Australia/ La guerra climática está aquí [Pip Hinman]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Jue Ene 16 12:36:24 UYT 2020


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Correspondencia de Prensa

16 de enero 2020

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Australia

 

La guerra climática está aquí

 

Pip Hinman *

Socialist Alliance, 3-1-2020

https://socialist-alliance.org/

Traducción de Viento Sur

https://www.vientosur.info/

 

El horror de los devastadores incendios apocalípticos en los Estados de
Nueva Gales del Sur y Victoria (Australia) no solo ha aguado los ánimos
festivos de Año Nuevo, sino que ha avivado la indignación por la evidente
incapacidad del gobierno para responder a la emergencia climática. La
peineta dedicada por el cantante Tex Perkins al primer ministro durante el
concierto de Nochevieja fue un fiel reflejo de lo que pensaba la gente en
aquel momento. Sin embargo, la clase gobernante está decidida a librar la
guerra climática en nombre de las empresas de combustibles fósiles.

 

El mensaje de Año Nuevo del primer ministro Scott Morrison de que Australia
es “el país más asombroso de la Tierra” se refirió a la manifestación de
buena voluntad que mostró la gente durante los incendios. Era un intento
desesperado de calmar los ánimos, pero si cree que esto le permitirá
encubrir la inacción de su gobierno con respecto a la emergencia climática,
mejor que se lo replantee. Es cierto que si no fuera por los esfuerzos
heroicos, sobre todo, de la gente voluntaria que fue a combatir el fuego,
del personal de emergencia y de otros esfuerzos comunitarios, habrían
perdido la vida más personas y habrían sido destruidas más casas en Nueva
Gales del Sur y Victoria.

 

¿Qué clase de sistema es este que tiene que recurrir al voluntariado para
llevar a cabo tareas peligrosas de primera línea en situaciones de crisis?
¿Qué clase de sistema fracasa de modo tan espectacular a la hora de
movilizar los recursos urgentemente necesarios para responder con rapidez a
lo que constituye sin duda un estado de emergencia sin precedentes? La
respuesta es: un sistema en crisis.

 

Conocemos los peligros que comporta la emergencia climática desde hace
décadas. Los bomberos vienen advirtiendo desde hace meses, por no decir
años, que el calentamiento del planeta causa muchos más problemas que
simplemente un verano más caluroso. A pesar de todo ello, la planificación
de cara a esta temporada de incendios ha sido desastrosa; la gente
voluntaria ha evitado que todo fuera peor; hasta hace poco no se ha
movilizado al ejército. Claro que después de años de recortes
presupuestarios, no hay gente suficiente ni equipos suficientes. Las
comunidades se han visto forzadas a aportar fondos para un servicio que
nunca habían consentido en cercenar.

 

Hasta este momento, la temporada de incendios se ha cobrado, en toda
Australia, la vida de 18 personas, bomberos incluidos, y ha destruido más de
1.200 viviendas. Por otro lado, se han salvado más de 16.000 hogares. En
Victoria, hasta 4.000 personas han tenido que refugiarse en la playa,
perseguidas por el fuego. Los focos han generado microclimas que han
provocado nuevos incendios. El coste devastador en animales salvajes,
incluidas muchas especies en peligro de extinción, ni siquiera ha empezado a
contabilizarse.

 

Los gobiernos estatales y el gobierno federal cuentan con recursos
significativos que no han movilizado, o lo han hecho demasiado tarde. El
sector empresarial dispone de recursos suplementarios que también podrían
haberse socializado para hacer frente a la catástrofe. Cediendo a los
intereses empresariales, el ayuntamiento de Sidney y el gobierno del Estado
de Nueva Gales del Sur decidieron mantener el espectáculo de fuegos
artificiales de la Nochevieja, perdiendo así una gran oportunidad para
alimentar el nuevo debate nacional sobre la naturaleza de las acciones
reales necesarias para afrontar la emergencia climática.

 

La incapacidad del sistema de responder está generando muchos debates. Cada
vez más personas concluyen que cualquier sistema de prioriza los beneficios
por encima de las personas y del medioambiente será incapaz de responder
como es preciso. Por otro lado, intervienen importantes medios que defienden
el status quo –incluidos los que dicen que necesitamos bomberos voluntarios
y que los incendios acabarán cuando caiga algo de lluvia– y tratan de frenar
esta tendencia.

 

Para evitar la pérdida de confianza del público en el sistema fallido se
alegarán toda clase de excusas y se proferirán falsas disculpas para parar
lo que realmente hace falta: foros de emergencia en todo el país para
debatir sobre soluciones reales. El debate nacional sobre las causas de la
incapacidad del Estado de proteger a las comunidades frente a los incendios
favorecidos por el cambio climático abre la puerta a un debate más profundo
sobre las medidas necesarias para abordar seriamente el problema de la
emergencia climática.

 

El movimiento de defensa del clima ha crecido rápidamente durante el año
pasado, y podemos confiar en que seguirá creciendo en la medida en que la
temporada de incendios continúa alargándose. Quienes ya forman parte de este
movimiento han de ser receptivas a nuevas iniciativas y buscar la unidad de
componentes dispersos en intersecciones cruciales en torno a soluciones
concretas, como por ejemplo la retribución de los bomberos rurales, un
fuerte aumento del presupuesto para combatir los incendios y la rápida
descarbonización de nuestra energía.

 

El movimiento organizado de defensa del clima todavía es demasiado débil. Es
preciso que se expanda rápidamente, y para ello necesita nuevos y nuevas
activistas, jóvenes y mayores, que ayuden a la gente a juntarse para la
acción. Es preciso que construyamos una respuesta a la emergencia climática
sobre la base del espíritu práctico y generoso que se ha puesto de
manifiesto durante semanas a raíz de estos incendios catastróficos. Vivimos
en una época de guerra climática, fruto de un sistema capitalista tóxico en
el que priman los beneficios privados. La única esperanza que tenemos de
sobrevivir a la larga en este planeta pasa por parar los pies a la pequeña
elite negacionista y restablecer el control social colectivo sobre los
recursos de la sociedad. 

 

* Pip Hinman es activista del movimiento contrario a la extracción de gas
metano de carbón y militante de Socialist Alliance.

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