Ecuador/ "Entrelazarnos a nivel continental es la única forma de enfrentar el modelo". [Leonidas Iza - Entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Ago 1 17:59:23 UYT 2021


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Correspondencia de Prensa

1° de agosto 2021

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Ecuador



Entrevista a Leonidas Iza



“Entrelazarnos a nivel continental es la única forma de enfrentar el modelo”



Frente al embate de las políticas neoliberales, asentadas en la
flexibilización laboral y en la sobreexplotación de la madre naturaleza,
solo hay una salida: unidad de los pueblos de América Latina.



Andrés Carminati y Pablo Toro *

Jacobin, 29-7-2021

https://jacobinlat.com/



Leonidas Iza es el flamante presidente de la Confederación de Nacionalidades
Indígenas del Ecuador (CONAIE), electo con el 65% de los votos en junio de
2021. Oriundo de Cotopaxi y preside el Movimiento Indígena y Campesino de
esa localidad serrana, fue uno de los principales dirigentes durante las
protestas de octubre de 2019, consolidando su referencia a partir de
aquellas jornadas.



Su elección se da en el contexto inmediatamente posterior al proceso
electoral que permitió el triunfo del candidato de derecha, Guillermo Lasso.
La centralidad de la CONAIE como principal movimiento social del Ecuador y
el renovado prestigio que asumió a partir de las luchas de 2019 convierten a
Leonidas en uno de los principales adversarios del gobierno neoliberal.
Conscientes de ello, desde las esferas oficiales han empezado una campaña de
criminalización contra los líderes y lideresas que protagonizaron el
estallido de octubre.



Recientemente, en un programa del canal estatal, TC televisión, dos
periodistas llenaron de dardos una foto con el rostro de Iza mientras lo
tachaban de «campesino, anarquista, bronquista, obsesivo y narcisista» para
completar el acrónimo CABRON. El programa finalmente fue sacado del aire y
los presentadores se «disculparon» vía Twitter, aunque en su descargo
seguían insistiendo con la idea de criminalizar la protesta social. Con
seguridad, dicho episodio se convertirá en una anécdota más frente a las
confrontaciones venideras, tanto materiales como simbólicas.



Nuestra América vive una coyuntura conflictiva, con grandes movilizaciones,
conflictos y escenarios electorales novedosos bajo el manto de una gran
crisis económica y social. Desde Jacobin América Latina tuvimos la
oportunidad de entrevistar a Leonidas para conocer su visión sobre esta
coyuntura local y regional.



-Queríamos empezar preguntándote sobre el contexto social y político en el
que te toca asumir como presidente de la CONAIE. Nos interesaba conocer,
particularmente, tu caracterización general sobre el gobierno Lasso y las
tareas que crees principales para el movimiento indígena en el corto y
mediano plazo.



Un saludo cordial a todos nuestros hermanos de Latinoamérica, de los
distintos países, en momentos en los que tenemos la necesidad de
articularnos a nivel continental y global.



Ciertamente, luego de un proceso electoral muy polarizado que terminó con la
llegada al gobierno del presidente Lasso, los ecuatorianos tenemos ante
nosotros un escenario muy complejo. Lasso ha definido la apertura al gran
capital. Su gobierno viene a fortalecer el neoliberalismo. Dentro de esa
gran orientación, existen cuatro elementos que nos preocupan particularmente
y que haremos todos los esfuerzos por enfrentar.



El gobierno nacional los ha manifestado de manera pública: 1) los procesos
de privatización; 2) los procesos de expansión petrolera-minera,
dependientes de una economía extractiva; 3) la apertura al Tratado de Libre
Comercio (TLC), sobre todo, con Estados Unidos; y 4) en este caso, la
aceptación de la imposición del Fondo Monetario Internacional (FMI), que
tiene que ver con todos los ajustes estructurales que corresponden a la
institucionalidad del Estado.



La flexibilización laboral, los ajustes estructurales, el incremento del
precio de los combustibles por vía de la eliminación de los subsidios son
todas políticas dictadas por las «preocupaciones» del FMI. Tales ajustes,
además, vienen con nuevas iniciativas, tales como ampliar los tributos, los
impuestos, a otros sectores: a sectores de los trabajadores. Si antes el
impuesto a la renta se gravaba de 11 mil dólares en adelante, ahora se
pretende bajar ese número a los 7 mil dólares aproximadamente. Otra
propuesta en danza es el incremento del impuesto al valor agregado (IVA),
directamente vinculado a los sectores más populares del Ecuador. Esa es la
agenda que está impulsando el gobierno nacional.



Nosotros, en cambio, estamos transitando una política bien distinta:
primero, garantizar la unidad del movimiento indígena; segundo, garantizar
una plataforma de articulación a nivel nacional con otros sectores
populares, otros sectores campesinos y agrarios del Ecuador, y tercero hacer
una articulación continental, porque miramos que la aplicación de las
políticas de ajuste del FMI no es algo que solo golpee en el Ecuador, sino
que tiene carácter regional y seguramente también global. Ese es el
escenario que podemos dibujar hoy, y marca un contexto político muy difícil
para los sectores populares del Ecuador.



- Queríamos preguntarte qué balance realizas de las últimas elecciones, en
particular sobre la participación de Pachakutik como brazo político de la
CONAIE. También nos interesaría que pudieras explayarte sobre los
fundamentos del «voto nulo ideológico» en la segunda vuelta. Como
seguramente sabrás, desde las corrientes progresistas de nuestros países se
cuestionó duramente esa táctica; hay cierta dificultad para entender cuáles
son las diferencias que impidieron un acuerdo con el correísmo.



Durante todo el año en el movimiento Pachakutik se generó un proceso muy
tenso, que acabó con una polarización al final que no se logró conducir de
manera conjunta. El movimiento indígena, la CONAIE, exigió que la elección
de los representantes de los diferentes espacios debe darse mediante las
estructuras organizativas, como se hacía anteriormente con las adherencias
colectivas. Pero, de pronto, el movimiento Pachakutik privilegió únicamente
la decisión con los adherentes individuales. Ahí se dio una polarización y,
lógicamente, no primaron las lógicas colectivas. Esto generó un impase muy
importante en la vida organizativa y política del movimiento indígena en el
Ecuador. Sin embargo (creemos que debido a la referencia en el último
levantamiento de octubre, que llevó al movimiento indígena a contar con una
imagen positiva del 72%), incluso con todo ese desgaste el movimiento pudo
tener un muy buen número de escaños dentro de la Asamblea Nacional.



Hay cuatro razones que explican el gran número de asambleístas y la
importante referencia presidencial que logramos. En primer lugar, las luchas
históricas: hay una consecución, que en este caso es un voto ideológico, un
voto que está sosteniendo ahí las estructuras organizativas, sosteniendo al
movimiento Pachakutik. Un segundo elemento viene dado por la referencia de
octubre, que realmente permitió anclar, ampliar a otros sectores de la
sociedad —y no solo del movimiento indígena— que se sintieron realmente
representados por otros espacios organizativos sociales de la sociedad.



Un tercer elemento, nos parece, es el trabajo estructurado del movimiento
indígena del Ecuador, incluso sabiendo que el movimiento Pachakutik no
respetó una decisión colectiva. Las estructuras organizativas sostuvieron de
todas formas sobre sus hombros la decisión de sostener la campaña electoral.
Y un cuarto elemento es el accionar de nuestras autoridades de elección
popular en el territorio, sobre todo en los gobiernos seccionales,
prefecturas y alcaldías, juntas parroquiales… Podríamos citar también un
quinto elemento: la referencia individual con que gozaban nuestros
candidatos a nivel territorial y a nivel nacional. Esos son los cincos
elementos que permitieron tener una referencia importante en las últimas
elecciones.



Con respecto al escenario de la segunda vuelta: digamos, primero, que para
la primera vuelta realmente todavía era algo que se podía resolver. Sin
embargo, en la primera vuelta no se tenía este trabajo organizativo
vinculando a los dirigentes nacionales con los candidatos nacionales. Esa
polarización se mantuvo hasta el final de la primera vuelta y —sobre todo en
las vocerías nacionales— no permitió sostener esta gran unidad que en cambio
sostuvimos en el territorio.



Ya para la segunda vuelta, entre estas dos versiones, entre la derecha y el
candidato del correísmo… Hubiéramos preferido, por supuesto, que se proyecte
de otra manera; no ha habido mucha incidencia del correísmo. Lógicamente,
era imposible que las bases del movimiento indígena, golpeadas por diez años
del correísmo, decidieran de la noche a la mañana ir por una votación
favorable a su candidato. O sea, todos los horrores, los errores y los
problemas que cometió el correísmo en su administración, se trasladaron
bastante mecánicamente, sin ningún análisis, al candidato del progresismo,
Andrés Arauz.



En ese proceso, nosotros habíamos pedido que sobre todo exista autocrítica,
no la imposición de la lógica que se había vivido en los últimos años del
correísmo. Realmente, creo que lo que no permitió ganar a Andrés Arauz fue
la imagen de Rafael Correa, que no le permitió a su candidato crecer en
diferentes sectores que fuimos golpeados por el correísmo, por la forma que
adoptó en la administración del Estado. ¿Cómo podían esperar que el
movimiento indígena, cuyos dirigentes fueron criminalizados, cuyos
integrantes fueron afectados por la apertura de la frontera minera en la
Amazonía y en la sierra, de repente esté de acuerdo?



No era posible… Nunca hubo un proceso de autocrítica por parte del
correísmo, por lo que el peso de esos diez años de historia acabó pesando
más que cualquier otra cosa. En la segunda vuelta, por lo tanto, al
movimiento indígena no se le presentaron muchas razones por las que intentar
estar de acuerdo con el candidato del progresismo. Pero tampoco podía ir a
votar por la derecha, claro. Por ello definió un «voto nulo ideológico», que
permitía mantener la independencia política, la autonomía y, lógicamente —al
menos como yo personalmente he señalado— con un alto nivel de
responsabilidad también. Porque fue esa decisión la que no permitió unificar
este entendido del «progresismo», este entendido de la «izquierda». Decisión
cuyos orígenes, repito, se remontan a estos elementos que no han sido bien
tratados, a esas decisiones que se toman desde los espacios de poder cuando
están administrando quienes dicen ser de izquierda.



Una izquierda no puede criminalizar dirigentes populares. Una izquierda no
puede tener como objetivo el dividir las organizaciones. No puede pretender
instalar la estigmatización de sus opositores que observamos la política
pública. Y sobre eso no se ha hecho el más mínimo proceso de autocrítica, y
fue esa circunstancia la que no permitió unificar la tendencia. Algo que,
por supuesto, ha redundado en un costo político muy importante para el
Ecuador y para Latinoamérica.



A este respecto yo tenía, en términos individuales, otra lectura. Pero
nosotros estamos obligados a actuar de acuerdo a las decisiones colectivas
de los pueblos y nacionalidades. En ese sentido, tuvimos que quedar
sosteniendo la tesis política que definió la mayoría de las estructuras
organizativas filiales de la CONAIE. Lo que no sucedió con el compañero
Jaime Vargas: cuando hubo un rompimiento en la lógica de la decisión
colectiva de las organizaciones, lógicamente, se desbalanceó la conducción
política de la CONAIE en el cierre de la segunda vuelta.



-En una entrevista de febrero de este año decías que durante el debate
presidencial ningún candidato había tomado en cuenta el levantamiento de
octubre de 2019, sino que más bien había un intento de silenciamiento de
aquellas jornadas. En este sentido, ¿qué significado crees que tiene octubre
de 2019 para pensar el Ecuador actual? ¿Qué huellas vivas han quedado del
estallido?



Creo que el levantamiento de octubre deja como aprendizaje para cualquier
gobierno de turno —de izquierda o de derecha— que si no gobiernan con el
pueblo, de acuerdo a las decisiones del pueblo, simplemente el pueblo se
levanta. Ese es un mensaje poderoso, instalado, no es algo para recordar
simplemente, como un ícono inofensivo, sino que realmente que está allí: la
capacidad movilizadora de la sociedad ecuatoriana y la capacidad
organizativa que tiene la CONAIE en el país. Ese es un dato muy importante.



Además creo que dejó un mensaje poderoso sobre cómo continuar de allí en
adelante. Un mensaje sobre la potencia que tiene la articulación de la
participación de la juventud. Este creo que fue un mensaje no solo en los
levantamientos del Ecuador, sino de toda la región: la participación de la
juventud como actor social. Lo que pasó en Ecuador, lo de Bolivia, Chile, lo
de Colombia en estas últimas jornadas de lucha… Como símbolo de lucha en las
gestas libertarias, la juventud, las mujeres, los diferentes grupos que
muchas veces han sido ocultados, opacados por el poder político establecido
o el poder económico realmente existente dentro del país, salieron a la luz
con una fuerza impresionante.



Finalmente, un tercer elemento que me parece importante respecto del
levantamiento de octubre de 2019 hace a lo comunicacional. Tenemos capacidad
organizativa, tenemos representación, tenemos figuras que pueden disputar
políticamente, pero muchas veces nos falta considerar la comunicación como
instrumento también central. En ese caso sí lo logramos; se pudo articular
con medios alternativos de comunicación y se lograron desarmar varias
mentiras. Es por eso que hay un ataque sistemático por parte de varios
medios de comunicación, porque se sienten ofendidos por la fuerza motora de
los medios alternativos.



En relación a lo anterior se puede listar un cuarto elemento, que es la
instalación del discurso de una supuesta violencia por parte de los
manifestantes. Lo que sucedió en realidad es que el Estado incrementó los
niveles de violencia y la gente se las ingenió para defenderse. Los primeros
días con cartones, de pronto con palos. Y eso realmente ha dejado un
aprendizaje. Ahora, por ejemplo, están presentes las Guardias Comunitarias
en la ciudad o en el campo. Son los aprendizajes que van a tener una
continuidad en adelante para no dejar que octubre de 2019 quede como un
ícono inofensivo. No, más bien se trata de un espíritu presente de la lucha
del Ecuador y a nivel continental.



-Finalmente, queríamos conocer cuál es tu lectura sobre la situación
latinoamericana actual. ¿Cómo se piensa Nuestra América desde la CONAIE?



El progresismo que ha tenido Latinoamérica ha cometido algunos excesos
contra sus pueblos. Creo que el pueblo está dispuesto a superar esos errores
y luchar por un proyecto económico y político independiente de las
imposiciones de las transnacionales, de los modelos económicos del
imperialismo, que siempre nos han tenido de patio trasero, de expendedores
de materias primas.



Los pueblos de Latinoamérica saben bien que el capital extranjero chupa la
sangre a la Madre Tierra, y están dispuestos a pensar una política más
apegada a la realidad de las nacionalidades, de los trabajadores y de los
sindicatos a nivel continental. Es por ello que profundizar en la matriz
organizativa, en la matriz política de articulación resulta fundamental.
Allí radica la fuerza, allí está presente el corazón de los pueblos y
nacionalidades latinoamericanas.



El continente latinoamericano, antes de llamarse así estaba constituido por
munchas civilizaciones con procesos de igualdad económica. Los pueblos
indígenas, que eran considerados los «atrasa pueblos», los que no permitían
el «desarrollo» del continente, ahora están más presentes que nunca en el
corazón de la política. Lógicamente, esto trae consigo un alto nivel de
responsabilidad por parte de la sociedad, de los gobiernos progresistas,
para recoger el aprendizaje de las civilizaciones que estamos aquí presentes
y, a partir de aquello, construir una política nacional, una política
continental.



Lo que ha pasado en Chile con la hermana Elisa Loncón, lo que está pasando
ahorita con el pueblo peruano, después de un proceso muy doloroso… Esas
cosas muestran que la sociedad está dispuesta a repensar la política, y
repensarla hacia la izquierda. Hay una semilla que está dispuesta a superar
todos los errores y horrores que se han cometido por parte de una izquierda
institucionalizada. El mensaje de Perú, de Chile, el mensaje del Ecuador
(aun reconociendo estos problemas de la dicotomía política, que benefició en
este caso a la derecha) es un mensaje de unidad. Es un mensaje de que se
puede transitar hacia una nueva Latinoamérica reunida. Una Latinoamérica de
los trabajadores, de los pueblos y las nacionalidades, que estamos sufriendo
el embate de unas políticas neoliberales asentadas en la flexibilización
laboral y en la sobreexplotación de la madre naturaleza.



Desde la CONAIE nos hemos trazado una línea de articulación de una
plataforma internacional que reúna todas las identidades de los pueblos, de
las nacionalidades. Con todas las identidades de los trabajadores, los
sindicatos, las organizaciones que están luchando en defensa de la
naturaleza o en defensa de los derechos de los grupos minoritarios. Hay que
articular una plataforma internacional. Y nosotros queremos hacer nuestro
aporte, sumar nuestro granito de arena a esta articulación, porque creemos
que entrelazarnos a nivel continental es la única forma para enfrentar el
modelo que desde los países centrales nos vienen imponiendo hace tanto
tiempo.



* Andrés Carminati es Doctor en Historia y docente de la Universidad
Nacional de Rosario (Argentina).Pablo Toro es periodista y Magíster en
Comunicación por la Universidad de Santiago de Chile.

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