Venezuela/ La guerra por el "excremento del diablo" [Alberto Acosta]
Ernesto Herrera
germain5 en chasque.net
Jue Feb 14 22:04:56 UYT 2019
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Correspondencia de Prensa
14 de febrero 2019
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Venezuela
Una cuestión democrática global
Venezuela y la guerra por el “excremento del diablo”
Alberto Acosta *
Aporrea, 12-2-2019
https://www.aporrea.org/
"Las guerras son peleadas por pozos petroleros y estaciones de carbón. Por
el control de los Dardanelos o del Canal de Suez; por cosechas coloniales a
las que se pueda comprar barato y mercados conquistados a los que se pueda
vender caro. La guerra es el capitalismo, pero sin guantes". Tom Stoppard
Al finalizar el siglo XIX, las exigencias de los acreedores internacionales
entramparon a Venezuela. Las grandes potencias de la época: Gran Bretaña y
Alemania, en noviembre de 1902 enviaron un ultimátum para satisfacer sus
reclamos. El gobierno de Caracas, al no conseguir más recursos -aun
imponiendo nuevos impuestos y entregando sus ingresos aduaneros- propuso
negociaciones por separado a los acreedores.
Los acreedores ignoraron la respuesta venezolana y a principios de diciembre
enviaron sus flotas. El país fue bloqueado por la flota
anglo-germano-italiana hasta febrero de 1903. Resultado: los pocos barcos
venezolanos, destruidos; y, Puerto Cabello, La Guaira y Maracaibo,
bombardeados. Las tropas extranjeras desembarcaron para proteger a sus
connacionales y a sus intereses de la "tiranía extranjera", como diría -para
justificar la acción imperial- el canciller imperial alemán el príncipe
Bernhard Heinrich Karl Martin von Bülow (todo esto en el contexto del
gobierno del presidente-nacionalista Cipriano Castro, opuesto a varias
empresas extranjeras que financiaron una guerra civil para defenestrarlo
entre 1901-1903; hasta que fue derrocado por quien sería el dictador que
inauguraría la Venezuela petrolera: el "benemérito" Juan Vicente Gómez).
Más de un siglo después vuelven a Venezuela las sombras de una posible
invasión imperial; agresión que, como en otros rincones del mundo, busca
justificarse bajo el lema de "traer libertad y democracia…". El asunto
parece local. Y lo es, en cuanto la cuestión sobre cuál es el presidente
legítimo de Venezuela les atañe a los venezolanos y a nadie más. "Un
análisis de la situación en Venezuela más allá de los lugares comunes", como
propone Decio Machado, permite afirmar que internamente el conflicto,
"hace tiempo dejó ser una cuestión de ideología o de clase. Venezuela se ha
convertido en un Estado mafioso en el cual su cúpula dirigente se enfrenta
con una oposición que también responde a intereses claramente espurios,
apoyado por unas potencias que continúan con una línea de injerencia y
reproducen una historia de siglos de dependencia." (1)
En efecto, sobre el país caribeño chocan cada vez con más fuerza "los
sables" y "las chequeras" de las grandes potencias del momento (EEUU, China,
Rusia e incluso la Unión Europea). Esa injerencia de potencias extranjeras
-tanto en la oposición como el gobierno- hace que la explosiva situación
interna tenebrosamente pierda su carácter local.
Sin detallar el conflicto actual y rechazando cualquier injerencia imperial
-venga de donde venga- cabe preguntarse por una explicación profunda de la
situación. En ese largo lapso desde el bombardeo europeo, y en especial al
finalizar la Primera Guerra Mundial, Venezuela se consolidó como periferia
petrolera estratégica (sobre todo para EEUU). Peor aún, si tomamos los datos
de Carlos Mendoza Pottellá, actualmente el pueblo venezolano carga sobre sus
hombros la "maldición" de que en su país se encontrarían las mayores
reservas hidrocarburíferas del mundo. "Maldición" que otros rincones del
mundo tristemente la han sufrido derramando sangre inocente.
Ya nadie duda a estas alturas que la tragedia venezolana encuentra muchas
explicaciones en esta dependencia del "excremento del Diablo", como definió
al petróleo el venezolano Juan Pablo Pérez Alfonzo (1903-1979), uno de los
creadores de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) y
quien marcó una época en el manejo petrolero de su país. Desde el control de
los asfaltos hace cien años por parte de la "New York & Bermúdez Company",
subsidiaria de la General Asphalt, con sede en Filadelfia, la voracidad por
los hidrocarburos venezolanos nunca ha dejado de crecer. Y en el último
tiempo ha aparecido un redoblado apetito tanto transnacional como de mafias
locales por sus recursos minerales, como sucede de manera terrible en la
cuenca del Orinoco.
A la par de la desesperación por acceder a dichos recursos -o mejor digamos
de la mano de esas apetencias-, los gobiernos venezolanos parcialmente han
sacado alguna tajada para el país. Sin embargo, sea obteniendo o no una
mayor participación en la renta petrolera, dichos gobiernos en varios
momentos (o casi siempre), consciente o inconscientemente, han sido
funcionales a las demandas de alguna facción del poder económico
internacional. El gobierno de Hugo Chávez, que hace veinte años despertó
alguna esperanza de cambio de esa realidad, al menos en el discurso, también
quedó atrapado en la lógica de "la maldición de la abundancia" y de la
funcionalidad a los intereses de grandes capitales transnacionales (entre
rusos, chinos y demás, e incluso norteamericanos).
El manejo político inicial del gobierno de Chávez, junto con los enormes
ingresos por exportaciones petroleras, que poco después aumentaron a la par
del creciente precio del crudo, le permitieron desplazar del poder y
prevenir el mantenimiento de grupos y fracciones de poder, que
tradicionalmente habían lucrado de la riqueza hidrocarburífera y que incluso
controlaban el manejo de la actividad petrolera hasta el Paro Petrolero en
el 2003. Recursos cuantiosos se destinaron a ampliar la cobertura social
-desde una lógica compensadora y clientelar- en varios ámbitos, teniendo en
la mira a sectores tradicionalmente excluidos. De paso, se justificaban con
estas inversiones sociales las "bondades indiscutibles" de los
extractivismos, que se aceleraron mientras se postergó la superación del -de
por sí limitadísimo- desarrollo industrial e inclusive agrícola del país.
Esta disputa voraz por aprovechar la renta de la Naturaleza y sostener el
poder, obligó al gobierno a asignar cuantiosas sumas de dinero para reforzar
sus controles internos incluyendo la represión a los opositores, frenando y
debilitando las iniciativas comunitarias de los primeros años. Dentro de esa
jugada, grupos de las fuerzas armadas del país se beneficiaron de las rentas
petroleras a cambio de mantener su respaldo al régimen. En especial, con
Maduro en el poder luego de la muerte de Chávez, la represión adquirió un
tinte brutal que, junto con la caída de los ingresos petroleros, transformó
al "clientelismo" político en un burdo uso de la fuerza y del chantaje. Así,
al ahogar la participación ciudadana sobre todo el madurismo terminó por
vaciar la democracia, tendencia irreversible por más consultas repetidas
hechas al pueblo en las urnas.
En semejante escenario, en vez de generar alternativas auténticamente
democráticas, las oposiciones en su mayoría obtusas y entreguistas,
ahondaron el clima de violencia política existente. De hecho, tanto gobierno
como oposición no han tenido reparo, en su momento, de utilizar al propio
pueblo como carne de cañón en medio de pugnas políticas violentas que cada
vez se acercan más a un enfrentamiento civil.
Con esto arribamos a una explicación profunda: en la periferia capitalista,
el hiperextractivismo -y la consecuente falta de transformación estructural-
camina de la mano del hiperpresidencialismo, que cobija y alimenta el
autoritarismo y la corrupción. O en palabras de Eduardo Gudynas, "las
distintas asociaciones entre extractivismos y corrupción se articulan entre
sí, derivando hacia situaciones que erosionan la calidad de la democracia",
(2) ahondando la violencia consustancial a los extractivismos (situación
vista también en otros países extractivistas, con gobiernos conservadores o
progresistas, como es el caso de Ecuador y sus patologías de la abundancia).
Más allá de una que otra acción y discursos soberanistas, en definitiva, la
dependencia del petróleo y los minerales en la periferia capitalista suele
engendrar gobiernos caudillistas. Esto debilita las instituciones del Estado
encargadas de hacer respetar las normas y fiscalizar al gobierno; carcome
las reglas y la transparencia, alentando la discrecionalidad en el manejo de
los recursos públicos y los bienes comunes; exacerba los conflictos
distributivos por las rentas entre grupos de poder, consolidando a largo
plazo el rentismo -y patrimonialismo-, subordinando clientelarmente aún más
a aquellos sectores populares excluidos y sin poder de negociación sobre las
rentas extractivas; alienta las políticas cortoplacistas y poco planificadas
de los gobiernos, disminuyendo la inversión y el crecimiento económico; y
hasta distorsiona la estructura productiva interna, con patologías
económicas como la "enfermedad holandesa" u otras.
Y son estos gobiernos hiperpresidencialistas los que atienden de manera
paternalista y clientelar las demandas sociales obteniendo recursos de la
ampliación de los extractivismos, configurando el caldo de cultivo para
nuevas conflictividades sociopolíticas y ecológicas. Tal como se constata
con el fin del reciente ciclo de gobiernos progresistas, no se enfrentaron
estructuralmente las causas de la pobreza y marginalidad, menos aún la
matriz productiva primario exportadora y dependiente (más cuando se toma en
cuenta que muchos sectores burgueses que se "enchufan" al proyecto
clientelar de hecho lucran de la dependencia y el estatus quo). Igualmente
los significativos impactos ambientales y sociales, propios de estas
actividades extractivistas a gran escala, aumentan la ingobernabilidad, lo
que a su vez exige nuevas respuestas represivas…
En este complejo entorno emerge el actual conflicto venezolano. Las
presiones e intereses del imperialismo occidental chocan con las del
imperialismo de oriente, como Rusia y sobre todo China. Como plantea
Emiliano Terán Mantovani, "China es también responsable de la crisis
venezolana actual"; Rusia tampoco se queda atrás con los multimillonarios
préstamos entregados (e incluso con las importantes ventas de armamento al
país caribeño). En palabras de Emiliano, la larga ruta de reformas legales,
normativas, políticas y medidas económicas en Venezuela han ampliado las
fronteras de extracción petrolera y minera (sobre todo para beneficio de los
capitales chinos); dando cada vez más cabida a formas de acumulación
neoliberal, lo que él llama el Largo Viraje.
Dicho esto, es evidente que la crisis de Venezuela es funcional a las
potencias de los múltiples imperialismos que hoy se disputan el mundo (en lo
que podría ser una "nueva guerra fría"). Así, tras los discursos por la
"democracia", la "libertad" y el "bienestar" del pueblo venezolano están los
viejos y cochinos intereses imperiales, favorecidos -aunque no sea de manera
expresa- por gobiernos extractivistas. Hasta se podría pensar que la acción
de los gobiernos "progresistas" terminó volviéndose parte de todo un proceso
de entreguismo al imperialismo de oriente, tal como en su momento los
gobiernos neoliberales hicieron en beneficio del imperialismo de occidente.
Semejantes caminos nos retornan al punto de partida. Afrontamos un asunto
glocal: tanto local como global. La respuesta local demanda la libre
determinación del pueblo venezolano -tal como plantea incluso en medio de
una situación cada vez más conflictiva y polarizadas entre otras
agrupaciones la Plataforma Ciudadana en Defensa de la Constitución. Acción
local que necesita combinarse con una acción global de solidaridad
internacional que facilite ese proceso interno, alejando las tenazas
imperialistas en marcha -como demanda un nutrido y destacado grupo de
intelectuales y organizaciones sociales de diversas partes del planeta. En
definitiva, precisamos una acción glocal que permita reconstruir, desde
dentro -sin injerencias imperiales, así como sin gobiernos títeres o
usurpadores- la democracia, la esperanza y la paz en Venezuela.
* Economista ecuatoriano. Profesor universitario. Ministro de Energía y
Minas, enero-junio 2007. Presidente de la Asamblea Constituyente y
asambleísta noviembre 2007-julio 2008.
Notas
1) Ver “Un análisis de la situación en Venezuela más allá de los lugares
comunes”:
https://www.elsaltodiario.com/la-ruta-del-jaguar/analisis-de-la-situacion-en
-venezuela-maduro-guaido-lugares-comunes
2) Ver Extractivismos y corrupción en América del Sur:
http://ambiental.net/wp-content/uploads/2017/11/GudynasExtractivismosCorrupc
ionReviise2017.pdf
<https://www.elsaltodiario.com/la-ruta-del-jaguar/analisis-de-la-situacion-e
n-venezuela-maduro-guaido-lugares-comunes>
<https://www.elsaltodiario.com/la-ruta-del-jaguar/analisis-de-la-situacion-e
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