América Latina/ Los pueblos indígenas amenazados por la epidemia [Mario Osava]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Abr 10 15:16:05 UYT 2020


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Correspondencia de Prensa

10 de abril 2020

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América Latina



La pandemia coloca a indígenas latinoamericanos ante nuevos desafíos



Los pueblos indígenas no están preparados para la pandemia del coronavirus
debido a la limitada oferta de servicios de salud (instalaciones y personal
sanitario) en sus comunidades, declara el epidemiólogo Omar Trujillo, quien
se ocupa de la población originaria dentro del Ministerio de Salud de Perú,
otro país con alto número de comunidades nativas.



Mario Osava, Río de Janeiro

Inter Press Service (IPS), 9-4-2020

http://www.ipsnoticias.net/



El nuevo coronavirus llegó al extremo noroeste de Brasil, en la Amazonia
profunda, sonando la alarma de su arribo a comunidades donde viven numerosos
indígenas, en un temor común en los países latinoamericanos.



Por una cruel ironía el portador del coronavirus fue un médico de la
Secretaría Especial de Salud Indígena, responsable en Brasil de la
asistencia a los pueblos originarios en sus territorios.



“Él vino del Sur, atendió gente en Atalaia do Norte, donde contagió a un
pariente marubo (pueblo indígena), luego estuvo en Santo Antonio do Içá y
dejó cuatro con el virus, entre los cuales una indígena kokama. Hoy se
informó que en São Paulo de Olivença, donde vivo, hay otros dos enfermos”,
relató a IPS el líder indígena Francisco Guedes, desde su localidad.



Entre los siete comprobados con el nuevo coronavirus por lo menos dos son
indígenas, “parientes” como los  identifica Guedes, presidente de la
Federación de las Organizaciones, de los Caciques y las Comunidades
Indígenas de la Tribu Ticuna del Alto Solimões, en el estado de Amazonas, en
el norte del país.



“Estamos preocupados”, porque no se ve posibilidad de tratamiento para los
enfermos graves, señaló Guedes, profesor de enseñanza básica en la lengua
ticuna, el pueblo indígena más numeroso de Brasil, con 70 000 miembros
estimados, en un país con una población de 211 millones de habitantes.



“Acá el hospital no tiene equipos siquiera para asistencia común, mucho
menos para cuidados intensivos. Y Manaus, donde hay recursos, queda a tres
días y medio en barco”, el único medio de transporte, acotó.



Además Manaus, la capital de Amazonas, con 2,2 millones de habitantes, tiene
su red de hospitales ya en colapso, admitió el alcalde Arthur Virgilio Neto.
Es una de las siete capitales cuyo índice de contagiados por el SARS-CoV-2
más preocupa al Ministerio de Salud.



Manaus es la capital de estado con mayor índice de contagios hasta ahora, y
allí ha muerto uno de los dos indígenas registrados como fallecidos hasta
ahora por la covid-19, ambos en la Amazonia brasileña.



En México, en la occidental península de Yucatán, donde los indígenas
constituyen por lo menos la mitad de  sus 2,2 millones de habitantes, ellos
enfrentan otras dificultades.



“Aún hay pocos casos (de la covid-19), por suerte, y la mayor parte en la
capital Mérida, pero como no hay ningún plan del gobierno ante la pandemia,
un contagio masivo provocaría muchas muertes”, teme Pedro Uc Be, miembro de
la Comisión de Seguimiento de la Asamblea Maya en Yucatán.



“Lo que se necesita ahora es comida y trabajo, no tanto para los indígenas
que viven en sus pueblos, que tienen la ventaja de una dinámica propia, con
producción de alimentos. El problema son los que emigraron principalmente a
Mérida y ahora regresan a sus pueblos sin trabajo, ni ingresos, ni comida”,
destacó a IPS desde Buctzotz, un municipio de Yucatán.



El gobierno del estado de Yucatán, uno de los tres en que se divide el
territorio peninsular, ofreció un bono de 2500 pesos (cerca de 102 dólares)
a cada desempleado, pero en la mitad del primer día hubo más de 25 000
solicitudes y se canceló el programa.



“No tenemos seguridad, pero se cree que el coronavirus llegó a los pueblos
indígenas por los regresados de la capital”, observó Uc Be, campesino,
profesor de literatura y escritor en lengua maya.



En México, con 130 millones de habitantes, la epidemia está creciendo y
hasta ahora se trata de contenerla por un confinamiento voluntario de las
personas. “La mayoría se queda en casa”, pero el éxito sigue pendiente de
políticas “adecuadas y a tiempo”, sostuvo.



El gobierno local amenazó con hacer obligatorio el aislamiento social, pero
no lo hizo ante críticas de las organizaciones de derechos humanos, dijo el
profesor, tras explicar que la Asamblea Maya lucha en la defensa del
territorio indígena contra intentos de despojo por grandes empresas,
proyectos energéticos y siembras de soja transgénica.



En Ecuador, la poderosa Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie)
también se quejó de la falta de medidas y de coordinación de los esfuerzos
centrales, provinciales y locales, pero se dispuso a poner en marcha “un
plan de solidaridad en apoyo a sectores del campo y la ciudad”, con aporte
de productos de primera necesidad.



“Pondremos nuestro granito de arena”, declaró el presidente de la Conaie,
Jaime Vargas, en una rueda de prensa digital desde Quito el martes 7.



No hubo registro de la covid-19 en las comunidades indígenas de la Amazonia
Ecuatoriana, pero si en la costa, con “compañeros fallecidos”, resumió.



“No tenemos estadísticas, datos exactos” con nombres y origen de los
indígenas afectados, reclamó. La prioridad debe de ser la protección de los
productores campesinos, para que puedan vender sus productos, para que
tengan sus ingresos y contribuyan a la seguridad alimentaria, arguyó Vargas.



La crisis de la pandemia en Ecuador repercutió internacionalmente por los
muertos sin sepultura, abandonados en las calles de Guayaquil, la mayor
ciudad del país andino, con 17 millones de habitantes.



Vargas divulgó también las resoluciones del Consejo Político de Conaie,
reunido el lunes 6.



“Rechazar la decisión del gobierno nacional de pagar la deuda externa y no
destinar esos recursos al Sistema de Salud Pública para combatir el covid-19
en el cual hasta el momento hay la escalofriante cifra de 1600 miembros del
personal de salud contagiados por falta de equipos de bioseguridad”, es el
tercero de los 13 puntos de la declaración.



La Conaie condena la política neoliberal, beneficios a las empresas
extractivas y centrales hidroeléctricas, los despidos masivos y los acuerdos
con el Fondo Monetario Internacional, para reclamar una elevación de 60 a
400 dólares el bono de emergencia concedido a los trabajadores informales
privados de sus ingresos.



Además propone la creación de un fondo para la compra de alimentos
producidos por el sector indígena y campesino, para asegurar el
abastecimiento de las ciudades.



Los indígenas latinoamericanos tratan de superar el olvido a que fueron
relegados en esta crisis sanitaria y también humanitaria, un efecto natural
de la multiplicación de los enfermos y muertos en algunas de las grandes
ciudades.



“Los pueblos indígenas no están preparados para la pandemia del coronavirus
debido a la limitada oferta de servicios de salud (instalaciones y personal
sanitario) en sus comunidades”, declaró el epidemiólogo Omar Trujillo, quien
se ocupa de la población originaria dentro del Ministerio de Salud de Perú,
otro país con alto número de comunidades nativas.



Esta vez el virus no es el arma biológica con que invasores coloniales
exterminaron pueblos indígenas en las Américas. El SARS-CoV-2 golpea a
todos, sin distinguir etnias o colores.



Nadie estuvo expuesto antes a ese nuevo coronavirus para desarrollar
anticuerpos y evitar formas graves de la covid-19, explicó a IPS el
epidemiólogo Eduardo Costa, asesor de cooperación internacional de la
Escuela Nacional de Salud Pública (ENSP).



Indígenas, blancos o negros están teóricamente en las mismas condiciones
inmunológicas ante esa pandemia que amenaza millones de vidas humanas y los
sistemas sanitarios, económicos y sociales en todo el mundo



Pero hay otros indicadores sanitarios y sociales que recomiendan incluir los
indígenas en América Latina y el mundo entre los grupos más vulnerables,
sostuvo Ana Lucia Pontes, médica investigadora de la ENSP, quien coordina el
Grupo de Trabajo de Salud Indígena en la Asociación Brasileña de Salud
Colectiva.



Las condiciones varían entre los pueblos originarios, territorios y modos de
vida, hay muchos grupos que acumulan comorbilidades por efectos de
enfermedades sufridas, como malaria, dengue, gripes, sarampión, diabetes
entre los adultos, anemia relacionada a problemas alimentarios, explicó.



Además de las distancias de las aldeas a los hospitales y frecuente escasez
de agua potable, se presentan dificultades de comunicación y por ende de
información sobre riesgos y cuidados impuestos por el coronavirus, acotó.



Aunque vivan apartados, numerosas comunidades indígenas en Brasil y el resto
de América Latina dependen de compras de alimentos afuera y esa relación
frecuente con los mercados urbanos representa un riesgo de contagio
peligroso, concluyó Pontes.



Ya el 13 de marzo, la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la
Cuenca Amazónica (Coica) llamó a los gobiernos de los ocho países de la
ecorregión a adoptar medidas urgentes, ante la especial vulnerabilidad de
los pobladores originarios.



“Son 506 pueblos indígenas que estarían en inminente riesgo, además de 76
pueblos indígenas en aislamiento, cuyo sistema inmunológico es muy débil y
cualquier gripe los puede llevar a la desaparición. Una pandemia de esta
magnitud para las comunidades nativas significaría una catástrofe de grandes
proporciones”, planteó entonces uno de sus coordinadores, el colombiano
Robinson López.



El brasileño Guedes, por su parte, comentó una realidad que se repite entre
comunidades indígenas de la región.



Los ticunas, dijo, aún disponen de mucho pescado y producción agrícola para
sostenerse con cierta autonomía alimentaria. Pero muchos “parientes” ya no
cuentan con esa posibilidad, con tierras escasas y cercadas o invadidas por
la minería y la ganadería y el pescado escaso en ríos bloqueados por
embalses hidroeléctricos, se lamentó.



El SARS-CoV-2 hizo recordar que los cinco millones estimados de indígenas
que vivían en Brasil cuando llegaron los portugueses, en 1500, se redujeron
a 897 000 en el censo de 2010, después de haber bajado a cerca de 250 000 en
los años 80. Otros virus fueron factores de muchos casos de exterminio.

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