Estados Unidos/ ¿La Covid-19 provocará una ola de sindicalización? [Steven Greenhouse]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Ago 21 23:37:56 UYT 2020


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Correspondencia de Prensa

21 de agosto 2020

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Estados Unidos



¿La Covid-19 provocará una ola de sindicalización?



En Estados Unidos, la aprobación pública de los sindicatos casi alcanza su
nivel más alto en cincuenta años. Los trabajadores muestran su descontento
por el trato que recibieron en sus lugares de trabajo durante la pandemia.



Steven Greenhouse

Mediapart, 18-8-2020

https://www.mediapart.fr/es/



A mediados de marzo alguien me preguntó si la Covid-19 iba a provocar una
oleada de sindicalización. Mi primera reacción fue negativa. ¿Cómo podrían
los trabajadores afiliarse a un sindicato ahora que se exige una distancia
física y que la gente no puede ni siquiera reunirse presencialmente? Además,
yo pensaba que los trabajadores tendrían tanto miedo por la pandemia que no
estarían pensando en sindicarse.



Esta reacción era poco clarividente. No me había dado cuenta de hasta qué
punto muchos trabajadores estaban furiosos por la manera insensible y
despiadada en la que sus empresas les han tratado durante esta crisis.
Muchos patronos no han levantado un solo dedo para dotarles de mascarillas o
desinfectante para las manos. Muchos de esos trabajadores furiosos han
reconocido que el medio más seguro para conseguir de sus jefes la protección
que necesitaban era a través de la acción colectiva.



Hemos observado este movimiento en Amazon, McDonnald's, Domino's, Instacart,
Perdue Farms, Whole Foods y en pequeñas tiendas de alimentación como la
MOM's Organic Market de Filadelfia. Muchos trabajadores han integrado las
medidas anti-Covid en su lucha manteniéndose a un metro de distancia durante
las manifestaciones en su centro de trabajo o utilizando coches para
bloquear al drive-in de su McDonnald's.

.

Muchos de esos trabajadores se afiliarían sin duda a un sindicato mañana
mismo si pudieran, a pesar de que el antisindical National Labor Relations
Board, NLRB (Consejo Nacional de Relaciones Laborales) de Trump haya
suspendido temporalmente todas las elecciones sindicales a finales de marzo.



Pero se ignora no obstante si toda la cólera y el activismo producidos por
la crisis del coronavirus van a traducirse en un aumento de afiliación. La
razón principal para que no sea así viene de lejos: cuando hay elecciones
sindicales en Estados Unidos, las reglas del juego se inclinan mucho en
favor de las empresas y contra los trabajadores que intentan organizarse.



La profesora Kate Bronfenbrenner, de la Universidad de Cornell, ha realizado
un estudio en el que se descubre que las empresas utilizan a veces tácticas
de intimidación para obstaculizar las campañas de sindicalización. En su
análisis, que trata sobre las elecciones sindicales supervisadas por el NLRB
entre 1999 y 2003, el 57% de las empresas amenazó con cerrar sus puertas si
los trabajadores se afiliaban y el 47% declaró que se reducirían los
salarios o los beneficios sociales.



La profesora Bronfenbrenner ha comprobado que el 34% de las empresas ha
despedido ilegalmente a partidarios del sindicato, el 28% ha intentado
infiltrarse ilegalmente en el comité de organización sindical y el 22% ha
utilizado ilegalmente « sobornos y beneficios especiales » para que los
trabajadores voten contra un sindicato. Otro estudio sobre las elecciones de
2016 y 2017 ha revelado que las empresas han despedido a casi uno de cada
cinco trabajadores que habían participado en campañas de sindicalización. La
inclinación conservadora del poder judicial federal hace la sindicalización
todavía más difícil.



Los patronos no solo exigen a menudo que los trabajadores escuchen a
consultores antisindicalistas y miren vídeos antisindicales, sino que tienen
derecho también a prohibir a los sindicalistas entrar en la propiedad de la
empresa gracias a una decisión del Tribunal Supremo de 1992, que exalta el
derecho a la propiedad privada más allá de los derechos y de las
preocupaciones de los trabajadores.



En virtud de esa decisión, los empresarios pueden incluso prohibir a los
sindicalistas colocar octavillas en los parabrisas de los coches en los
aparcamientos de los empleados.



Durante la pandemia, muchos empresarios se han mostrado más agresivos que
nunca en su lucha contra los sindicatos. Amazon ha hecho todo lo posible
para advertir de que no tolerará la sindicalización. La empresa despidió a
Christian Smalls, punta de lanza de una huelga de trabajadores en su centro
de Staten Island, que protestaban porque Amazon había hecho muy poco para
protegerles del virus. Amazon ha despedido también a Bashir Mohamed, el
principal activista obrero de un centro en Minnesota, así como a dos
técnicos de Seattle que estaban abiertamente a favor del clima
reivindicativo y habían criticado las condiciones de seguridad en los
almacenes.



Whole Foods, una filial de Amazon, ha creado un mapa térmico que utiliza
veinticinco parámetros, entre ellos los niveles de diversidad y el número de
denuncias sobre la seguridad, para saber cuáles son los almacenes más
expuestos al riesgo de actividad sindical.



El director de Trader Joe's envió el 31 de marzo una carta antisindical a
todos los trabajadores y uno de sus empleados en Louisville ha declarado que
ha sido despedido por haber expresado en Facebook su preocupación en materia
de seguridad sobre la Covid-19.



Todo esto ha pasado después de que Google haya despedido a cuatro dirigentes
sindicales que promocionaban la acción colectiva y después de que el ojito
derecho de la tecnología, Kickstarter, haya despedido a varios miembros de
su comité de organización sindical. Kickstarter ha declarado que no habían
sido despedidos por su apoyo a un sindicato.



Pero las perspectivas de sindicalización no son tan sombrías. Después de la
mayor oleada de huelgas desde los años 80, las de #RedForEd de 2018-2019 y
los importantes paros en General Motors, Marriott y Stop&Shop, se produce
ahora una explosión de huelgas y de paros laborales por la crisis del
coronavirus.



La aceptación de los sindicatos por la opinión pública ha llegado casi a su
nivel más alto en cincuenta años. Ha habido también una ola de
sindicalización entre los profesores adjuntos, estudiantes recién
diplomados, periodistas de prensa escrita y digital, empleados de museo,
enfermeros, trabajadores de almacenes de cannabis y empleados de
organizaciones sin ánimo de lucro. Otro suceso bienvenido en el mundo
laboral es que los candidatos demócratas a presidente han presentado este
año los planes más ambiciosos desde hace décadas para reconstruir los
sindicatos, poniendo fin a un largo periodo durante el cual el partido ha
considerado que todo estaba en orden en el mundo del trabajo.



Los candidatos demócratas han pasado uno a uno y se han dado cuenta (o han
actuado como si acabaran de darse cuenta) de que si quieren poner fin al
estancamiento salarial, si debe reducirse la desigualdad salarial, si quiere
reconquistar Michigan, Pensilvania o Wisconsin, es vital entonces reforzar
el movimiento sindical. Es difícil saber si el candidato Joe Biden piensa
realmente lo que ha dicho sobre la lucha encarnizada para reconstruir los
sindicatos. Una cosa es segura, los trabajadores saldrían beneficiados de
una mayoría demócrata en el NLRB que vendría con el control de la Casa
Blanca.



En un vídeo de un paro laboral en un almacén de Amazon en Chicago, una
trabajadora valiente declara: « No hay trabajadores vagos en Amazon.
Nosotros queremos trabajar. Queremos trabajar en instalaciones limpias.
Queremos trabajar en un lugar seguro, donde nuestros hijos y nuestras
familias estén en seguridad. ¿Cómo podemos ser trabajadores esenciales si
nuestras vidas no son esenciales? ». Esta trabajadora ha tocado un punto
esencial: en una sociedad donde las empresas se esfuerzan sin descanso por
maximizar los beneficios y la productividad, la acción colectiva es de lejos
el medio más eficaz para los trabajadores de forzar a los empresarios a
responder a sus necesidades más urgentes.



La mayor parte de los dirigentes empresariales apenas se preocupan por saber
si sus empleados tienen voz en los asuntos laborales. Corresponde a los
trabajadores del país hacerse oír por sus patronos, alto y claro. No hay
momento más urgente para hacerlo que en medio de una espantosa pandemia en
la que muchos trabajadores han muerto porque sus empresas no han tomado las
precauciones de seguridad adecuadas.

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