Siria/ Assad, el "saqueo" en el nombre del coronavirus [Omar Kaddour]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Ago 8 12:49:48 UYT 2020


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Correspondencia de Prensa

8 de agosto 2020

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Siria



Assad, el "saqueo" en el nombre del coronavirus



Omar Kaddour

A l’encontre, 7-8-2020

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Traducción de Ruben Navarro – Correspondencia de Prensa



Desde hace poco tiempo, el régimen de Assad dejó de decir que el coronavirus
no se propagaba en las zonas que están bajo su control. Pero esta posición
es el fruto de un frío cálculo, "como de costumbre", y no implica el más
mínimo cambio en la naturaleza del poder. El discurso negacionista en sí
mismo fue tomando diferentes formas. Al principio, se anunciaban casos muy
limitados de infección, acompañados de escenas espectaculares como el lavado
de calles y lugares públicos, o la imposición de cuarentena a regiones
enteras por la simple aparición de un solo caso, por no hablar del
confinamiento general anunciado, pese a que el discurso esgrimido era que no
había casos de contaminación. Luego, el régimen comenzó a decir que sólo
había casos aislados, que todo venía del extranjero, pero que la situación
estaba bajo control.



Recientemente, el negacionismo al respecto ha adoptado una nueva
configuración: las autoridades anuncian diariamente un número casi
invariable de víctimas, mientras que incluso en las redes sociales pro
régimen se habla de un número mucho mayor de casos. Pero, en última
instancia, es el régimen el único que decide cuántos casos deben ser
notificados a las organizaciones internacionales. Incluso cuando el régimen
reconoce que las cifras pueden llegar a no ser exactas, atribuye la
responsabilidad a las sanciones internacionales impuestas a ciertos
sectores, aunque estas sanciones no afecten a los alimentos o los
medicamentos. Por ejemplo, nos enteramos del fallecimiento de tres personas
conocidas de nosotros en un solo día, pero, ese mismo día, el régimen
anunció una sola muerte en toda Siria. Las autoridades sirias deciden qué
anunciar o no, independientemente del número de víctimas reales que
conocemos con exactitud.



Es más que probable que las autoridades no hayan tomado ninguna medida seria
en el período reciente, durante el que se ha propagado la pandemia. Sin
embargo, este período ha sido utilizado para estudiar la mejor manera de
explotar en su propio beneficio las circunstancias o, según una de las
expresiones favoritas de los sirios, para "saquear" en el nombre de la
pandemia. Así, por ejemplo, las autoridades sirias anunciaron que los
viajeros, tanto al salir como al regresar al país, deberían someterse a una
prueba cuyo costo es de 100 dólares, y que aquellos que regresan al país
deben pasar una noche en un hotel determinado, perteneciente a allegados a
las autoridades, en el que las habitaciones son facturadas 100 dólares por
noche.



A título comparativo, el costo de la misma prueba, efectuada en Francia,
equivalía a 60 dólares (antes de ser incluido en el seguro médico, y por lo
tanto gratuita) y es más bajo en la mayoría de los países e incluso gratuito
en otros. Además, según los anuncios de la OMS, es muy probable que el
régimen de Assad haya obtenido gratuitamente las pruebas de coronavirus.
Esto significaría que esta ayuda médica se utilizaría como un medio para
sacarles dinero en moneda extranjera a los ciudadanos sirios. Basándonos en
nuestra caracterización de la naturaleza del poder sirio, podemos decir que
estas decisiones podrían simplemente integrar la gestión de la epidemia en
un sistema de corrupción. Mientras que, por una parte, los hospitales
públicos no realizan pruebas a los pacientes debido a la falta de
disponibilidad de material, las pruebas están disponibles para aquellos que
quieren y pueden viajar al extranjero. Bajo el mismo pretexto, puede haber
pruebas disponibles para aquellos que pueden pagar, ya sea que viajen o no.
La corrupción llega al punto de que aquellos que pueden pagar tienen acceso
a un respirador, mientras que los llamados de ayuda para conseguir uno de
estos aparatos invaden las páginas de las redes sociales.



En los últimos días, los médicos que trabajan en esos mismos hospitales
advirtieron en reiteradas ocasiones a las personas contaminadas por el
coronavirus y a las que presentan síntomas sospechosos que no acudieran a
esos centros porque no podrían ser atendidas y en el caso de que no
estuvieran ya contaminadas, correrían el riesgo de contraer el virus. La
repetición de estas advertencias públicas significa que las autoridades son
indiferentes a las normas sanitarias elementales y se comportan con una
arrogancia extrema. Ni siquiera les importan ya los escándalos publicados en
la prensa. Hasta hace poco, la gente era arrestada por expresar críticas
menos severas que las que escuchamos hoy.



Un periodista que trabaja para uno de los medios de comunicación del régimen
da una mejor idea de lo que pasa en los hospitales a través de su página de
Facebook. Cuenta que acompañó a un amigo enfermo al Hospital Universitario
de Mouwasat y constató que el servicio de urgencias estaba saturado y no
hacía distinción entre los diferentes casos. Por suerte, su amigo consiguió
una cama con un respirador. Pero poco después, un médico le recomendó que
llevara a su amigo a su casa para recibir tratamiento a domicilio. El
paciente dejó entonces la cama equipada con un respirador, el que fue
asignado inmediatamente a un paciente con hipoglucemia sin haber sido
esterilizado. Según el relato del reportero, el doctor le pidió que
fotografiara dos recetas colgadas en la pared. Al parecer, el hospital
recomienda a todos los pacientes esos medicamentos, entre los cuales se
encuentra la hidroxicloroquina, que ha desencadenado una controversia
mundial y cuya peligrosidad ha quedado confirmada para algunos pacientes.
Según el testimonio de su amigo periodista, el paciente, había intentado sin
éxito llamar al número de teléfono puesto a disposición de las personas con
síntomas del coronavirus. En el Hospital Universitario Assad, al que se
había dirigido antes de ir al Hospital Mouwasat, no había tenido mejor
suerte. Este paciente murió dos días después con graves sufrimientos
relacionados con el coronavirus y con la falta de atención médica en los dos
hospitales públicos.



Sin perjuicio de la presencia de médicos y enfermeros conscientes y
vigilantes, incluidos aquellos que aconsejan a los pacientes que no vayan a
los hospitales públicos, el deterioro de los servicios en estos últimos no
sólo refleja el deterioro del sector de la salud en general, sino que
refleja también la total indiferencia ante una situación epidémica que
debería ser la prioridad. Estas manifestaciones de indiferencia sólo pueden
prevalecer en un clima general de corrupción e irresponsabilidad con,
incluso, un pequeño porcentaje del personal de la salud que contribuye a
exacerbarlo, sin olvidar que los médicos trabajan a menudo en condiciones de
seguridad insuficientes. Según lo que sabemos sobre la naturaleza del poder
sirio, todo esto es una negligencia deliberada en la que las víctimas son
los pobres, y en la que los que tienen la posibilidad de pagar encuentran
mejores lugares para el diagnóstico y el tratamiento. Además, no debemos
excluir la posibilidad de que el propio hospital tenga secciones "de lujo"
para los que pueden pagar mucho, y otras para los parias y miserables que
sólo podrán sobrevivir si su inmunidad personal es suficiente.



No esperábamos menos de Assad. Sabíamos que aprovecharía la pandemia, aunque
era difícil prever este nivel de brutalidad. Sólo aquí encontramos pacientes
obligados a morirse en sus casas sin poder ir al hospital. En ningún otro
lugar las familias en duelo son condenadas al silencio sobre la causa de la
muerte de uno de los suyos, para evitar el chantaje de tener que enterrarlo
lejos del cementerio en el que están enterrados los demás miembros de la
familia. En ningún otro lugar se encuentra este tipo de comercio con
cadáveres. Esta terrible tragedia humana nos encuentra a todos desprevenidos
y sólo nos queda desear que la pandemia sea lo más benevolente posible con
las víctimas. Y mientras nos cuesta salir de nuestro asombro y formulamos
ingenuamente nuestros deseos, hay una banda que piensa seguramente que la
explotación de esta pandemia de coronavirus no les ha producido suficientes
beneficios, y que deberían buscar otros métodos más lucrativos para
compensarlo.



Artículo publicado en Almodon, 1-8-2020: https://www.almodon.com/
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