Argentina/ El avance feminista del año: la interrupción voluntaria del embarazo es legal [Azul Cordo]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Jue Dic 31 10:20:48 UYT 2020


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Correspondencia de Prensa

31 de diciembre 2020

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Argentina



El avance feminista del año: la interrupción voluntaria del embarazo es
legal



La marea verde logró que el aborto sea ley y consagró un derecho que es un
reclamo histórico del movimiento de mujeres.



Azul Cordo

La Diaria, 31-12-2020

https://ladiaria.com.uy/



Se siente el mormazo, hay amenaza de tormenta, pero aunque lloviera
torrencialmente como el 8 de agosto de 2018, la votación en el Senado no
sería igual. “Volvimos para ser mejores” es el lema de gobierno de Alberto
Fernández y pareciera que también tocó a la promesa de campaña de lograr el
aborto legal, que alcanzó 38 votos a favor, 29 en contra y una abstención en
el Senado. En el caso del movimiento feminista, “volvimos” fue sinónimo de
crecer, no de retornar, porque nunca se fue de la plaza como espacio público
por excelencia para disputar los derechos de las poblaciones negadas, de
aquellas tratadas como ciudadanas de segunda, hasta este martes.



Detrás de la votación del 29D hay 15 años de Campaña Nacional por el Aborto
Legal Seguro y Gratuito sostenida en Argentina, con crecimiento de redes
como la de las Socorristas, que asesoran y acompañan abortos en todo el
país, y se conjugan con la Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a
Decidir, que sortean el mandato del poder médico hegemónico, entienden que
un aborto seguro es una cuestión de salud pública, garantizan derechos y
cumplen con el juramento hipocrático. Detrás de la votación del 29D está la
Red de Docentes por el Derecho al Aborto que entiende que el aborto es parte
de la Educación Sexual Integral (ESI) que cada niña y niño debe recibir. Y
están las pibas con glitter y las legisladoras sororas y las periodistas
feministas. Todas juntas por esta causa común de garantizar el derecho al
aborto como parte del derecho al goce para una vida digna de ser vivida.

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La política sin cuerpo es burocracia. En las jornadas previas para llegar a
la votación verde celebrada en todo el mundo hubo mucha real politik.
Reuniones del presidente Fernández viajando a convencer indecisos en
distintas provincias, senadoras jóvenes y sus asesoras dándolo todo para un
debate transversal, pero sobre todo pibas y pioneras llenando de nuevo
calles y plazas para impedir la indiferencia.



¿Por qué se palpita así la votación de una ley, como si fuera un mundial? La
transmisión del debate parlamentario se siguió por seis pantallas gigantes
afuera del Congreso en Buenos Aires: tres pantallas para el sector verde,
las otras para los antiderechos. En otras 60 localidades del país, miles y
miles se encontraban, en una noche de luna clara, reparando todo un año de
distancia.



Había corazonadas en medio de una paridad “inestable y desconcertante”, como
definió Marta Alanís, de Católicas por el Derecho a Decidir, a la diaria
horas antes de la votación. Pero recién a las 4.12 el resultado fue verde
esperanza.



Oleaje regional



La aprobación tiene un sabor multiplicador en la región. Hasta este martes,
América Latina y el Caribe tenía seis países donde el aborto es legal sin
causales durante las primeras semanas de gestación, según el plazo
establecido por cada ley: Uruguay, Cuba, Guayana, Guyana Francesa, Puerto
Rico y México (en Ciudad de México y Oaxaca). Con Argentina suman siete.



Con “persistencia alerta”, como escribió la escritora cordobesa Tununa
Mercado, los feminismos populares en Argentina “lograron sacar del clóset el
aborto de una vez por todas, construyeron un amplio consenso y la conciencia
colectiva del derecho a decidir”, afirma la periodista Florencia Alcaraz en
su libro ¡Que sea ley! (Marea, 2018), y “ampliaron los imaginarios de la
región en torno a las legislaciones posibles sobre aborto”.



Desde El Salvador, país centroamericano donde este derecho está totalmente
penalizado, con decenas de mujeres presas por abortos espontáneos, Laura
Aguirre –directora del medio digital Alharaca– dice que este logro argentino
es un “espaldarazo” y “un recordatorio de que, a pesar de que el camino es
largo y dificultoso, se puede alcanzar con paciencia, con sororidad, con
lucha, con apoyo entre nosotras”. Tica Moreno, de la Marcha de las Mujeres
de Brasil, describió esta victoria como un avance para todas las feministas
internacionalistas, asumiendo que no es fácil: “Se precisa de mucha
organización, educación popular, movilización, compromiso, osadía, diálogo,
rebeldía, simbología, barullo, cuerpos en movimiento y lucha colectiva
contra la ofensiva reaccionaria, neoliberal y heteropatriarcal en la
región”.



Desde los pasillos del Senado que se hacen eco de su voz, Alanís dice que no
puede proyectarse “un efecto dominó” de leyes a favor del aborto legal en
América Latina, pero “hemos hecho tanto ruido verde que esta ley de avanzada
va a impactar según el marco político de los países. En medio de una región
donde la derecha campea derechos, cada movimiento, en cada país, tiene que
generar condiciones porque es posible que se legalice”.



El deber político de estar a la altura



A las 16.08 comenzó el debate en la cámara alta, con 34 de 72 senadoras y
senadores presentes en el recinto, tanto en sala como desde sus despachos;
dos ausentes (José Alperovich de licencia por denuncias de violación a su
sobrina y el ex presidente Carlos Menem internado con coma inducido) y el
resto sesionando de manera virtual desde sus provincias; 59 anotados como
oradores, seis de los cuales figuraban como “indecisos” en sus votos.
Finalmente, hablaron 58. Además de vigilias feministas, miles siguieron las
exposiciones por el canal de Youtube del Senado (con picos de 51.400
espectadores) y otras miles se repartían en las retransmisiones que hicieron
radios, diarios y canales de televisión. 12 horas más tarde, era ley la
regulación del acceso a la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) hasta
la semana 14 de gestación y la atención posaborto.



En la apertura de la sesión, con el aviso de la miembro informante
oficialista Nancy Durango, se conocía que habría un acuerdo de veto parcial
presidencial y modificación en la reglamentación de la ley en la referencia
a la salud “integral” en las causales de las interrupciones legales del
embarazo, no en el texto del proyecto (por lo que no cambia el plazo de 14
semanas para la IVE), evitándose de esta manera que vuelva a discutirse en
Diputados. El texto vetaría el término “integral”, mantendría las causales
como hasta ahora y la reglamentación expresaría que “el peligro para la vida
o la salud deberá ser evaluado y establecido por el personal de salud
interviniente”, según el documento de propuesta al que pudo acceder la
diaria en ese momento. Parte de este contenido también fue compartido por el
senador Alberto Weretilneck en su exposición, sobre las 2.15 de la mañana.
Este acuerdo consiguió que él y otros “indecisos” votaran a favor del aborto
legal.



A medida que pasaban las horas, se reforzaba como argumento a favor entre
los indecisos el acceso al aborto como un problema de salud pública urgente
reconociendo, desde el respeto a la autonomía en las decisiones, que
mantenerlo en la clandestinidad no detiene la práctica: sólo profundiza
riesgos de vida y criminalización. Así fueron adelantando su voto afirmativo
y “deconstruido” Silvina Larraburu (Frente de Todos, FDT), Stella Maris
Olalla (Juntos por el Cambio) y Sergio Leavy (FDT). El detalle de posiciones
a favor y en contra está en la crónica sobre el debate parlamentario
publicada este martes. Una síntesis de los cambios a favor fue la
explicación de la neuquina Lucila Crexell (Interbloque Federal), quien en
2018 se había abstenido de votar: “No cambié mi postura, cambié mi enfoque:
el aborto clandestino es una causa silenciosa que muchos todavía se niegan a
ver. No me es indiferente este drama. Esta ley no le cambia en nada a los
que se oponen, pero sí a quienes necesitan que el Estado las asista”.



Pasadas las 22.30, el poroteo sumaba 37 votos a favor, 32 en contra, dos
abstenciones y un indeciso. Un partido que se juega hasta el último minuto.



Ana Almirón (FDT), que viajó diez horas en auto para llegar al Senado desde
Corrientes, calificó al debate como un momento “hermoso y transversal” y
brindó uno de los discursos más celebrados en redes sociales. Crítica de su
provincia, declarada “provida” en 2011, recordó que allí no hay “voto joven,
es decir, no autorizamos a las jóvenes de 16 años a votar, pero sí las
obligamos a parir a los 10, 11, 12 años. Eso es lisa y llanamente la idea de
la mujer incubadora. 18% de los nacidos vivos en mi provincia son paridos
por menores de 18 años. ¿Las vamos a dejar abortar, o las vamos a acompañar
a la comisaría o a la morgue?”, interpeló a sus compañeros de bloque,
mientras levantaba su pañuelo verde con la consigna “Niñas, no madres”. Las
provincias del noreste argentino son las que tienen las tasas de fecundidad
materna infantil y adolescente más altas del país: coinciden con el mapa de
la mayor pobreza estructural.



Otra argumentación fuerte a favor, que podría ser un adelanto de la
discusión para separar a la Iglesia del Estado, fue la de Gladys González
(Propuesta Republicana) asumiendo que no puede imponer una doctrina
religiosa: “¿No será hora de entender por qué nuestras mujeres que creen en
Dios abortan? [...] Hemos llegado tarde a entender la importancia de la
educación sexual, del uso de anticonceptivos. El castigo y la culpa sólo
traen más dolor y muerte”.



El pañuelo verde, código infinito que atraviesa fronteras y traza una
genealogía de luchas con las Madres y Abuelas, una contraseña abierta en
muñecas, cuellos, pins, corbatas, se lució toda la jornada. La senadora
fueguina María Eugenia Duré (FDT) tenía sobre su escritorio, como otras
legisladoras millennial, un triángulo de tela que decía “Aborto legal, libre
y feminista”. Detrás de ese escudo recordó: “Las mujeres no pedimos permiso
para hacer historia. Nos atraviesa estar a la altura de la ampliación de
derechos. Este proyecto viene a devolvernos dignidad a las mujeres y
personas gestantes”.



“Porque, aun penalizado, siempre existió. La cuestión es garantizar menos
complicaciones, más salud, más vida”, dijo el santafecino Roberto Mirabella
al argumentar a favor desde el recinto. En las últimas horas había sido
presionado hasta con visitas de obispos en su casa de Rafaela. No fue una
excepción: el fueguino Matías Rodríguez abrió su exposición solidarizándose
con colegas que recibieron amedrentamientos por parte de “fanáticos”.



Los antiderechos amenazan, aburren y atrasan con argumentos irrespetuosos,
mentirosos y discriminatorios, como decir que se abortarán niñxs con
síndrome de Down o que “el proyecto nada dice del niño por nacer”; “nosotros
no podemos salvar las equivocaciones que otros cometieron”; “qué pensará un
feto de la semana 13 si cruza la frontera de un país a otro”; incluso
aludiendo a situaciones del año 500 a. C. o de la sequía inglesa en 1315,
como hizo Dalmacio Mera, del FDT por Catamarca.



Para la 1.15 algunas periodistas aseguraban que había 38 votos a favor. Se
revertía el resultado de 2018.



Comenzaba a saldarse una deuda de la democracia: 3.040 mujeres murieron por
abortos inseguros entre 1983 y 2016. A quienes dudan de esta cifra, la
chaqueña María Inés Pilatti (FDT) cuestionó: “Me hacen acordar de cuando
dudan si hay 30.000 [desaparecidos]”.



Qué viene después



La objeción de conciencia y de ideario institucional, algo que en Uruguay ha
sido claramente diagnosticado como el principal desafío en ocho años de
implementación de la ley IVE, es parte de los obstáculos que “vamos a tener
que derribar”, dijo Alanís. “Tenemos un trabajo muy fuerte por delante”,
reconoció, pero con una despenalización social avanzada, con la marea verde
“intacta y firme para lo que venga”, como las demandas judiciales que la
antiaborto Silvia Elías de Pérez prometió presentar ante la Corte Suprema.
Pareciera que la senadora quiere profundizar la penalización existente:
desde 2012 se registran 1.532 causas de aborto y 37 posibles eventos
obstétricos criminalizados en 17 provincias, según una investigación del
Centro de Estudios Legales y Sociales.



En otras plazas, socorristas se encontraron con socorridas. Dice una de
ellas: “Cuando se votó estuve estupefacta un rato. Después de unos minutos
me vino como un desfile de caras a la mente, de situaciones que acompañé, de
otras que me cambiaron la cabeza y la vida. Y ahí sí, no pude parar de
llorar. Con todo lo racional y crítica que puedo ser de la ley, igual lo más
fuerte era esa sensación de que esto era justicia, un poco de reparación”.



Militantes expuestas durante años en pueblos conservadores no paran de
recibir felicitaciones desde distintas latitudes. Cada mensaje es un abrazo.
“Toda la vida luchando para esto y sucede. Es muy abrumador y es a la vez
algo de justicia, belleza y amor de nuestro lado”, dice Dahiana Belfiori,
autora de Código Rosa, relatos de aborto, desde Rafaela.



El peso político de lo que conseguimos es enormemente conmovedor.

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