mayoría de las
naciones desarrolladas. La diferencia del ingreso disponible es mayor que la
de cualquier país similar y ha aumentado en los últimos 10 años. La brecha
en productividad también es mayor que la de cualquier país comparable.

 

La propuesta pro-Brexit fue más fuerte entre aquellos que tienen la edad
suficiente para imaginar los "buenos viejos tiempos" de la "supremacía"
inglesa, cuando "teníamos el control" antes de ingresar en la UE en la
década de 1970. Una vez en la UE, tuvimos la volátil década de 1970 y la
destrucción de las comunidades industriales y manufactureras en la década de
1980. La ola de inmigrantes de Europa del Este (en realidad a las grandes
ciudades) en la década de 2000 fue la gota que colmó el vaso.

 

En la "capital" de Inglaterra, Londres, el voto laborista se mantuvo,
mientras que el partido “pro permanencia en la UE", los demócratas
liberales, fueron aplastados. Los DL tuvieron malos resultados, pero a pesar
de ello obtuvieron una mayor participación del voto (11%) que en 2017. La
proporción conservadora del voto aumentó solo ligeramente desde 2017 (del
42.3% al 43.6%), pero los laboristas cayeron del 40% en 2017 al 32 %. Por lo
tanto, las encuestas de opinión y las encuestas a pie de urna fueron muy
precisas. De hecho, la participación general cayó del 69% en 2017 al 67%,
particularmente en las áreas pro-Brexit. Una vez más, el "partido de la
abstención" fue el mayor.

 

Esta fueron claramente unas elecciones pro-Brexit. El partido laborista
tenía el programa de izquierda más radical desde 1945. El manifiesto social
y económico de la dirección de la izquierda laborista fue en realidad
bastante popular. La campaña laborista fue excelente y la participación de
los activistas en ella y en la movilización del voto fue excelente. Pero al
final sirvió de poco. La ola pro-Brexit fue dominante y el voto laborista
cayó. No todos los votantes querían “Brexit ya", pero claramente una mayoría
de los votantes “pro-Brexit" de 2016 estaban hartos de retrasos y dilaciones
por parte de la ex primera ministra May y el parlamento y querían acabar con
el asunto del Brexit de una vez por todas.

 

Por lo general, se ganan elecciones según el estado de la economía. Estas
elecciones fueron diferentes. Pero aun así, el índice de "bienestar
económico" (basada en una combinación del cambio en el ingreso real
disponible y la tasa de desempleo) sugiere una mejora desde que la ex PM May
perdió su mayoría en 2017. La economía a nivel de inversión y producción
puede haberse estancado, pero el hogar medio del Reino Unido se sentía un
poco mejor desde 2017, con pleno empleo y una ligera mejora en los ingresos
reales. Eso ayudó al gobierno Johnson.

 

¿Ahora qué? El gobierno Johnson se moverá rápidamente para aprobar en el
parlamento la legislación necesaria para que el Reino Unido abandone la UE a
fines de enero a más tardar. Y entonces comenzará el tortuoso proceso de
firmar un acuerdo comercial con la UE. Se supone que se completará en junio
de 2020, a menos que el Reino Unido solicite una extensión. Johnson tratará
de evitarlo y ahora puede hacer todo tipo de concesiones a la UE para llegar
a un acuerdo sin temor a una reacción violenta de los “pro-Brexit sin
acuerdo” de su partido, ya que tiene una mayoría lo suficientemente grande
como para echarles si es necesario.

 

Dado que es probable que el tema del Brexit esté solucionado el año que
viene, la economía británica, que ha estado de rodillas (estancamiento del
PIB y la inversión), es probable que tenga una recuperación breve. Con el
fin de la "incertidumbre", la inversión extranjera puede regresar, los
precios de la vivienda recuperarse y con el mercado laboral cerca del pleno
empleo, los salarios pueden incluso recuperarse. El gobierno Johnson puede
hasta apropiarse de algunas de las propuestas laboristas y aumentar el gasto
público por un corto período de tiempo.

 

A largo plazo, el futuro de la economía británica es pésimo. Todos los
estudios muestran que una vez fuera de la UE, la economía británica crecerá
más lentamente en términos reales que si hubiera permanecido en ella. El
grado de pérdida relativa se estima entre 4-10% del PIB en los próximos diez
años, dependiendo de los términos del acuerdo comercial y laboral con la UE.
Además, todavía no está claro cuánto afectará al sector de servicios
financieros de la ciudad de Londres. Pero todo esto es relativo; implica
solo el 0.4-1% menos en la tasa de crecimiento anual proyectada. Si, por
ejemplo, el Reino Unido hubiera crecido el 2% anual en la UE, ahora crecería
aproximadamente el 1.5% anual.

 

Y luego está el comodín: la economía global. Las principales economías
capitalistas están creciendo al ritmo más lento desde la Gran Recesión.
Puede haber una tregua temporal en la guerra comercial en curso entre los
Estados Unidos y China, pero estallará nuevamente. Y la rentabilidad
empresarial en los Estados Unidos, Europa y Japón está disminuyendo,
mientras aumenta la deuda corporativa. El riesgo de una nueva recesión
económica mundial está en su punto más alto desde 2008. Si se produce una
nueva depresión mundial, el estado de ánimo del electorado británico puede
cambiar bruscamente; y la burbuja pro-Brexit del gobierno Johnson estallar.


 

* Michael Roberts, economista marxista británico, que ha trabajador 30 años
en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next
Recession:
https://thenextrecession.wordpress.com/2019/12/13/get-brexit-done/ 

  _____  

 

Sin falsos consuelos

 

Richard Seymour *

 

Esta es nuestra derrota, y tenemos que hacerla nuestra. Como si tuviéramos
opción. Y sabemos lo que esto significa. El recuento de las víctimas de la
austeridad y el ambiente hostil se multiplicarán. Una sociedad ya bastante
horrible va a ser más brutal aún. Y es difícil que ello no alimente el
racismo y el odio a los extranjeros en una competencia étnica de suma cero.

 

El voto laborista se ha reducido a poco más que el total de Ed Miliband,
pero, gracias a la barrida en el norte y los efectos distorsionadores del
sistema mayoritario, ha conseguido menos escaños que Michael Foot. Hay
muchos falsos consuelos si queremos. Un poco más de 10 millones de votos es
aproximadamente lo que Tony Blair obtuvo en 2001, y más de lo que consiguió
en 2005. A pesar de todos los ataques a Corbyn, obtuvimos más votos que
Miliband. Muchos de los escaños los perdimos por márgenes muy pequeños y se
pueden recuperar. Los desertores centristas se han ido. Jo Swinson se ha
ido. Ganamos Putney y mantuvimos muchas circunscripciones marginales.
Habríamos ganado más si no hubiera sido por la perdida de votos de los Lib
Dems y los Verdes. Y quedan siempre "las calles".

 

Si nuestro enemigo fuera un Partido Conservador debilitado que buscase el
centro del país, los 10 millones de votos laboristas no serían un desastre.
Pero nuestro enemigo es un Partido Conservador girado hacia la extrema
derecha racista por los “faragistas” y que, como consecuencia, disfruta de
un resurgimiento electoral. Y, después de la práctica desaparición de los
laboristas en Escocia en 2015, esta es la segunda pérdida importante de los
núcleos históricos por una cuestión nacional. El Laborismo lo ha hecho mal
en ambos casos. Y las consecuencias son históricas, incluso si es posible
reparar el daño y recuperar muchos de los escaños perdidos. En este
contexto, el hecho de que el centro político haya sido aplastado por el
mismo enemigo es un consuelo raquítico.

 

Tampoco sirve de nada argumentar que los liberales demócratas y los verdes
dividieron el voto. Eso es lo que hacen. Tienen sus propios candidatos,
porque son partidos independientes. Los liberales fueron particularmente
mentirosos en estas elecciones. Pero nuestro trabajo es persuadir a un
sector de sus votantes para que nos apoyen. Nunca es una buena señal cuando
la gente comienza a defender el “voto útil" en tiempo de elecciones. Una
señal aún peor si en circunscripciones como Blaenau Gwent acusamos a los
liberales de nuestra derrota. Al fin y al cabo al menos 3 millones de
personas que votaron laboristas en 2017, simplemente no repitieron su voto
en 2019. Ese fue el gran cambio. Esos votos fueron a los Tory, no a los
liberales demócratas, ni a los Verdes, ni siquiera al partido pro-Brexit. Y
perdimos millones por la abstención.

 

Pensamos que la “campaña puerta a puerta" sería decisiva. Pensamos que
teníamos datos bastante buenos, y la campaña sobre el terreno fue
prometedora al final. Pensamos que a las encuestas se les escapaba un voto
oculto importante. De hecho, la gran campaña puerta a puerta parece haber
ayudado en Londres y en algunos de los escaños marginales que ganamos en
2017. Conservamos lugares que normalmente no tendríamos si fuéramos
perdiendo, como Enfield Southgate, Canterbury y Bedford. Mantuvimos
Battersea y ganamos Putney. Sin embargo, en otros lugares fue el derrumbe.
Si hubo “tsunami juvenil", probablemente solo ocurrió en las grandes
ciudades y ciudades universitarias. Lo preocupante es lo que podría haber
sucedido incluso en esas ciudades si no hubiera habido la campaña puerta a
puerta. Sí, camaradas, puede ser peor.

 

Este es el resultado electoral que hubiéramos tenido hace dos años y medio,
si no fuera por el éxito de nuestra campaña y el manifiesto laborista. El
laborismo era débil en su corazón histórico, donde ha perdido terreno
durante décadas. New Labor no hizo nada para detener una erosión que tiende
hacia el colapso de la industria local, los sindicatos, el empleo y los
ingresos. El voto pro-Brexit se había reanimado por completo y la derecha
reconstruyó su apoyo popular. El voto combinado Tory-Ukip en el viejo
cinturón industrial en crisis habría sido superior al 50%. A pesar de lo que
concluyeron algunos comentaristas equivocados, el aumento de Jeremy Corbyn
en 2017 no fue la prueba de que otro líder hubiera ganado con una ventaja de
20 puntos. Fue una gran excepción de la tendencia establecida de voto de los
trabajadores desde 2001, y ahora hemos visto una reversión a esta tendencia
política.

 

Estas elecciones, aunque los centristas detestarán lo que esto significa, no
supuso un renacimiento del centro político. Fueron aplastados por el mismo
gigante de un nacionalismo catastrofista que atacó brutalmente a la
izquierda. Quieren quieren un giro al centro tienen poco de sustancia que
defender. No presentarán respuestas coherentes de cómo se puede derrotar al
nacionalismo catastrofista, y no ser destrozados por las guerras culturales
del Brexit, si no por alguna variación de la fórmula de 2017. Pero todos
estarán de acuerdo en considerar las elecciones como un referéndum sobre el
liderazgo de Corbyn y, por extensión, de la mayoría de izquierda entre los
afiliados laboristas.

 

No hay duda que "Corbyn", como objeto de los medios, ha sido un problema
para algunos votantes dudosos. Sin embargo, eso simplemente devuelve la
pelota. ¿Por qué "Corbyn" fue más problema esta vez? ¿Qué hizo cambiar a las
personas que no se preocuparon por las acusaciones de haber simpatizado con
el IRA y el "riesgo de seguridad" que supondría Corbyn de hace dos años, y
que ya habían votado por un programa de izquierda, y que parecían estar de
acuerdo con la mayoría de las propuestas políticas? ? ¿Qué había cambiado en
el contexto político más amplio? ¿Qué había cambiado en su forma de dirigir
a los laboristas? ¿Por qué algunos de estos votantes repentinamente tuvieron
problemas a la hora de comprender lo que representaba Corbyn? Predigo que no
habrá una respuesta convincente de quienes quieren que el laborismo gire a
la derecha. Repetirán los mismos lugares comunes y prejuicios que han estado
impulsando desde 2015. No aprenderán nada.

 

¿Qué lecciones debemos aprender? Para la mayoría de la izquierda laboristas,
la línea principal de análisis es que nos equivocamos en el Brexit. Al optar
por un segundo referéndum, abrimos con demasiada facilidad un flanco a la
acusación de traicionar un mandato democrático. Tras varias semanas de
campaña, se notó que personas como Grace Blakeley enviaban mensajes de
advertencia sobre el colapso del apoyo de los trabajadores en el norte. Me
atrevo a decir que la campaña del partido pro-Brexit ayudó a los
conservadores en este tema. No consiguiendo muchos votos laboristas per se,
sino amplificando los mensajes tory: a saber, que los laboristas habían
traicionado el Brexit.

 

Deberíamos tener cuidado. No había una posición "correcta" en relación al
Brexit. No porque haya un problema significa que hay una solución al mismo.
O que hay una a mano. Parte del problema parece ser que las victorias
parlamentarias contra Theresa May y Boris Johnson, consideradas como “éxitos
sin costes" por los expertos, fueron mal recibidas por muchos votantes
pro-Brexit. Entendieron que establishment político quería boicotear el
Brexit. La retórica antiparlamentaria iniciada por May, y convertida en un
continuo exabrupto por Johnson, se apoyaba en un descontento real. Pero,
¿cómo habría justificado el Laborismo un apoyo al acuerdo de May con la UE?
¿Cuánto apoyo habría perdido? ¿Cuántas personas habrían quedado
completamente desmoralizadas y “desengañadas para siempre con Corbyn" en ese
momento? ¿Cuántos votantes se habrían ido a los liberales demócratas o los
verdes? ¿Nos hubiera salvado el “voto útil"?

 

Además, esta el tema de cómo se ha comunicado la política. En cierto punto,
con respecto al Brexit, la ambigüedad constructiva dejó de ser constructiva.
Era necesario diseñar una agenda definida para el Brexit. Los laboristas
llegaron a las elecciones europeas casi sin hacer campaña y con la idea
reagrupar a un país dividido. Y ese no era el estado de ánimo. Luego fuimos
a las elecciones generales defendiendo un segundo referéndum, decidido
abruptamente después de tres años de asegurar que no habría un segundo
referéndum. Y nos contentamos en aclarar que Corbyn sería neutral, a mitad
de campaña. Varios parlamentarios se negaron a decir, cuando se les
preguntó, de qué lado estarían, sabiendo que cualquiera de las respuestas
sería una trampa.

 

No hay una solución obvia en relación con el Brexit, que no sea considerada
una "traición" por alguien. Por eso los laboristas no querían unas
elecciones centradas en el Brexit. Y han tenido éxito hasta cierto punto. A
pesar de lo que algunos afirman, la austeridad no ha "terminado". Hay una
crisis económica en curso. Y solo el tipo de programa que los laboristas
defendían podía socavar las bases sociales del nacionalismo pro-Brexit. El
problema es que se convocaron elecciones porque el parlamento no podía tomar
una decisión sobre el Brexit, después de tres años de radicalización del
voto pro-Brexit. El nacionalismo es un guión tan establecido en Inglaterra
que sus abstracciones pueden ser acogidas como concretas subjetivamente.
Mientras que las políticas defendidas en el ambicioso manifiesto laborista,
cuidadosamente redactado y cuidadosamente presupuestado, que ofrece ayudas
específicas, estaban tan alejadas de la experiencia cotidiana, que para
muchos votantes parecían abstractas y utópicas.

 

El nacionalismo catastrofista se acabó imponiendo en los viejos feudos del
laborismo y frente a él no existe una solución obvia. Las pérdidas de
escaños pueden ser reversibles. Cómo sugiere Momentum en un correo
electrónico a sus simpatizantes, los márgenes de la victoria tory son
pequeños. Pero las consecuencias han sido enormes, y la ruptura es
histórica. Para reconstruir cualquier tipo de izquierda en estos distritos
electorales, después de décadas de negligencia y de gobiernos laboristas
locales bastante inútiles, hará falta, desgraciadamente, más de un ciclo
electoral de seis semanas y una apasionada campaña de heroicos voluntarios
movilizados. No es ningún consuelo que probablemente tengamos diez años de
gobierno conservador radical para llevar a cabo esa reconstrucción. 

 

* Richard Seymour (1977), escritor y conferenciante marxista norirlandés,
residente en Londres, activista y autor del blog Lenin's Tomb (la tumba de
Lenin). Es autor de libros como The Meaning of David Cameron (2010),
Unhitched (2013), Against Austerity (2014), Corbyn: The Strange Rebirth of
Radical Politics (2016) y The Twittering Machine (2019):
http://www.europe-solidaire.org/spip.php?article51503 

  _____  

 

Tras el resultado electoral desastroso: defender los logros del corbynismo

 

Andy Stowe *

 

A nivel emocional, es como si hubiera muerto alguien de la familia.

 

La victoria tory fue, por encima de todo, el triunfo de un proyecto
reaccionario de la derecha extrema que se ha estado incubando en el partido
conservador durante muchos años. Se las arreglaron para persuadir a muchos
votantes laboristas que la afirmación del nacionalismo inglés es más
importante que hacer innecesarios los bancos de alimentos, acabar con la
falta de vivienda o asegurarse de que las personas no se mueren en las
listas de espera de los hospitales.

 

Solo quienes no hayan querido escuchar el mono eslogan de Johnson "Brexit
ya" pueden creer lo contrario.

 

Los conservadores ganaron el 43,6% de los votos, consiguieron 66 escaños mas
y el porcentaje de voto laborista cayó un 7,8% hasta el 32%, lo que resultó
en una pérdida de 42 escaños. Estos fueron principalmente a los
conservadores en Inglaterra y al SNP en Escocia. Incluso en muchos de los
escaños que los laboristas conservaron, el porcentaje de votos del partido
disminuyó, a menudo en un 10%.

 

Todo esto, a pesar de una campaña laborista que logró que cientos de
activistas viajaran largas distancias para participar en las
circunscripciones en liza. Al final, la clase dominante actuó en su propio
interés de clase, a pesar de su falta de entusiasmo por el Brexit, la clase
trabajadora en el norte desindustrializado de Inglaterra ignoró su interés
de clase y compró el Brexit y la retórica de "tomar el control en sus
manos".

 

El resultado en Escocia es más prometedor. El SNP tiene ya 48 escaños y ha
intensificado su campaña a favor de la independencia en un rechazo explícito
de la ola de chovinismo inglés. En el norte de Irlanda, el DUP es superado
ahora en número de escaños por los parlamentarios anti-Brexit, haciendo que
el dirigente del unionista Partido de la Alianza haya declarado que "es casi
inevitable que haya un impulso a favor de un referéndum por la unidad de
Irlanda". [1]

 

Gran Bretaña estará fuera de la UE a fines de enero. Podría ser con un
Brexit sin acuerdo y un acuerdo de libre comercio altamente dañino con
Donald Trump a fin de 2020. “Brexit ya” fue la mayor mentira de esta campaña
electoral Trumpiana post-verdad, que ha ha hecho primer ministro a un
flagrante racista.

 

Dos cuestiones

 

Como John McDonnell ha dicho con razón, las elecciones estuvieron dominadas
por el Brexit, hasta el punto que el programa radical Laborista no pudo
hacer mella. Los brexiteers votaron en masa a los Tory. El psefólogo John
Curtice escribe [2]:

 

"La participación de los conservadores aumentó en promedio seis puntos en
los escaños en los que más del 60 por ciento votó a favor del Brexit en
2017, mientras que disminuyó en tres puntos en las circunscripciones en las
que más del 55 por ciento votó permanecer en la UE.

 

En contraste, el voto de los laboristas cayó 11 puntos en los escaños más
pro-Brexit y cayó solo en 6 puntos en los distritos electorales más
anti-Brexit“. [3]

 

El sentimiento pro-Brexit se había consolidado durante el año pasado con
mucho resentimiento contra la posición laborista opuesta a un Brexit sin
acuerdo y su promesa de un segundo referéndum si ganaba las elecciones.

 

El segundo factor ha sido la implacable campaña de vilipendio personal
contra Jeremy Corbyn en los dos años y medio tras las últimas elecciones. Ha
sido calumniado como antisemita y defensor del terrorismo. Ni siquiera
Scargill en la huelga de los mineros tuvo que hacer frente a una campaña de
difamación semejante contra el líder laborista. Desde el primer momento como
dirigente del Partido Laborista, todos los medios de comunicación y toda la
derecha laborista se lanzaron contra él.

 

Ahora nos enfrentamos a un gobierno conservador con una mayoría
parlamentaria estable y un mandato para implementar el Brexit. Muchos en la
izquierda laborista se desmoralizaran y la derecha laborista ya está
defendiendo que hay que acabar con el corbynismo para recuperar la
credibilidad del Partido Laborista [4]. La derecha se está frotando las
manos y sin duda presionará para que se expulse a la izquierda corbynista
del partido y se produzca un fuerte giro a la derecha, apelando al
nacionalismo inglés de los partidarios del Brexit.

 

No es solo una derrota para la clase obrera británica. Un gobierno laborista
de Corbyn habría tenido un impacto global en los movimientos progresistas,
los activistas climáticos y la izquierda internacional.

 

¿Qué se podría haber hecho de manera diferente?

 

En primer lugar, la decisión de celebrar las elecciones antes que un
referéndum fue un desastre, en especial antes de que la lucha en el
Parlamento por un segundo referéndum hubiera tenido todo su desarrollo. La
iniciativa fue hecha por los demócratas liberales y el SNP que saltaron del
barco y dejaron pocas opciones a los laboristas.

 

En segundo lugar, los laboristas deberían haber apoyado y hecho campaña a
favor de un segundo referéndum mucho antes y haber defendido los beneficios
de formar parte de la UE al tiempo que exponían sus ideas de cómo
reformarla. Los principales dirigentes laboristas no hicieron ningún
esfuerzo para contrarrestar la retórica anti-UE. Era difícil para los
laboristas cambiar esta percepción, pero una posición clara a favor de
permanecer en la UE junto con un programa de reformas de la Unión desde el
primer día habría minimizado la escala del desastre.

 

En el debate que tendrá lugar ahora, la izquierda pro-Brexit nos dirá que la
culpa es de quienes defendían permanecer en la UE y de quienes defienden la
libertad de circulación de la mano de obra.

 

Lindsey German, de Counterfire, argumenta que el gran error de Corbyn fue
haber apoyado un segundo referéndum, en lugar de apoyar el Brexit [5].
Apunta con dedo acusador a la Campaña del Voto del Pueblo y Otra Europa es
Posible del error.

 

Deberíamos mantenernos firmes contra todo ello y defender la plataforma
electoral laborista. El manifiesto laborista buscaba dar respuesta a las
necesidades de la clase obrera británica y ha sido un esfuerzo serio de
abordar la crisis climática. Apelaba tanto al movimiento obrero como a la
nueva generación atraída por el corbynismo. La próxima vez, los laboristas
deberían incluir un sistema de votación más democrático para que sus
afiliados no se vean obligados a decidir su voto tácticamente.

 

Corbyn ha anunciado que renunciará como líder después de un período de
reflexión en el que el partido pueda extraer algunas lecciones de lo que
sucedió. Esa es probablemente la mejor manera de evitar un desastroso
interregno. También le da a la izquierda la oportunidad de mantener sus
conquistas organizativas y aferrarse a lo que ha ganado en los años de
Corbyn.

 

Johnson no va a tenerlo fácil. Ha levantado una frontera en el Mar de
Irlanda y ha desencadenado una crisis constitucional con Escocia que
probablemente lleve a su independencia. Su proyecto quiebra los cimientos
del estado británico y esto tendrá enormes implicaciones para su partido.
También se enfrenta a un futuro inmediato de fragilidad económica que
rápidamente restará brillo a su gobierno.

 

Sin embargo, tenemos que ser realistas. El resultado de las elecciones ha
sido una gran derrota para la izquierda y los intereses de la clase
trabajadora. El gobierno Johnson tendrá la iniciativa durante un tiempo,
mientras la gente crea imposible un cambio radical o incluso defender sus
trabajos y condiciones de trabajo. Quién diga que hay una solución rápida
para superar esta situación está vendiendo humo, pero en esta nueva década
nuestra tarea es reconstruir una izquierda que pueda derrotar a los
conservadores y a quienes dicen que los laboristas deben parecerse más a
ellos. 

 

* Andy Stowe, activista social, es miembro del consejo editorial de la
revista Socialist Resistance: http://socialistresistance.org/ 

 

Notas

 

[1]
http://www.irishnews.com/news/generalelection/2019/12/13/news/push-for-i...
<http://www.irishnews.com/news/generalelection/2019/12/13/news/push-for-i>  

2]
https://www.thetimes.co.uk/edition/news/john-curtice-election-polls-tapp..
<https://www.thetimes.co.uk/edition/news/john-curtice-election-polls-tapp> 

[3]
https://www.thetimes.co.uk/article/uk-election-results-shaken-john-mcdon...

[4]
https://www.theguardian.com/commentisfree/2019/dec/13/jeremy-corbyn-labo.

[5]
https://www.counterfire.org/articles/opinion/20776-where-do-we-go-from-here-
election-briefing-13-december

http://socialistresistance.org/a-disastrous-election-result-defend-the-g..
<http://socialistresistance.org/a-disastrous-election-result-defend-the-g..%
0d> 

  _____  

 

El laborismo no volverá a vencer hasta que no resolvamos por qué perdimos

 

Gary Younge 

The Guardian, 13-12-2019

 

Esto lo cambia todo. Las cuartas elecciones generales en cuatro años han
roto el bloqueo parlamentario con un efecto demoledor. Ha sido una goleada.
El voto laborista se ha derrumbado finalmente en sus bastiones
tradicionales. Los lazos demográficos, geográficos  y sociales que mantenían
unida su coalición se han desatado. Está todavía por ver que puedan
recomponerse de nuevo. Gran Bretaña ha elegido el gobierno más a la derecha
desde hace decenios, otorgando al líder con menos principios del que haya
memoria una mayoría tan masiva que podríamos tardar una década en
deshacernos de él. La noche pasada fue mala. Lo peor está por llegar.

 

La izquierda debe ahora encontrar un espacio en el que afligirse y pensar
simultáneamente. Porque esto no se refiere a nosotros. Tiene que ver con esa
sociedad   más esperanzada que queremos crear, con la gente con la que
queremos crearla y con la distopía que los tories están en proceso de crear.
Y no estaremos en situación de vencer hasta que resolvamos por qué perdimos.
En esto las respuestas más fáciles son también las más inadecuadas. Echarle
la culpa de todo a Jeremy Corbyn, al Brexit, a los medios, al programa o al
fracaso del voto táctico supone negarnos una visión más amplia, más
completa. Por supuesto, el Brexit tuvo un papel destacado. El laborismo tuvo
tres años para aparecer con una oferta coherente que contrarrestara las
fanfarronadas tories y no lo logró. Dado que sus mayores pérdidas se
registraron en zonas que votaron a favor de la permanencia, no tiene sentido
la noción de que debería presentarse como inequívoco partido de la
permanencia y de un segundo referéndum. Eso, desde luego, no le hizo ningún
favor a los liberal-demócratas.

 

El laborismo sabía que el Brexit sería la cuestión dominante y se propuso
desviar el debate a los servicios públicos y el medio ambiente. También en
eso fracasó. El problema no era el programa. Los planes laboristas de
nacionalización, gasto público y redistribución de la riqueza fueron
populares, realizables y no habrían dejado a Gran Bretaña en un lugar
radicalmente diferente del de muchos otros países europeos. Pero si vas a
prometer algo así de ambicioso, tienes primero que preparar políticamente a
la gente y asegurarles que puedes de verdad llevarlo a cabo. El laborismo no
hizo ninguna de estas dos cosas de modo eficaz, prometiendo cada día más
cosas, desplegando una falta de disciplina en el mensaje que parecía
metáfora de una potencial ausencia de disciplina fiscal.     

 

Corbyn ha sido profundamente impopular. De partida, la mayoría no sabía
decir por qué no le gustaba. Sencillamente, no le gustaba. Había quienes o
bien pensaban que estaba demasiado a la izquierda, o que era antisemita o
era amigo de los terroristas. Evidentemente, los medios, que no han salido
nada bien librados de estas elecciones, tienen mucho que ver en ello de
televisión y radió, que se retroalimentaba en un bucle que sólo podía
romperse con los hechos.

 

Pero no se lo inventaron todo. El desempeño de Corbyn fue pobre. Tuvo
ocasión una y otra vez de pillar a Boris Johnson en sus mentiras y su
duplicidad, pero se negó a hacerlo. Dijo que no era su estilo. Pero su
estilo no funcionaba. Su negativa a disculparse ante la comunidad judía a
causa del antisemitismo cuando lo entrevistó  Andrew Neil fue
desconcertante, sobre todo considerando que se había disculpado varias veces
anteriormente, y así lo hizo después de nuevo con Phillip Schofield. Y los
medios no llevan poco tiempo en esto. Atacaron a Gordon Brown, a Edward
Miliband y también a Neil Kinnock – si bien nunca con tanta ferocidad – y
quienquiera que sea el próximo en dirigir el Partido tendrá que habérselas
con ellos.

 

Quienes piensan que el giro a la izquierda del laborismo se basaba sólo en
Corbyn, nunca lo han entendido, francamente. Corbyn fue simplemente el
contenedor, improbable, sin preparación y en muchas cosas inadecuado, de un
momento político que aún no ha terminado. Surgió después de varias guerras y
de una época de austeridad en la que los partidos socialdemócratas de todo
el mundo occidental estaban fallando y agitándose. Su elección no produjo la
crisis del Partido Laborista, fue producto de ella, y este resultado
electoral la ha exacerbado ahora. Su sólido desempeño en 2017 constituye la
razón por la que todavía no hemos avanzado más por el camino del Brexit y
por la que los tories han prometido incrementar el gasto público y acabar de
hecho con la austeridad.

 

Hay formas de contextualizar este resultado que podrían proporcionar solaz
en un momento de desespero. Con Corbyn, el laborismo se hizo con una porción
del voto mayor que la de Miliband y también que la de Brown. Perdió menos
escaños que Brown y dispone de más de los que tenían los tories en 2005,
desde donde se recuperaron hasta formar un gobierno de coalición en 2010.
Esa racionalización debería evitarse. Hemos perdido, y hemos perdido
estrepitosamente. La autocrítica no se desprende fácilmente de una postura
defensiva. En palabras del gran activista y escritor afronorteamericano
W.E.B. Du Bois: “Se ha puesto de relieve nuestro peor lado tan
desvergonzadamente que negamos tener o haber tenido alguna vez ese lado
peor. De cualquiera de las maneras, estamos acorralados”.

 

Corbyn hace lo correcto al anunciar su marcha. Su decisión de permanecer y
dirigir la discusión sobre el futuro del Partido no tiene sentido. No puede
dirigir un debate que en una parte no pequeña tiene que ver con él. Su
presencia será una distracción de la tarea inminente. La izquierda no
debería hacer de su postura un fetiche. Tiene su importancia quién dirija el
Partido, pero no es la única cosa que importa. Durante los últimos cuatro
años, casi toda la energía de la izquierda ha ido encaminada a defenderlo.
Teniendo en cuenta la mayoría de Johnson, muchas de las luchas clave por
venir tendrán lugar fuera del parlamento.

 

La salida de Corbyn le crea un problema a los centristas. Llevan prediciendo
este momento desde antes de que lo eligieran líder. Cuando los hechos no se
avenían – cuando el Partido lo reelegía con una mayoría más abultada o el
país le otorgaba más escaños y votos – esperaban al siguiente
acontecimiento. Hasta un reloj parado da la hora correcta dos veces al día.
Él problema es que, ahora que se va, tendrán que elaborar una agenda y un
candidato propio, y ofrecerlos luego a un partido que ha crecido en tamaño,
aunque haya disminuido momentáneamente en confianza. 

 

Tendrán que enfrentarse al hecho de que el electorado no abandonó el
laborismo por el centro. Se fue a la derecha extrema en Inglaterra y Gales,
o a la alternativa nacionalista socialdemócrata en Escocia. No se fue a los
liberal-demócratas ni apoyó a Change UK [reciente escisión por la derecha
del laborismo]. Chuka Umunna, Dominic Grieve, David Gauke, Anna Soubry, Jo
Swinson y Luciana Berger [figuras principales de Change UK] han perdido
todos.

 

No le oí a un solo votante preguntar por Owen Smith o echar de menos a
Yvette Cooper [rivales de Corbyn en el liderazgo laborista].Sea lo que fuere
que venga a continuación, no supondrá volver a abstenerse en la ley de
Bienestar o respaldar una política medioambiental hostil. Los votantes
querrán que el laborismo sea más eficaz en la oposición, pero lo querrán
para presentar oposición.

 

Los centristas tendrán que arrostrar el hecho de que los miles de personas
que han viajado por el país durante estas últimas semanas para hacer campaña
entre el frío y la nieve no van a abandonar ni sus ideales ni el Partido.  Y
los que tanto han invertido en esta particular versión del laborismo tendrán
que encarar el hecho de que su convicción  no ha bastado por sí sola para
convencer a otros de sus ideales.

  _____  

 

 



------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20191217/2ce4515a/attachment-0001.htm


Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa