Argelia/ "La alta jerarquía militar forma parte de la oligarquía del poder" [Mohand Aziri - Entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Mayo 12 13:05:35 UYT 2019


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Correspondencia de Prensa

12 de mayo 2019

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Argelia

 

Entrevista a Mahmud Rechidi *

 

"La alta jerarquía militar forma parte de la oligarquía del poder"

 

Mohand Aziri 

El Watan, 4-5-2019

https://www.elwatan.com/

Traducción de Faustino Eguberri – Viento Sur

https://www.vientosur.info/

 

Ya han pasado más de dos meses desde el comienzo del movimiento popular del
22 de febrero. Retrospectivamente, y vistos los objetivos que se fijó el
movimiento, es decir, la salida del sistema, ¿no tienes el sentimiento de
que hay como una hoja de ruta, la del poder, que se está desarrollando
después de cada viernes? Una especie de transición ordenada con retiradas
programadas, que hay un tono y un ritmo que da la impresión de que el
movimiento popular acompaña y/o se hace acompañar en el desarrollo,
precisamente, de esa hoja de ruta...

 

Efectivamente, estamos en el escenario de la transición controlada en la
medida en que el poder, el poder de hecho (puesto que hay un poder de hecho)
impone un camino. Por otra parte, acabamos de recibir una invitación de
Bensalah (el actual Presidente) para una reunión de concertación (sobre las
elecciones del 4 de julio ndlr).

 

Hay pues esas veleidades de implicar a todo el mundo en esa hoja de ruta que
consagra una transición controlada que debe culminar con las elecciones del
4 de julio para un presidente de la República.

 

Lo que significa que seguimos estando en el mismo “sistema” autoritario con
sus reglas, su organización, su administración, sus reflejos etc. Pero lo
que responden millones de argelinos y argelinas, las masas populares, es lo
contrario: “Yetnahaw gaâ”, “Yaskout enidham”, que quiere decir cambio
radical.

 

Hemos visto que, incluso tras la dimisión de Belaiz (presidente del Consejo
Constitucional), la movilización se ha acentuado y el movimiento popular ha
reiterado su rechazo del sistema y de su hoja de ruta que consagra, en los
hechos, la continuidad de éste.

 

Pues, más allá de su carácter autoritario, liberticida, de sus derivas
monárquicas, el sistema es identificado con el desastre. Un desastre
económico y social, consecuencia directa de las políticas y recetas
liberales.

 

Es por tanto un sistema que ha demostrado su fracaso. En el plano social,
por ejemplo, con una fuerte tasa de paro, el retroceso del poder de compra,
el salario mínimo que no ha aumentado desde hace al menos nueve años. Los
salarios son los más bajos de la cuenca mediterránea; la devaluación
increíble del dinar.

 

Hemos visto en la explosión de las importaciones erigidas definitivamente
como modelo de sustitución a la producción nacional. Lo hemos visto en los
grandes trabajos públicos; cómo los proyectos de grandes infraestructuras
han venido a llenar la cartera de pedidos de las multinacionales, cuando
habrían podido servir para la construcción de la economía nacional. Todo lo
anunciado como inversiones IDE, los proyectos de industrialización, todo ha
quebrado.

 

Una muestra de todo lo anterior es la industria automóvil que, de hecho,
equivale apenas a la mitad de la tercera parte de lo que teníamos en los
años 1970. La austeridad, decretada con la ley de presupuestos de 2015, con
sus severos recortes presupuestarios (…). Desastres conjugados que están
también en las raíces del hirak. El 5º mandato no ha sido más que la gota
que ha hecho desbordarse el vaso.

 

-¿Cuál es vuestra lectura de las correlaciones de fuerzas en presencia en el
seno del poder?

 

Es evidente que no estamos al corriente de los secretos de las alturas. No
tenemos una bola de cristal. La lectura de los acontecimientos resalta en
primer lugar el peso de los oligarcas, cuya existencia es anterior al
régimen de Buteflika. Por supuesto que este último ha promovido a sus
propios oligarcas. Las dos categorías de oligarcas se han enriquecido
gracias al Estado.

 

Hoy los “antiguos oligarcas” reclaman su parte. Está también la cuestión de
la reorganización del poder, con sus diferencias, las presiones para
renegociar, de ahí las redes del antiguo aparato del DRS que estarían
actuando, etc. Pero no vamos a especular demasiado. Lo que se puede decir,
por el contrario, es que esta lucha no entra en sintonía con las
reivindicaciones del hirak.

 

Son luchas de intereses, de grupos de intereses, en las que unos intentan
imponer su reintegración en el círculo de la toma de las decisiones
políticas y otros intentan continuar controlando ese mismo círculo del poder
político. No es por tanto una lucha de clases, sino una lucha de las
facciones en el poder.

 

-¿Cómo valoras el papel del ejército hoy? ¿Papel positivo o reaccionario?

 

Está claro que la crisis actual ha acelerado la vuelta a un primer plano del
ejército. Una crisis que amplía evidentemente su papel. Un papel puesto en
cuestión al menos desde el 2º mandato de Buteflika y la derrota del grupo
del general Lamari/Benflis.

 

Paralelamente al declive del papel del ejército, el de las potencias del
dinero ha aumentado. Lo que observamos hoy con el hirak es que el ejército
constituye una fuerza fundamental. La jerarquía del ejército, su jefe de
estado mayor en este caso, juega el papel de garantizar la continuidad del
régimen en una especie de recomposición. Una recomposición en la que el
ejército vuelve a ser un actor muy importante en los centros de decisión
política.

 

-¿Hasta qué punto puede el ejército puede ser o convertirse en un verdadero
instrumento del cambio?

 

Con la dirección actual es algo que no es posible. Lo acabamos de verificar.
La jerarquía militar se esfuerza por contenernos en una solución
constitucional. Ahora bien, ésta significa claramente la continuidad del
régimen. Las soluciones, una vez más, no pueden ser de orden jurídico. Y la
solución política no está en la Constitución.

 

-Desde un punto de vista práctico, ¿cómo puede el ejército sugerir, iniciar,
conducir o acompañar una solución política que está por definir?

 

Comencemos primero por no hacer del ejército un freno. Avanzando rápidamente
en el sentido de quitar todas las trabas al ejercicio efectivo de las
libertades democráticas. Porque estamos aún sin poder concentrarnos ante el
edificio de la Grande Poste. Hay policías en este momento que… ocupan la
plaza y prohíben el acceso a ella. Los medios de información públicos no
están muy abiertos (…).

 

-Cuando dices que el ejército no debe frenar, ¿no es el ejército quien está
dirigiendo actualmente el proceso?

 

Actualmente es la jerarquía militar encarnada por Gaid Salah la que fija la
dirección y la que aplica la hoja de ruta de una transición controlada. Es
una imposición. Aunque en sus discursos Gaid Salah aparente apoyar al hirak
y la aplicación de los artículos 7 y 8.

 

Aunque de la impresión de atacar a ciertos personajes. Para ella la consigna
“Khawa, khawa” (hermanos) es solo para el consumo. Porque en los hechos,
desde un punto de vista de las clases sociales, un “Khawa, khawa” con
quienes representan a la oligarquía no es posible.

 

No es posible desde el punto de vista de los intereses en juego, a veces
contradictorios. Mira todas esas sociedades y grupos privados controlados
por antiguos militares que se aprovechan de los contratos públicos y de
inmensas ventajas de todo tipo.

 

La alta jerarquía militar forma parte de la oligarquía en el poder y cuando
el pueblo exige “Yetnhaw gaâ” (¡largaos todos!), eso incluye a Gaid Salah.
No frenar, levantar las trabas a las libertades para permitir a la
ciudadanía argelina, las y los trabajadores, estudiantes, parados,
organizarse; abrir un debate nacional para que todas las ideas, todas las
propuestas puedan ser conocidas y debatidas libremente, y para que se pueda
ir hacia soluciones.

 

-Para el PST, la solución pasa por una Asamblea Constituyente…

 

Si, una Asamblea Constituyente soberana, representativa de los intereses y
aspiraciones democráticas y sociales de las masas populares, es decir de la
mayoría de las y los argelinos.

 

Es esta Constituyente, elegida de una forma democrática, transparente, lo
que incluye el control directo del proceso por las masas populares, la que
elaborará una Constitución nueva con una reorganización profunda del Estado,
de las instituciones, la que tendrá que organizar el ejercicio efectivo de
las libertades, de la economía, el lugar de la religión, de las lenguas, la
igualdad de derechos entre los hombres y las mujeres, en la que la economía
deba estar al servicio de la satisfacción de las necesidades sociales.

 

Tenemos ciertamente la necesidad de acabar con un régimen que concentra
todos los poderes en manos de una sola persona, un sistema que restituya el
poder a las y los elegidos por el pueblo, tanto a nivel local como a nivel
central. Un régimen parlamentario sin una Cámara del Senado que controle y
ejecutelas indicaciones presidenciales. Pero todo esto debe ser debatido.

 

¿Cómo transcender el “dégagismo” radical del movimiento popular y llegar a
poner en marcha esta hoja de ruta?

 

Mediante la autoorganización. Los movimientos sociales están ya
representados a través de los sindicatos combativos. Por otra parte, el
hirak debe necesariamente contemplar la elección de sus representantes. Es
posible. Y por qué no contemplar, después de que la Asamblea Constituyente
haya sido elegida, la formación de un gobierno que sea su emanación. En
lugar de hacer lo contrario.

 

-Pero antes de alcanzar esa meta, y en la perspectiva de que desaparezca
todo el poder actual, planteais una instancia provisional, un HSE, un
gobierno provisional… que dirija y organice todo ese proceso…

 

Si. Las propuestas no faltan y no vamos añadir aún más. Este formidable
hirak que vivimos impone ir más allá de estas contingencias técnicas. Y es
mediante el debate nacional, mediante ese debate nacional, como estos
aspectos técnicos serán asumidos.

 

-¿No es la Constituyente una caja de Pandora en la medida en que esta
fórmula implica el riesgo de que un movimiento integrista, retrógrado, gane
la apuesta? Dicho de otra forma, ¿una repetición de las elecciones de 1991
que consagraron la victoria del FIS en las legislativas? ¿Asumes ese riesgo
o no?

 

Para nosotros, ese discurso viene a ser propaganda malintencionada…

 

Es la historia, pero…

 

Pero que ocurrió hace casi 30 años. Quienes pretenden que la historia va a
repetirse como en 1992 no quieren ver el hundimiento del islamismo. Estamos
en el 9º viernes de manifestaciones (entrevista realizada en vísperas del 9º
viernes, ndlr) y los islamistas no consiguen ni siquiera formar un cortejo
compacto para demostrar aunque solo sea su existencia. Por supuesto que de
forma marginal hay epifenómenos que hay quien tiene tendencia a amplificar.

 

Es un espantajo que el régimen de Buteflika ha utilizado y que el poder
sigue utilizando para encerrarnos en su hoja de ruta. El islamismo político
se ha hundido. Y no es solo una realidad argelina. Se ve su derrota en todas
partes. Las y los islamistas no caen sin más del cielo. En Argelia, en el
decenio de 1990, el islamismo armado fue derrotado. El moderado ha quedado
descalificado por su participación en el poder.

 

¿Puede renacer de sus cenizas…?, es posible, pero no hay que especular sobre
este tema. Ahora bien, si me hablas de religiosidad, eso es algo
completamente diferente. Religiosidad no es un proyecto político, al
contrario que el islamismo. Es, ciertamente, conservadurismo religioso
clásico, presente en nuestras familias, barrios, ambientes de trabajo, etc.
pero eso no tiene nada que ver con la “doula islamia” (Estado teocrático).

 

Pero ese sustrato religioso, esa potencial reserva electoral ¿no puede
traducirse a medio plazo en un movimiento integrista de masas? Es el tipo de
escenario que no se puede plantear. Es como proyectarse en el escenario de
una guerra nuclear. Nosotros partimos de elementos concretos y los elementos
concretos dicen que el islamismo político está hundido.

 

Estamos en la intersección, en el cruce de caminos en el que todo es
posible: tanto lo mejor como lo peor. Pero, objetivamente, la evolución del
hirak no va en el sentido que dices. El islamismo no es ya ni audible ni
visible. Concretamente, vivimos un movimiento formidable, histórico, pero,
atención: no digo que el islamismo esté muerto. Digo que está hundido…

 

-¿No mantienen ahora los islamistas una postura táctica, una retirada
estratégica, esperando, oportunamente, el buen momento para resurgir y robar
la victoria, como ha ocurrido en todas partes con la Primavera árabe?

 

Una vez más, eso es especular. En lo absoluto, todo es posible. Pero hoy no
es ni constructivo, ni productivo, ni serio, ni interesante hablar de
islamismo que renace cuando no se le llega ni a ver ni a oír en este
formidable hirak, cuya mitad está compuesta de mujeres, en el que hay un
renacimiento de las luchas obreras, etc. Prefiero poner el foco en esto: es
concreto. Añado que en lo que se refiere a la Constituyente, el peligro
viene menos del islamismo que de las y los liberales y sus poderes
económicos.

 

-El PST ha llamado a la autoorganización. Ésta tiene dificultades para
realizarse en la práctica. Sobre todo en la Argelia profunda. ¿Por qué la
convergencia es imposible de poner en práctica?

 

Soy optimista. ¿Por qué quieres que en solo dos meses de hirak se pueda
poner en pie una organización perfecta? No olvidemos que el país sale de una
situación muy difícil, hecha de desestructuraciones sistemáticas, de
despolitización… es cierto, es laborioso pero los resultados están ahí: el
hirak se va estructurando mejor, se organiza cada día un poco más.

 

En las manifestaciones, las consignas son cada vez más políticas, están
mejor elaboradas. El movimiento estudiantil, para quienes no lo sepan, están
poniendo en pie una coordinadora nacional (...)en lo que se refiere al
movimiento obrero, estamos progresando seriamente bien a través de la
dinámica de la reapropiación de la UGTA por las y los trabajadores o a
través de la CSA (Confederación de Sindicatos Autónomos).

 

Están naciendo colectivos de mujeres. Incluso en los barrios como Said
Hamdine (Bir Mourad Rais, Argel) y también en el interior del país, surgen
comités de barrio. Hay que ver y admirar las agoras, los “halaqate” de
debates políticos que se celebran en todo el país… es todo un proceso y
además empieza desde la base. Hay que tener en cuenta esas asambleas locales
y empujar el “dégagisme” hasta los feudos e “issabas” locales.

 

Esperamos que otros sectores se sumen a este movimiento para que la
autoorganización alcance su masa crítica. Quiero decir que aunque no
progrese como lo deseamos, la autoorganización no deja de progresar. La
autoorganización es la que dará su contenido al hirak.

 

-¿Por qué el hirak no llega, en tu opinión, a articular claramente las
cuestiones sociales, la cuestión de los derechos de las mujeres, etc.? ¿Es a
causa de su carácter interclasista, o es una cuestión de jerarquía de
objetivos, fijándose el hirak como primer objetivo hacer que el régimen se
vaya?

 

La igualdad de derechos entre hombres y mujeres tiene que ver en primer
lugar con las cuestiones democráticas. El movimiento del 22 de febrero ha
dado suficientes pruebas de su carácter popular.

 

Una dimensión popular evidente. Aunque se encuentren en él igualmente las
profesiones liberales, comerciantes, capas medias en general, pero la
dimensión general es la popular.

 

Y si no estamos, sensu stricto, ante un carácter obrero, proletario, es
debido a que este tema tiene que ver con una problemática que no es
exclusiva de Argelia, es decir, el retroceso de la conciencia de clase, etc.

 

Es algo que se vive. Las y los trabajadores no vienen al hirak como tales,
por tanto no como fuerza de clase: vienen individualmente. La dimensión
popular está presente a través de las masas populares, la gente argelina de
abajo, de los barrios populares, que impregna el hirak.

 

Por otra parte, los eslóganes hegemónicos en este hirak nos vienen de los
estadios de fútbol, es decir, de los barrios populares. Por volver a la
cuestión de la articulación, hay que confesar que es un serio problema.

 

Pero no es cierto en todas partes. E incluso en Argel, cuando son lanzados
eslóganes sobre el paro y la justicia social, éstos son rápidamente
retomados por la multitud. Pero digamos las cosas claramente: cada vez que
estas cuestiones sociales son articuladas, se ejercen presiones desde el
poder y la oposición liberal para decir “no, no es el momento”, incluso en
lo que se refiere a las cuestiones democráticas, entre ellas los derechos de
las mujeres.

 

Si estas cuestiones de poder de compra, de falta de horizontes, de paro, de
estatus inferior de la mujer no se plantean ahora, ¿cuándo lo serán? Dado
que están en la raíz del hirak, estas cuestiones deben estar en el corazón
del proceso.

 

Por todo lo anterior hemos apoyado el principio de la huelga general,
sabiendo que iba a poner las cuestiones sociales, la clase obrera, las y los
trabajadores en el centro de la batalla política y dar así un sentido
progresista al movimiento popular.

 

-Ha habido detenciones y procesos judiciales contra ciertos oligarcas y
figuras del sistema. ¿Operación “manos limpias” o caza de brujas?

 

En el PST, como en el hirak, decimos que el aparato judicial, que está
completamente controlado, forma parte de este sistema al que hay que echar.
Antes, los jueces estaban a las órdenes del régimen de Buteflika. Hoy están
a las órdenes de Gaid Salah y de los nuevos dueños.

 

Es una lógica de facciones. Es para aparentar estar limpiando la casa
Argelia, pero los defensores de este régimen están también implicados.

 

Por supuesto, todos deben ser juzgados, pero la justicia burguesa, que forma
parte del orden dominante, debe también ser cambiada radicalmente. 

 

* Mahmud Rechidi es Secretario General del Partido Socialista de las y los
Trabajadores de Argelia (PST).

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