Estados Unidos/ Cuando una firma de la big pharma utiliza una pandemia. con fines financieros [William Bruno]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Mayo 16 23:31:42 UYT 2020


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Correspondencia de Prensa

16 de mayo 2020

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Estados Unidos



Cuando una firma de la big pharma utiliza una pandemia… con fines
financieros



William Bruno *

A l´encontre, 14-5-2020

http://alencontre.org/

Traducción de Correspondencia de Prensa



La paciente llega a la sala de emergencias respirando tres o cuatro veces
más rápido de lo normal, una respuesta fisiológica a la incapacidad de los
pulmones para inyectar suficiente oxígeno en el organismo. La sensación es
similar a la que experimenta una persona que se está ahogando. Está
asustada. Desesperada. Me presento como médico de urgencias e intento
asegurarle que se sentirá mejor con el oxígeno extra que la enfermera le
está colocando.



A la paciente se le había diagnosticado Covid-19 e intentó recuperarse en su
casa antes de que sus síntomas empeoraran, lo que la llevó a regresar al
hospital. Me responde a una pregunta y sin aire, me dice: "¿Hay algún
medicamento para esto?"



Como la mayoría de mis colegas, he pasado horas siguiendo la literatura
médica sobre el Covid-19 para ver si hay algún tratamiento nuevo para
pacientes como la que acabo de recibir. Lamentablemente, la realidad es que
no hay tratamientos probados y a pesar del considerable entusiasmo y ruido
mediático, una gran parte de las investigaciones realizadas hasta la fecha
no han dado resultados y han sido llevadas a cabo por empresas farmacéuticas
movidas solamente por motivos financieros.



Muchas de las intervenciones realizadas hasta ahora suponen la adaptación de
medicamentos existentes, como la cloroquina, un fármaco antipalúdico, o la
ivermectina, un antimicótico, con la esperanza de que estos medicamentos
puedan ser útiles para el tratamiento del nuevo coronavirus.
Lamentablemente, los resultados han sido insatisfactorios. La
inverosimilitud biológica de utilizar medicamentos desarrollados para tratar
enfermedades no virales ha llevado a muchos clínicos y científicos a
considerar estas intervenciones con escepticismo. Sin embargo, esto no ha
sido obstáculo para que las autoridades (de los Estados Unidos) las
presenten como opciones de tratamiento.



El remdesivir, un antiviral que había sido desarrollado para tratar la
fiebre hemorrágica causada por los virus Ébola y Marburgo (un virus endémico
en varios países africanos) es el último supuesto tratamiento de la lista
que está provocando un gran revuelo.



El estudio inicial utilizado para justificar la utilización de esta molécula
se basó en un pequeño grupo de pacientes de Covid-19. Aunque una gran
proporción de los pacientes que tomaron el medicamento mejoró, no hubo un
grupo de control para la comparación, lo que hizo imposible acreditar la
mejora de remdesivir. Un estudio que está muy lejos de la norma aceptada
para probar una nueva terapia: un ensayo controlado aleatorio, en el que un
grupo de tratamiento recibe el nuevo fármaco y su resultado clínico se
compara con un grupo de control que recibió medidas estándar o un placebo.
Aun así Gilead, la compañía farmacéutica estadounidense,  propietaria del
remdesivir, exagera el éxito del estudio, suscitando esperanzas - y de paso
la suba de la cotización de sus propias acciones.



La decisión de llevar a cabo un estudio basado en métodos dudosos como el
descrito -y su posterior publicación en una de las principales revistas
médicas del mundo- es el mejor reflejo de la desesperación de la comunidad
médica en un momento de crisis, en el que se está dispuesto a sacrificar
datos de calidad con tal de obtener resultados rápidos. Un punto de vista
algo más crítico vería esto como una maniobra cínica destinada a generar
entusiasmo por una droga sin correr el riesgo de un estudio negativo: en el
que el grupo de tratamiento no muestra ninguna mejora significativa con
respecto al grupo de control.



Se podría objetar la dificultad de llevar a cabo un ensayo clínico bien
planificado, con grupos de tratamiento y de control, siendo que estamos bajo
el peso de una pandemia mundial, donde una gran parte de nuestros recursos
sanitarios -sobrecargados- se dedican a brindar una atención inmediata, lo
que aleja la posibilidad de llevar a cabo grandes ensayos clínicos multi
institucionales, que pasan a ser una segunda prioridad. A este respecto, el
uso del remdesivir en otros contextos no deja de ser una lección
instructiva.



En diciembre de 2019, un equipo de investigadores publicó los resultados de
un ensayo controlado aleatorio (en el que se asigna al azar a los
participantes un tratamiento experimental o a una terapia estándar) que
comparaba la recuperación de aquellos pacientes que recibían remdesivir con
otros tratamientos contra el Ébola. Lo asombroso de este estudio no es que
los investigadores hayan podido utilizar un método de investigación tan
riguroso, sino que lo hicieron en un Congo devastado por la guerra, durante
una epidemia de Ébola.



Gilead, por su parte, ha empezado a realizar numerosos ensayos clínicos para
evaluar más a fondo la eficacia del remdesivir en el tratamiento del
Covid-19. El mes pasado (abril) se publicaron datos preliminares de un
estudio del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas que
mostraban que los pacientes infectados que recibían el medicamento sólo
tenían un beneficio modesto en cuanto a la duración de la internación, pero
no una reducción de la mortalidad. La revista médica The Lancet, tal vez en
un intento de atenuar el exceso de entusiasmo, publicó datos de un ensayo
controlado aleatorio aún no publicado en otras revistas, que refuta ese
modesto beneficio y sugiere que el remdesivir puede, finalmente, no ser útil
en los pacientes de Covid-19. A pesar de las limitaciones de los datos
preliminares, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus
siglas en inglés) anunció que autorizará el uso regular del medicamento en
pacientes hospitalizados, alimentando el frenético rumor de que podría haber
un tratamiento al alcance de la mano.



El reciente ensayo del remdesivir sobre el virus del Ébola en el Congo
refutó estudios anteriores, metodológicamente inferiores, y sugirió que
otros tratamientos eran en realidad superiores al remdesivir en el
tratamiento del Ébola. Esto no quiere decir que la eficacia, o la falta de
eficacia, del medicamento en el tratamiento del virus del Ébola pueda ser
una prueba de su eficacia en el caso del Covid-19, un proceso patológico
completamente diferente. Sin embargo, la historia de un nuevo tratamiento
que parecía prometedor en los primeros estudios, y que resultó decepcionante
en estudios posteriores más rigurosos, merece ser tenida en cuenta antes de
utilizar el remdesivir como tratamiento contra el Covid-19.



Como todos los doctores, quiero decirles a los pacientes, como la que
describí al principio, que tengo, en realidad, un medicamento para darle.
Pero quiero saber que su indicación está basada en la ciencia médica y no en
la codicia de las empresas o la imprudencia del pánico. Los investigadores
que estudian el virus del Ébola en el Congo están demostrando que una
calamidad no es una excusa válida para una ciencia negligente. De hecho, en
tiempos de crisis como estos, la sociedad debe poder apoyarse en la ciencia
médica como un bastión de racionalidad.



* William Bruno es médico de urgencias en el Centro Médico LAC+USC en Los
Ángeles, California. Además de su trabajo clínico en el departamento de
emergencias, trabaja en la investigación de las intervenciones humanitarias
y la ética de la investigación en situaciones de catástrofe. Artículo
publicado en Truthout, 12-5-2020  https://truthout.org/

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