China/ El ascenso del capitalismo chino [Au Loong-Yu]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Dic 21 12:41:55 UYT 2020


  _____

Correspondencia de Prensa

21 de diciembre 2020

 <https://correspondenciadeprensa.com/> https://correspondenciadeprensa.com/

redacción y suscripciones

 <mailto:germain en montevideo.com.uy> germain en montevideo.com.uy

  _____



China



El ascenso del capitalismo chino



La fusión del Estado con los sectores dominantes de la economía ha alcanzado
niveles sin precedentes. La consecuencia de esto es una gran desigualdad en
el ingreso, lo que hace que China tenga un mercado doméstico muy estrecho en
relación con sus capacidades productivas. Por lo tanto, debe primero inundar
todo el mundo con sus mercancías, y luego exportar capital.



Au Loong-Yu.*

Jacobin, 18-12-2020

https://jacobinlat.com/

Traducción de Valentín Huarte



Para contar la historia completa del conflicto entre China y Estados Unidos
hay que empezar por el comienzo, es decir, por la naturaleza del ascenso de
China al estatus de superpotencia.



La única forma en la que un país semicolonial, humillado e invadido en
numerosas ocasiones por países imperialistas, pudo terminar con el trágico
destino de su pueblo fue fortaleciendo la nación por medio de la
modernización. Esto tomó parcialmente la forma de una política de
autodefensa nacional.



Beijing ha recibido múltiples recordatorios de las ambiciones imperiales de
EE. UU., incluso durante décadas recientes. En 1993, EE. UU. detuvo y
requisó el buque chino The Galaxy en el Océano Índico. En 1999, la embajada
china en Yugoslavia fue bombardeada por EE. UU. Hay aviones de combate que
espían permanentemente la zona económica exclusiva de la Isla de Hainan,
llegando a causar que un avión chino se estrelle contra el mar en 2001.



La amarga experiencia le enseñó a China que, si no quería ser acosada por el
imperialismo estadounidense, debía ser al menos igual de fuerte y enérgica.
En este sentido, su ascenso al estatus de potencia mundial estuvo motivado
por la autodefensa y, por lo tanto, fue legítimo. Este proyecto de
autodefensa también era legítimo desde el punto de vista de los intereses
del pueblo trabajador. Sin embargo, el proceso fue definido por dos
características incompatibles con estos intereses: la conversión en un
proyecto de capitalismo de Estado y las ambiciones expansionistas.



De acuerdo con la doctrina del PCCh de 1949, el ascenso del país no sería de
tipo nacionalista. La revolución de 1949 tuvo el apoyo de la gran mayoría
del pueblo trabajador. El pueblo creía en las promesas del PCCh, según las
cuales la modernización conllevaría más democracia y una justicia
distributiva, con el objetivo de perseguir el internacionalismo y el
socialismo en el largo plazo.



El prometido ascenso de China no debía seguir la tradicional vía capitalista
y nacionalista. Debía seguir una vía socialista. Deng Xiaoping dejó esto en
claro en su discurso de 1974 frente a la ONU, cuando afirmó que «si un día
China debe cambiar de color y convertirse en una superpotencia, si debe
jugar el papel de tirano en el mundo y someter en todas partes al resto de
los países a sus acosos, a sus agresiones y a la explotación, el pueblo del
mundo debería identificarla como una nación socialimperialista, dejarla al
descubierto, oponerse a ella y trabajar en conjunto con el pueblo chino para
derrocarla».



Pero el PCCh no pudo sostener su promesa, lo cual había quedado claro en la
década de los cincuenta, mucho antes del momento en que Deng pronunció su
discurso frente a las ONU. La China de Mao fue exitosa en el objetivo de
modernizar parcialmente el país, pero el pueblo pagó un costo terrible, en
muchos casos absolutamente innecesario.



Fue durante este período que la burocracia del partido se elevó al estatus
de una nueva clase dominante, que gozaba de privilegios económicos y
políticos. La contribución de Deng a esta nueva clase dominante consistió en
dar luz verde para «hacerse capitalista». De manera sorprendente –y a
diferencia de lo que sucedió en Rusia– tuvo éxito.



Esta fue la segunda faceta del ascenso de China, a saber, el ascenso del
capitalismo chino. Su éxito se debe precisamente a que se trató de un
proyecto de capitalismo dirigido por el Estado, en el cual el partido-Estado
concentra en sus manos tanto el monopolio de la violencia como el poder del
capital para favorecer el crecimiento económico.



Esto nos lleva a una tercera faceta del ascenso de China: su expansionismo,
que es consecuencia necesaria del capitalismo monopolista chino. La fusión
del Estado con los sectores dominantes de la economía (representados por las
empresas de propiedad estatal) ha alcanzado niveles sin precedentes. El
Estado devora enormes cantidades de recursos que terminan en los bolsillos
de quienes desempeñan alguna función pública, en megaproyectos de inversión,
o en ambos a la vez.



La consecuencia de esto es una gran desigualdad en el ingreso, lo que hace
que China tenga un mercado doméstico muy estrecho en relación con sus
capacidades productivas. Por lo tanto, debe primero inundar todo el mundo
con sus mercancías, y luego exportar capital.



Con la exportación de capital a escala masiva, se hizo necesaria la
intervención sobre la política doméstica de los países de acogida, con el
objetivo de garantizar y supervisar las inversiones. Por lo tanto, Beijing
se traga sus propias palabras cuando repite en la actualidad el lema de una
«política no intervencionista». Casi el 90% del comercio chino y el 80% de
sus importaciones de petróleo pasan hoy a través del estrecho de Malacca.
Beijing vive bajo el temor permanente a un potencial escenario en el cual
Estados Unidos intervenga esta ruta comercial. De aquí su ofensiva en el mar
de la China Meridional. Esta es una dinámica importante que subyace al
conflicto de China con EE. UU.



La batalla por Hong Kong como síntoma



Desde 2008, las ventajas que beneficiaron a China se están agotando, lo que
se expresa en ciertos problemas estructurales: salarios reales deprimidos
por las altas tasas de inversión, disminución de la demanda doméstica,
proceso de sobreproducción y de sobreinversión.



Detrás de estos factores debe buscarse el problema central: la decadencia
generalizada de la burocracia del partido. Cuanto más saquea la burocracia
al país, más le preocupa que estos problemas queden al descubierto. Esto
explica, en parte, por qué Beijing vigila cada vez más de cerca a Hong Kong.



Treinta años atrás, crecía entre las autoridades de Beijing la preocupación
acerca de cómo la libertad política de Hong Kong podría afectar su dominio
sobre la sociedad. Esto alcanzó un punto crítico cuando Hong Kong proveyó un
fuerte apoyo al movimiento democrático de 1989. En los años noventa, cuando
comenzaron la «reforma» y la «apertura» más radicales, Hong Kong contribuyó
significativamente al nacimiento y crecimiento de la sociedad civil china,
por primera vez desde 1949. Este proceso estuvo caracterizado por el rápido
crecimiento de asociaciones civiles e incluso de movimientos sociales, que
Beijing consideraba como potencialmente peligrosos.



Cuanto más asciende China en la escena internacional, más se preocupa
Beijing por el libre flujo de información en Hong Kong.



La desaparición de los miembros de Causeway Bay Books es un caso típico.
Entre octubre y diciembre de 2015, desaparecieron cinco propietarios y
trabajadores de la librería Causeway Bay Books. Dos de los arrestos se
dieron aparentemente por fuera de cualquier marco jurídico. Se trató de un
castigo por la publicación de un libro acerca de la vida privada de Xi
Jinping en Hong Kong.



La lección de este incidente es clara: el libre flujo de información
simplemente no puede convivir con los intereses centrales de Beijing. Esto
llevó a que en 2019 Beijing promulgara una ley de extradición en Hong Kong,
que luego desató un efecto dominó y finalmente tuvo como resultado el
comienzo de una «nueva Guerra Fría» entre EE. UU. y China, con Hong Kong
como campo de batalla.



Este conflicto también anuncia el fin de los beneficios estratégicos que
Hong Kong ofrecía a Beijing. La pérdida de Hong Kong como una plataforma en
la cual las empresas chinas podían acceder a dólares norteamericanos,
utilizando la región como un trampolín para entrar y salir y para captar
inversiones extranjeras, creará un gran problema para las finanzas y la
economía de Beijing.



* Au Loong-Yu, escritor, activista marxista y autor, entre otros, de Hong
Kong in Revolt. The Protest Movement and the Future of China (Pluto Press,
2020).

  _____





--
El software de antivirus Avast ha analizado este correo electrónico en busca de virus.
https://www.avast.com/antivirus


------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20201221/b1e8c21e/attachment-0001.htm


Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa