Estados Unidos/ Los Blue Leaks desnudan la represión selectiva. Filtraciones de archivos de la Policía y el FBI [Gustavo Veiga]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Jul 21 13:13:08 UYT 2020


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Correspondencia de Prensa

21 de julio 2020

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Estados Unidos



Filtraciones de archivos de la Policía y el FBI



Los Blue Leaks desnudan la represión selectiva en EE.UU.



Las fuerzas de seguridad ignoraron de modo deliberado la amenaza de los
grupos extremistas blancos durante las protestas por el asesinato de George
Floyd. En cambio se volcaron a investigar solo a los grupos antifascistas.



Gustavo Veiga

Página/12, 20-7-2020

https://www.pagina12.com.ar/



El escándalo de los Blue Leaks (fugas azules) todavía no salió del todo de
las fronteras de Estados Unidos, acaso porque es un tema interno muy
sensible. Se lo define con ese color porque son filtraciones de archivos
confidenciales de la policía, incluye datos del FBI y se trata de un cuerpo
colosal de casi 270 gigabytes. El volumen de información es tan grande que
remite a diez años de historia de esos organismos de seguridad. Contiene
miles de documentos, comunicaciones, boletines y trabajos de inteligencia
que fueron filtrados el 19 de junio por la plataforma Distributed Denial of
Secrets (DDoS). Esta organización que pregona “la libre transmisión de datos
de interés público” habría vulnerado los sistemas de la empresa Netsential,
con sede en Houston, un proovedor de seguridad informática del Estado.
Especialistas sostienen en EEUU que el hecho “podría tener efectos
desastrosos para muchas personas inocentes”. The Intercept, el sitio de
investigación periodística nacido en 2014 se está haciendo una panzada con
los informes. Le permitieron descubrir cómo las fuerzas federales ignoraron
de modo deliberado la amenaza de los grupos extremistas blancos durante las
protestas por el asesinato del joven negro George Floyd. En cambio se
volcaron a investigar solo a los grupos antifascistas, de una izquierda
genérica y donde sobresalen los anarquistas.



Las revelaciones afectaron a unos doscientos departamentos de policía en
Estados Unidos. Hay datos confidenciales que se obtuvieron del Centro de
Análisis de Información de Missouri (36 gigabytes), el Centro Regional de
Inteligencia del Norte de California (19 gigabytes), el Centro Regional de
Inteligencia Conjunta (14 gigabytes) y el Centro de Información y Análisis
de Delaware (13 gigabytes). Los documentos vulnerados incluyen identidades,
números de teléfono, direcciones de correo electrónico, imágenes, gran
cantidad de archivos de texto y vídeos según el informe de la Asociación
Nacional de Centros de Fusión (NFCA). Estos son organismos estatales que
recopilan y difunden información legal y de seguridad que circula entre
instituciones federales y del sector privado.



Los Blue Leaks le permitieron develar al periodista de The Intercept, Ryan
Devereaux -en un extenso artículo publicado el 15 de julio- que “el análisis
de casi 300 documentos encontró repetidas menciones de Antifa y actividades
de protesta de la izquierda expresadas en términos sombríos, junto a
informes más sustanciales de violencia letal y amenazas de la derecha que
han recibido poca mención de los principales funcionarios de la
administración Trump”. El presidente de Estados Unidos fue incluso más allá.



En su discurso del 4 de julio en la Casa Blanca por el día de la
independencia señaló en medio de la pandemia que no da tregua a su país:
“Ahora estamos en el proceso de derrotar a la izquierda radical, los
marxistas, los anarquistas, los agitadores, los saqueadores y las personas
que en muchos casos no tienen idea de lo que están haciendo”. El magnate
viajó en un vuelo de ida hacia la época de esplendor del macartismo. Como si
volviera a respirarse el clima que dominó en la Guerra Fría.



Los documentos hackeados a Netsential señalan que había una relación
bastante promiscua entre la Policía y el llamado movimiento supremacista
blanco Boogaloo Boys (ver:
https://correspondenciadeprensa.com/2020/06/24/estados-unidos-acerca-de-los-
grupos-extremistas-armados-fomentados-por-el-partido-republicano/)
<https://correspondenciadeprensa.com/2020/06/24/estados-unidos-acerca-de-los
-grupos-extremistas-armados-fomentados-por-el-partido-republicano/>  que ya
proclamó cuál es su objetivo político-estratégico: desencadenar una segunda
guerra civil, como entre 1861-1865. Con más presencia virtual que real,
estos neonazis de cabotaje que visten camisas hawaianas, usan la barba como
los boers sudafricanos y se mostraban tímidamente en público hasta el
advenimiento de Trump, han permeado su ideología extremista hacia las
fuerzas de seguridad.



A juzgar por los propios informes policiales que figuran en los Blue Leaks,
se percibe que la peligrosidad de los grupos Antifa está sobredimensionada y
se subestima la de los Boogaloo. La construcción de un enemigo entre los
sectores jóvenes y antifascistas que propicie la represión como ya ocurrió,
ha sido una tarea a la que se volcaron las voces más reaccionarias que
respaldan al gobierno. El Comité pro Trump autodenominado Make America Great
Again (Haz América grande otra vez), una frase vigente desde la revolución
conservadora de Ronald Reagan, publicó avisos para juntar dinero en la
campaña contra los Antifa.



Los efectos de estas proclamas quedaron verificados en la información
sensible que reveló DDoS y que arrojaron datos sobre los planes
supremacistas blancos. Las pesquisas policiales fueron ignoradas por las
autoridades que prefirieron seguir en la pista de los presuntos revoltosos
de izquierda. Así se les pasó el asesinato del ayudante de un sheriff
cometido por Steven Carrillo, el sargento de una unidad de élite de la
Fuerza Aérea. El FBI informó que tenía un chaleco antibalas con el símbolo
de los racistas Boogaloo.



The Intercept describió: “los materiales filtrados muestran que el 29 de
mayo, dos días antes de que Trump tuiteara que Antifa sería etiquetada como
una organización terrorista y Barr (por William, el fiscal general de EEUU)
emitiera su declaración del Departamento de Justicia, los propios analistas
del presidente dieron un informe de inteligencia de código abierto que
detallaba cómo un canal supremacista blanco en Telegram, un servicio de
mensajería encriptada, alentaba a los seguidores a capitalizar los
disturbios atacando a la policía con cócteles molotov y armas de fuego”.



Se investigaba a los dos grupos antagónicos, pero se exponía solo a los
espontáneos y sin conducción centralizada de los antifascistas. Si existe El
enemigo público –como el título de la película que protagonizó James Cagney
en 1931-, en el electorado conservador de Estados Unidos rinde más que sea
de izquierda y no xenófobo o racista.



El periodista Devereaux descubrió basado en los Blue Leaks que los
extremistas blancos planeaban “el uso de armas de fuego” porque “influyen
enormemente en la escala e intensidad de estos eventos”. Aconsejaban a sus
seguidores que rompieran las líneas policiales “con cócteles Molotov,
motosierras y armas de fuego”. Como a su vez recomendaban que “el saqueo y
el robo en tiendas son geniales y los blancos deberían hacerlo mucho más”.
Lo que se dice el manual de un buen supremacista. Ese que persigue depositar
la culpa en los negros, antifacistas y todos aquellos que huelan a
progresismo para sacarlos de las calles y si fuera posible dejarlos fuera de
combate.

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