Kurdistán/ Catástrofe humanitaria tras la ofensiva turca en el noreste de Siria [Leila al Shami]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Jue Oct 17 14:48:57 UYT 2019


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Correspondencia de Prensa

17 de octubre 2019

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Kurdistán

 

Catástrofe humanitaria tras la ofensiva turca en el noreste 

 

Leila al Shami 

Leila´s, 14-10-2019 

https://leilashami.wordpress.com/

Traducción de Viento Sur

https://www.vientosur.info/

 

En los últimos días, más de 130.000 residentes del noreste de Siria han
huido por sus vidas, buscando desesperadamente un lugar seguro. Decenas de
civiles han muerto a causa de los bombardeos y los asesinatos cometidos por
fuerzas turcas y milicias aliadas. En medio del caos, prisioneros del Estado
Islámico se han evadido de los campos de detención y en estos momentos están
libres; muchos de ellos son extranjeros, incluidos algunos niños, cuyos
Estados respectivos se han negado a responsabilizarse de sus nacionales.

 

La invasión turca recibió la luz verde de Trump (y probablemente también de
Rusia) y sigue al abandono por parte de EE UU de sus aliadas, las Fuerzas
Democráticas Sirias (dominadas por la milicia kurda), con las que colaboró
en la lucha contra el Estado Islámico. No es la primera vez que EE UU
abandona a sus aliados en Siria, y no es probable que quienes sufren sus
consecuencias olviden fácilmente esta traición.

 

La operación militar turca persigue dos objetivos. Espera aplastar la
autonomía kurda en el norte, que en gran parte se hallaba desde 2012 bajo el
control del Partido de la Unión Democrática (PYD), asociado al Partido de
los Trabajadores de Kurdistán (PKK), al que desde hace tiempo el Estado
turco considera su enemigo interno, y crear una zona de amortiguación a la
que trasladar a los refugiados sirios, que se enfrentan a una creciente
hostilidad y xenofobia en Turquía. Puesto que muchos de los refugiados son
árabes y serían trasladados a una zona en que residen otras minorías, kurdas
o no, esta medida daría lugar probablemente a un cambio demográfico, que
actualmente es un aspecto fundamental de la tragedia siria. De ahí que
grupos de oposición sirios aliados con Turquía luchen por implementar los
planes turcos, que no guarda parecido alguno con la revolución siria por la
libertad y la dignidad que comenzó hace ocho años.

 

Las habitantes de la región tienen buenos motivos para temer una ocupación
turca. La ciudad de Afrin, de mayoría kurda, que el año pasado cayó en manos
de Turquía y sus fuerzas aliadas, sienta un precedente terrible. Muchas
personas fueron obligadas a abandonar sus hogares y se les impidió volver a
ellos, hubo saqueos generalizados de las propiedades abandonadas, así como
detenciones, violaciones y asesinatos.

 

Dado el temor de la población kurda de Siria a operaciones de limpieza
étnica por parte de las fuerzas turcas, y puesto que ningún aliado quiere
defenderla, el PYD apenas tenía otra opción que negociar el retorno del
régimen sirio, poniendo fin al experimento de autonomía kurda que había
comportado importantes avances para la población al implementar muchos de
sus derechos, desde hacía mucho tiempo denegados por el régimen arabista.
Probablemente esto no es más que una cuestión de tiempo. Cuando el régimen
cedió el poder al PYD, es probable que tuvo en cuenta tres factores: que
esta cesión del poder haría que los kurdos dejaran de combatir al régimen,
con lo que este podía concentrar sus recursos militares en otros frentes;
que fragmentaría y por tanto debilitaría a la oposición siria a Asad según
divisorias sectarias; y que si el PYD acumulaba demasiado poder, Turquía
intervendría para impedir su expansión, permitiendo así al régimen recuperar
el control.

 

Se dice que el acuerdo suscrito entre el régimen y las Fuerzas Democráticas
Sirias (FDS), dominadas por el PYD, incluye una garantía de los derechos y
la plena autonomía de Kurdistán. Sin embargo, es improbable que el régimen
sirio acepte finalmente la autonomía kurda, como ha dejado claro
repetidamente en declaraciones públicas. En otras partes de Siria, todas las
promesas hechas por el régimen en los respectivos acuerdos de reconciliación
no han valido ni el papel en que estaban escritas. Las activistas contrarias
al régimen, tanto árabes como kurdas, corren ahora el riesgo de ser
detenidas y de morir bajo tortura.

 

Los combatientes de las FDS tampoco están seguros. Hace apenas unos días, el
viceministro de Exteriores de Siria, Faisal Maqdad, declaró que dichas
fuerzas “traicionaron a su país y cometieron crímenes contra el mismo”.
Mientras que muchos kurdos, abandonados por EE UU, pueden sentirse más
seguros bajo Asad que bajo Turquía, algunos civiles árabes que viven en
zonas controladas por las FDS, como Deir Al Zour y Raqqa, temen sobre todo
la reconquista por el régimen y las milicias iraníes y se sienten más
seguros bajo la protección de Turquía. La población siria cae en la
desesperación y su supervivencia depende de potencias extranjeras.
Periodistas extranjeros igualmente amenazados por el régimen han huido de
Siria, con lo que las atrocidades pueden cometerse fuera de la vista de los
medios internacionales.

 

Las decisiones que se adoptan hoy son fruto de las maquinaciones de
potencias extranjeras, y es la población civil siria la que pagará el
precio. Las actuales luchas de poder entre Estados manipulan las divisiones
étnicas, dando lugar a la proliferación de los sectarismos, que asolarán a
Siria en el futuro previsible. La negativa de Asad a dimitir cuando la
población siria lo exigió fue lo que condujo a este baño de sangre, junto
con la incapacidad reiterada de la comunidad internacional de proteger a la
población siria frente a la masacre y la de los líderes de oposición kurdos
y árabes de dejar de lado sus intereses particulares y promover la unidad de
quienes aspiran a librarse del régimen autoritario. Un régimen que ha
aplastado uno tras otro, por todo el país, la totalidad de los experimentos
democráticos de autonomía comunitaria, y la comunidad internacional parece
querer normalizar las relaciones con este régimen, que se ha aferrado al
poder a costa de organizar masacres a escala masiva. Lo que ocurre hoy es un
desastre, no solo para la población kurda, sino también para todas las
personas sirias libres.

 

Una vez más, la situación en Siria ha puesto de manifiesto la quiebra moral
de sectores de la izquierda. Muchos de los que protestan ante la invasión
turca en el noreste de Siria no se movilizaron para condenar el asalto en
curso de las fuerzas rusas y del régimen sobre la ciudad de Idlib, donde
tres millones de civiles viven en estado de terror permanente. De hecho, no
reconocen que durante años la población siria ha sido masacrada por las
bombas, las armas químicas y la tortura a escala industrial a manos del
régimen de Asad. Algunos de los que reclaman que se declare zona de
exclusión aérea para proteger a la población civil kurda de los bombardeos
aéreos difamaron en su momento a los sirios de otros lugares que reclamaban
esa misma protección, tachándolos de belicistas y de agentes del
imperialismo. Una vez más, la solidaridad parece depender no tanto de la
indignación ante los crímenes de guerra, como de quién es el perpetrador y
quién la víctima. La vida de la población siria es prescindible en la
batalla en torno a las narrativas y los grandes marcos ideológicos.

 

La tragedia siria es una mancha en la conciencia de la humanidad.

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