Siria/ Idlib: las fuerzas rusas y del régimen Assad bombardean los hospitales [Dossier]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Feb 11 00:09:28 UYT 2020


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Correspondencia de Prensa

11 de febrero 2020

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redacción y suscripciones

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Siria

 

Las fuerzas rusas y sirias atacan hospitales a medida que se intensifica la
ofensiva en Idlib 

 

MENA Solidarity Network, 7-2-2020 

https://menasolidaritynetwork.com/

A l’encontre, 8-2-2020   

http://alencontre.org/

Traducción de Ruben Navarro – Correspondencia de Prensa

 

El personal médico del hospital de Aqeirbat, situado en el campo, cerca de
Idlib (Siria), organizó una protesta desesperada el 6 de febrero para llamar
la atención sobre la destrucción de clínicas y hospitales. Llevaban
pancartas en las que se invitaba a António Guterres, Secretario General de
las Naciones Unidas, a visitar Idlib y "ver por sí mismo" una lista cada vez
más extensa de instalaciones médicas destruidas o gravemente dañadas por el
régimen de Assad y sus aliados. Sólo unas horas antes, la Asociación de
Médicos Independientes, una ONG médica que presta servicios de salud a
cientos de miles de personas en las zonas de Idlib y Alepo, informó que el
fuego de artillería había alcanzado su centro de atención primaria de salud
en Anadan (una pequeña ciudad a 12km al norte de Alepo).

 La destrucción sistemática del sistema de salud en Idlib se inscribe en una
ofensiva más amplia del régimen de Assad y sus aliados, Rusia e Irán, para
recuperar el control militar de la zona de Idlib, el último reducto de
territorio que mantiene la oposición. Más de medio millón de personas han
huido de la zona en los últimos dos meses.

Motaz, ex director de programas de una ONG médica siria, dijo a Middle East
Solidarity que los organismos de las Naciones Unidas, incluida la Oficina de
Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH), se han convertido en "socios de
Assad y de la máquina de matar de Rusia en Siria", proporcionando
información sobre la ubicación de las instalaciones médicas directamente a
las fuerzas rusas en el marco de un llamado "mecanismo de reducción de
riesgos".

Este mecanismo obliga a las organizaciones no gubernamentales de salud de
Siria a informar sobre la ubicación de las instalaciones médicas a "las
Fuerzas de Coalición, el Gobierno de Turquía, la Federación de Rusia y los
presidentes del Grupo de Apoyo Internacional [1] en Siria (GSI, ISSG en
inglés, copresidido por el Gobierno de los Estados Unidos y la Federación de
Rusia)". Las ONG humanitarias deben dar información detallada sobre las
misiones humanitarias móviles y fijas, así como "la ubicación, las
coordenadas (Sistema de Posicionamiento Global-GPS), la latitud (y longitud
en grados), la función del edificio (escritorios, vivienda, escuela,
depósito, hospital, etc.) y la dirección exacta".

Aunque el objetivo del plan era supuestamente ayudar a los militares a
evitar los ataques a los hospitales, Motaz nos dijo que la práctica de
intercambio de informaciones ha aumentado en los hechos la amenaza a las
instalaciones médicas.

"Las ONG sirias que tienen como base la ciudad de Gaziantep, en Turquía, y
que participan en las diversas reuniones de las estructuras humanitarias
confiaron en la OCAH sobre la "protección" de los trabajadores humanitarios
y sus instalaciones. Las ONG médicas, por ejemplo, transmitía no sólo las
coordenadas geográficas de sus actividades sino también las "ubicaciones" de
sus instalaciones médicas", dijo.

"Aunque el hecho de proporcionar información de contacto a la OCAH es
"voluntario", las ONG se sintieron obligadas a hacerlo". Algunos temían que
si no lo hacían podrían ver recortes en su financiación, mientras que otras
consideraban que al proporcionar esta información estaban protegiendo a su
personal, a los pacientes y las instalaciones".

Sin embargo, el "mecanismo de reducción de riesgos" no funcionó. El New York
Times (29 y 31 de diciembre de 2019) identificó varias decenas de ejemplos
de hospitales y clínicas que figuran en la lista de las Naciones Unidas como
sitios que no debían ser atacados, pero que fueron dañados o destruidos por
ataques rusos o sirios, desde abril de 2019.

Para Motaz, la ONU debe asumir la responsabilidad de haber proporcionado
esta información a los aliados de un régimen resuelto [el de Bashar
al-Assad] a aplastar toda oposición, incluyendo los servicios de salud que
no están bajo su propio control. "La OCAH, al compartir las coordenadas
geográficas con la Federación Rusa, contribuye para que la misión de
"neutralizar" estas instalaciones en funcionamiento sea más fácil, más
rápida y menos costosa. Efectivamente, seleccionar estas instalaciones
equivale en realidad a marcar casillas en un mapa en lugar de dedicar tiempo
a identificar la ubicación de las mismas. Por consiguiente, los organismos
de las Naciones Unidas, ya sea directa o indirectamente, se han convertido
en un socio del régimen de Assad y de Rusia para aumentar el sufrimiento del
pueblo sirio".

Desde hace varios años, millones de personas que viven en zonas de Siria
controladas por la oposición, dependen de la ayuda que llega a través de las
fronteras con Turquía e Irak. Las operaciones "transfronterizas" han sido
posibles gracias a una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones
Unidas [resolución presentada en diciembre de 2019 por Alemania, Bélgica y
Kuwait]. Pero actualmente, Rusia y China están presionando para cerrar ese
corredor vital al negarse a prolongar la resolución más allá de junio de
2020. Los organismos de las Naciones Unidas y otros organismos o países
contribuyentes se verán obligados a canalizar la ayuda a través de Damasco y
a trabajar con organizaciones estrechamente vinculadas al régimen, como la
Media Luna Roja Árabe Siria.

"La destrucción de las instalaciones sanitarias en las zonas donde se
encuentran las fuerzas de oposición tiene una dimensión tanto política como
militar", dijo Motaz. "Por un lado, el régimen de Assad quiere recuperar el
control total del territorio sirio. Por otra parte, el régimen pretende
convertirse en el único proveedor de servicios en Siria y eliminar todas las
instituciones creadas por la oposición".

Después de Idlib, la próxima etapa de la campaña atroz del régimen de Assad
será seguramente la zona periférica de Alepo. Allí, las instalaciones
médicas son  muy vulnerables, según Motaz. "Se han convertido en blancos
fáciles para los bombardeos sirios y rusos porque la OCAH ya ha comunicado
sus coordenadas geográficas a la Federación Rusa

Nota

 

1] Entre los participantes en las conversaciones de paz que tuvieron lugar
en Viena el 14 de noviembre de 2015 figuraban 20 potencias y organizaciones
internacionales. Elaboraron un acuerdo "sobre la necesidad de reunir a los
representantes del gobierno sirio y de la oposición en negociaciones
oficiales bajo los auspicios de las Naciones Unidas a partir del 1º de enero
de 2016". El Consejo de Seguridad de la ONU "adoptó por unanimidad [el 18 de
diciembre] el plan de transición que establece un calendario para las
negociaciones formales y la formación de un gobierno de unidad en un plazo
de seis meses". Una verdadera mascarada diplomática. (Redacción  A
l´encontre)

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Idlib: "está pasando lo peor que podía pasar".

Luc Mathieu y Hala Kodmani

Libération, 7-2-2020 

https://www.liberation.fr/ 

A l’encontre, 8-2-2020   

http://alencontre.org/

Traducción de Ruben Navarro – Correspondencia de Prensa

 Las condenas de la comunidad internacional, las reuniones de emergencia del
Consejo de Seguridad, los llamamientos de las ONG... Nada ha servido para
nada. El régimen sirio y su aliado ruso continúan su ofensiva en la
provincia de Idlib. Bombardeando y disparando con artillería a escala
masiva, sin distinguir entre civiles y combatientes, para luego avanzar y
retomar ciudades desiertas. El viernes 7 de febrero, estaban a punto de
tomar Saraqeb y se acercaban a la ciudad de Idlib, donde 10 civiles murieron
en un ataque aéreo ruso. El día anterior, los occidentales habían condenado
en la ONU la "carnicería" que se estaba produciendo en la provincia. "Creo
que la peor pesadilla está ocurriendo en Idlib ", dijo la embajadora
británica Karen Pierce. Turquía, que ha pedido a Moscú que intervenga ante
el régimen sirio para detener su ofensiva, envió nuevos refuerzos a la
provincia el viernes. Los emisarios rusos debían llegar el sábado (8 de
enero) a Ankara.

Estado de la situación humanitaria

El desastre, anunciado ya hace meses, está ocurriendo. "La situación se está
deteriorando a un ritmo alarmante debido a la violencia [...] y el efecto
sobre los 4 millones de habitantes del noroeste de Siria es devastador",
dijo la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos
Humanitarios en un informe publicado el jueves 6 de febrero. Entre el 1º de
diciembre y el 2 de febrero, más de 585.000 personas huyeron de ciudades,
pueblos y aldeas para escapar de los bombardeos aéreos de los ejércitos
sirio y ruso. Alrededor de 300.000 ya habían tomado el camino del exilio
desde la primavera.

Rabeea, una profesora de inglés de 32 años, es una de esas personas. La
joven, que trabaja para la ONG siria Women Now for Development, acaba de
llegar, junto con su marido y sus dos hijos, de 4 y 5 años, a Al-Bab, una
ciudad cercana a la frontera con Turquía. Rabeea se ha acostumbrado a huir.
Hace dos años, había abandonado el Ghouta, un suburbio de Damasco, para
escapar de los combates y la toma de la zona por el régimen sirio. Se había
refugiado en la provincia de Idlib, en Maarat al-Noman. Pero a mediados de
enero, después de semanas de ataques aéreos, misiles y barriles de
explosivos lanzados desde helicópteros, abandonó la idea de quedarse. "No
queríamos irnos. Nos quedamos el mayor tiempo posible sin creer ni pensar en
la muerte. Pero el último día fue indescriptible, el bombardeo fue
interminable, sin solución de continuidad. Recogí mis documentos de
identidad y lo más indispensable en mi bolso. Mis hijos se llevaron algunos
juguetes. Mi hija también se llevó su cuaderno del jardín de infantes.
Dejamos atrás un pueblo fantasma. Podría haberme quedado si los demás lo
hubieran hecho, pero sólo quedaban muertos". Unos días después, los soldados
del régimen sirio entraron en la ciudad. "Me enteré de que habían
desvalijado nuestra casa. Todas las casas que no fueron destruidas fueron
saqueadas".

Para Rabeea será imposible regresar a Maarat al-Noman y no podrá tampoco ir
más al norte. Turquía ha cerrado su frontera, protegida por un muro de
hormigón y patrullas de soldados. Los desplazados de Idlib ya se están
concentrando en los pueblos que bordean la frontera. Los campamentos han
sido desbordados desde hace varios meses. El campamento de Atmé reúne a casi
un millón de personas. Algunas personas no tienen dónde ir y se encuentran
sin nada en medio de los campos de olivos. Según la ONU, todos los
desplazados necesitan ayuda. Casi el 80% está mal alojado, y más de la mitad
necesita alimentos. Su situación se ha empeorado aún más con las
inundaciones y las tormentas invernales.

Pero el hecho de huir no siempre protege contra los bombardeos. El 29 de
enero, la pequeña ciudad de Ariha fue blanco de ataques aéreos que mataron a
10 personas, entre ellas cuatro mujeres y un niño. El 20 de noviembre, un
misil mató al menos a 16 civiles, la mayoría de ellos mujeres y niños, en el
campamento de Qah, a 3 kilómetros de la frontera turca.

Los desplazados no podrán volver a sus pueblos de origen. Más de un millón y
medio de personas vienen de otras provincias que dejaron a causa de los
combates. No hay ningún otro lugar en el que encontrar refugio y no hay
ningún acuerdo posible de reconciliación con el régimen. Las fuerzas sirias
y rusas han aplicado la estrategia de tabla rasa. Los bombardeos no se
limitaron a las líneas del frente, sino que golpearon todo aquello que
permitía a la gente sobrevivir. "Los ataques aéreos y el fuego de artillería
destruyeron deliberadamente hospitales, panaderías, escuelas e
infraestructuras esenciales para desmoralizar a la población y debilitar las
administraciones civiles", señala la organización de investigación
International Crisis Group. "Sé que mi éxodo sin rumbo fijo va a continuar",
dice Rabeea. Pero, ¿cuánto tiempo durará? ¿Dónde acabaremos con mis hijos?"

¿Cuáles son los objetivos militares?

Para el régimen de Damasco y su aliado ruso, las poblaciones que huyen en
masa de los bombardeos de sus ciudades son sólo víctimas colaterales de su
guerra de "liberación" de la región de Idlib de manos de los "terroristas".
La ofensiva llevada a cabo desde principios de diciembre por las tropas de
Bashar al-Assad, apoyadas por la fuerza aérea rusa y las milicias
pro-iraníes, forma parte de una estrategia de reconquista del territorio por
el régimen que comenzó a finales de 2015. La última provincia controlada por
la oposición armada, Idlib, ha sido en los últimos años un lugar de exilio
para los combatientes rebeldes de todas las tendencias, evacuados de otras
regiones reconquistadas por el régimen mediante acuerdos de rendición.

Los grupos armados activos en la provincia están dominados por Hayat Tahrir
al-Cham (HTS, la antigua rama siria de Al-Qaeda). Este es un argumento
presentado por los rusos y el régimen para justificar sus ataques contra los
"yihadistas", siendo que estos últimos han mostrado tener poca capacidad de
actuar, e incluso poca voluntad de resistir el poder de fuego, especialmente
aéreo, de las fuerzas del régimen y sus aliados. Estos últimos han podido
avanzar durante la semana pasada, retomando varias ciudades importantes como
Maarat al-Noman (150.000 habitantes) y desde el viernes, Saraqeb. Esta
última está situada estratégicamente en el cruce de dos autopistas, la M5,
en un eje norte-sur que une Damasco con Alepo, y la M4 de este a oeste hacia
Latakia en la costa mediterránea. Con más de 100.000 habitantes, que han
tenido que abandonarla en las últimas semanas, Saraqeb fue una de las
primeras ciudades en liberarse del control del régimen en 2011 y desde
entonces ha sido regularmente atacada por la fuerza aérea de Al-Assad.

El ingreso de las tropas de Damasco en la zona también plantea el problema
de los tres puestos de control del ejército turco establecidos a raíz de un
acuerdo de desescalada de la violencia con los rusos en Sochi, en 2018. El
destino de estas franjas, ahora rodeadas por las tropas sirias, fue objeto
de una información contradictoria publicada el viernes por varias fuentes
turcas. Algunos dicen que los puestos permanecen en su lugar, mientras que
otros sugieren su inminente retirada. El tema es particularmente delicado
después del enfrentamiento directo que tuvo lugar el lunes entre los
ejércitos de Ankara y Damasco, en el que murieron unos 20 soldados de ambos
bandos. Turquía, que apoya teóricamente a las fuerzas sirias opositoras a
Al-Assad, ha aumentado en los últimos días el envío de refuerzos militares a
la provincia de Idlib, mientras que su principal preocupación es contener la
corriente de refugiados sirios que llegan precipitadamente a su frontera
meridional. Al mismo tiempo, las declaraciones y las intenciones de los
propios dirigentes turcos son contradictorias, sobre todo con respecto a
Rusia. 

 

¿Qué está pasando a nivel diplomático?

La ofensiva del ejército sirio contra Idlib ha vuelto tensa la asociación
entre Turquía y Rusia, establecida desde 2017 mediante los acuerdos de
Astana y luego de Sochi para gestionar el conflicto sirio. En los últimos
días, el Presidente turco ha multiplicado  las declaraciones amenazantes y
los ultimátum dirigidos a Damasco exigiendo que se detenga el avance de sus
tropas. Al mismo tiempo, Recep Tayyip Erdogan, el presidente turco, reprochó
a Rusia no haber presionado lo suficiente a su aliado en Damasco para
detener los ataques. Este llamado a Moscú para que desempeñe el papel de
árbitro en el conflicto con el régimen de Al-Assad, en el que las fuerzas
rusas están decididamente comprometidas  subraya que el camino es estrecho
para Ankar (Turquía). Una delegación rusa debería llegar a Turquía este
sábado para abordar el tema sirio, anunció el jefe de la diplomacia turca,
Mevlüt Cavusoglu, quien insinuó que una cumbre entre Erdogan y Putin podría
ser el paso siguiente, "si fuera necesario". 

 

De alguna manera, los turcos están  condenados a llegar a un acuerdo con los
rusos, en ausencia de presiones internacionales sobre el dossier sirio.
Porque si bien  los Estados Unidos y la Unión Europea han condenado los
ataques asesinos a Idlib y han pedido el cese de los combates, no están
dispuestos a ir más allá de esas condenas. Una reunión del Consejo de
Seguridad sobre Siria, celebrada el jueves pasado (6 de enero) por la tarde
a pedido de Washington, no tuvo más resultado que otro llamado a un cese del
fuego para contener la "catástrofe humanitaria". Es probable que esto siga
así mientras continúe la reconquista de esos territorios por parte de las
fuerzas de Damasco y sus aliados. El siguiente objetivo importante será la
ciudad de Idlib, capital de la provincia y sexta ciudad más grande de Siria,
con una población de más de 300.000 habitantes y controlada aún por los
grupos rebeldes.

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