Uruguay/ ¿El pueblo dónde está? La confusión del Frente Amplio [Diego Hernández Nilson]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Nov 1 18:01:44 UYT 2019


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Correspondencia de Prensa

1° de noviembre 2019

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Uruguay

 

¿El pueblo dónde está? 

 

Diego Hernández Nilson

Brecha, 1-11-2019

https://brecha.com.uy/

 

En “Notas sobre la cuestión meridional” (1926), Antonio Gramsci analizaba
las dificultades que el Partido Comunista Italiano, de gran arraigo en el
norte industrial, tenía para llegarles a los sectores populares del sur del
país. Algo parecido le pasó al Frente Amplio (FA) en las elecciones del
domingo: la pérdida de votos se concentró en los sectores populares y en las
regiones más pobres. Algunas argumentaciones ensayadas para explicar esta
sangría apuntan a errores en la estrategia de campaña y al surgimiento de
Cabildo Abierto (CA); otras se refieren, directamente, a la actitud poco
razonable de un pueblo desmemoriado. Sin embargo, las razones de la merma en
la adhesión pueden pensarse, también, con relación a cuestiones de fondo,
ideológicas e identitarias, relativas a la naturaleza del Frente Amplio como
movimiento político y a su evolución reciente.

 

Una parte del problema del FA es la subestimación y desatención de lo
popular en favor de un cosmopolitismo universalista y modernizador. Para
visualizar mejor este problema, propongo matizar nuestra usual comprensión
liberal de la política en términos izquierda/derecha y complementarla con la
oposición nacional-popular/cosmopolita-liberal, más cercana a una lectura
populista. Esta contraposición, de gran importancia en Latinoamérica,
permite explorar otras significaciones de lo sucedido el domingo pasado.

 

Una perspectiva regional

 

Los resultados de las elecciones uruguayas han sido interpretados de
diversas formas con relación a los procesos regionales. Algunos dicen que
vamos a contrapelo de un supuesto retorno reciente de la izquierda; otros,
que nos sumamos a la ola de derecha de los últimos años, contrariando la
idea de una posible excepcionalidad uruguaya. Ambas visiones enfocan la
región exclusivamente desde una lógica izquierda/derecha. Sin embargo, al
quitarnos ese lente, vemos que buena parte de las protestas sociales que se
expanden por el continente (en Chile, Ecuador y Colombia, pero también en
Venezuela, Nicaragua y Bolivia) son más bien protestas populares de amplios
sectores que se sienten desoídos por las elites gobernantes.

 

En el plano electoral, al abandonar la lógica izquierda/derecha y situarnos
en la contraposición popular/cosmopolita, observamos, en los países vecinos,
que el núcleo duro del apoyo a las opciones de izquierda se concentra en los
sectores populares del interior del país. En Brasil, desde el realineamiento
electoral de 2006, el territorio está dividido entre las regiones más pobres
del norte, donde siempre gana el PT, y los estados más ricos del sur
–encabezados por San Pablo–, donde predomina la derecha. En Argentina, el
justicialismo gana gracias a los votos de los sectores populares del
interior, principalmente en las provincias del norte, mientras que Macri
mantiene su predominio en la ciudad de Buenos Aires y las provincias más
ricas (Santa Fe, Córdoba y Mendoza). En Uruguay, acontece exactamente al
revés. El Frente Amplio triunfa en la capital y en los departamentos más
ricos, pero pierde votos en los más pobres, especialmente en los sectores
populares. Y allí está muy claro: quien nos comió el hígado no fue la
derecha tradicional (los “partidos oligárquicos”), sino Cabildo Abierto, una
suerte de Liga Ruralista del siglo XXI, de carácter populista.

 

Si lo pensamos únicamente en términos izquierda/derecha, CA es una
agrupación de extrema derecha. ¿Y con eso qué hacemos? ¿Cómo explicamos que
los votos de izquierda se vayan a la extrema derecha? Hay quien utiliza el
argumento tautológico de la alienación y la falsa conciencia, pero la
solución no puede ser subestimar al pueblo. Tal vez haya que comprender que
una parte de los uruguayos no definen su voto por la pertenencia a la
izquierda o a la derecha y que, complementariamente, Cabildo Abierto, además
de ser de extrema derecha, tiene la capacidad –que el Frente Amplio ha
perdido– de interpelar a sectores populares.

 

Lo popular en la izquierda uruguaya

 

Alberto Methol Ferré (1) decía que el problema de la izquierda uruguaya es
que “baja de los barcos”. De allí su perfil urbano, capitalino y
cosmopolita, desde la fundación del Partido Socialista y el Partido
Comunista. Su posterior crecimiento electoral tiene dos mojones que marcan
la ampliación de la base de apoyo a partir de la incorporación de elementos
populares. El primero es la fundación del Frente Amplio, cuando Methol,
junto con otras personalidades intelectuales y políticas (muchas
provenientes del interior del país y de los partidos tradicionales), dotan a
la izquierda de un cariz popular, acorde al liderazgo del general Liber
Seregni. Alcanza con pensar en el discurso de 1971 y comprender el sentido
telúrico y federal de la adopción de la bandera de Otorgués.

 

El segundo mojón fue la irrupción de José Mujica, con quien se identifican
amplios sectores populares, dándole arraigo a la izquierda en todo el país.
Aquí los aspectos ideológico e identitario son fundamentales: el Pepe
comprende, interpreta e interpela al Uruguay profundo. Parte de esa
capacidad responde a que supo rodearse de intelectuales como Renzo Pi
Hugarte, Daniel Vidart y el propio Methol, contracara de la intelectualidad
cosmopolita y portuaria, hegemónica en la izquierda uruguaya, heredera de
Marcha, La ciudad letrada o la nueva Troya de la que hablaba Alejandro
Dumas.

 

Durante los 15 años de gobierno, en el FA se ha mantenido una tensión entre
los componentes cosmopolita y popular que se resuelve, casi siempre, a favor
del primero. En un extremo, hay un rechazo hacia lo popular, asentado en esa
intelectualidad cosmopolita que reedita la oposición sarmientina (2)
civilización/barbarie para elevarse sobre el pueblo, señalar con el dedo y
juzgar. En los últimos años los ejemplos más obvios (aunque no los más
importantes) remiten a la gestión del actual candidato y su equipo: el
rechazo a las jineteadas o a la virgen en la playa del Buceo (lujo
afrancesado que nos damos en pleno auge de las iglesias neopentecostales de
derecha por todo el continente). Tampoco ayuda una fórmula presidencial
absolutamente montevideana, que plantea el gabinete paritario como principal
propuesta del gobierno.

 

Así, el progresismo acaba confundiendo lo popular con lo conservador,
cuando, tal vez, lo que sucede es que los sectores populares se vuelcan a la
derecha y asumen posiciones políticas conservadoras cuando perciben que el
Frente Amplio desatiende el esfuerzo de articulación que supone llegar hasta
ellos. El progresismo genera un discurso que se regocija de cumplir con los
lineamientos de Bruselas o Nueva York, pero se muestra autoindulgente frente
a las demandas populares por seguridad, educación y lucha contra la
corrupción. Así, por ejemplo, en el acto de cierre de campaña se quiso
movilizar al pueblo diciendo que Montevideo se parece a Zúrich. Se trata del
clásico pensamiento modernizador latinoamericano que “quiere todo para el
pueblo, pero sin el pueblo”, como decía Methol.

 

Epílogo

 

Una última pregunta, apretada, apunta a comprender esto en el marco de los
procesos globales. Hace 15 años el gran enemigo de la izquierda era Doha, la
Tina, el neoliberalismo y el pensamiento único. Hoy es la derecha populista
y antiglobalista. ¿Qué sucedió en el medio?

 

Notas 

 

1) Alberto Methol Ferré (1929-2009), intelectual brillante de origen
católico y conservador. Amigo común de José Mujica y Jorge Mario Bergoglio,
considerado el “filósofo preferido” del papa Francisco. Autor de “El Uruguay
como problema”, un libro ineludible de referencia y perspectiva histórica.
Como miembro del Partido Demócrata Cristiano, fue fundador del Frente Amplio
para posteriormente distanciarse y acercarse a Wilson Ferreira Aldunate
(1919-1988) caudillo del Partido Nacional, representante de su fracción más
democrática. Methol Ferré se ubica como uno de los primeros intelectuales en
pensar un horizonte de país asociado a un cuadro de integración regional.
(Redacción Correspondencia de Prensa) 

2) Alude a la definición ideológica reaccionaria de Domingo Faustino
Sarmiento (1811-1888), escritor, periodista, militar y estadista argentino;
presidente de la Nación entre 1868 y 1874. (Redacción Correspondencia de
Prensa)

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