Italia/ "Son los nuevos pobres". La pandemia dispara las necesidades sociales [Angela Giuffrida]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Jun 30 11:44:47 UYT 2020


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Correspondencia de Prensa

30 de junio 2020

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Italia



La pandemia dispara las necesidades sociales: "Son los nuevos pobres"



Angela Giuffrida

The Guardian, en español, 29-6-2020

https://www.eldiario.es/theguardian/

Traducido de Emma Reverter



La cola en un comedor social del barrio de Trastevere en Roma avanza a un
ritmo mucho más lento que antes del brote de coronavirus debido a las reglas
de distanciamiento físico. Aunque también es mucho más larga.



"Hemos pasado de servir cerca de 300 comidas en un turno a 500", explica
Lucia Lucchini, responsable del comedor social de la entidad benéfica
católica Sant'Egidio. "Cuando empezó el confinamiento, tuvimos días muy
complicados, con muchas personas sin hogar que acudían a nosotros y tenían
miedo porque no entendían lo que estaba pasando, de hecho, a algunas incluso
las multaron por estar en la calle. Entonces, también empezamos a ver a
personas que nunca habían llamado a nuestra puerta, personas que habían
perdido su modo de vida y que no tenían una familia que las pudiera ayudar",
añade



Según estimaciones de Coldiretti, la asociación de agricultores más grande
de Italia, estos nuevos rostros [de los servicios de beneficencia] se
encuentran entre el millón de italianos que este año se verán empujados a la
pobreza como consecuencia de la pandemia de coronavirus.



"El fenómeno de la nueva pobreza se está gestando ante los ojos de todos",
indica Lorenzo Bazzana, asesor económico de Coldiretti. "Familias que tal
vez no tenían dificultades económicas antes de la pandemia, ahora están
soportando una carga económica muy pesada y acuden a los bancos de alimentos
en busca de ayuda".



No muy lejos del comedor social de Trastevere se encuentra el Casino del Bel
Respiro, un palacio del siglo XVII donde el primer ministro italiano,
Giuseppe Conte, acogió este mes unas charlas sobre la recuperación económica
del país. Conte afirmó que es probable que Italia supere el déficit previsto
del 10% de la producción nacional y que las medidas para evitar los despidos
y ayudar a los sectores en apuros, como el turismo, no podían esperar hasta
septiembre, cuando el gobierno presentará un plan integral para relanzar la
economía.



Lo cierto es que para las empresas y las personas que necesitan
desesperadamente ayuda económica, las palabras de Conte no son más que una
mera declaración de intenciones.



Como consecuencia de la lenta y farragosa burocracia italiana, solo el 30%
de las empresas ha recibido la ayuda económica que se les prometió durante
el confinamiento y muchos propietarios de empresas siguen esperando
préstamos bancarios avalados por el Estado. Mientras tanto, miles de
trabajadores aún no han recibido los pagos que se les deben como parte del
plan de ERTE italiano.



"En lo relativo a los pagos a las empresas y a las personas, se ha producido
un enorme retraso", indica Wolfango Piccoli, copresidente de la empresa de
investigación Teneo, con sede en Londres. "Y mientras todo el mundo se
centra en las grandes cifras, en realidad lo que realmente importa,
especialmente para las personas más vulnerables de la sociedad, es la
capacidad del estado para proporcionarles ayuda económica. Y en Italia esta
capacidad está en entredicho".



Mientras los líderes del país debaten en torno a la situación económica,
gran parte de la responsabilidad de ayudar a aquellos en apuros ha recaído
en las entidades benéficas y los grupos comunitarios. En Roma, muchos
supermercados han adoptado la iniciativa "spesa sospesa", en virtud de la
cual los compradores pueden comprar alimentos que las entidades benéficas
entregan a los pobres. La semana pasada, el Papa Francisco creó un fondo
destinado a ayudar a las familias de la ciudad que tienen dificultades.



Los voluntarios de Nonna Roma, un grupo comunitario, están entregando de
forma regular paquetes de comida a 7.500 familias, en comparación con las
300 que había antes de la pandemia.



"Son los nuevos pobres", señala Alberto Campailla, uno de los voluntarios.
"En este nuevo grupo hay trabajadoras domésticas que perdieron sus empleos y
personas que tenían trabajos precarios... pero también jóvenes profesionales
que han visto cómo sus ingresos se han reducido considerablemente".



Campailla cree que el Gobierno debería ampliar el plan de ingresos básicos
que puso en marcha el año pasado, y ayudar a la gente con los pagos del
alquiler. "Existe un riesgo considerable de que muchas personas no puedan
seguir pagando el alquiler y pierdan su hogar", ha señalado.



Si se aprueba el fondo de recuperación de la UE, el dinero no llegará a
manos de los beneficiarios hasta el 1 de enero. A cambio, los Estados
miembros deben asegurarse de que la financiación no se malgasta y deben
comprometerse a impulsar reformas e invertir en proyectos que favorezcan el
crecimiento económico.



Hasta entonces, la única financiación posible a la que Italia podría acceder
desde Bruselas es a través del programa Sure, que proporciona dinero
adicional para los planes de ERTE.



Lo cierto es que desde que se relajaron las medidas de confinamiento, muchas
tiendas y negocios no han vuelto a abrir. Los que lo han hecho luchan para
llegar a fin de mes.



"Nuestra actividad depende, en gran parte, de hoteles o eventos, como bodas,
que han sido cancelados", explica Enzo Russo. Él y su mujer, Antonella,
tienen una floristería en el barrio Esquilino de Roma. "Necesitamos que el
Gobierno responda con contundencia, sería muy perjudicial que continuara
así".



Gianpaolo Grilli, tiene un negocio familiar, una tienda de muebles, cerca de
la floristería. Reconoce que no tiene "mucha fe" en el debate en curso. "En
Italia abundan las pequeñas empresas que no sólo son la columna vertebral de
la economía, sino que también garantizan la solidez social. Los políticos no
han entendido esto. No queremos limosnas, queremos leyes que nos permitan
planificar e invertir".



Aunque el impacto económico de la pandemia ya se ha dejado notar, Piccoli
predice que el daño real no se podrá evaluar hasta el otoño. Este año,
Italia perderá miles de millones procedentes del turismo. Se prevé que
desaparezcan hasta el 40% de las pequeñas y medianas empresas. Por otra
parte, en agosto el Gobierno levantará la prohibición de que las empresas
puedan despedir a los trabajadores y se prevé una ola de despidos. Los ERTE
también terminan en octubre.



"Con independencia de la cantidad de dinero que pueda llegar desde Bruselas,
lo cierto es que el panorama es sombrío", concluye Piccoli: "Y no creo que
este Gobierno tenga la capacidad de impulsar un plan integral, exhaustivo,
creíble y efectivo".

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