Brasil/ Las vidas negras importan: la urgencia de desmilitarizar la Policía Militar [Gabriel Santos]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Jun 12 14:41:22 UYT 2020


  _____

Correspondencia de Prensa

12 de junio 2020

 <https://correspondenciadeprensa.com/> https://correspondenciadeprensa.com/

redacción y suscripciones

 <mailto:germain5 en chasque.net> germain5 en chasque.net

  _____



Brasil



Las vidas negras importan: la urgencia de desmilitarizar la Policía Militar



Gabriel Santos, de Maceió, Alagoas

Esquerda Online, 9-6-2020

https://esquerdaonline.com.br/

Traducción de Ernesto Herrera - Correspondencia de Prensa



"¿Quién confía en la policía? ¡No estoy loco!"

Edivaldo Alves, Edi Rock



El Instituto de Seguridad Pública (ISP) anunció hace 10 días que en abril,
177 personas en Río de Janeiro fueron asesinadas por la Policía Militar (PM)
carioca. Este número es mayor para el mes de abril en 18 años, y esto ocurre
en medio de la pandemia. Los coroneles de la PM y las voces oficiales de la
institución afirman que estas 177 muertes fueron muertes de marginales. La
PM actúa entonces como un tribunal callejero. No hay ningún juicio. Acusa el
crimen, define quién es culpable, determina la pena y dice quiénes son los
marginales.



El uso del término marginal es más que un juego de palabras, es una
construcción política que busca trasladar a estos jóvenes asesinados a un
lugar que legitime sus muertes. Los que son considerados marginales en la
lógica formulada por el Estado brasileño están fuera de la ley, son
peligrosos, representan una amenaza para los buenos ciudadanos, por lo que
es necesario "dispararles" para mantener la ley y el orden, y después de
todo, a nadie le importa la vida de los marginales que son peligrosos. Esta
lógica que legitima estas muertes es parte de la forma en que el racismo se
desarrolla en la sociedad.



En las últimas semanas se ha producido una revuelta negra en los Estados
Unidos que ha asumido características gigantescas e internacionales en los
actos de masas contra el racismo y por el lema de "las vidas negras
importan". Las protestas comenzaron después de que el policía Derek Chauvin,
junto con otros tres policías, asesinara a George Floyd.



La filósofa y activista negra Angela Davis, señala en uno de sus libros el
riesgo de militarización de la policía estadounidense, tanto por la
ideología de las acciones provenientes del campo militar como por la
adquisición de armas y equipos provenientes del ejército norteamericano.



En Brasil vimos en mayo como la PM asesinaba a jóvenes y niños, muchos Joãos
se han ido, un hecho que generó manifestaciones y discusiones en el país. El
Supremo Tribunal Federal prohibió recientemente las acciones en las favelas
de Río durante el período de aislamiento sanitario.



En nuestro país tenemos una fuerza policial militarizada que es altamente
letal para los jóvenes negros y un modelo de seguridad pública que se basa
en la construcción de un enemigo interno que debe ser aniquilado por métodos
de guerra. Creemos que discutir estos dos temas es crucial en el momento
actual, en el que vemos un crecimiento de la agenda antirracista.



En este texto buscamos primero una breve e incompleta introducción sobre el
desarrollo de la Policía Militar a lo largo de los años, para entrar en el
papel de la  PM en Brasil y la urgencia de un programa de desmilitarización.



Desde el Imperio hasta la Primera República, la aparición de la policía en
Brasil



El desarrollo de una fuerza policial interna separada de las fuerzas armadas
tal como las conocemos hoy en día surgió alrededor del siglo XVII en Francia
y en los años siguientes dos modelos, el inglés y el francés, surgieron como
pioneros y ejemplos a seguir por los demás estados nacionales que se
formaron en función del papel que el Estado asume para garantizar la ley y
el orden.



El Reino Unido desarrolló una fuerza policial unitaria, mientras que Francia
desarrolló un sistema estatal centralizado, y creó una fuerza policial dual,
con dos corporaciones, que tienen formaciones y funciones distintas: una
civil, la Guardia Nacional, y una militarizada, la Gendarmería, que es un
modelo de seguridad individual de los antiguos señores feudales actualizado
para los nuevos tiempos. Brasil, todavía durante la época colonial tenía en
su fuerza policial una copia del modelo portugués, que a su vez estaba
influenciado por el modelo francés.



Cuando el emperador João VI llegó a Brasil en 1808, la Guardia Real de
Policía de Lisboa permaneció en Portugal. Era necesario crear una
institución similar en esta tierra. La División Militar de la Guardia Real
de Policía de Río de Janeiro se creó entonces en 1809, utilizando el mismo
modelo de organización que la Guardia Portuguesa. Esta División Militar
tenía los mismos trajes y armas de su inspiración lusitana, teniendo
compañías de infantería y una estructura ya militarizada.



Con el paso de los años, se empezaron a crear cuerpos de policía en las
provincias de la época. Minas Gerais, en 1811, seguido de Pará, en 1820,
Bahía y Pernambuco, ambos en 1825, crearon modelos de policía inspirados en
la División Militar de la Guardia Real Carioca - por lo que todos estos
cuerpos de policía nacieron de forma militarizada.



La aparición de la policía no tiene nada que ver con el aumento de la
delincuencia, razón que ahora justifica su acción y existencia a lo largo de
los siglos. La policía sirve como respuesta para el control de masas, no
para el individuo que comete un delito. Esta masa social es precisamente el
peligro que debe ser controlado.



La creación de la primera fuerza policial brasileña tenía un objetivo
específico, garantizar la seguridad de la nobleza que llegaba de Portugal.
Su función era proteger a los nobles y sus propiedades. Pero para protegerla
necesitaba tener algo que representara algún peligro para estos nobles y
también para la pequeña parcela propietaria. Esta amenaza interna a la paz y
el orden, además de las revueltas, renació en carne propia en la figura del
hombre negro. De manera directa, la policía es una institución que surge
para el control de los grupos sociales más explotados, en Brasil los negros,
y para la protección de los bienes y la vida de la nobleza y la élite
oligárquica y esclava. El miedo a una revuelta negra se apoderó de la élite
esclavista. Temían que Brasil se convirtiera en un nuevo Haití.



La esclavitud tuvo una de sus formas más crueles la deshumanización de los
esclavos. Los negros traficados y sometidos a trabajos forzados fueron
reducidos por la élite esclavista. Se produjo una inversión de los valores.
Estos negros que trabajaban ante la amenaza del látigo, se volvieron
peligrosos. Fueron vistos como una amenaza por aquellos que perpetuaron la
verdadera violencia. El mito racista del hombre negro emerge como violento,
y peligroso, cuando sólo buscaba liberarse de la violencia colonial. Este
mito es una cara del racismo que se extiende a través de generaciones y toma
nuevas formas y matices hasta el día de hoy.



Tras la proclamación de la República en 1889, se añadió el nombre de
"Militar" al cuerpo de policía creado, que pasó a denominarse Órganos de
Policía Militar. En 1891, con la nueva Constitución, los estados (antiguas
provincias) pasaron a ser más autónomos y de esta manera el cuerpo de
policía recibió particularidades y formaciones diversas en su organización.
A estos cuerpos de policía militar se les dio diferentes denominaciones y
según el lugar, como Batallón de Policía, Regimiento de Seguridad y Brigada
Militar, pero siempre mantuvieron el carácter militarizado.



La época de Vargas



Con el inicio del gobierno de Getúlio Vargas, hubo cambios importantes en el
papel de las fuerzas policiales, que terminaron respondiendo a las
situaciones y luchas políticas nacionales. Para evitar revueltas como las
ocurridas en San Paulo con la revuelta constitucionalista de 1932, la Unión
creó mecanismos para frenar y controlar el aumento del número de agentes de
policía y de armas en los estados. El jefe de la policía está ahora
subordinado al Ministerio de Justicia, bajo la supervisión de la Presidencia
de la República. La erosión de la autonomía del Estado, que se produjo en la
esfera política en su conjunto, también se reflejó en el cuerpo de policía.



Con la consolidación del Nuevo Estado y la aprobación de la Constitución, se
crea el Tribunal de Seguridad Nacional para los delitos de carácter
subversivo y se divide la Policía en dos tipos: uno para la actividad
policial (en calidad de garante del orden) y otro para la actividad militar
(que se convocará en tiempos de crisis).



Es a partir de esta nueva Constitución que vemos a la policía militar
definida como fuerzas de reserva del Ejército que actúan para la seguridad y
el mantenimiento del orden interno de la Nación. En el Estado Novo, los
propios interventores en los estados no podían tomar decisiones sobre las
acciones de la Policía Militar que no se sometieran al Jefe del Gobierno
Provisional.



El nombre "Policía Militar" sólo se hizo oficial y de carácter nacional en
1946, con el fin del Estado Novo y la aplicación de una nueva Constitución.
Con la excepción de Rio Grande del Sur, que hasta hoy mantiene el nombre de
Brigada Militar en su fuerza policial, todos los estados del país llaman a
su fuerza policial Policía Militar. El texto constitucional dice: "Art. 183.
La policía militar, instituida para la seguridad interna y el mantenimiento
del orden en los estados, territorios y el Distrito Federal, se considera,
como fuerzas auxiliares, reservas del ejército (...)".



La dictadura militar y la redemocratización



Con la dictadura militar vemos una serie de cambios en el funcionamiento de
las fuerzas policiales que continúan hasta hoy. Cabe señalar que algunos
investigadores, como Carlos Nazareth Cerqueira, sostienen que la Policía
Militar tuvo un papel en el golpe de Estado (1964) en algunos estados de la
Federación. Mostrando su participación como fuerza política e influenciada
por el ejército.



La llegada de los militares al poder central del Estado brasileño tuvo como
consecuencia en el funcionamiento de la policía la extinción de las guardias
civiles, y organizaciones similares que existían en los municipios, así como
la creación de la Inspección General de la Policía Militar (IGPM) que está
subordinada al Ejército, además de una clasificación jerárquica única que
ahora guía a la PM.



La completa subordinación de la PM al Ejército que gobernaba se efectuó
tanto en el carácter organizativo como en el campo político-ideológico. Los
batallones de la Policía Militar comenzaron a incorporar elaboraciones,
tesis, lecturas políticas e ideologías que se desarrollaban en los
cuarteles. Se estaba produciendo una aproximación ideológica entre estos dos
instrumentos represivos. La policía militar del estado comenzó a tener como
comandantes oficiales del Ejército, y sirvió para combatir a los opositores
del régimen militar. La Doctrina de Seguridad Nacional, en la forma
elaborada por los cuadros del Ejército, pasó a ser adoptada en la PM.



La redemocratización y los gobiernos del PT



Después de la redemocratización tuvimos el mantenimiento constitucional de
la Policía Militar y el Cuerpo de Bomberos Militares como fuerzas auxiliares
y de reserva del Ejército. No hubo democratización ni cambios en el formato
jerárquico o de organización interna que tuvieron las PM durante el régimen
militar.



Damos un salto en la historia de Brasil, donde por una cuestión de espacio
en el texto y la elección política de ciertos gobiernos, dejamos atrás los
gobiernos que iniciaron la aplicación del neoliberalismo en Brasil y
llegaron a los primeros años del siglo XXI, con el gobierno de Lula.



Durante el segundo gobierno de Lula nació el PRONASCI - Programa Nacional de
Seguridad Pública de la Ciudadanía, lo que significó un gran avance al
hablar de la política de seguridad pública a nivel federal en comparación
con los gobiernos anteriores. Sin embargo, fue el propio presidente quien,
por decisión política, no avanzó en la construcción de un plan de Sistema
Único de Seguridad Pública. Fue en su segundo mandato que se prescribió la
Ley 11.343/2006, o Ley de Drogas, que tuvo un resultado perjudicial para el
aumento significativo del encarcelamiento de jóvenes negros y personas de
raza negra en el país.



También tuvimos la implementación de las Unidades Policiales de Pacificación
(UPP's) por el gobierno del estado de Río de Janeiro, con el apoyo del
gobierno federal, primero con Lula y luego con Dilma Rousseff. Esta medida
militarizó las favelas de Río y la vida de sus habitantes. Esta política
sólo sirvió para legitimar a los sujetos negros como sujetos marginales y
viabilizó ocupación militar que criminaliza sus lugares de habitación.



La PM y la criminalización de los cuerpos negros



La policía brasileña es la principal asesina del mundo. De los muertos por
la policía brasileña, el 79,2% son negros y el 72,6% son jóvenes. Los altos
índices de violencia causados por la Policía Militar, en particular,
demuestran claramente que no se trata sólo de una cuestión de conducta
problemática individual o de “excesos” ocasionales, sino de un problema
institucional que encuentra sus raíces en una cultura militarizada y en los
protocolos de acción de combate en el Brasil.



La violencia, la tortura, los malos tratos, el asesinato y la impunidad se
han convertido en normas del sistema de seguridad pública brasileño, además
de la selectividad de la represión policial que llega a la periferia en
tanto espacio urbano y a los jóvenes negros como sujeto social.



Es común escuchar que la Policía Militar es heredera de la dictadura,
llevando directamente los restos de ella y por lo tanto es incompatible con
un Estado Democrático de Derecho. Sin embargo, creo que la actual Policía
Militar es la heredera directa de la División Militar de la Guardia Real, es
decir, heredera de los tiempos de la esclavitud y que trae consigo
expresiones del racismo que formó el Brasil.



Si en el siglo XIX la policía de la época había definido funciones que eran
la garantía de la propiedad de la élite, y veía en los cuerpos negros los
sujetos que amenazaban la garantía del orden, poco cambió para la policía de
Brasil en el siglo XXI.



Los cuerpos negros siempre han sido criminalizados, considerados peligrosos,
y sus expresiones culturales han sufrido el mismo destino. Si antes
correspondía directamente a los esclavistas reprimir a los esclavos, con el
desarrollo de los años y la abolición, el Estado empezó a reprimir y a
criminalizar las expresiones religiosas y culturales de los negros, así como
a vigilar y castigar sus cuerpos.



El espacio urbano se convirtió en el centro de acción de la fuerza policial.
Después de la abolición, el Estado negó y abandonó completamente a la
población negra. Los cuerpos negros que transitaban por espacios que no se
consideraban su lugar adecuado (léase cortijos y áreas periféricas de la
ciudad) sufrían la represión policial. La relación entre vigilar y penalizar
y el castigo de los cuerpos negros, con el espacio urbano, está representada
en uno de los más bellos escritos de nuestra literatura, en las páginas
escritas por Jorge Amado en Capitanes de la Arena.



Desmilitarización del PM: por un modelo de seguridad pública antirracista



La policía brasileña a lo largo de su historia siempre ha tenido una
relación de doble función. Es tanto una fuerza policial como militar.
Habiendo cumplido a lo largo de nuestra historia mucho más el papel de la
segunda. Cuando se trata de la seguridad pública, esta fuerza policial tiene
de nuevo una doble función, la de seguridad interna y la de seguridad
nacional.



En los últimos años se ha desarrollado una discusión entre los movimientos
sociales sobre el papel de la Policía Militar y la necesidad de su
desmilitarización. Se han presentado algunas propuestas de ley sobre el
tema.

La primera de ellas es la defensa de la unificación de la policía civil y
militar en una sola fuerza policial. El PEC 430 (Proyecto de Enmienda
Constitucional) de 2009 presentado, por increíble que parezca, por Celso
Russomano (diputado del derechista partido Republicanos: ndt)) ) aboga por
la desmilitarización del Departamento de Bomberos y la unificación de las
dos fuerzas policiales. Cuando se trata específicamente de la
desmilitarización de la PM, tenemos la Propuesta de Enmienda a la
Constitución 51/2013, cuyo autor es el Senador Lindbergh Farias (Partido de
los Trabajadores), quien aboga por la desmilitarización y la democratización
de la policía militar.



La defensa de la desmilitarización de la Policía Militar es una de las
demandas más importantes e inmediatas cuando se trata de los derechos de la
población negra en Brasil. Sin embargo, creemos que no es una tarea fácil,
porque como presentamos en este texto, desde su origen las fuerzas
policiales han tenido su carácter militarizado en nuestro país. Llevar a
cabo la desmilitarización sería generar un tipo de corporación que no tiene
cabida en nuestra historia. Pero esto por sí solo no resuelve el problema.



Hablar seriamente de la desmilitarización de la PM es, esencialmente, hablar
de otro modelo de Seguridad Pública, estas dos cuestiones van de la mano y
no pueden separarse. Porque incluso una fuerza policial que no se organiza
de manera militar ejerce funciones represivas, y estas funciones represivas
sin un cambio estructural terminan dirigiéndose contra quienes,
históricamente, han sido víctimas de ella, los cuerpos negros y sus
territorios.



A lo largo de los años tenemos un modelo de Seguridad Pública que se
desarrolla no a través de la política pública, sino a través de la policía.
La ideología de la Seguridad Nacional, la lógica del funcionamiento del
enemigo interno y la política de guerra contra las drogas profundizan esto.
Por esta lógica, los cuerpos negros son peligrosos y criminales potenciales,
los lugares donde hay muchos cuerpos negros necesitan control social (léase
militarización) y se permite la aniquilación del enemigo, como en la guerra.
Así, las favelas y las periferias son objetivos constantes de las
operaciones, y el Estado actúa en estas zonas no para garantizar los
derechos sociales, sino para garantizar un control armado, como desarrolla
Achille Mbembe. Tenemos una guerra contra los cuerpos negros, se desarrolla
la necropolítica.



Pensar en una nueva política de seguridad pública antirracista es repensar
la política de guerra contra las drogas y a cambio la legalización y
despenalización. Es entender como varios puntos que forman el mismo bordado,
y que es necesario deshacerlos para crear algo nuevo.



Frantz Fanon desarrolló el argumento que la violencia en Argelia tenía sus
raíces en la colonización y el dominio francés sobre el país. Podemos decir
que la violencia en Brasil también tiene sus raíces en el colonialismo y el
racismo estructural. A su vez, desde el advenimiento del “modelo neoliberal”
vemos un crecimiento exponencial en el número de muertes violentas en el
país, así como de personas encarceladas por diversos delitos. Pensar en un
modelo de Seguridad Pública antirracista es pensar en un modelo que se
enfrente al neoliberalismo.



Discutir la seguridad pública es esencialmente discutir quién muere, porque
muere, y quién tiene el derecho legal de matar. Es una guía para el derecho
a la vida de los jóvenes negros. Sin embargo, sólo podemos pensar en todo
esto y si este nuevo modelo de Seguridad Pública se hace a muchas manos, es
decir, de manera democrática, participativa y popular. Es difícil creer que
las instituciones del Estado brasileño forjadas a través de una formación
socio-histórica racista impongan cambios antirracistas y estructurales.
Precisamente en esto radica el carácter transitorio de la política de
desmilitarización que hay que defender ahora y todo el efecto dominó que
desencadena.



Sin embargo, sabemos que en la actualidad la posibilidad de
desmilitarización de la PM no está en la agenda. Estamos frente al gobierno
de Bolsonaro, un gobierno fascista de supremacía racial, que pretende
blindar el régimen y tiene gran apoyo en los batallones de la policía
militar.



Los desafíos presentes y futuros son enormes. Pero están empezando a
desarrollarse y necesitan ser resueltos a través de las acciones actuales.
Los movimientos populares y la izquierda brasileña tienen un inmenso desafío
por delante, pero pueden y deben avanzar. El acercamiento a la clase
trabajadora a través de acciones solidarias durante la pandemia, trabajo en
territorios, cursos populares es una posibilidad.



Varios colectivos con acciones locales en los territorios discuten la
seguridad pública, las medidas alternativas y la promoción de acciones que
tienen mucho que enseñar a la izquierda socialista. La desmilitarización es
urgente, porque nuestras vidas no pueden esperar, por lo que es necesario
realizar debates y reflexiones sobre el tema, así como sobre otros modelos
de seguridad pública. El momento actual exige la capacidad de tratar
diversos temas con dos objetivos centrales: la acumulación de fuerza social
y la formación de cuadros. En ambos casos debemos priorizar que las vidas de
los negros importan, y esto significa discutir la desmilitarización.

  _____







--
El software de antivirus Avast ha analizado este correo electrónico en busca de virus.
https://www.avast.com/antivirus


------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20200612/21a6329c/attachment-0001.htm


Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa